Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Stephanie Meyer.
Capitulo Uno
Al fin, había llegado mi día tan anhelado ¡Mi cumpleaños numero seis! Ya estaba grande, aunque mi mami dijera lo contrario.
—Bebe, vamos, Dylan y Johnny llegaron—Dijo mi mami asomando su cabecita llena de cabellos azabaches tan oscuros como la noche.
Baje corriendo las escaleras buscando a mis mejores amigos. Ambos miraban mi casa sombrados, habían venido antes, pero cuando la casa estaba normal, no llena de globos y carteles de colores por todos lados.
— ¡Wow! Tu casa esta genial así—Comento Dylan jugando con los globos pegados en las paredes.
Claro, hasta que llego una de las tantas sirvientas que contrataba papi, mirando mal a Dylan.
"Niño, no toques los globos, pueden explotar" Dijo, o mejor gruño, andando hacia el segundo piso.
La miramos riendo, así toda enojada se parecía a la versión femenina de Shrek. Seguimos nuestro camino hasta el patio, el cual estaba lleno de señores compañeros de mis papis. Todos vestían trajes de los que tanto usaban mi papi, tíos y abuelo. Me miraban y saludaban sonriendo, pero yo no conocía a nadie.
— ¿Cómo esta el cumpleañero mas lindo—Pregunto Helga. Era la mejor amiga de mami, desde pequeñito me decían que era mi tía, pero si no era ni hermana de mi mami ni papi ¿Por qué llamarla 'tía'?
Se agacho a mi altura, restregando mis mejillas, manchando mi cara de su feo lápiz labial.
—Hijo, quita esa cara, pareciera como si no disfrutaras ¿No te gusta tu fiesta?—Negué repetidas veces. — ¿Entonces?—
—No es nada, papi. —Susurre incomodo ante la mirada De mi 'tía' Helga.
—Veo que ya se encontraron los tres mosqueteros, ¿Cómo están chicos?—
—Bien, señor— contestaron Dylan y Johnny a la vez. Me reí de sus caras de tontos.
—Que bueno, chicos. Si me disculpan, me llevare un momento al cumpleañero— Papi me alzo en sus brazos y me llevo a conocer a unos viejos tipos con caras de amargados. —Campeón, ellos son nuevos empleados ¿Te caen bien?— Asentí por cortesía. —Bien, porque serán tus nuevos guardaespaldas. —
—¿Guardaespaldas? ¿Qué eso no es lo que mami y tu y el abuelo y los tíos y la abuela y...?—Papi me callo riendo, no se porque.
—Si, hijo, todos en la familia tenemos al menos dos. Es solo protección. —Asentí entendiendo.
— ¿Irán conmigo al colegio?— Pregunte sonriendo. Con el tiempo, ambos tendrían que sonreír, yo me encargaría de eso.
—Si, peque. Serán como uña y mugre. — Hice una mueca de asco al imaginar eso. —Bueno, no tanto. — Sonreí al oírlo. —Bien, eso era todo, ve con tus amigos. — Me baje de sus brazos y corrí hacia mis amigos, iba tan metido que no note cuando tropecé con un pie y caí al suelo, llevando conmigo a una niña.
—¡Bebe!— Escuche gritar a mami.
Me levante de un salto, y ayude a levantar a la niña. Nunca la había visto antes.
—Discúlpame, no te vi. — Ella sonrío, tenia una sonrisa linda.
—Note preocupes, también iba despistada. —Dijo.
—Bueno, culpa de los dos por despistados. Cincuenta Y Cincuenta. — Sonreí de lado como me había enseñado mis tíos Oscar y Louis.
—Tienes razón. — Dijo sonrojándose.
—Mira, ¡Parece un tomate!— Grito Johnny tras de mi.
Me reí al ver que era verdad, estaba tan roja que un tomate se sentirá mal a su lado. Dylan llego riendo con nosotros. Ella frunció el ceño y nos golpeo en la cabeza bien duro.
—Son unos idiotas— Se cruzo de brazos enojada.
—¡Pero es que lo pareces!— Dije en defensa de los tres.
—Los disculpare, pero es porque me caen bien. — Alargo su mano hacia mí. —Soy Annabelle McCallister. — Sonreí y estreche su mano.
—Yo...—Ella me callo.
—Ya lo se. Eres la razón por la cual todos estamos aquí. — Dijo como si fuese lo más obvio.
Me encogí de hombros, volteándome y camine hasta la casa de brinco que había en el centro del patio.
—Muévete, rubio de tinte. — Me empujo, haciéndome caer de cara dentro del inflable.
Si me hubieran dicho que esa chica seria mi mejor amiga me les hubiera reído en la cara, pero bien dicen que nada es imposible.
**Diez Años Después**
—Llegas tarde. — Se quejo la víbora de McCallister.
—Por lo menos agradece el que haya venido, mira que esa Natasha estaba muy tentadora con ese...— Annabelle me pego en la cabeza haciéndome andar hacia los salones.
—No me importa. — Gruño.
Sonreí entre dientes al ver su cara de amargada. Dylan llego con nosotros junto a Johnny como siempre, con una de esas resacas rompe cabezas.
—¿Otra fiesta?—Pregunto Annie sin mirarlos.
—Sabes que ayer había una en casa de Michael, te dijimos, pero nos pegaste y te fuiste. — Susurre con voz patosa Johnny.
—Ah si— Le quite su mochila cargándola, y le sonreí de lado. Siempre lograba calmar a todas las chicas, y mi mejor amiga no era la excepción. —Gracias. — Susurro bajo, no podía dejar que alguien la escuchara decir algo como eso.
