Título: Perfecto.

Género: Romance.

Pareja: Ron/Hermione.

Aclaración: El "One-short" se divide en dos partes.

Palabras: 3003.

Disclaimer: El mundo de Harry Potter no me pertenece, y la pareja mucho menos. Este fic participa en el "Amigo secreto Ronmionero" del foro "Ronmione pride".

Rating: M.

Este fic es regalo para kisses rain, que me tocó como regalo de amigo invisible.


Nerviosismo.

Eso era lo que estaba sintiendo en esos mismos momentos.

Algo tan sencillo y comprensible como el nerviosismo, sumado además esa sensación de temor al poder cometer algún error. Pero todo estaba siendo perfecto en todos los sentidos; o al menos, no había dejado el lugar destrozado en el intento de lograr todo lo contrario.

Había pedido ayuda a su hermana, la que no pudo evitar burlarse de vez en cuando de él por ese intento de romanticismo. Incluso se sorprendió, pero Ron no le hizo mucho caso.

Su amigo Harry no le había servido de mucha ayuda, puesto que el joven mago no era uno de los hombres más románticos del planeta, y mucho menos, del mundo mágico. Por eso, pese a que le pidió consejos, no le dieron la ayuda que él esperaba.

Preguntó a cada uno de sus hermanos, y tampoco le sirvieron de nada. Para gracia o desgracia suya, el toque romántico no era propio de los hermanos Weasley; y si pedía consejos a las parejas de estos, solamente llegaba a la conclusión de que eso no contentaría a su novia.

¿Quién era su novia?

Pues la sabelotodo, mandona y Gryffindor más valiente de Hogwarts, además de poseer una inteligencia que todo el mundo envidiaba.

¿Su nombre?

Hermione Jean Granger.

Su mejor amiga desde que iba a primer curso de la escuela de magia y hechicería, el amor de su vida desde que lo comprendió, y su novia desde hacía exactamente un año. El año que iban a cumplir esa misma noche.

Y por eso estaba sumamente nervioso.

Porque era un momento especial para la castaña. Estaba seguro de ello. Y si encima tenías que añadir el hecho de que Hermione era mucho más sensible que las demás chicas, todo se complicaba más de la cuenta. Al fin y al cabo, como bien le dijo su querida novia, parecía que tenía la sensibilidad de una cucharilla.

Pero también durante el tiempo que había estado con ella, sabía exactamente cómo conseguir que ese día fuese más especial de lo normal. La conocía demasiado bien. Tanto que empezaba a preguntarse el cómo habían estado tanto tiempo comportándose como unos completos idiotas, negando esos sentimientos tan claros y evidentes.

Lo primero que hizo fue prepararle un desayuno exquisito.

Los dos se habían trasladado a vivir juntos después de volver a estar unos meses separados por la necesidad de la muchacha de volver a la escuela y terminar su último año. Harry y él, en cambio, no se vieron en esa necesidad. El pelirrojo había tomado la decisión de trabajar en la tienda de Sortilegios Weasley junto a su hermano, mientras que Harry había entrado en la academia de aurores. Hermione, pese a que tuvo su oportunidad, se negó por completo, afirmando que ella necesitaba terminar sus estudios y conseguir lo que se proponía por méritos propios. Ron no veía lógica a ese razonamiento, pero era consciente que no podía ponerse en contra de los pensamientos de la joven Granger.

Le hizo un café con leche y un poco de nata montada encima. También preparó unas tortas con un poco de chocolate por encima y una flor que le daba un toque totalmente romántico. Se había esforzado, dejando toda la cocina echa un desastre, porque había decidido al estilo muggle. Lo recogería después, aunque antes de que su novia lo viese; sino, le daría un soponcio por completo.

Se lo llevó a la cama, totalmente sonrojado. Ella todavía seguía durmiendo, totalmente cansada de una noche llena de papeleos y temas de los que tenía que estar encargándose. Siempre había sido así de trabajadora, cosa que en un principio sacaba de quicio a Ron. Ahora era una excusa para poder observarla dormir pacíficamente, puesto que era mucho más dulce cuando no estaba enfadada o de mal humor; pero a él le gustaba de todas las maneras posibles.

