Me dije: "Tengo que hacer algo con los teru-teru bōzu aunque sea lo último que haga." Y aquí me tienen. Espero, sinceramente, que esto no sea lo último que haga (?). [No lo será, porque tengo miles de proyectos en cola (y este no acaba de hacer más que empezar), así que: Don't worry~ (?) :D]

Se puede decir que la inspiración de todo el fanfic es la canción 14: What if de Coldplay. Propuesta de LeCielVAN en el proyecto "Escribe a partir de un video musical" del foro Proyecto 1-8. Con su melodía tan melancólica.

Disclaimer: Digimon ni ninguno de sus personajes me pertenecen.


Los teru-teru bōzu que dejaron.

Introducción: Ningún error, ningún acierto.

Por Blue-Salamon.


El sonido de la lluvia no es lamentable y sin embargo nadie parece notarlo.

Le piden que haga buen clima. La lluvia también es un buen clima. ¿Qué hay detrás de ella? Nada malo, eso seguro.

Ocurren sequías que no permiten al cultivo de arroz ser productivo. Entonces es cuando: ¡y lo ponen de cabeza!

¡Qué dolor de cabeza! Hasta preferiría que se la cortaran. Que mejor no lloviera, a ver si así lo dejan de molestar.

Su siguiente predicción es que no lloverá. Y no lo hará.

En conclusión: no lo hace. En su lugar, ocurre lo inesperado y ni es su culpa ni la de nadie en particular.

Pero no ha hecho buen clima, por lo que se resigna a esperar su tortura. El castigo que se merece.

Lo descuelgan, sin embargo.

Y lo guardan. Queda en compañía de aquellos que no funcionaron al igual que él, supone.

Pronto le hacen una nueva compañía, una pequeña réplica del niño que lo ha hecho.

Es un recordatorio, de lo que ocurrió y su razón de no funcionar. La causa del mal clima son esos seres extraños que se reflejaron en forma de anomalías climáticas y hasta geográficas. Terremotos sin razones, nevadas en verano, inundaciones en zonas áridas y, de nuevo, sequías producto de oleadas de calor que ocurren a destiempo, bastante inesperadas.

Ocho teru-teru bōzu sobreviven a una mala respuesta, por no haber cumplido la petición. Los ocho no tardan en encontrarse en compañía de un camarada manipulable, demasiado peligroso si cae en manos de cualquiera y se vuelven testigos reservados que nunca hablaran.

Después de todo, son sólo muñecos: no hablan.