ENCAPUCHADO SONRIENTE
Capítulo 1: ¿Mito o realidad?
Yona se dispuso a salir de la tienda de campaña que compartía con Yun, tiritando y abrigándose lo más que pudo con su capa después de haber tenido problemas para dormir por el intenso frío que hizo la última noche.
Era cierto que estaban en invierno y las noches estaban siendo cada vez más frías, pero nunca había tenido que acurrucarse toda la noche junto a Yun en busca de calor, de hecho cuando el muchacho se había levantado para hacer sus habituales tareas matutinas la chica ya se había sentido incapaz de seguir durmiendo sin él. El poco calor que la proporcionaba Ao no era suficiente, hacía tanto frío que sentía que se terminaría congelando hasta los huesos.
Pero cuando la joven salió de la tienda de campaña con Ao subida en su hombro y se encontró un paisaje teñido de blanco todo cobro sentido.
Al parecer anoche había estado nevando copiosamente, tanto que se había formado una capa de varios centímetros de nieve en solo unas pocas horas.
Yona en un primer momento parpadeó sorprendida por el repentino cambio de escenario, casi que no reconocía los alrededores de su campamento ahora que estaban teñidos de un blanco inmaculado. Los árboles, las rocas, los carámbanos de hielo que colgaban de algunas ramas, todo era tan… Era algo casi mágico, como si de repente se encontrara encima de una blanquísima nube en el cielo en vez de en tierra firme, irreal.
-Buenos días, Yona – la saludó Yun, que estaba preparando tranquilamente una sopa caliente para el desayuno al lado del fuego, eso sí bien abrigado.
-Buenos días, Yun – le respondió la chica más que nada por costumbre porque aún estaba un poco embobada mirando el paisaje.
-¿Qué pasa? ¿Acaso nunca habías visto nieve antes? – la preguntó el muchacho al percatarse de fascinación de la chica.
-No, no se trata de eso. Cuando era niña jugué muchas veces en la nieve – le explicó la chica, finalmente saliendo de su ensimismamiento y caminando para sentarse al lado de Yun junto a la lumbre buscando algo de calor, Ao también se bajo de su hombro con un saltito para caer sobre sus rodillas y acercarse más a las llamas -. Es solo que es diferente ver un bosque nevado que la cuidad en la que vivía. Además la nieve me parece diferente, casi como si fuera más…
-¿Blanca? – terminó el chico genio por ella al ver que parecía no poder encontrar la palabra adecuada -. Se lo que quieres decir. En las ciudades e incluso en las aldeas donde hay mucha concentración de gente es difícil ver nieve virgen.
-¿Nieve virgen? – preguntó la chica confundida.
-Me refiero a nieve que no ha sido pisada por nadie, que está tal cual ha caído – la explicó -. El blanco es un color que se ensucia con facilidad, con la nieve pasa lo mismo. Por eso no hay un paisaje nevado más hermoso que aquel que todavía no ha sido perturbado por nadie.
-Tienes razón, es hermoso – concordó la chica fijándose en la nieve inmaculada que se amontonaba en cada rincón del bosque que les rodeaba. Cada pequeña cosa era un descubrimiento que la fascinaba.
-Y al ser la primera nevada del año se aprecia todavía más, ¿no es cierto, Yona querida? – intervino Jae-ha, que al parecer ya estaba despierto por haber tenido el último turno de guardia esta última noche y se acercó para unirse a su conversación.
-Es cierto, es la primera vez que nieva desde que viajo con vosotros – concordó la chica pensativa, pero poco después sus ojos antes ilusionados se llenaron de melancolía -. Parece mentira, me da la impresión de llevo mucho más tiempo junto a vosotros.
En realidad solo habían pasado unos meses desde que tuvo que huir del castillo, desde que su padre murió. Como había sido un cambio tan drástico para ella y habían pasado tantas cosas a veces la daba la impresión de que en realidad había transcurrido toda una vida. Cuando la verdad era que era la primera vez que nevaba desde que… su padre murió.
Sus dos compañeros debieron percatarse de lo sombrío que se estaba tornando el estado de ánimo de la chica, porque Yun se apresuró en decir lo primero que se le vino a la mente:
-Si es la primera nevada del año, entonces supuestamente el encapuchado sonriente vendrá esta noche.
-Ah, cierto. Este tipo – concordó Jae-ha sin darle mucha importancia.
-¿Quién? – preguntó la chica confundida, saliendo de sus negros pensamientos tal y como el chico genio pretendía.