No sabía desde cuando había sido tan romántico, y supuso que el instinto le surgía con cada segundo que pasaba a su lado. Sonrió de lado, dejando la bandeja a un lado mientras se sentaba a la orilla de la cama, posando su mano en la cadera de su novia, que estaba tumbada de lado.

Suspiró, acariciando lentamente la zona de la pierna con cuidado. Ahora que se había fijado, siempre le habían gustado las piernas de Hermione. Muchos asegurarían que no tienen nada de especial, pero Ron no está muy seguro de eso. Sus ojos azules centellean ligeramente, siguiendo con su cometido, consiguiendo que la otra se removiese al sentir un tacto por encima de la colcha.

Así era cada mañana. A veces le sacaba de quicio, comenzando una de esas tantas discusiones sobre el por qué se pasaba media hora observándola dormir en silencio. Ron afirmaba que le parecía romántico y que pensaba que era lo que ella quería; y Hermione afirmaba que aparentaba ser un psicópata a punto de matarla. Y como los dos no sabían acertar con la palabra adecuada, se pasaban todo el día sin dirigirse la palabra, a excepción de comentarios con sarcasmo. Y por supuesto, a la noche se reconciliaban con cierto orgullo de por medio; pero como iban avanzando, eso era lo que en verdad importaba.

Esa mañana, sin embargo, fue todo distinto. La castaña abrió los párpados con cansancio, pero sin poder evitar esbozar una sonrisa cuando se encontró con ese par de ojos azules observándola con atención. Y no pareció dudar cuando se sentó y besó los labios del pelirrojo con ternura, separándose para después percatarse de lo que el muchacho le había traído.

― ¿Y esto?

―Por nuestro aniversario―contestó, terriblemente sonrojado―. Como sé que te gusta el café, y también las tortas pues…

―A saber cómo me has dejado la cocina―replicó ella, levantando las cejas, quizás intentando que el pelirrojo confesase su crimen.

―Eso no es un tema importante, Hermione―intentó excusarse, consiguiendo que ella ladease la cabeza, sonriendo―. Lo importante es que hoy es un día especial.

―Estoy empezando a tener miedo. ¿Dónde está Ron? ¿Qué has hecho con él?

―Me ofende que pienses eso―bufó, cruzándose de brazos.

―Es que…

―Tienes la sensibilidad de una cucharilla―repitió el aludido con voz monótona, como si aquello ya lo supiese desde hacía tiempo―, pero también puedo tener mis momentos.

Ella se encogió de hombros, ladeando la cabeza y sumergiéndose en el sabor del café, que consiguió que sonriese de lado. Después de eso, dejó la taza en la mesita, procurando que el líquido no cayese sobre la moqueta, hizo un lado la bandeja y se inclinó sobre su chico para volver a besarlo.

A Ron siempre le había gustado el saber a café matutino de Hermione. Era ese ritual que nunca se perdía; ni siquiera habiendo discutido. Solamente la castaña se marchaba sin besarlo en ocasiones excepcionales donde la discusión hubiese sobrepasado unos límites que Ron ya empezaba a conocer. Pero no eran ellos sin sus discusiones, por lo que casi mantenían ese pacto: discutir, pero Hermione dándole ese beso que conseguía calmar el nerviosismo del muchacho y la incertidumbre de la castaña a que un día él se marchase para no volver.

Y ese día era de los mejores, porque ella había colgado sus brazos por su cuello y le empujó para que se acostase sobre ella. Él no lo dudo, dejando escapar el aire de sus pulmones, acariciando un poco los costados de la joven con sus manos, consiguiendo que ella sonriese en ese beso, separándose para mirarle a los ojos.

