¿Qué relación nos une? [Two-shot]

No es necesario leer por completo mis notas iniciales, basta con que visualicen las letras en negritas para entenderlo todo.

Aloha soy Niu Koneko, una nueva y novata en esta sección que viene a dar a conocer su primer fanfic (que en realidad es sólo un two-shot) sobre una pareja que últimamente la tiene loca:

Tan, tan, tan… Victor x Yuri! *grita eufóricamente*

Seee apenas terminé de ver el anime… (no me maten) "True story"

Ya me calmo pues…, tengo una forma de ser rara.

Tenía planeado que fuese un one-shot, pero el capítulo me salió más largo de lo que imaginé, así que decidí subir una parte primero y la otra después. Espero que les guste y si no, ya pueden ir lanzándome tomatazos y exigir una orden de restricción para que nunca vuelva a meterme por aquí.

Me dijeron que debo poner el Disclaimer, así que ahí va: Los personajes de Yuri on ice NO son míos, ojalá lo fuesen, pero neehh, no soy una genia como Kubo-sensei, todos los derechos a ella y a quienes fueron la base de su inspiración.

Una última cosa, para quienes no suelan leer este tipo de historias: Advertencia Posible escena zukulenta 7u7 (sí pues, smut, +18, yaoi, lemon, como le quieran llamar).

¡A leer el two-shot!

Parte 1 ¿Puedo preguntar qué somos?

Narración de Yuri Katsuki

"Ahora sé qué es el amor y he crecido gracias a él, lo demostraré consiguiendo el oro en el Grand Prix Final" ¿eh?

Eso había pensado, eso era lo que quería, pero ahora con mi medalla de segundo lugar en la mano, ya no sé cómo debería sentirme.

Tenía miedo, mucho miedo de que la historia de mi derrota de antaño se repitiera. Para evitar que ocurriese de nuevo, trabajé muy duro, practiqué, practiqué y practiqué, pulí mis técnicas, me esforcé como nunca y todo con el único propósito de ganar el oro y cuando lo hiciese…

Tenía resuelto a abandonarlo todo y retirarme del patinaje…

No obstante, he sido capaz de rectificar sobre mi decisión, he comprendido que estaba a punto de cometer un error. Un error de verdad y el más grande que jamás hubiese cometido antes.

Todavía recuerdo esas lágrimas de Victor cuando le confesé lo que estaba a punto de hacer después de ganar el oro. Recordarlo sólo había provocado que mi corazón se comprimiera. Jamás lo había visto tan triste, tan decepcionado. Oh Victor, perdóname por haber dicho esas palabras, por haberlas pronunciado incluso después de decirte que quería que fueses mi entrenador hasta que me retirase. Y es que prácticamente te dije adiós con ellas. Como si estuviese renunciando a ti.

Aunque por una parte no quería cortar tus alas, yo sabía que tú todavía tenías algo que hacer dentro de la pista de patinaje. No era justo que te tuviese atado a mí.

—Ahora me encuentro más decidido que nunca, definitivamente tengo que participar en la competencia que viene. Gracias Victor por todo tu apoyo y gracias Yurio por hacerme comprender con tu victoria que aún tengo un lugar dentro del patinaje.

—No tienes que agradecer, Yuri —expresó Victor poniendo su mano sobre mi hombro. Con esa mirada cálida y con esa sonrisa llena de satisfacción, siempre lograba hacer que mi corazón se confortase.

—¡Hey tazón de cerdo! ¿Te he dicho antes que cuando hablas así sólo das repelús? —objetó Yurio con esa misma expresión de siempre: el ceño fruncido, los ojos chispeantes y la boca torcida—. Además, mi única intención de ganar era para aplastarte como un gusano, así que no te confundas.

—Sí, sí, como digas —dije, esa forma de ser de Yurio sólo provocaba que sonriera de manera abierta, pues él no sabía que yo ya había aprendido a leer entre líneas sus palabras.

Los tres fuimos a comer y después conversamos sobre lo que haríamos en estas pequeñas "vacaciones". Era evidente que teníamos que descansar antes de volver a entrenar para la próxima competencia. Por mi parte tenía pensado volver a Japón para ayudar a mi familia con las aguas termales, pero me preguntaba cuáles eran los planes de Victor y de Yurio.

—Desde luego que iré con Yuri a Japón —dijo Victor mientras se acercaba hacia mí y tomaba mis mejillas entre sus manos. No pude evitarlo, mi corazón empezó a latir con fuerza, pues nunca imaginé que diría eso—. Tú también vendrás ¿verdad, Yurio? —sus ojos se enfocaron en el rubio.

—¿Ah? No, claro que no. Tengo otros planes con Ota…

—Está bien, pero recuerda que siempre serás bienvenido en mi casa —le dije.

[…]

Sí, no voy a negarlo, estaba feliz de que Victor quisiese venir conmigo, ya que por un momento pensé que le habría gustado regresar a su país a atender algunos asuntos. Fuese un patinador o un entrenador, también era una persona normal, así que no hubiese sido extraño pensar que podría haber tenido otras prioridades además de su profesión.

Pero y si él hubiese elegido marchar a Rusia ¿qué habría hecho yo? ¿Detenerle? No podría, no creía tener el derecho de exigirle nada, por más que quisiese estar a su lado, sería mucho pedir… Después de todo, hasta el momento no sabía qué éramos exactamente Victor y yo.

¿Qué relación nos unía? ¿Entrenador-patinador? ¿A-amantes?

—Yuri… ¿te encuentras bien? Te has puesto muy rojo. ¿Quieres que visitemos a un médico antes de irnos al apartamento? —me preguntó Victor poniendo una de sus manos sobre mi frente. Su expresión denotaba preocupación, tal vez porque pensaba que me había dado fiebre.

