Dos palabras.

By Senshi Hisaki Raiden.

Martes 7 de Marzo del 2006.

Quiero aclarar que los personajes de Beyblade pertenecen a Takao Aoki y que no persigo ningún fin lucrativo al realizar este fan fic.

Advertencia: Esta historia contiene Shonen ai (relaciones entre hombres) así que si no te gustan este tipo de historias no sigas leyendo.

NOTAS DE LA AUTORA:

Hola n.n ¿cómo están? Yo bien… ¬¬ bien cansada con la escuela y el trabajo, pero aun así me di tiempo para escribir este fic…

Yami Hisaki: ¬¬ en lugar de que actualices Buscándote o el Fénix el tigre y el Dragón, vienes a dejar otra cosa inconclusa.

¿Y que quieres? n.n el ingenio del escritor nunca descansa.

Yami Hisaki: Dices… ¬¬ haber a quien le vas a hacer pasar un mal rato ahora…

n.n A todos para no perder la costumbre. Bueno, espero que este fic les guste… aunque me temo que más de una me odiará por el, pero bueno… creí que de otro modo sería muy simple y clásico. Okas. Espero que alguien me deje algún review aunque sea para decirme que soy mala XD XD.

Yami Hisaki: O.o ¿Pues que escribiste?

Ya verás.

Aclaraciones:

–Diálogos; "..."– Resaltar palabras o frases; ---Cursiva--- Recuerdos; /…../ Pensamientos.

Capítulo 1: Incertidumbre.

El cielo estaba despejado y el sol brillaba intensamente cuando el avión arribó a tierras niponas y solo en el transcurso del aterrizaje y el desbordar se hicieron treinta minutos más y para entonces el cielo que antes estaba tan azul se había cubierto de nubes de lluvia. Un joven de unos 20 años de cabellos alborotados y en dos tonos: grises al frente y negros atrás se quedó estacionado allí, en la puerta de salida del aeropuerto. Sus ojos eran de un peculiar tono lila, llevaba puestos unos pantalones negros, una chamarra azul y una bufanda blanca y larga en su cuello. No parecía llevar nada más que lo que llevaba puesto a pesar de haber venido de un país tan remoto a Japón. Habían pasado casi cuatro años desde el torneo de Justice-five que Valkov había organizado contra Takao y los demás al apoderarse de la BBA. La BBA se había levantado de nuevo pocos meses después de la Valkov fuera derrotado y el alto edificio de BEGA que fuera derribado después de la batalla de Kinomiya contra Brooklyn ahora estaba totalmente renovado. Y ahora dentro de unos días empezaría un torneo para profesionales. A pesar de haber recibido una invitación, él no había ido a participar… había dejado el Beyblade desde hacía un casi dos años y nadie más que Takao lo sabía. Su hiperactivo y obstinado amigo y rival no había dejado de insistirle en que no lo dejara, y aun ahora insistía a pesar de que ya había pasado tiempo. Pero ¿Qué hacía allí si no iba a participar?

Takao se había tomado la molestia, de nuevo, de llamarlo para insistirle, cuando le habló estaba igual de animado que siempre con su misma actitud la que le conocía desde que tenía 13 años, él por su parte apenas y dijo algo además del acostumbrado "Bueno" que se dice cuando contestas el teléfono, pero hubo algo distinto en aquella conversación, pues después de que Takao había dicho todo lo referente al torneo de profesionales y ante su silencio agregó:

---No vas a venir, ¿verdad? –Extrañamente a Kai le había parecido que Takao sonaba… triste o algo así– de cualquier modo me dio gusto saludarte, aunque más me hubiera gustado que vinieras---

Después de eso había colgado. Kai aun le costaba entenderlo, pero si bien había muchas cosas que no le importaban, las palabras de Takao no eran una de ellas. Lo que Takao decía nunca pasaba por alto para él, desde que lo conoció había sido así, de hecho Takao era el único que podía sacarlo de su mutismo indiferente, aunque fuera solo para discutir y es que aunque había tardado en aceptarlo Takao se había convertido en un verdadero rival y… amigo. Si bien la mayoría de su pubertad Takao no le había parecido un chico muy brillante, en más de una ocasión lo sorprendió con sus habilidades para el Beyblade, el deporte que tanto amaban los dos. Fanfarrón, alardista y exhibicionista habían sido algunos de los calificativos con que llegó a catalogarlo. Siempre pensó que su opinión acerca de él jamás cambiaría, pero se había equivocado, las cosas comenzaron a cambiar desde que Takao se preocupó por salvarlo del agua fría en Rusia aun después de que él intentó arrebatarle a Seiryu, de hecho a Takao no le había importado nada de eso, él solo lo quería de vuelta. Y desde entonces se dio cuenta de que Takao lo aceptaba tal como era, inexpresivo y poco amable, y no entendía por que alguien como Kinomiya lo quería a su lado a pesar de ser un témpano de hielo andante.