-¿Que quién es? ¿Cómo es posible que no…? – Yun se interrumpió a mitad de frase, repentinamente azorado -. Ah, es cierto. A veces se me olvida que tú antes…
-Que antes era una princesa mimada – terminó la chica por él ante su vacilación con una sonrisa tranquilizadora -. Está bien, Yun. No te preocupes por mí, puedes decirlo. Después de todo es la verdad. En aquel entonces yo era una ignorante…
-Porque nadie te enseñó lo que realmente deberías saber. No te infravalores de ese modo, Yona querida – la dijo el dragón verde con un leve tono de reprimenda pero con una sonrisa amable -. En ese entonces tenías el mismo potencial, solo que nadie te dejó crecer como la hermosa flor que eres. Pero ahora estás recuperando el tiempo perdido, ¿no? Estás desplegando tus preciosos pétalos carmesí para que el mundo entero pueda admirarse de tu hermosura.
-¿Por qué siempre tienes que ser tan adulador, Jae-ha? ¿No sabes hablar en serio? – se quejó la chica, aunque en realidad estaba levemente sonrojada y feliz por sus palabras.
-Solo soy sincero, querida – se disculpó el dragón encogiéndose despreocupadamente de hombros pero con una sonrisa ladeada satisfecha -. Eres como una hermosa flor que se las arregló para florecer en…
El elaborado y pomposo discurso del dragón verde fue interrumpido cuando Hak intervino dándole un contundente golpe en la cabeza con el extremo romo de su lanza.
-Ya basta de tanta palabrería inútil desde primera hora la mañana, ojos caídos. Me provocarás jaqueca – le reprendió Hak atravesándole con una oscura mirada y el ceño fruncido.
-¿Acaso estás celoso por no ser tu el que provoque los lindos sonrojos de nuestra princesa, Hak? – le preguntó Jae-ha provocador.
-Cállate estúpido – le ordenó la bestia del trueno alterado a la vez que volvía a intentar golpearle con su lanza, solo que esta vez el dragón verde estaba prevenido y le esquivó con una elegante pirueta.
-¿Qué estás diciendo Jae-ha? De ninguna manera Hak… yo… él… - comenzó a tartamudear Yona avergonzada y completamente sonrojada.
Hak se distrajo de tratar de golpear al esquivo dragón verde confundido por la extraña reacción de la chica. Jae-ha aprovechó su despiste para acercarse y susurrarle al oído:
-¿Ves, Hak? Tú eres el único que puede conseguir que nuestra princesa se sonroje así.
-¿A qué te refieres? Está así por lo tú has dicho, no por mí – le respondió Hak totalmente convencido.
Jae-ha suspiró resignado, pero no insistió más porque sabía que ahora mismo era inútil. Esos dos eran las personas más densas que había conocido nunca. A este paso conseguirían recuperar el trono de manos de Soo-Won antes de que estos dos se percataran de los sentimientos que compartían. Era tan lamentable.
-Bueno, ¿acaso no querías saber quién es el encapuchado sonriente, Yona? – intervino Yun, tratando de resolver la incómoda situación llamando nuevamente la atención de la chica.
-Sí, cierto. ¿Quién es? – volvió a preguntar Yona, siendo más fuerte su curiosidad que su anterior bochorno.
-¿Quién es quién? – habló Kija, que acababa de salir de la tienda de campaña de los hombres seguido por cerca por Shin-ah y Zeno, el primero tapándose lo más que podía con su peluda piel blanca tiritando visiblemente de frío y el segundo bostezando descaradamente. Ao se bajó de las rodillas de Yona para corretear sobre la nieve hasta llegar junto al dragón azul y luego se apresuró en meterse en su peluca blanca seguramente en busca de calor.
Ya estaban todos.
-El encapuchado sonriente – le respondió Yun.
-¿Quién? – preguntaron los tres recién llegados a la vez ladeando la cabeza confundidos de forma completamente sincronizada.
-¿Por qué este grupo de bestias raras solo concuerda para las cosa más tontas? – farfulló Yun por lo bajo, haciendo que Yona, que alcanzó a escucharle por estar sentada justo a su lado, soltara una leve risita divertida.
-Vamos, ¿realmente no lo sabéis? Es algo que siempre se comenta en todas partes en estas fechas – intervino Jae-ha incrédulo, como si realmente no se lo pudiera creer.
-Cierto, incluso yo he llegado a oír hablar de ese tipo, sobre todo cuando vivía en Fuuga – concordó Hak.
Pero luego, cuando los otros tres dragones volvieron a parpadear confundidos, se detuvieron a pensar las posibilidades más tranquilamente. Kija había vivido aislado del mundo y entre algodones en su aldea perdida en las montañas. Shin-ah también había vivido a parte del resto del mundo, aunque en su caso fuera por haber sido condenado al ostracismo y vivir literalmente debajo de una roca. En cuanto a Zeno… Bueno, era de conocimiento común que vivía con la cabeza en las nubes y tampoco sabían cuánto tiempo había pasado alejado de la civilización hasta que se unió a ellos, así que tampoco era tan extraño que no lo supiera.
