Algunos son más ineptos en la paz que otros xD


Después de la guerra

Capítulo 1: Sopa antibiótica


Ambos se lanzaron derrotados sobre la cama de ella con la respiración profunda y rápida. Sai permaneció tumbado con los ojos cerrados cuando Ino se arrimó a su lado con una risa burlona.

—¿Sabes qué fui esta semana? —le preguntó ella y su novio negó con la cabeza, sin poder hablar aun sin ahogarse—. Me llamaron para ser de carpintera. —Ino se rio tumbándose a su lado—. No sé si lo hice bien pero astillé muchas tablas. Preferiría ser maestra o enfermera.

—Pensé que no tenías paciencia con los niños —respondió el lúgubre novio abriendo los ojos adormilados y mirándola mientras se acomodaba sobre su costado. Ino frunció el ceño.

—No tengo paciencia para ser carpintera, ahora prefiero a los niños —afirmó con una risa corta y Sai le dio un beso en la frente antes de incorporarse de la cama—. Y a ti qué te llamaron para hacer esta semana —le preguntó amorosa.

—Creo que seré constructor.

Ino se rio ante sus nuevas era misterio para nadie que la guerra habían dejado más trabajos que personas y la paz entre las naciones acotaban las misiones a casi nada, por lo que eran llamados para trabajar en los puestos civiles desocupados para no colapsar el sistema.

—Sakura me dijo que estaban promoviendo la natalidad y los programas de fertilidad —dijo Ino, restregándose los ojos con las manos. Sai se metió al baño y se escuchó el agua de la ducha correr—. Deberían hacer a esos bebés de una vez para trabajar como florista solamente.

Como no recibió respuesta de su novio, Ino supuso que el sonido del agua aplacaba su voz y con una sábana envuelta sobre sus hombros, se acercó al baño donde el vapor comenzaba a llenar el lugar. Al menos ahí estaba más tibio y pudo quitarse la sábana de encima.

Totalmente desnuda se acercó a la bañera y Sai sacó la cabeza fuera del chorro de agua caliente para verla meterse junto a él. Se abrazaron y él la metió bajo el chorro de agua para mojarla entera, Ino se sacudió un tanto cuando el agua la calentó de cabeza a se sonrió mientras la miraba.

—Creo que me decías algo.

—Es una tontería que me contó Sakura. —Ino hizo una pausa para mojarse la cara y se peinó el pelo para atrás con las manos—. Sobre la nueva generación de mano de obra —bromeó cruelmente ella, sin que Sai pudiera captar a lo que se refería.

—¿Qué?

—El nuevo programa de natalidad que están promoviendo en el Hospital —explicó ella al tiempo que Sai se lavaba el cabello.

—¿Lo que acabamos de hacer? —le preguntó Sai con una sonrisa torcida y su novia se rio de forma perturbada.

—No —contestó vacilante—, bueno, sí pero no.

Sai dejó de masajearse el cuero cabelludo para hacérselo a su novia e Ino se abrazó de él, dejándose acariciar por él. Mucha espuma se hizo enseguida.

—Supongo que no calificamos en el programa de Sakura por usar preservativos y pastillas anticonceptivas.

—Por favor, no lo digas en público —expresó Ino, ruborizada, para luego darle la espalda—. Ahora deja de hablar esas tonterías y ponme acondicionador.

La visión de la larguísima cabellera de su novia que llegaba a cubrirle fácilmente los muslos lo hizo quedarse contemplándola más tiempo de lo normal. Ino se sintió extraña y lo miró de soslayo, pensando en que su inquebrantable voluntad de hacer todo lo que no tenía una razón para no hacer, esta vez estaba rota.

—¿Qué pasó? —cuestionó sintiéndose mandona.

—Nada —dijo mientras desenredaba el cabello rubio con la ayuda del acondicionador, mansamente—, quizás deberíamos cortarlo un poco.

—Me gusta el cabello largo, ¿a ti no? —cuestionó con el ceño fruncido y Sai supo qué debía decir.

—Sí, bonita, sí me gusta tu cabello —contestó él con una sonrisa amplia.


Un halcón sobrevoló el cielo dando círculos cerca del Hospital antes de seguir su camino. La visión del ave la hizo sonreír y se dio la licencia de salir de la oficina para ir a dar una vuelta al parque. Sakura tomó sus llaves, se terminó lo que quedaba de té en su tazón y se encaminó hacia la puerta cuando unos golpes sobre ella la hicieron encogerse de hombros mientras daba un suspiro.