―Me tengo que ir―declaró, sonsacando una mirada triste en el hombre―, pero volveré dentro de un rato. Y tú también tienes que ir a trabajar―le recordó, intentando alejarse sin mucho éxito.

―No quiero ir a trabajar―afirmó, consiguiendo que ella riese―. Venga…Por favor, Herms. Cariño…

―No, eso sí que no―se negó, procurando escaparse de las garras de su novio―. ¡No me llames cariño!

―Pero sí sé que te gusta…―dejó caer él con una sonrisa coqueta, consiguiendo que ella se sonrojase.

―Ahora no, Ron.

Consiguió al final escabullirse, dejando a un frustrado Ron Weasley en la cama. Al menos, le quedaba el chocolate y la torta. Se conformó. Nunca había rechazado una comida.


Habían pasado varias horas desde ese encuentro matutino, y Hermione parecía sumergida en sus propios pensamientos cuando caminaba con su mejor amiga por el callejón Diagon. Si bien era cierto que su amistad con Ginny se había incrementado notablemente, a veces era un poco raro tener tan buena amistad con la hermana pequeña de tu novio; y si encima le sumaba el hecho de que salía con el que consideraba su hermano, había algo que le hacía pensar que todo era un poco curioso y una broma del destino.

Pero ahora solamente podía pensar en todo lo que era su relación con Ron, y había algo que le había llamado la atención. Después de un año juntos, ni siquiera le había dicho un sencillo "te amo". No es que ella lo hubiese hecho, pero también era cierto que no había sido así ante el mutismo que él presentaba. Siempre le había escuchado a Ginny eso de que tenía que tomar la iniciativa en esos asuntos, pero ella quería que la tomase él por una vez.

¿Quién le había besado por primera vez? Ella. ¿Quién le había pedido el ser su novio? Ella. ¿Quién había sugerido la idea de que viviesen juntos después de que ella acabase el curso en Hogwarts? Ella.

Solamente faltaba que ella le pidiese la mano en matrimonio, cosa a lo que se negaba rotundamente. Era cierto que era agradable tomar ella la iniciativa con lo perfeccionista que era; pero ella necesitaba que Ron mostrase un poco de su parte, o que al menos, mostrase sus sentimientos un poco más. Por eso siempre estaba pensando, insegura, si el joven no sentía nada hacia ella más que una amistad.

―Creo que te estás pasando, Hermione―llegó a decir en su momento Ginny, mirando unos picardías, cosa que conseguía que la muchacha se pusiese más nerviosa de lo normal―. Eres una recatada.

―Déjame, Ginny, que no estoy para bromas.

―En vez de estar feliz porque cumples un año con Ron, estás pensando en si él te debe querer…En fin, yo no te voy a decir nada―replicó la pelirroja, siguiendo a lo suyo.

La joven se quedó en silencio, dejando escapar un suspiro antes de seguir a su mejor amiga, aunque a esta casi le hizo falta tener que arrastrar a su futura cuñada por los pasillos de cada tienda de ropa en la que se metían.


―No estoy seguro de esto, tío―susurró Ron, mirando las flores―. Es muy poco original.

―Tampoco se puede pedir mucho de eso en estos temas, Ron―señaló Harry, apoyándose en la estantería con suficiente cuidado como para que no se cayese nada―. Solamente tienes que hacerlo con sentimiento. Yo es lo que hago con tu hermana.

―No necesito esa clase de información, Harry―inquirió el pelirrojo, lanzando una mirada que lograría congelar a cualquiera―. Dios. Hermione tiene razón. No tengo sensibilidad alguna, ni originalidad, ni nada del estilo. Soy un completo…

―Sí, eres un idiota como sigas por ese camino―rio el moreno, haciéndose a un lado mientras observaba a su alrededor―. Le regalas unas flores, le preparas una cena, y listo.

―Pero eso ya lo hacemos de vez en cuando. Ya sabes…A Hermione le dan esos ataques románticos. No. Tengo que hacer algo que consiga que ella se sienta más especial de lo normal.