-Está bien, olvidad lo que hemos dicho. Tampoco es algo tan importante – se retractó Jae-ha, y Hak asintió dándole la razón después de haber sacado las mismas conclusiones -. Simplemente Yun-kun nos ilustrará a todos con su sabiduría explicándonoslo. ¿No es así, Yun-kun? – le preguntó a la vez que se giraba a mirarle son una sonrisa que le pedía sin necesitad de palabra que tuviera tacto con sus ignorantes hermanos.
Yun, que también debía haber pensado lo mismo que ellos, no por nada era un genio guapo, se limitó a suspirar resignado.
-Está bien. Qué remedio. Qué molestia – accedió el muchacho, farfullando la última parte de tal forma que ni Yona alcanzó a entenderle -. Pero venid a sentaros aquí. Os serviré el desayuno mientras tanto antes de que se enfríe.
Todos le hicieron caso y se sentaron en sus respectivos asientos obedientemente. Yun sacó los cuencos y después de servir el primero y pasárselo a Yona procedió con su explicación mientras seguía con los del resto:
-Se trata de un rumor o un mito, aunque yo lo considero más un cuento para niños, que circula por ahí. Se dice que la noche después de la primera nevada copiosa del año hay un hombre encapuchado que se dedica a viajar por todo Kouka para darles un regalo a los niños y niñas de las aldeas más pobres.
-¿Un hombre que se recorre todo Kouka en una sola noche? Eso es imposible – razonó Kija frunciendo el ceño escéptico, y Shin-ah asintió mostrando que concordaba con él.
-Exactamente. Por eso os he dicho que es un rumor. Yo tampoco he creído nunca que algo así sea posible. Ese encapuchado sonriente es solo un cuento para niños – declaró Yun, convencido.
-Pero también es cierto que, a la mañana siguiente después de la primera nevada, niños de todas partes de Kouka se encuentran un regalo a su lado cuando despiertan, ¿no es así? – intervino Zeno.
-¿Y eso tú cómo lo sabes? ¿Acaso no habías dicho que no sabías quién era este tipo? – le echó en cara el joven genio contrariado.
-Ciertamente, Zeno no había oído mencionar a ese tal "encapuchado sonriente" antes. Pero Zeno sí que había escuchado hablar a la gente sobre un tipo que hacía algo así, solo que le llamaban de otra forma – se explicó el rubio.
-¿De qué estás hablando? ¿Yo no he oído a nadie que le llame de ninguna otra manera? – le cuestionó el muchacho escéptico.
-Antes de nada, creo que Zeno-kun debería aclararnos cuándo escuchó decir eso a la gente exactamente – intervino Jae-ha, sospechando ya cuál era el problema.
Zeno suspiró pesadamente y gimió como si le acabaran de pedir que acarreara una tonelada de rocas.
-Zeno ya os ha dicho que contar los años es algo molesto para él. Zeno no sabría decir la fecha exacta por mucho que se lo pidáis – rezongó el dragón amarillo de forma evasiva.
-¿Siglos? – insistió el dragón verde.
-Tal vez – admitió el rubio finalmente con un suspiro cansado.
-Entonces, ¿ya había alguien que se dedicaba a repartir regalos esa misma noche desde entonces? – inquirió Yona pareciendo realmente impresionada, pero a la vez emocionada por la idea.
-Eso es imposible – insistió Yun, aún escéptico -. Sera simplemente que el rumor se ha ido transmitiendo con el paso del tiempo, al igual que otros cuentos para niños y leyendas. Eso no significa que sea real.
-¿Al igual que la leyenda de los cuatro dragones? – intervino Kija, ligeramente ofendido -. Aunque no haya evidencias de ello y a simple vista parezca imposible de creer, no nos da derecho a dudar de su veracidad. La existencia de nosotros, los cuatro dragones, es prueba más que suficiente de ello.
Yun suspiró pesadamente. Genial, ahora que el dragón blanco parecía haberse tomado su razonamiento como una afrenta personal a sus propias creencias no había forma de que dejara el tema pasar tan fácilmente. Jae-ha pareció llegar a la misma conclusión que el genio guapo porque se apresuró en añadir:
-Cierto, Kija-kun. Puede que haya algo de cierto en este rumor. Pero tienes que reconocer que es imposible que una sola persona pueda recorrer todo Kouka acarreando regalos en una sola noche. Ni siquiera yo con mi pierna de dragón podría lograr semejante proeza – trató de razonar con su compañero el dragón verde.
-Puede que ese encapuchado tenga algún tipo de poder o habilidad especial como nosotros. Eso lo explicaría – insistió Kija tercamente.