Del cielo comenzaron a caer gotas de lluvia, pero hacía calor, eran finales de abril. El torneo del que Takao le había hablado era un torneo de verano y no había nada más emocionante para Takao que eso, después de tantos días de escuela, era probable que por ello estuviera tan emocionado. La lluvia aumentó cuando el se decidió al fin a caminar y abandonar el aeropuerto, su ropa comenzó a mojarse pero eso no pareció importarle y pese a que los Taxistas lo invitaron a abordar el los ignoró a todos, cuando llovía era el momento en que la calle estaba sola y tranquila, justo como a él le gustaba. Necesitaba un momento para reflexionar los sentimientos que ahora vivían en él. Había querido creer que Takao sólo era su amigo y rival, pero la verdad era que se había dado cuenta de que la mayoría del tiempo estaba pensando en él, aunque fuera de forma negativa; y por vencerlo había hecho de todo; y cada vez que beyblatalló contra él nunca se sintió decepcionado a pesar de fracasar una y otra vez en su intento de arrebatarle el título de campeón. No era mentira que quería apoderarse del título, pero esa no era la única razón por la que siempre buscaba la manera de enfrentarse a él. Fue después que se dio cuenta que tan solo en una beyblatalla podía expresar libremente sus emociones y sentimientos y transmitírselas a Takao, había sido en gran medida eso lo que había propiciado que su amistad se volviera más estrecha y que Takao llegara a comprenderlo a pesar de ser tan reservado. De hecho se había retirado del Beyblade cuando se dio cuenta de que lamentablemente esa era la única manera que tenía de corresponder su amistad y él ya no quería eso, quería encontrar otro modo, y ahora que estaba de vuelta en Japón lo haría… le ofrecería más que una Beybatalla, le ofrecería por fin… su amor.

Tras de la lluvia el sol y nunca me sentí mejor,

no sé lo que pasó que el mundo de color cambió.

y es que tú apareciste así y sin saber te has metido en mí.

Llegó al río y se detuvo un momento justo allí, la lluvia no había parado aun, pero el sol ya comenzaba a dejar caer sus rayos a través de las nubes, cada vez más blancas, anunciando el próximo cese de lluvia. Una pequeña y fina sonrisa se dibujó en sus labios. Fue allí donde lo vio por vez primera y entonces jamás se imaginó en lo que terminaría ese primer encuentro, primero solo se enfrentaría a él en el torneo local, después se volvieron compañeros de equipo y él su capitán, después se volverían enemigos y luego amigos y al final rivales, ¿Y ahora…?

La lluvia cesó y por fin el sol brilló en su totalidad comenzando a brindarle un agradable calor sobre sus ropas mojada y pegadas a su cuerpo. Estaba todo mojado, pero eso no le importaba, era verdad que había muy pocas cosas que le importaban. Tan solo unos cuantos pasos más y unos cuantos momentos más y al fin estaría con ese chico que había descongelado su frío corazón, le diría cuanto lo amaba, pero… ¿Takao sentiría lo mismo que él? ¿Le correspondería? No, aun si no fuera así no había lugar apara dudas, Hiwatari Kai nunca se echaba para atrás en sus decisiones. Takao era él único que se había interesado y preocupado por él verdaderamente y sin él su vida no tendría sentido, volvería a estar solo y su corazón se rompería al fin y no volvería a sentir.

La lluvia había dejado un agradable olor a tierra mojada y el dojo Kinomiya lucía majestuoso, se quedó de pie frente a la construcción por un largo rato, si es que Takao lo rechazaba quería recordar si era posible todos los bellos momentos que pasó en esa casa con él, con Max, Rei y Kyouji. Antes de que su corazón muriera definitivamente.

–¿Kai? –Escuchó una voz conocida y al voltear se halló con el abuelo de Takao– ¿Eres tú? –preguntó el anciano.

Kai solo asintió.

–¡Claro que eres tú! –Dijo el hombre echándose una carcajada, y Kai no pudo más que sonreír para sus adentros, era de la familia de Takao estallar en risas por todo. –Por poco y no te reconocía, es más creí que tenia un nuevo alumno. –Dijo en seguida el anciano sonriendo. –Seguramente vienes a ver a Takao… Pasa, pasa, a él le alegrará verte, estoy seguro.

–Gracias –dijo entrando a la casa y estaba por instalarse en la sala y en un sillón cuando escuchó…

–¿Kai?