—Adelante —dijo sin ánimo mientras se devolvía sobre sus pasos hacia su escritorio.

Karui apareció detrás de la puerta y se acercó a ella, visiblemente seria. No se llevaban muy bien, la morena tenía rencores residuales hacia Sasuke por más que éste estuviera redimido y Sakura era su especie de novia, por lo que los roces eran constantes. No obstante, la del cabello rosa no perdía su interés en llevarse mejor.

—Buen día, Karui. Qué te trae por aquí —le preguntó Sakura entrelazó los dedos sobre el escritorio, luciendo su mejor sonrisa. La forastera no le concedió la mejor de las caras.

—Enfermé otra vez —contestó, obviando el saludo, y revelado la voz gangosa que traía consigo. Enseguida Sakura notó lo irritada que estaba su nariz—. La humedad de esta maldita Aldea me tiene molesta. —Karui se sorbió la nariz involuntariamente, lo que no alivió el humor que tenía.

—Te acostumbrarás —dijo Sakura, sonriendo mientras buscaba su pluma y garabateando una forma—, ¿cómo te fue la vez anterior con los antibióticos que te receté?

—Bien —contestó secamente, cruzándose de brazos.

—Te recetaré unos probióticos también, para que no te hagan mal al estómago. No queremos que te enfermes más de lo que ya estás, ¿no? —Karui no asintió ni negó, sólo se quedó mirándola con la misma cara fastidiada de antes. «Respira, Sakura, respira. Temari también era dura y ahora es nuestra amiga», pensó Sakura, aguantando la respiración aun cuando meditaba lo contrario—. No tenemos que ser amigas, ¿sí? Sólo pido que finjas un poco, no te he hecho absolutamente nada.

—¿Y por qué fingiría que me caes bien?

—Eres la representante de tu Aldea en la Hoja —respondió Sakura un tanto enfadada y el sonido del piar del halcón la hizo mirar a la ventana. El ave cazaba—. Karui, eres de la diplomacia, se supone que seas diplomática, que piensen que quieras estar aquí…

Karui no se llevó una buena impresión cuando vio que su médico tuviera el valor de reprocharla y la miró con los ojos abiertos antes de enfadarse.

—¡Tú no me vengas a decir lo que tengo que hacer, maldita sea! —respondió la morena, luego estornudó. Sakura le señaló los pañuelos que descansaban sobre su escritorio. Los ojos dorados de Karui fueron furiosamente desde Sakura a los pañuelos y después hacia Sakura otra vez, parecía que no era algo en lo que fuera a ceder—. Creo que me siento mejor ahora —afirmó la forastera dispuesta a irse y Sakura la alcanzó en la puerta antes de que pudiera retirarse por completo.

La aprendiza de Tsunade puso un pie para trabar el paso de la puerta y le extendió la receta médica. Cuando Karuila recibió de mala gana, la otra la dejó libre.

—Espero que no vuelvas a enfermarte —dijo Sakura con una sonrisa que Karui no quiso creer—, sino es así, ya sabes dónde encontrarme.

Karui la miró un largo rato sin decir nada y terminó por gruñir un gracias para luego irse.

Sakura suspiró, si bien la forastera no llevaba mucho tiempo viviendo en la Aldea, sabía que frecuentaba la compañía de Temari, lo cual era natural siendo que ambas eran extranjeras. También solía hablar largamente con Tenten e Ino, pero con ella se volvía tosca y silenciosa.

—Todos se ablandan —se dijo Sakura, rezando que fuera el caso de Karui en el futuro. Luego volvió a mirar a la ventana y las nubes se movían al compás del viento, sin ninguna rapaz navegando entre ellas—. Se fue —pensó desilusionada y volvió al trabajo.


—¿Crees que necesite un corte de pelo? —preguntó la rubia mirándose las puntas en busca de puntas partidas.

—No, ¿por qué? —cuestionó Tenten sin dejar de caminar e Ino suspiró.

—Creo que Sai se aburrió de él, me dijo algo esta mañana —respondió dejando en paz su cabellera.

Tenten se rio.