-Si hubiera otro tipo con sangre de dragón suelto por ahí, ¿no deberíais ser capaces de sentirlo? – inquirió Hak arqueando una ceja.
-Bueno, sus poderes no tienen por qué haber sido concedidos por un Dios dragón como los nuestros – argumentó el dragón blanco.
-¿Entonces por quién? – preguntó Yona, pareciendo realmente intrigada. Sin embargo Kija ante esta nueva pregunta pareció quedarse sin respuestas. Después de todo no se le ocurría nadie a parte de un Dios que pudiera llegar a tener la capacidad de transmitir algún tipo de poder especial como los suyos.
-Solo reconócelo. Es imposible – declaró el muchacho convencido.
- Zeno repetirá su pregunta – intervino el rubio nuevamente con tono despreocupado mientras seguía comiendo su desayuno distraídamente-. ¿Acaso no es cierto que los niños se encuentran un regalo la mañana después de la nevada?
Yun frunció el ceño molesto.
-¿Se puede saber por qué insistes tanto en eso, bestia amarilla? – le echó en cara el joven genio.
-Porque el muchacho aún no ha respondido a la pregunta de Zeno – le respondió tranquilamente -. El muchacho nos ha dicho varias veces que antes de conocer al sacerdote vivía en una aldea pobre de la Tribu del Fuego. ¿El muchacho nunca recibió nada en esa fecha?
Todos se giraron a mirar a Yun expectantes, mientras que el joven parecía estar luchando consigo mismo y a la vez sentirse incómodo por toda la atención que estaba dirigida hacia él.
-¿Y eso qué más da? No tiene importancia – espetó finalmente el muchacho de forma evasiva.
-Entonces ¿por qué el muchacho no se limita a dar una respuesta? Es solo para resolver el misterio – insistió el rubio, sonriendo traviesamente.
-Nosotros los dragones es normal que no recibiéramos nada al vivir en aldeas ocultas, y Hak y Yona-chan tuvieron la suerte de pasar su infancia en familias sin dificultades económicas. Así que el único que puede confirmárnoslo eres tú, Yun-kun – intervino Jae-ha apoyando a su compañero sonriendo también traviesamente, ya que estaba disfrutando de la inusual visión de ver al joven genio todo azorado.
-Está bien. Sí – admitió finalmente Yun a regañadientes cierto que me encontraba algo al lado de mi lecho después de esa noche.
-Entonces es cierto – exclamó Yona entusiasmada.
-Lo sabia – espetó también Kija emocionado y Shin-ah abrió la boca con admiración.
-Pero solo era alguna pequeña cosa sin importancia como una pequeña fruta, una piedra rara pero sin valor o alguna otra baratija extraña – se apresuró en añadir el muchacho -. Cualquiera podría haber dejado eso ahí, aunque solo fuera para hacer una broma, así que no prueba nada. Cuando me mudé con Ik-soo no volví a recibir nada – insistió tercamente.
-Porque la calidad de vida del muchacho mejoró considerablemente a partir de entonces, ¿no? – le volvió a preguntar Zeno -. El muchacho tuvo la fortuna de dejar de ser uno de esos niños que se morían de hambre. Así que puede que ese encapuchado ya no considerara al muchacho un niño pobre y por eso no le volvió a visitar – razonó.
-Exactamente – concordó Kija, aceptando de buen grado su explicación.
-Ya has oído. ¿Qué vas a argumentar ahora, Yun-kun? – le preguntó también Jae-ha con una sonrisa traviesa, claramente reacio a dejar ir su nueva fuente de diversión.
-Ya basta. ¡Qué molestia! – espetó el joven genio ya comenzando a hartarse de que al parecer se hubieran confabulado para contradecirle -. ¿Se puede saber por qué insistes tanto con el tema, bestia amarilla? ¿Acaso sabes algo al respecto que no nos hayas dicho? – le echó en cara Yun.
-A pesar de haber vivido durante siglos todavía hay muchas cosas que Zeno no sabe – le respondió el dragón amarillo aparentando inocencia descaradamente -. Al final Zeno no es más que un pobre pollito ignorante, un pollito ignorante – reiteró con tono infantil.
-Eso no es una respuesta – le reprendió Yun molesto por sus evasivas.
-Ya, ya, Yun-kun. No tienes que molestarte tanto por las rarezas de nuestro anciano – trató de apaciguarle Jae-ha.
-Pero entonces ¿ese tal encapuchado sonriente es real o no? – insistió Yona, volviendo a sacar a relucir el tema de la discordia porque no quería quedarse con la intriga, y Shin-ah asintió dando a entender que él también quería saberlo.
-Ya os he dicho que es solo un rumor – repitió Yun, ya comenzando a hartarse.
