¿Novio?
Sofia The First no me pertenece esto es un fic solo por diversión.
El sol se había ocultado dando lugar a la noche en el reino de Enchancia lo cual significaba que ya era hora de la cena, la familia de los reyes del reino, Hugo y Sofía junto a sus hijos, el príncipe Henrique y la princesa Adriana, ya se encontraban sentados en la mesa listos para degustar la cena que sus cocineros personales habían preparado.
Como era costumbre, mientras esperaban Hugo y Sofia les preguntaban a sus hijos como les habían ido en la academia real.
"Excelente" - contestó Henrique, él era idéntico a Hugo solo por el echo de que su cabello era de el color de el cabello de Sofía, castaño, pero tenía aquellos mismo ojos verdes de él, aquellos que Sofía tanto adoraba. - "la Srta. Fauna nos esta enseñando a cómo convertir rocas en piedras preciosas y zapatillas normales en unas de cristal, en la clase de hechicería"
Eso le trajo gratos recuerdos a Sofía, recordaba su primera clase de hechicería y como su gran amigo el Sr. Cedric le había ayudado, de echo él ahora era el director de la escuela de brujos y ya estaba casado con su vieja maestra de teatro, tenían una hija llamada Mía la cual tenía ya 15 años y era gran amiga de sus hijos, Hugo y él no eran muy amigos pero si en algo estaban de acuerdo era en protegerla a ella y a sus hijos, ya que varias veces él le había dicho que la quería no sólo como amiga sino como una hija o hermanita a la cual cuidar y ella no podía sentirse más agradecida por ello puesto que le tenía un gran cariño a su antiguo hechicero real.
"Y¿van a tener examen de eso?" - le preguntó curiosa a su pequeño
"Si mamá, ¿como adivinaste?" - le preguntó él sorprendido
"A mí también me hicieron una, cuando hice esa clase" - le comentó con una sonrisa
"Entonces, ¿me ensañas mamá?" - ella no podía resistirse a esa mirada de emoción e ilusión y admiración que su hijo le daba, Henrique sentía orgullo por su padre pero a su madre la admiraba al igual que su hermanita y es que todo el mundo la quería e idolatraba como la mejor princesa y ahora reina que podía existir, hasta su padre lo hacía, nunca dejaba de decirles lo feliz y dichoso que se sentía de estar junto a la mejor mujer de este mundo.
"Por supuesto que sí hijo" - le dijo con una pequeña risa mientras su primogénito victoreaba y agradecía por ello.
Los empleados empezaron a servir los alimentos y bebidas para la cena la cual todos empezaron a comer muy a gusto.
"Oye, papá, quería decirte que el circo vendrá en una semana por lo que ¿podríamos ir?" - preguntó muy esperanzado el hijo mayor de la familia.
"¡Ah!, es verdad, el circo vendrá la próxima semana" - había dicho su padre con una sonrisa pensándolo - "bueno, creo que podríamos ir, ¿tú que dices amor?" - le preguntó a su esposa la cual le dio una sonrisa de aprobación - "entonces esta arreglado, iremos"
Ambos niños gritaron emocionados al saberlo y luego regresaron a sus alimentos.
Hugo se dio cuenta de que su hija estaba callada y no había conversado nada, algo raro pues lo general era que ella era la cual empezaba la conversación, así que se decidió por preguntarle.
"Adriana" - la aludida lo observo con aquellos hermosos ojos celestes heredados por su madre llenos de inocencia y adorabilidad - "has estado muy callada, ¿sucede algo?"
La niña se sorprendió un poco pero se lo esperaba, ella estaba deseosa de decirle a su padre la gran sorpresa que quería contarles.
"Bueno, papi, hay algo que quiero contarles" - decía la niña con marcada ilusión y felicidad.
"¿Que sucede querida?" - Hugo no se imaginaba lo que le vendría encima.
"Papi, ¡tengo novio!"- Hugo se atragantó con el vino que tomaba mientras su esposa y su hijo mayor le ayudaban a calmar su tos, entre tanto su hija menor no dejaba de sonreírle pensando que las palabras que había dicho habían sido lo más natural del mundo pero la verdad era que Hugo no podía creer lo que había oído, su hija, su pequeña princesita con un...¿NOVIO?, no podía ser, él mataría a cualquier tonto que se la llevara de su lado.
Su hijo era su gran orgullo pero su hija era la luz de sus ojos, él era muy receloso con ella, tanto como lo era con su esposa pero su hija, su pequeña niña apenas tenía 9 añitos, ningún niño podría estar a la altura de su princesa.
"Pero Adriana, ¿que dices?, ¿como es eso que tienes novio?" - le preguntó con calma su mamá ya sabiendo como estaba su esposo ante tal noticia.
"Si, mami, tengo uno, al menos eso es lo que dijo Sara, sobre lo que significa cuando dos personas se gustan" - dijo la pequeña algo pensativa
"¿Sara?" - preguntó Sofía, Sara era la menor de las tres hijas de Zandar y Hildegard, ¿que tenía que ver ella con esto?
"Si, ella me dijo que el príncipe Maximilian es mi novio, porque los dos nos queremos" - Maximilian era el hijo de Cleo y Dereck
"Así que Maximilian, ¿he?" - dijo Hugo molesto pues le estaban quitando la infancia de su pequeña hija
"Hugo" - le regañó su esposa sabiendo lo que tramaba
"¡Sofía!, ¡es mi hija de la que estamos hablando!, apenas es una niña" - Hugo jamás dejaría de ver a su hija como su bebe, no importa cuantos años pasasen ella siempre sería su pequeña princesa.
"Entiendo cómo te sientes pero algún día ella crecerá y será solo cuestión de tiempo para que se case con algún príncipe o algún chico que ella elija o se convierta en reina de este o de otro reino" - A Sofía también le daba algo tristeza ver que su hija creciera tan rápido pero sabía que era natural y que no podría evitarlo por lo que quería que su esposo entendiera que debía dejarla crecer.
"Pero.." - Hugo iba a responder pero ella lo detuvo.
"Pero nada, si Maximilian es ahora el novio de nuestra pequeña debemos apoyarla" - más que un comentario fue un pedido para que entendiera y dejará que las cosas siguieran su curso.
Hugo miro a su esposa, luego a su hijo y después a su hijita y supo que no tenía opción - "Bueno" - suspiro de mala gana. - "está bien, lo acepto pero que ni se le ocurra hacerte algo porque si no se las verá con migo"
"Y con migo" - había dicho su hijo mayor, después de todo es su hermanita menor de la que hablaban.
"¡Gracias papi!" - le dijo dándole un gran abrazo a este el cual correspondió con algo de tristeza en su rosto.
"¡Muchas gracias mami!" - su madre le dio una suave sonrisa y un gran abrazo.
"De nada mi princesa" - a Sofía le encantaba ver a sus hijos y esposo felices - "pero la próxima no hagamos que a tu padre le de un infarto, ¿si?
Ambas rieron al recordar la cara de estupefacción de su padre y esposo.