―Tú sabrás, Ron. Al fin y al cabo, eres el que conoce más a Hermione que todos los demás.

― ¿De verdad?

―Por supuesto.

Harry sonrió, dándole un poco de fuerzas al pelirrojo, que miró a su alrededor. Encontró algo que le llamó la atención, y no dudó en dirigirse hacia ese lado para poder observar el colgante con más dedicación. No era nada especial, ni nada relevante, pero era algo que le gustaba y que le hizo recordar una anécdota que le contó Hermione un día por la noche, viendo una película. Quizás no fuese algo especial del todo, u original, pero le gustó.

Y por eso mismo, compró ese colgante.

Se lo regalaría a ella.

A su preciosa y hermosa Hermione.


― ¡Ronald Bilius Weasley!

La castaña se levantó inmediatamente de la mesa, sintiendo como el vino se acomodaba mejor en el vestido que se había puesto para la ocasión.

La noche había comenzado notablemente bien, siendo una experiencia especial y bonita para Hermione, sobre todo el ver a Ron preparando con toda su dedicación la cena, y aclarando que no necesitaba ayuda. Por lo que ella se permitió estar tranquila con cosas del trabajo y leyendo un libro que le había regalado una de sus compañeras.

Se vio sumergida en el mundo que aquel objeto le entregaba hasta que el pelirrojo la llamó para cenar. Y cuando lo vio totalmente manchado de tomate y otras salsas, se preguntó si había hecho bien en dejarle cocinar solo, pero no hizo comentario alguno y esperó a que se limpiase por completo.

Y sin embargo, una noche que pintaba completamente extraordinaria se convirtió en una noche en la que Hermione acabó con el vino como decorativo de su vestido y un Ron con la perplejidad dibujada en su rostro. No se esperaba ese tipo de reacción por parte del chico, pero este no sabía qué hacer, ni mucho menos cómo calmar el puro nerviosismo que estaba demostrando Hermione, logrando que se asustase por completo. No había nada más terrorífico que una Granger enfadada.

―Yo…

― ¡Me has manchado el vestido! ¡Era de mis favoritos! ¡Encima con vino! ―Exclamó ella con fuerza, totalmente enfadada, mientras intentaba limpiarse un poco con la servilleta―Dios.

―Lo siento, Hermione…Yo…―Ron se quedó sin palabras, sonrojado entero por la falta de equilibrio y de consideración. Sabía que la castaña estaba a punto de estallar, pero le sorprendió el ver que estaba intentando controlar su respiración.

―Tranquilízate, Hermione. Ha sido solamente un fallo…Solamente eso―intentó asegurarse a ella misma―. No lo ha hecho a posta…No―sin embargo, clavó su mirada en el rostro de su novio―. ¿Por qué eres tan torpe, Ronald?

―No ha sido a propósito, cariño―declaró el joven, intentando abrazar a su novia sin éxito alguno―. Herms…

―Iba a ser la cena perfecta―susurró ella, dirigiéndose al salón y dejándose caer en el sofá―. Iba a ser la cena perfecta con mi chico perfecto…

―Hermione…―susurró él, sin saber cómo consolarla.

―Me apetecía tener una cena especial contigo, Ron. Celebrar que llevamos un año juntos. Celebrar que estamos juntos…No sé, me apetecía algo especial y perfecto.

― ¿Y no ha sido esto perfecto?

― ¿Cómo?

Él sonrió un poco, mordiéndose el labio. Se sentó al lado de la castaña, tomando sus manos entre las suyas para clavar sus ojos azules en los claros de la joven. Ella se quedó sin respiración, recordando una de las razones por las que amaba a ese tonto pelirrojo. Ron pareció quedarse pensativo, quizás eligiendo las palabras adecuadas para poder expresar lo que quería decir.

―Que esto ha sido perfecto.

― ¿De dónde sacas esa conclusión?