Tanto pensar en tí ya me ha hecho decidir,

me cuesta mucho pero te lo voy a decir

y es que yo ya no puedo más y ya no me importa lo que vaya a pasar…

El aludido alzó la vista hallándose con el joven peliazul de ojos carmín. Takao se veía muy bien demasiado bien, ya estaba en los 19 años, y no lo había visto en casi dos años por lo que estuvo por dejar a sus sentimientos actuar y correr y abrazarlo, pero eso sería tan… tan "no Kai" que tuvo que contenerse, tenía que admitir que se veía ligeramente distinto, pero los 19 años le asentaban bastante bien y por la expresión en su fino rostro no había dudas de que ese era su Takao "¿Su Takao?" genial, aun no le decía lo que sentía y ya lo estaba marcando como suyo, lo que hace el amor.

–¿Qué estas haciendo aquí? –preguntó Takao muy confundido de ver allí al peligris.

–Me hablaste, ¿no? –Dijo Kai con simpleza tomando asiento.

Takao se confundió aun más ante su repuesta y se acercó incrédulo hacía el como aun creyendo que estuviera teniendo una alucinación o algo parecido.

–B-bueno,… si, pero…–Dejó sus palabras incompletas en cuanto se percató de las condiciones de su amigo– ¡Kai, estas todo mojado!

–Comenzó a llover en cuanto salí del aeropuerto. –Dijo con indiferencia.

–¿Por que no tomaste un taxi? –Dijo el joven peliazul mirando los cabellos mojados de Kai

–Quería caminar.

–¿Por qué no me avisaste que vendrías? Te habría esperado en el aeropuerto –reprendió Takao dejándolo un momento para ir por una toalla, Kai sonrió ante eso, de nueva cuenta Takao estaba más preocupado por él que él por sí mismo. Para Kai una lluvia no era nada después de los duros entrenamientos bajo la nieve que había tenido cuando estaba en la abadía o cuando se ponía a entrenar con el único objetivo en mente de derrotarlo. Minutos después Takao volvió a la sala con una toalla doblada en sus manos estirando el brazo para dársela.

Kai solo la miró y desvió su vista con indiferencia.

–Así estoy bien –dijo pero sabía que Takao no aceptaría eso.

–Kai, tómala, si no te secas enfermarás. –Insistió Takao agitando la toalla frente al rostro de Kai, pero…

–… –Kai no respondió.

–¡Kai! –Le reprendió de nuevo Kinomiya hartándose de la actitud indiferente de su acompañante.

–Si me enfermo… ¿Qué más da? –Dijo Hiwatari con poca importancia.

El peliazul se molestó y en un arrebato desdobló la toalla y cubrió a Kai con ella disponiéndose él mismo a secar a su antiguo rival.

–¡A veces no te comprendo! –Refunfuño en voz alta el campeón mundial– ¡Vas por allí, sin preocuparte por nada, ni siquiera por ti mismo! ¡Pues en qué estas pensando!

Kai escuchó eso sintiendo como a pesar de estar molesto Takao lo secaba con cuidado de no molestarlo con la toalla y al escuchar su voz molesta y esa ultima pregunta no pudo hacer más que contestarle…

–En ti –dijo con tanta naturalidad que Takao ni siquiera se percató de lo que había dicho.

–Aja, ¡Seguro! –Dijo con molestia– Ahora va a resultar que la culpa es mía.

Kai se sorprendió un poco, Takao seguía siendo igual de despistado pues ni si quiera se había dado cuenta de lo que le había dicho por lo que recalcó.

–Así es… la culpa es tuya.

Después de decir eso sintió como Takao dejó de secarlo y se había quedado quieto, lentamente sintió como apartaba la toalla de su rostro y como lo miraba con sus orbes trémulas, rojizas y confusas.

–¿Qué dijiste…? –Le preguntó.

Los ojos de Kai se fijaron en él, y apartando con cuidado la toalla de su rostro para que Takao lo pudiera ver bien agregó.

–Takao… hay algo que necesito decirte.

El nombrado lo miró con suma atención y se sentó a su lado.

–Tú dirás…

–… –Justo cuando Kai percató que Takao tenía puesta toda su atención en él, sintió que la voz se le fue y no pudo articular nada, su corazón amenazaba con salir de su pecho de tan rápido que estaba latiendo, jamás se había sentido tan expuesto y nervioso como se estaba sintiendo… ¿Miedo? ¿Acaso tenia miedo? –/¿Y si Takao no me corresponde/ –, fueron sus pensamientos y sintió como las lágrimas comenzaban a juntarse en sus ojos, –/Si él no me ama yo… no creo poder soportarlo, pero…/

Solamente tú me puedes destruir o salvar;

dos palabras bastarán.

y te podría esperar hasta que se evapore todo el mar,

pero tú no dices más.

