Disclaimer: Alguno de los personajes son parte de la Saga de Harry Potter y pertenecen a J.K. Rowling. Los personajes que no son parte de la Saga de Harry Potter me pertenecen al igual que la idea lo demás es de J.K. Rowling y Warner Bros. Escribo solo por diversión y porque mi único fin es expresar esta gama de imaginación infinita que surge dentro de mí ser. Aquí les dejo una nueva entrega de Harry Potter, lo prometido es deuda queridos lectores… Espero que puedan seguir dejando sus reviews y pasen por mi profile para que lean mis otros fanfiction. SALUDOS! Recomendación: Me gustaría que leyeran mi otros Sevmiones que se titulan: Erradicados en el Tiempo, Renacer y Enlaces y sin pedir mucho pero me dejen sus reviews aunque sea uno porfis jajaja
Summary: Prólogo.
Personajes: Hermione Granger/Severus Snape
Dedicatoria: Jisi Snape, jorgihuddy13, yue yuna, Diosa Luna, carolinecerati, saris305, Mama Shmi, LylaSnape, AliceC.-Whitlock, lobalunallena, Mcami Snape, yanesca94, Mnica, sindzero, Lantano, minerva91, megumisakura, Irene Snape Addams, KamyMunozSS, Ruth, pamelasolange jesica-haruzuchia, floh black, Mama Shmi, angelasnapecullen, Mrs. González, Lily Snape Cullen Malfoy, sevillana, Alice Paolitha Haley, Luty Malfoy, Danielle Prince, Jenny Hatake, yue yuna, Kasmira17, Ruth Snape y a todos los que han seguido a esta loca escritora durante este tiempo…
Escritora: Lucy Potter 25 *(recuerden el Disclaimer :-D)
Prólogo
1 Noviembre 1980
Todo era oscuridad, solo se oía el repicar de la lluvia en los tejados, en el suelo, en el asfalto. Las tenues luces de los autos se veían a lo lejos con un resplandor espantoso y lúgubre mientras una densa capa de neblina recorría todo el lugar. Caminaba sin rumbo fijo, sin dirección. El maquillaje que llevaba acorde con su vestimenta se había regado dándole el aspecto un poco desaliñado. Con la lluvia que le empapaba todo su ser, le hacía parecer una extraña silueta sin vida que caminaba sin dirección, sin vida, sin destino, sin una razón de ser. Sus saladas lágrimas se confundían con las gotas de lluvia que le pegaban en su delicado rostro. Sus mejillas al igual que sus ojos y su nariz estaban de un color carmesí intenso, al parecer había estado llorando por al menos dos horas. Caminaba por el mismo medio de la vereda sin importarle que pasara algún auto, su vida ya no importaba, no tenía razón de ser. Todo lo que había logrado se había ido por el traste. Su corazón estaba completamente hecho escoria, estaba en mil pedazos. Escondía entre sus manos su desencajado rostro mientras ahogaba su llanto doloroso con el crepitar de la lluvia. Estaba completamente pálida, y cualquiera que le conociera podía decir que había perdido algunas libras. Para sus 20 años era una joven que había pasado por mucho, y esa noche había sido lo último que había derrumbado su pequeño mundo su existencia.
Ahogó otro sollozo mientras pasaba por su mente tantas imágenes, tantos gratos momentos. No podía creer en el lugar que se encontraba, todo parecía incierto. Ya todo le era completamente indiferente. La vida, ¿Qué vida? Si ya no tenía alma, sentía como si un dementor se la hubiera robado y no tan solo atreves de un beso. Le habían arrancado todo, su pasado, su presente y su futuro. Su vida ya no era más de lo que había sido. ¿Y ahora que sería de ella? ¿Qué sería de su vida? Nada… simplemente nada… en el mundo no había rastro ni existencia de quien sería por ella.
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-Hermione… esto, esto no va a funcionar… Yo en realidad, no creo que pueda seguir con esta falsa…-dijo el joven mientras se volteaba y miraba a Hermione a los ojos. La chica estaba completamente aturdida, no entendía el porqué de la reacción de Ron.
-Pero Ron, yo te amo… y tú me amas…-dijo Hermione al borde de lágrimas.
-No, lo lamento Hermione… pero hay otra…-dijo Ron mientras se acercaba frente a Hermione y comenzaba a quitarse el anillo de compromiso. Hermione miraba tanto el anillo como a él.
-No, tu no…-una gruesa lágrima salió despavorida por su ojo mientras miraba como el pelirrojo sacaba de su dedo la sortija.
-Lo lamento…-susurró Ron saliendo de la estancia dejando sobre la mesa su anillo de compromiso.
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De ese acontecimiento simplemente habían pasado un par de horas, negando con la cabeza rápidamente intentando de olvidar ese fatídico momento. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué todo le había salido de esa forma? Ella amaba a Ron con todo su ser. Le había entregado su alma confiando plenamente en que no volvería a terminar como lo de Víctor… pero no, ella… Ella que había jurado que después de Víctor no entregaría su corazón a ningún hombre hasta que estuviera la fiel certeza de que este le entregara su corazón a cambio de que ella le entregara el suyo. Y ahí había llegado Ron, tan preciso como esa lluvia de noche que le bañaba enteramente. Él durante la batalla, le había dicho que le amaba, que le cuidaría, que le protegería. Que no había mujer más que ella, que era la única que había estado en su corazón. Dio un grito mientras caía de rodillas en el asfalto. Sus lágrimas no cesaban y temblaba gracias a todos los sentimientos que tenía encontrados, mas la lluvia fría que le bañaba el cuerpo. Sintió que su mundo le daba vueltas, ya no le importaba nada, si su corazón, su vida y su existencia se acababa en esos momentos no le importaba. No tenía porque vivir. Su vida era un desastre, primero Víctor y ahora Ron. Ahogó otro sollozo mientras sentía como su cuerpo no podía moverse más. Sintió como su mundo giraba en torno a ella mientras lo último que sintió fue la lluvia que le recorría el cuerpo.
-Ya nada importa…-susurró mientras cerraba los ojos y se dejaba caer de cuerpo entero sobre el asfalto.-Ya no tengo porque vivir…-dijo mientras cerraba sus melados ojos y esperaba que sus últimos minutos fueran sucumbidos y expiados en ese lugar. Sentía como el frio ahora poco a poco casi le traspasaba el alma. Su final estaba cerca. Cerró los ojos mientras derramaba las últimas lágrimas. Ya no había nada más que hacer. Y en ese preciso instante todo se volvía negro y solo a lo lejos… solo a lo lejos pudo oír una voz reconfortante, gruesa y varonil que le llamaba. Su mente y su ser no podía registrar de quien era esa celestial voz, solo se dejo sucumbir por el cansancio y el peso de su cuerpo mientras sentía que unas manos fuertes y varoniles le tomaban el rostro y de ahí no supo más. Su vida había sido una desgracia y según lo que se merecía, sin importar nada más seria el esperar con ansias su muerte.