-No, es real – declaró Kija tercamente señalándole de forma acusatoria -. Tú mismo has reconocido que recibiste regalos suyos.
-Reitero que eso no significa nada, cualquiera podría haber dejado esas cosas ahí – insistió el muchacho -. Y, ¿se puede saber desde cuándo eres tú un experto en el tema como para asegurarlo tan vehementemente? Hace apenas unos minutos ni siquiera sabías de la existencia de ese mito.
-Eso no importa – aseguró el dragón blanco con tono solemne y convencido -. Mi fe en él no es menos fuerte que la de cualquier otro por eso.
-No hables de ese tipo como si se tratara del mesías de algún tipo de religión extraña. Se trata de un simple cuento para niños – se quejó el muchacho hastiado.
-Pero también es cierto que hay mucha gente que asegura haber recibido regalos de él de niños – intervino Jae-ha, volviendo a aportar un argumento más razonable al ver que el tira y afloja de Yun y Kija no iba a ninguna parte -. Durante los años que viví en Awa conocí a gente de todos los rincones de Kouka, y todos contaban la misma historia sobre el encapuchado sonriente, algunos incluso se lo creían a pies juntillas. ¿Cómo se explica eso? – inquirió el dragón verde.
-Yo escuché a alguna gente comentar que el encapuchado sonriente no tiene por qué ser el mismo en cada lugar – añadió Hak -. Lo que quiero decir es que puede que se trate de algún grupo de personas que se asocien con fines benéficos para que los niños pobres tengan algún tipo de ilusión. Al estar encapuchados y trabajar en la oscuridad no se pueden identificar sus rasgos y la gente se puede confundir fácilmente pensando que se trata de una misma persona cuando en realidad son varios.
-Eso tiene sentido – concordó Yona pensativa.
-Nunca había pensado en esa posibilidad – admitió Yun entre dientes, pero sin poder negarse a esa opción.
-Entonces, ¿admites que el encapuchado sonriente puede existir, Yun? – insistió Kija, sin estar satisfecho hasta escuchar una admisión directa de su compañero.
Yun frunció el ceño contrariado, pero al encontrarse ya sin argumentos no le quedó más remedio que darles la razón.
-Está bien, admito que si las cosas son como ha dicho la bestia del Trueno, puede que exista. Pero como alguna clase de organización, no como una única persona. ¿Entendido?
Todos asintieron conformes, menos Shin-ah que ladeó la cabeza pensativo, como si todavía le estuviera dando vueltas a algo.
-¿Algo que añadir, Shin-ah? – le preguntó Yun con tono cansado, porque aunque ya tenía ganas de zanjar en tema prefería no arriesgarse a dejar cabos sueltos y que el tema volviera a salir a colación en otro momento.
-Entiendo por qué se le llama "encapuchado" – comenzó hablar el dragón azul con su habitual tono suave -. Pero, ¿por qué se le llama "sonriente"?
-Cierto, ¿por qué? – inquirió Yona también intrigada.
-Bueno, respecto a eso – tomó la palabra Jae-ha -. Según he oído, las pocas personas que han conseguido avistarle en medio de la noche aseguran que, aunque no pudieron distinguir sus rasgos, sí que pudieron ver su amplia sonrisa que brillaba tan intensamente que casi parecía emitir luz propia. O al menos eso dicen – añadió Jae-ha claramente escéptico.
-Increíble – exclamaron Yona, Shin-ah y Kija por su parte, pareciendo fascinados por la información de todos modos.
-Es imposible que la sonrisa de alguien brille – intervino Yun convencido -. Como mucho podría ser un efecto creado por el reflejo de la luz de la luna, pero nada más.
-Ciertamente, es lo más probable – concordó el dragón verde.
-Además, en los rumores siempre se terminan exagerando los detalles con el paso del tiempo – añadió Hak.
-De todos modos sigue siendo increíble – aseguró Kija convencido -. Que alguien se dedique a viajar repartiendo regalos en una noche tan fría, solo para que los niños pobres tengan alguna ilusión. Es algo totalmente admirable, y ese encapuchado sonriente, ya se trate de una o varias personas, merece todo nuestro respeto.
-Me gustaría poder conocerle – declaró Yona por su parte con tono soñador. Shin-ah mostró que concordaba con ella asintiendo vehementemente.
-Pues lo vas a tener muy difícil, Yona querida – la advirtió Jae-ha.
-¿Eso por qué? – preguntó Kija, que obviamente también quería conocer al que parecía haberse convertido en su nuevo ídolo.
-Obviamente, si hay gente que duda de su existencia como el muchacho, es porque no es tan sencillo verle – razonó Zeno distraídamente.