―Siempre estamos discutiendo. Siempre cometemos estupideces. Siempre que organizamos algo, se estropea por cualquier cosa. Siempre que estamos bien, logramos que todo cambie. Y siempre que organizamos algo que queremos que salga perfecto, sale justamente lo contrario. Por eso somos perfectos.

―No te entiendo, cariño…

―Pues que pese a que no nos salen las cosas como queremos, somos la pareja perfecta para que salgan las cosas justamente al revés de cómo lo planeamos.

Hermione no pudo evitar contener la risa al final, golpeando a su novio en el pecho antes de abalanzarse sobre él y estrecharlo con fuerza hacia su cuerpo, dejando escapar un suspiro mientras sentía como los brazos del pelirrojo la rodeaban, logrando que una sonrisa amaneciese en su rostro.

―Gracias, Ronald―logró decir, escuchando como este reía por lo bajo.

― ¿Sigues enfadada conmigo?

―Es uno de esos momentos en los que, en la película muggle, la chica diría "me es imposible enfadarme contigo, cariño".

―Eso en ti no sería muy…―pero ella lo calló con un beso, logrando que sus labios se curvasen hacia arriba, formando una sonrisa.

―No estoy enfadada―aclaró Hermione―. Gracias por intentar ver las cosas de manera positiva.

―Es difícil no hacerlo teniéndote conmigo, Herms―susurró el pelirrojo, volviendo ella a reírse ante la mirada que él le lanzó, sumamente coqueta―. Gracias…

― ¿Gracias por qué?

―Por estar conmigo, aunque sea un inútil, un patoso y…

―No empieces así, Ron―cortó ella, posando sus dedos en los labios del muchacho para lograr que permaneciese callado―. Te quiero así, seas insoportable o un insensible.

― ¿Gracias? ―Rio, besando a la castaña con entusiasmo―Herms…

―Dime…

El joven se quedó en silencio, volviendo a besarla apasionadamente. La chica se quedó sin respiración, deslizando sus brazos por la espalda de él para juntar sus cuerpos. Se sentó en su regazo, favoreciendo la postura, y que así él pudiese abrazarla de la mejor manera posible. Cuando Hermione quiso darse cuenta, podía sentir como una de las manos del pelirrojo se deslizaba por su espalda, de arriba abajo, sin detenerse; tan lento el movimiento que lograba dejarla sin cordura alguna. Hermione Granger, la mujer con más cordura en ese mundo, se perdí entre las caricias de su novio, el que no dudó en esbozar una de esas sonrisas que dejaban a la muchacha totalmente perdida, quizás sumergida en un mundo de ensueño.

―Te amo.

Dos palabras.

Cinco letras.

Algo tan sencillo que volvió loca a Hermione Granger.

Algo que hizo que ella sonriese de una manera que él nunca había visto antes.

Algo que hizo que la muchacha, interiormente, cantase, bailase, riese, llorase, disfrutase, amase…De todo lo que se le pudiese ocurrir a la mente humana.

Algo que hizo que ella acercase su rostro peligrosamente al del pelirrojo.

Un algo que logró, quizás, dejar a Ron totalmente excitado; una mirada felina que consiguió que los dos sintiesen el ardor en su corazón.

Algo que podía sonar estúpido.

Algo que, sin lugar a dudas, era perfecto.

―Y yo a ti.


Nota de la autora: Pufff...Me costó mucho, porque las tres opciones eran como en plan..."¡Ah! ¿qué escojo? *.*" Entonces, pues me decidí por la segunda opción, que era la del primer "te amo". Entonces...Claro, creo que mi regalo invisible se pregunta lo de "M" y eso de que hay segunda parte si ya he subido lo del "te amo", y como soy yo muy complicada y mala como yo sola (xD), pues...Después de esto, la noche solo puede acabar de una manera concreta, ¿no? xDD Así mataba dos pájaros de un tiro y mezclo dos peticiones que, al fin y al cabo, no tienen que estar independientes la una con la otra:P En fin, aquí dejo la primera parte. Espero que a mi amigo invisible le guste, aunque no sé todavía xDDDD