Disclaimer: Nada del Universo de Harry Potter me pertenece.
Este fic participa del reto "Aniversario" del foro "La Sala de los Menesteres".
CASUALIDAD
La descubrí en una de mis tantas rondas de prefectos. Y como sucede con la mayoría de las cosas, fue por casualidad. Esa noche fui a la ronda bastante preocupado. James y Sirius habían comenzado a asediarme con preguntas sobre mi ausencia una vez al mes (he ahí la razón de mi estado preocupado), pues ya no se creían la explicación de Dumbledore. Y yo no podía decirles la verdad porque sabía que si lo hacía perdería su amistad, y no quería arriesgarme a eso.
Las rondas se habían convertido en momentos de paz y tranquilidad porque me libraba, aunque sea por una hora, del interrogatorio de mis amigos. Por eso, esa noche decidí explorar nuevos pasillos, cualquier cosa con tal de alargar el momento de regresar a mi habitación. Así es como llegué hasta el séptimo piso, al pasillo donde estaba el tapiz en el que los trolls le dan garrotazos a Barnabás, el chiflado. Estaba muy cansado, pero no quería regresar. Deseaba tener otro lugar donde descansar. Así que me paseé por ese pasillo pensando en otra alternativa. De pronto, una puerta apareció en la pared frente al tapiz de los trolls. Cualquiera pensaría que después de estudiar cinco años en una escuela de magia nada me sorprendería. Sin embargo, la aparición de aquella puerta sí que lo hizo. Haciendo gala de mi espíritu valiente y aventurero, como buen Gryffindor, decidí entrar a aquella sala. Lo que encontré del otro lado de la puerta fue una cama. Parecía que nadie más había entrado en ese lugar, pero era lo que necesitaba.
La siguiente vez que pasé por ese pasillo sólo había una pared. Ni rastros de una puerta. Después de vivir toda tu vida conociendo la magia, ya no tiendes a cuestionarte este tipo de cosas. Simplemente las aceptas.
El día en que finalmente mis amigos se enteraron que yo era un hombre lobo, un par de meses después de aquella noche en que descubrí la sala, comprendí un poco más el funcionamiento de dicha sala. Todo el día lo había pasado evitando a James, Sirius y Peter. Ya sabía que ellos habían descubierto mi secreto. Pero ellos no habían mencionado nada. Así que supuse que ese era el fin de nuestra amistad. No estaba molesto, lo entendía muy bien. El problema yacía en que todavía no estaba preparado para que ellos me lo dijeran en mi cara. Necesitaba un lugar donde estuviera seguro que ellos no me encontrarían, al menos por ese día. Sí, Gryffindor estaría orgulloso (nótese el sarcasmo). Fui al séptimo piso, esperando encontrar otra vez la puerta para entrar a esa sala, sin éxito. Me pasé frente a esa pared varias veces hasta que finalmente apareció esa puerta. Pero al entrar no había la cama que había encontrado la vez anterior. Ahora había un sofá y un estante lleno de libros. Fue en ese instante que comprendí una característica fundamental de aquella sala. Se convertía en aquello que necesitaba. Esta vez no necesitaba dormir, sólo un lugar donde pasar el día, distraerme, entonces la sala se acomodó a eso. Increíble. Era la sala de requerimientos y yo era uno de los pocos afortunados que había podido descifrar su funcionamiento.
NA: Gracias por leer :)... Apreciaría que se tomarán unos segundos para dejar un review