-Exactamente – le dio la razón Hak -. He oído que varias veces han intentado darle caza, ya sea por simple curiosidad o porque algunas personas consideraran molesto que algún tipo raro con dudosas intenciones pudiera estar campando a sus anchas cerca de sus hogares. Sin embargo, según tengo entendido, todos los intentos que han hecho hasta la fecha han sido infructuosos.
-Ciertamente, ese tipo es escurridizo – concordó Jae-ha -. Los pocos que dicen haber logrado verle fue por pura casualidad, y cuando trataron de perseguirle dicen que desapareció mágicamente entre las sombras, sin dejar rastro, ni siquiera pisadas en la nieve.
-Nadie puede desvanecerse en el aire sin más – aseguró Yun, con un mohín escéptico -. Esa gente se habrá inventado esas historias para llamar la atención.
-¡Ya lo tengo! – exclamó Kija repentinamente, como si acabara de tener algún tipo de revelación -. Ese encapuchado sonriente tiene que ser alguna clase de espíritu o fantasma capaz de adoptar forma corpórea. Eso explicaría el hecho de que pudiera desvanecerse y también que pueda desplazarse por todo el país con tanta rapidez, tal vez incluso pueda teletransportarse.
Todos parpadearon sorprendidos por los repentinos argumentos fantasiosos del dragón blanco, salvo Zeno al que pareció darle un ataque de risa.
-De qué te ríes, Zeno. Estoy hablando en serio – declaró Kija levemente ofendido.
-Zeno lo sabe. Solo has atrapado a Zeno con la guardia baja, no te enfades Hakuryuu – le pidió el rubio calmando su risa -. Sin duda la imaginación de Hakuryuu es increíble.
-No son solo fantasías mías – se quejó el dragón blanco -. Ya comprobamos cuando estuvimos en la antigua aldea de Seiryuu que los fantasmas realmente existen, que hay espíritus que se quedan vagando en la tierra durante años, o incluso siglos. Eso explicaría por qué el encapuchado sonriente ha seguido repartiendo regalos durante tanto tiempo.
-¿Te das cuenta de las estupideces que estás diciendo, Kija? ¿Un fantasma que se dedica a repartir regalos? ¿En serio? – le acusó Yun incrédulo.
-Bueno, la gente tampoco se creían al principio que los cuatro guerreros dragones existiéramos y aquí estamos. Somos reales – declaró Kija convencido.
-Deja de utilizar la existencia de los cuatro dragones para justificar cualquier estupidez que se te ocurra – se quejó el muchacho, llevándose una mano a la cara y suspirando con cansancio -. Ciertamente, es imposible razonar con idiotas. Qué molestia.
Kija estaba a punto de replicarle cuando Zeno intervino con tono conciliador:
-Zeno entiende tu punto, Hakuryuu. Pero, aunque es cierto que hay almas que pueden quedarse vagando en la tierra, éstas suelen estar atadas a una persona o un lugar concretos, no pueden desplazarse libremente. Y Zeno tampoco ha sabido de ningún espíritu que pueda adoptar forma corpórea o interactuar con objetos materiales del mundo de los vivos por si mismo sin haber poseído el cuerpo de otra persona antes.
-Ya has oído a nuestro venerable anciano, Kija-kun – se burló Jae-ha divertido -. Parece que tu teoría del encapuchado sonriente fantasma queda descartada.
Kija hizo un mohín de contrariedad, pero no insistió al quedarse sin argumentos.
-Otra vez será, serpiente alvina – le dijo Hak, sin poder resistir la oportunidad de burlarse de su compañero.
El dragón blanco frunció el ceño molesto y estaba a punto de replicarle, pero fue nuevamente interrumpido.
-Alto ahí, bestias. No empecéis con otra de vuestras estúpidas discusiones – les cortó Yun tajante -. Solo dejemos de una vez el dichoso tema del encapuchado sonriente e id todos a realizar vuestras tareas de una vez, o el tiempo se nos echará encima.
Todos se rindieron ante la autoridad de su "madre" y accedieron dispersándose para realizar sus respectivas tareas.
Yun suspiró pesadamente y luego procedió a recoger los dispersos platos del desayuno mientras se prometía que no volvería a sacar a colación ningún extraño rumor frente a esta panda de bestias raras, ni siquiera para distraer a Yona. Ya le habían terminado provocando jaqueca con todas sus tonterías.
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Aunque el tema del encapuchado sonriente estuvo presente en las mentes los miembros del Feliz Grupo de Hambrientos, en mayor o menor medida, durante el resto del día, no fue hasta la noche cuando casi todos ya se habían retirado a dormir y solo quedaron Yona y Hak sentados junto al fuego, que la chica se atrevió a volver a sacar el tema a colación.