—No seas tonta. Seguramente tu horroroso novio estaba por decir una verdad hiriente y luego se arrepintió —explicó la morena—, o simplemente lo decía porque ha comido demasiado pelo rubio durante su noviazgo, o sólo lo dijo porque se le pasó por la mente.

Ino se encogió de hombros, dejando de jugar con su cabello y dando por terminado el tema. Sacudiendo la cabeza, la rubia acomodó su pelo para que cayera liso detrás de su espalda.

—¿Iremos por Sakura para almorzar y nos encontramos con Temari en el local? —la pregunta de Ino quedó en el aire cuando descubrió un semblante vacilante en la otra chica.

—No quiero comer, desde ayer que lo vomito todo —espetó Tenten con una cara cruzada por el asco. Ino se tapó la boca con una mano, ocultando malamente una risa se arrepintió enseguida de sus propias palabras—. No, no. No. ¡No!

—Eres una zorra —exclamó la florista mientras la tironeaba de un brazo—. Nunca me dijiste que estabas saliendo con alguien —Tenten se molestó notablemente—, ¿o fue un encuentro particular? ¡Oh, Tenten!

—Créeme, tú tienes más posibilidades que yo en estos momentos.

Ino se puso seria en el acto y se cruzó de brazos.

—No seas boba, Sai y yo usamos protección.

—Aun así tienes más posibilidades que yo…—espetó la dama de las armas—, hace tiempo que deseo un novio —remató Tenten con un suspiro y la florista la abrazó cariñosamente como si quisiera consolarla.

—No te preocupes, Ten —le dijo Ino con una sonrisa genuina—, ya vendrá un hombre perfecto a tu vida como mi Sai.

—No quiero un novio como Sai… —murmuró la morena con una ceja levantada y la rubia simplemente se rio a carcajadas—. Quiero a alguien guapo, fuerte y cariñoso.

—Bueno, estás describiendo a Sai.

—Cállate, haces que me imagine cosas espantosas. —Tenten se cubrió la cara con las manos como si con eso pudiera sacarse las imágenes perturbadoras que tenía en la mente. Ino se rio con todas sus ganas y se detuvo en su afán por molestar a su amiga en tanto vio cruzar por la calle perpendicular a Karui.

La morena avanzaba con su usual ceño fruncido y sin mirar a nadie, pero la rubia no se dio por aludida y rápidamente estiró un brazo para llamarla. Karui simplemente se detuvo y las miró acercarse sin mejorar su expresión facial, aunque su nariz enrojecida y sus ojos vidriosos les avisaban de una manera el porqué de su malestar.

—Buen día, señorita Karui.

—Hola —respondió Karui de manera cortante y un escalofrío la castigó por ser tan seca con el resto.

—¿Quieres unírtenos al almuerzo?—propuso Tenten con una sonrisa tenue, casi tímida, y la extranjera la escudriñó como si la hubiera ofendido. Tenten hizo un esfuerzo por permanecer estoica—. Estaremos nosotras dos, Temari y quizás Sakura si se anima. Será entretenido —agregó sin sonar totalmente entretenida.

Karui resopló como una yegua molesta.

—No, gracias —respondió Karui con un tono que no sonaba demasiado agradecido—, estoy harta de este clima de mierda. Sólo quiero ir a acostarme —Y para coronar aquella frase, la morena estornudó y envolvió rápidamente su nariz con pañuelos desechables. Ino suspiró y le dedicó una sonrisa piadosa.

—Sabes que a Temari también le fue difícil acostumbrarse aquí…—dijo la rubia—, ya verás, terminarás amando nuestra aldea.

Karui gruñó y se despidió de las chicas escuetamente antes de retirarse rauda. Tenten suspiró aliviada y hasta aterrada.

—Ya tenía miedo de que aceptara la propuesta —dijo un tanto divertida mientras retomaban el camino al local de comida. Ino hizo una mueca—. Hoy está más arisca de lo normal.


Para su mala suerte ella ya había dejado la puerta comenzó a ser golpeada por un visitante no deseado. Karui dio un respingo y arrastró sus pies hacia la entrada de su humilde morada en la Aldea de las hojas. No era un golpeteo rápido ni muy insistente sino que era algo más bien…, gentil. La morena abrió la puerta pero dejó la cadena puesta, y escudriñó el rostro del comensal que la había sacado de la cama. Ni siquiera su sonrisa amable y casi tímida la hicieron suavizar el rostro.