Para todos Annabelle McCallister no conocía lo que eran los llamados valores.
—¡Amor, llegaste!— Chillo Sheila corriendo hacia mí.
—Eh— Reaccione a tiempo y la cargue en mis brazos. —No sabes lo mucho que te extrañe anoche. La fiesta no fue lo mismo sin ti. —Mentí fingiendo una cara triste. Annabelle bufo y se fue. Dylan y Johnny sonrieron cómplices y se alejaron recargados uno del otro hasta el aula del Prof. de Historia.
—¡Escúchame!—Chillo Sheila al ver como me quede viendo a Nathaly y Natasha. —Sigue, soñando. Es mío—
«Si supieras, preciosa » Pensé mordiendo mi labio.
—Bebe, quiero que le pares el caballito a la zorra de Natasha. Le di oportunidad porque es la nueva, pero ya no aguanto. —Dijo mi irritante novia. —Por cierto, pronto cumpliremos los dos años. —
Si, mi novia era la más bipolar. No se porque seguía junto a ella.
—Sheila, amor, preciosa, no seas tan paranoica— Dije dejándola sola y entrando al salón de Historia donde ya me esperaba Annie mirando hacia la ventana — ¿Pasa algo?— Pregunte dejando las mochilas a mi lado.
—Tú sabes bien que pasa, Cullen— Rodee los ojos, fastidiado. Ahí venia otra vez con lo mismo. —Y no rodees los ojos, que sabes que lo odio Carlisle, escúchame, ya me cansa decir que estas mal. Eso que haces con Sheila, por mas odiosa que sea, no se lo merece. ¿Qué paso con mi mejor amigo? Ese de hace cuatro años que no jugaba con los corazones de las chicas. Ese que escuchaba música clásica junto a mi, que no se acostaba con cualquier chica. Ese chico que tanto extraño, ese que siempre me escucha, no como ahora... ¡Carlisle, te estoy hablando enserio!—
—Ya, Annabelle ¿Estas en tus días? ¡Dios, estas peor que Sheila!— Dije recostando mi cabeza del asiento.
—No te reconozco, Carlisle, pero lo mas que me molesta, es que siempre, hagas lo que hagas, terminare apoyándote como una de esas estupidas fans tuyas— Susurro al ver entrar al Prof.
—Bien, jóvenes, saquen sus libros y ábranlos en la pagina 364—
La clase paso entre bolas de papel de parte de Dylan, Johnny babeando el asiento durmiendo y Annie ignorándome.
—Jóvenes, los veo mañana. Hagan la tarea asignada, será parte de su próximo examen. — Bufe y Salí sin esperar a nadie
Si Annabelle me había ignorado, bien le haría lo mismo. Camine hasta la clase de la profesora de Calculo, pero en su puerta había un papel pegado que nos comunicaba que el resto de la semana no tomaríamos su clase. Le reste importancia y fui al gimnasio, allí como siempre estaban los chicos del equipo de Basket saltándose las clases.
—Cullen. ¿Saltando clases?— Negué dejando mi mochila en los pies de Jack.
—No soy como ustedes, tarados. Yo si quiero graduarme. — Despeiné al nuevo del equipo, Bryan. Era cómico de tan solo verlo, con sus lentes de botella y esa uniceja que de verla daba gracia, y que decir con su voz. Los chicos solo lo habían aceptado para burlarse, No estaba de acuerdo, pero tampoco hacia nada. El entrenador decía que lo había aceptado porque necesitaba jugadores, pero en el fondo sabíamos que lo hizo con las mismas intenciones del resto del equipo.
—Oye, Bryan, tráeme una botella de agua. — Ordeno Michael al pobre.
El chico no dudo y se paro corriendo hacia la cafetería.
—¿La pagara el?— Pregunte sonriendo.
—Obvio, no pienso gasta dinero en una miserable botella de agua. — Explico.
Negué y agarre el balón de las manos de Will, y la tire desde las gradas. Sentí una presencia a mi espalda y las risas de los chicos.
—¡Upa! Carl, ya vinieron por ti, ratita, déjalo quieto ¿Qué no ves que esta con nosotros?—
Me voltee encontrándome con Annabelle frente a mí. — ¿Chicos, jugamos?— Ellos se rieron y bajaron de las gradas corriendo hacia mí. "Mueve, estorbas, ratita" Le llame por su apodo, ese que tanto odiaba.
—Tengo que hablar contigo.— Le tire el balón a Will y la seguí fuera del gimnasio. —Carlisle, discúlpame, si estoy en mis días. Solo, sopórtame. — Sonreí.
—Eso quería oír. — Dije abrazándola. —Te amo tanto, eres la mejor amiga que he tenido en toda mi vida, Pero shh, no se lo digas a mama, se pone celosa— La solté y bese su cabeza. — ¿Te quedas a verme jugar?— Ella asintió. —Pues vamos. — Agarre su mano y entramos de nuevo al gimnasio donde los chicos ya jugaban. —La dama se quedara y hay quien se atreva a decir algo— Ellos se rieron y me ignoraron. —Vamos a jugar, mariquitas. —
Todos agarrazo unos balones y me corrieron por todo el gimnasio, hasta que cada uno me pego.
—Ustedes si que son malos en esto. — Suspire recuperando la respiración y comenzar a lanzar los balones hacia ellos. Ahora eran ellos los que huían.
Amaba mi vida perfecta, como siempre desee. Que mal estaba, el tiempo me lo demostraría de una manera poco no agradable.