-Hak. ¿Tú crees que el encapuchado sonriente podría venir esta noche? – le preguntó la chica.
La bestia del Trueno la miró de reojo alzando una ceja con incredulidad, como si no pudiera creerse que realmente la princesa acabara de preguntarle eso, sin embargo al atisbar el leve brillo de ilusión en los ojos amatista de la chica suspiró levemente y la respondió:
-Si ese tipo realmente existe, se supone que solo reparte regalos entre los niños pobres, ¿no? ¿Por qué debería venir aquí?
-Bueno, ahora somos un Feliz Grupo de Hambrientos, ¿no? No nos sobran los recursos económicos – razonó Yona tan convencida que era obvio que llevaba todo el día dándole vueltas al asunto -. Y Yun y yo todavía podríamos ser considerados niños, solo tenemos 15 y 16 años. Así que creo que podría venir – aseguró pareciendo realmente emocionada por la posibilidad.
-¿Por qué tienes tantas ganas de que venga? – la preguntó Hak sin poder contenerse -. En realidad es solo un tipo siniestro que deja baratijas sin valor a los niños.
-El detalle es lo que importa, no empieces a criticarle como Yun – se quejó la chica con un leve mohín de disconformidad -. Y no es siniestro, solo misterioso.
-¿Por qué te importa tanto? – reiteró la bestia del Trueno -. Hasta hoy mismo ni siquiera sabías de su existencia y hasta ahora has estado bien sin recibir ningún "regalo" suyo, ¿no?
-Sí, pero realmente me gustaría que viniera, aunque no me dejara nada, me hace ilusión – insistió la chica -. Solamente me gustaría conocerle. Si realmente hace eso por los niños pobres tienen que ser alguien increíble y admirable – aseguró con los ojos brillándola de ilusión nuevamente y Hak volvió a suspirar resignado.
-Aunque realmente viniera, es casi imposible que le veas porque con lo cuidadoso que parece ser ese tipo no se acercará a menos que tenga la seguridad de que estamos todos dormidos – razonó Hak, tratando de quitarla de la cabeza a la chica lo que en su opinión era una idea tonta -. Si se da cuenta de que hay alguien esperando su llegada no se arriesgará. Así que de cualquier forma es imposible que le conozcas. Solo ríndete.
-Entonces solo tenemos que fingir que dormimos mientras le esperamos – declaró la chica convencida.
-¿Si realmente fuera tan tonto como para caer con ese simple ardid no crees que alguien ya habría conseguido darle caza? – la preguntó la bestia del Trueno escéptico.
En un primer momento la chica pareció abatida por sus crudas palabras, pero poco después la determinación volvió a arder en sus ojos.
-Bueno, no lo sabremos si no lo intentamos – afirmó segura de sí misma -. Así que vámonos a acostarnos y a esperar a ver si viene. Tú también Hak – señaló la chica mirándole acusatoriamente -. Si te quedas aquí vigilando de ninguna manera se acercará.
-¿Has olvidado que ahora somos fugitivos buscados, princesa? – inquirió alzando una ceja incrédulo -. De ninguna manera podemos dejar el campamento de vigilancia.
-Pero…
-Pero nada – la cortó Hak tajante -. Solo olvídate de ese tipo y vete a la dormir de una vez princesa, ya es tarde -. La chica hizo un exagerado mohín de disconformidad y la bestia del Trueno suspiró pesadamente -. ¿No te das cuenta de que de cualquier forma es imposible que venga? ¿Cómo va a dar con nosotros si estamos en un campamento oculto en medio de ninguna parte? Ya oíste antes a ojos caídos, al parecer ese tipo no visitaba las aldeas de los dragones al ser su ubicación desconocida para la mayoría de la gente, así que tampoco dará con nosotros aquí.
El mohín disconforme de Yona no desapareció, pero dejó caer sus hombros y parecía realmente decepcionada. Al parecer finalmente se había rendido al no encontrar argumentos para rebatirle.
-Pues entonces al año que viene nos aseguraremos de estar cerca de alguna zona habitada en estas fechas. Pero yo quiero conocerle – declaró la chica tercamente.
-Sí, sí – le dio la razón Hak reiteradamente. Si con eso conseguía que ella se quedara conforme por ahora la daría la razón, al año que viene ya vería cómo lidiaba con ello.
Yona frunció el ceño, claramente desconfiando de que su compañero hubiera aceptado tan fácilmente, sin embargo no porfió más y se levantó de su asiento.
-Entonces, hasta mañana, Hak – se despidió la chica mientras se encaminaba a la tienda de campaña que compartía con Yun -. No te quedes de guardia más rato del que te corresponde, asegúrate de despertar a alguien que te releve – le advirtió la chica sabiendo que la bestia del Trueno había llegado a hacer eso mismo otras veces antes.
