Recordaba todo lo que había pasado hace un mes atrás, absolutamente todo. Recordaba como el frio se extendía por toda su piel desnuda, y luego como el calor la invadió poco a poco.
Y aun tiritaba de emoción al recordar aquel bello momento. Y como había comenzado todo:
-Tengo miedo- susurro temeraria la pequeña Sansa. Las lágrimas desbordaron de sus suaves ojos azules, tenía miedo y sabía que estaba mal. Jon le sonrió cálidamente para tranquilizarla, le encantaba hasta la medula esa niña, pero ya estaba harto de aparentar.
-No… no te pasara nada malo ,no temas-limpio con los dedos las lagrimas de Sansa. Ella sonrió tranquila, y respiro profundamente.
-Prométeme… promételo… por favor, dime que no iras al muro-le suplico.
-Eso no depende de mi. Además aquí no tengo lugar, tu madre me aborrece y yo no soy mas que un bastardo, la sociedad me rechaza. Allí me respetaran, y no me … no les importara mi condición de bastardo.
-Pero yo te amo- le soltó sin más ni mas. Jon se quedo estupefacto, nunca pensó que ella… lo amase.
Aunque desde hace tiempo que la relación entre ellos cambio. Nunca tuvieron una relación de hermanos normal, Sansa siempre se dirigía a él de manera fría y distante, pero durante los últimos 4 años todo cambio. Jon empezó a crecer, a convertirse en un hombre apuesto, leal y manejaba perfectamente la espada. Ella también creció, formándose un hermoso cuerpo de mujer. Y todo cambio, pues ya no se veían de la misma manera.
-Yo también te quiero- jamas le podría decir "te amo", no quería herirla además de que era consciente de que lo suyo era prohibido y no queria hacerle falsas ilusiones.
Y Jon, sin pensárselo dos veces, la beso. La beso con pasión, fervientemente. Sansa se apretó a su cuerpo, sintiendo los acelerados latidos de Jon . Se perdió en su boca, que era dulce y se hizo adicta a sus besos. Temblaba como una hoja cuando Jon se deshizo de su vestido.
Sintió cierta satisfacción al ver como Jon observaba su cuerpo desnudo. Olvido cualquier rastro de pudor y lo desvistió. Nunca en su vida había visto a un hombre tan perfecto, y se deleito ante su desnudez. Y sentía frío ,mucho frio.
-No te hare daño- dijo Jon y esbozo una encantadora sonrisa.
Y de repente el mundo cambio. Era un mundo raro, cálido, y se sentía feliz… nunca había sido tan feliz.
Cada caricia, cada beso que Jon depositaba en su cuerpo la hacía gozar.
Pero cuando él entro en ella, grito. Grito porque le dolió, "Pero es un dolor hermoso" pensaba Sansa. Cuando hubo acabado, Jon la obligo a que se vista rápidamente.
Y antes de retirarse de la habitación de Jon, Sansa lo abrazo fuertemente.
-Te extrañare Jon- dijo entre sollozos.
-Yo también her… Sansa-.
Y un último beso marco el adiós.