No respondí, tan sólo me limité a dar unos pasos hacia atrás para que mi frente dejara de sentir el contacto de su mano. Posteriormente, di media vuelta y continúe caminando. Resuelto a olvidar mis anteriores pensamientos.

Sin embargo, mi mente se mantuvo en blanco sólo porque Victor comenzó a hablar de otra cosa y porque decidí ponerle atención. Él decía que jamás imaginó que llegaría a entrenar y a patinar al mismo tiempo, que le resultaba increíble la idea y que estaba ansioso por ver los resultados.

Por mi parte sólo escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando y negando si la conversación lo requería.

Cuando llegamos al apartamento en el que nos estábamos hospedando durante nuestra estancia en Barcelona y después de que Victor dijese que se quería dar una ducha, los pensamientos sobre mi relación con él regresaron, acompañados con un fuerte dolor en el pecho.

Fui hacia mi habitación y me recosté. Pensé, pensé, pensé y después recordé aquellas palabras, las cuales en su momento no había tomado demasiado en serio, pues estaba tan enfocado en la final del Grand Prix, que no me había percatado de que tenían un peso dentro de las cosas importantes.

"Son anillos de compromiso, nos casaremos cuando Yuri gane el oro, ¿cierto, Yuri?"

¿Estaba hablando en serio o sólo lo había dicho porque quería darle continuidad a lo que Pichit había comenzado? Y si no mal recordaba, estábamos bromeando en ese momento, pues acabábamos de ver las fotos y los videos sobre el banquete del año pasado.

Me estiré con pesadumbre sobre la cama y la simple idea de que todo hubiese sido parte de una broma provocó que se me hiciera un nudo en la garganta. Aunque siendo sincero, en el fondo aún conservaba un rayo de esperanza porque no fuera como pensaba.

Cerré los ojos. Estuve de esa manera y con el pecho hacia arriba durante un par de segundos hasta que el recuerdo sobre el beso que Victor me había dado después de mi presentación en la copa china inundó mi mente.

Aquel roce de sus labios con los míos no había sido una broma, era completamente real. Victor dijo que quería sorprenderme más de lo que yo lo había sorprendido a él. Y vaya que lo había logrado, ni siquiera recordaba haber cerrado los ojos para corresponderle.

Y sin darme plenamente cuenta de ello y tal vez desde hacía mucho tiempo, mi corazón ya le pertenecía a él.

Con el juego de anillos no sólo había querido agradecerle por todo lo que había hecho por mí, aunque era verdad que en un principio estaba aferrado a ese pensamiento, sino que también deseaba que Victor fuese únicamente mío, aun cuando tenía planeado abandonar el patinaje después de la final para permitir que él siguiera su carrera como patinador.

—¡Yuri! Preparé todo para que tú también tomaras una ducha —entró Victor a la habitación, sorprendiéndome. Me incorporé de la cama y lo miré fijamente. Estaba desnudo. Me derretí. A pesar de que ya lo había visto varias veces así, no comprendía la razón por la cual seguía sorprendiéndome.

Pero no dije nada durante unos segundos, me mantuve estático y sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a resbalar a través de mis mejillas.

—Lo siento, Victor. Simplemente no sé qué es lo que me pasa.

Entonces se recostó junto a mí y me envolvió en un cálido abrazo.

—Tranquilo, aquí estoy para apoyarte. ¿Dime qué es lo que tanto te aflige? —preguntó.

—¿Q-qué somos? —susurré enterrando mi cabeza en su pecho, totalmente muerto de la vergüenza. Jamás hubiese imaginado que sería capaz de preguntárselo.

—¿Cómo qué…? Oh ya entiendo, con que eso era —dijo y posteriormente se separó un poco de mí y adoptó una posición en la que él se encontraba arriba.

Nuestros labios quedaron a escasos centímetros.

Mis mejillas adoptaron un color carmesí, no estaba seguro de cuáles eran sus intenciones, después de todo siempre tenía esos acercamientos conmigo, pero ¿ahora qué pretendía?

No tuve que darle más vueltas al asunto, su mirada me hizo comprenderlo todo.

Cerramos casi al mismo tiempo los ojos, nos acercamos lentamente el uno al otro y fundimos nuestros labios en un cálido beso.

—Pensé que ya sabías lo que tú y yo somos —pronunció entre roce y roce y yo no hice nada más que derretirme ante su confesión—. Nos vamos a casar ¿verdad?

Asentí y posteriormente continué besándolo con fuerza, con ganas, con desesperación. Me aferré a él con el corazón latiente. Victor también se aferró a mí, me estrujó como si fuese lo más importante para él.

Poco tiempo después, sus manos empezaron a desabrochar los botones de mi camisa. Y una alarma se encendió en mi cabeza, haciéndome reaccionar de ese ensueño en el que me había sumergido.

—E-espera Victor… ¿qué haces? —sabía perfectamente lo que hacía, pero me costaba asimilarlo.

—Lo que hacen los amantes cuando están solos —respondió con voz seductora. Era la primera vez que me decía algo así—. Antes había tenido que contenerme de hacer el amor contigo porque necesitaba que te concentraras en la competencia, pero ahora, simplemente no puedo resistirlo más. Te deseo, Yuri —cuando terminó de pronunciar esas palabras, sus manos me quitaron lentamente la camisa y sus labios se dirigieron hacia mi cuello para besarlo.

Continuará…

Seee, soy cruel 7.7

Niu les agradece que hayan leído, nos vemos en la siguiente parte.