-Sí, sí – volvió a asentir el hombre a la vez que hacía un gesto de desestimación con la mano -. Solo vete a dormir de una vez, o te saldrán ojeras por la falta te sueño y te volverás todavía más fea.
Yona no se molestó en replicarle, pero le sacó la lengua descaradamente cuando él no estaba mirando y finalmente se metió en su tienda de campaña a dormir.
Hak suspiró pesadamente y alzó la vista al cielo cuajado de estrellas iluminado por una luna creciente que se estaba alzando en el horizonte y hacía que la blanca nieve brillara de forma casi mágica.
-El encapuchado sonriente, ¿eh? – murmuró el hombre pensativo, pero luego sonrió burlonamente y se encogió de hombros -. Como si alguien así realmente pudiera existir – espetó escéptico.
La bestia del Trueno agarró un par de trozos de leña y los echó al fuego, para luego ponerse a atizar la hoguera para avivar las llamas que estaban cada vez más mortecinas, después de todo la noche se estaba volviendo cada vez más fría; sin percatarse de que amparado por las sombras del bosque que rodeaba el pequeño claro en el que habían acampado había una persona encapuchada observándole.
La figura del desconocido, que estaba parcialmente oculta detrás del tronco de un árbol, se quedó mirando a Hak fijamente durante unos segundos. Hasta que el encapuchado se giró para alejarse adentrándose en el bosque sin hacer ni un solo ruido más que el casi imperceptible crujido de pisadas sobre la nieve. Su figura fue alcanzada por un único rayo de luna durante un segundo, aunque fue suficiente para hacer brillar la amplia sonrisa que este esbozaba debajo de la capucha que ocultaba el resto de su rostro, para al instante después desaparecer completamente entre las sombras.
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¡FELIZ NAVIDAD! *silencio sepulcral*
Vale, entonces… ¡Feliz día de "no-Navidad"! Ciertamente planeaba publicar este fanfic en Navidad, pero entre que se me echó el tiempo encima por estar absorbida con otros proyectos y que por los spoilers tanto del manga como del OVA no hacían que me sintiera en un estado de ánimo adecuado para escribir algo así, finalmente no pude tenerlo a tiempo. Pero esta es una idea que se me ocurrió mientras pensaba actividades de Navidad para el foro El feliz grupo de hambrientos, y gracias a un comentario inocente que me hizo mi hermano cuando le pregunté a él también ideas para eso que accionó el interruptor de mi inspiración sin saberlo (mi inspiración es de gatillo fácil, ¿vale? XD) El caso es que la idea no dejaba de darme vueltas en la cabeza, así que no pude evitar lanzarme a escribirla de todos modos. Más vale tarde que nunca, ¿no? Además, esto puede estar relacionado con la Navidad o inspirado en ella, pero realmente es algo que supuestamente ocurre después de la primera nevada copiosa, y eso no tiene por qué ser necesariamente en Navidad y ni siquiera en una misma fecha cada año, así que tampoco pasa nada por haberlo publicado un día distinto a la Navidad, ¿no?
En fin, el caso es que quería escribirlo aunque fuera tarde, y espero poder publicar el siguiente y último capítulo (o al menos esa es mi intención aunque con mi rebelde inspiración nunca se sabe XD) antes de que termine el año, pero no puedo asegurarlo. De cualquier forma lo que sí está confirmado es que mañana jueves publicaré el siguiente capítulo de "Lluvia de amaneceres" y el sábado el de "AMNESIA", así que no os quejaréis porque entre unas cosas y otra os voy a tener bien surtidos casi todos los días. Entre unas cosas y otras no puedo parar de escribir, pero no pararé hasta que reviente XD
También quiero volver a aprovechar la oportunidad para animaros a participar en otra actividad del foro El feliz grupo de hambrientos para celebrar el cumpleaños de Shin-ah en enero. La actividad se llama "¡Desde otros ojos!", podéis ver más detalles sobre ella en el topic "El rincón de Shin-ah" de este foro, pero os adelanto que básicamente consiste en escribir un one-shot relacionado con Shin-ah desde la perspectiva del personaje que te toque por un sorteo. El plazo de inscripción ya está abierto y hay mucho plazo para escribir, todo el mes de enero de hecho, así que si disponéis de poco tiempo no tiene porque ser un problema. Si amáis a Shin-ah, esta es vuestra oportunidad de demostrarlo, colaborad para que en enero el fandom se desborde con la ternura y la lindura de nuestro dragón azul. Él se merece más amor y lo sabéis.
En fin, espero que os haya gustado la idea de este fanfic, tened paciencia esperando el próximo capítulo, y ya nos veremos en alguno de mis próximos fanfics o traducciones.