—¿Si? —preguntó ella esperando que su visita tuviera una razón.

—Hola —dijo Chôji—, ¿cómo te sientes?

La pregunta le sonó un poco inesperada y su semblante se mostró sorprendido mientras tartamudeaba una respuesta.

—Bueno…, ¡tal como ves! —exclamó Karui, recuperando su mal humor—. Si era eso, lo siento, quiero acostarme, así que adiós.

—Te traje un poco de sopa —alcanzó a decir él antes de que ella cerrara la puerta y tan solo ahí, la chica del extranjero analizó su frase.

—¿Sopa? —se dijo para sí y miró la puerta como si tuviera la habilidad de ver a través de ella. Si sus oídos no estaban infectados por la infección que tenía en la garganta, Karui creyó escuchar un suspiro lastimoso pero no lo escuchó irse. Lentamente, como si fuera un cervatillo asustado, Karui abrió la puerta con sigilo. Chôji se mostró conforme y sorprendido cuando la vio a través de la pequeña rendija de la puerta—. ¿Me trajiste sopa? —preguntó entre molesta y desconfiada—, ¿por qué me traerías sopa? ¿Acaso la sopa tiene antibióticos?

—Eh…, no, pero me reconforta cuando estoy enfermo —le explicó él con un tanto de timidez y Karui abrió la puerta un poco más para mirar la sopa de la discordia—. He visto que has faltado en la Torre y me han dicho que estás enferma…

—¡¿Quién te dijo que estaba enferma?!—espetó ella más ofendida que halagada.

—Bueno…, no lo recuerdo, muchos allá lo comentan.

—Esos chismosos…—masculló rabiosa Karui y Chôji abrió sus ojos diminutos con sorpresa.

—Señorita Karui, somos colegas…, es normal que nos preocupemos… —Otra vez, se vio interrumpido por la morena desconfiada.

—No quiero que nadie se preocupe por mí, estoy bien como estoy —alegó ella sabiendo que eso no era verdad. Estaba arisca y enferma por el clima húmedo de la Aldea, y definitivamente extrañaba su hogar, su familia y amigos.

Chôji suspiró y terminó por asentir ante su iracunda decisión de aislarse, por lo que le extendió la sopa para que ella la tomara, cosa que tampoco aceptó.

—En fin, te vi hace un rato y por tu apariencia pensé que podías querer sopa caliente para tu resfriado.

—¿Me viste? ¿Dónde me viste? ¿Me estabas espiando? —Las preguntas la hicieron estornudar y gruñirle a la enfermedad que la estaba perjudicado.

—En la calle, pasaste al lado mío pero no me viste —respondió Chôji con algo de inseguridad—, no estaba espiándote.

Karui pudo contenerse y lo miró largos momentos hasta cerciorarse de que no decía mentiras, alargó una mano morena y aceptó la sopa que estaba tibia al tacto y envuelta de una manera delicada. La extranjera miró el regalo con una sonrisa pero la apagó al instante en la que volvió su atención hacia el Akimichi.

—Gracias por la sopa —dijo—, adiós.


Nota de la Autorísima: Irresponsablemente me presento este 2016 con otra historia a capítulos que será un multipairing, pero que se enfocará principalmente en mi querido SaiIno, en el ChoKarui, en Sakura con su amor con un viajero incansable y Tenten. Acá explico que Neji está durmiendo para siempre porque soy cannon, y dejé de creer en el NejiTen cuando murió él y el que más sufrió del grupo fue Lee y Tenten simplemente se mantuvo a raya, quizás intentando consolar a Lee en vez de llorar por Neji. Creo más en el NejiHina xD pero el onesided, Hinata ama a Naruto y ahí no hay nada que hacer. También he de decir que trabajaré el NaruHina aunque me cuestan un universo de problemas, y obvio, el ShikaTema :)

Esto comprenderá desde el fin de la Guerra Ninja y sus dramas en paz. Ya vendrán los estresados por la paz jaja y la independencia de otros, así como las parejas, matrimonio, etc.

Sin más me despido, y desde ya me disculpo por las largas esperas de mis actualizaciones de otras y esta historia. Ya me estoy poniendo a trabajar en el capítulo 4 de (In)Fidelidad para despachar luego el final de esa historia. Sólo quedaría la Detective del Amor pero esa si que me cuesta continuarla.

Besos infinitos. RP.