–Takao… Yo…– Las cosas no volverían a ser las mismas después de eso, eso de seguro, pero no podía callar más, necesitaba sacar lo que su corazón había tratado de disfrazar por dos años con amistad, no… ya no podía más, pasara lo que pasara le diría todo a Takao.

–¿Qué pasa Kai? –preguntó Takao ante el silencio de Hiwatari, estaba desconcertado, hacía una semana que había hablando con él por teléfono y después de casi dos años de no verlo… ahora estaba allí, en su sala, sentado junto a él, tratando de decirle algo. En verdad que Takao no tenía ni la menor idea de por qué Kai estaba allí. Pero si había venido desde Rusia solo para decirle algo, debía ser muy importante, y por supuesto que si Kai estaba en problemas, él haría todo lo que estuviera en sus manos para ayudarlo, por eso era su amigo, de hecho aunque Max y Rei tambien eran sus amigos, habían estado más tiempo con Kai, y el ruso japonés era su mejor amigo pues los últimos años habían compartido muchas cosas y él lo quería mucho.– Kai, vamos –comenzó Takao poniendo su mano sobre la de Kai, no era normal ver a Kai tan abatido por algo, Takao sintió como Kai se agitó levemente ante su tacto y retiró la mano, había olvidado de pronto que a Kai no le gustaba que lo tocaran–, sabes que puedes confiar en mi, por eso somos amigos. –Estaba por apartar su mano, pero no lo hizo debido a que lo que Kai hizo lo dejó inmóvil… Kai estaba sonriendo, con una de esas pocas sonrisas limpias y sinceras que él había podido verle un par de veces, de hecho solo él conocía esa sonrisa y estaba seguro de algo… había melancolía en ella.

–¿Kai? –repitió Takao preocupado.

Kai por su parte no podía más que sonreír por aquellas palabras, Takao siempre había estado allí con él cuando lo necesitaba, pero ahora Kai ya no quería solo una amistad con Kinomiya… no, el necesitaba ahora más que eso.

Takao no tuvo mucho tiempo para pensar algo pues lo siguiente que sintió lo dejó más fuera de sí, Kai había tomado su mano obligándolo a mantener esa cercanía con él.

–Takao… –empezó Kai de nuevo– solo he venido a decirte que… te quiero.

–¡…! –Takao abrió más sus ojos sorprendido– ¿Qué…?

–Es verdad Takao –Dijo Kai– antes no quise darme cuenta, pensé que solo era una obsesión por vencerte, pero… no, no es así, esto que siento… es amor… te amo Takao.

Después de esas palabras, el peliazul no dijo nada, solo se quedó con sus orbes muy abiertas atisbando a Kai... y si es que pensó en decir algo le fue imposible decirlo, pues Kai se puso de pie y...

–Solo quería que lo supieras, ya me voy –dijo el peligris con la mirada baja y así caminó hasta salir del Dojo cerrando la puerta tras de si. Se quedó allí unos segundos y después siguió hasta salir de la casa totalmente.

–¿Ya te vas Kai? –escuchó la voz del abuelo.

–Si –contestó.

–¿Tan pronto? –Preguntó el sujeto apoyando sus manos en una escoba de bambú que tenía en ese momento– ¿No te quedarás a cenar?

–No… gracias –espetó apresurado, solo quería salir de allí. No podía creer que hubiera dicho todo lo que sentía y Takao… él, no hubiera dicho nada, de hecho no había querido escuchar lo que Takao diría… no quería escuchar que no sentía lo mismo por él… no quería ser rechazado… lo mejor era huir…

No sé si estuvo bien decirte toda la verdad,

tal vez así lo entiendas y lo sepas valorar.

Siguió caminando si detener su paso y sin saber a donde ir en realidad.

/¿Miedo/ –, si, no había otro modo de llamarlo, la verdad es que si había sentido miedo, no solo de no ser correspondido, si no tambien de serlo… iba tan distraído que pasó muy cerca de alguien que iba por la calle alcanzando a golpearlo.

–Fíjate por donde vas –.escuchó la voz molesta de aquel.

Kai no pensaba a hacer caso, pero, esa voz le sonó muy conocida. Se volteó y miró la espalda de un joven de cabellos rojos.

–¿Yuriv? –Dijo.

Al instante de decir eso aquella persona se volteó.

–¿Kai? –Dijo el joven pelirrojo al reconocer a esa persona frente a él, pero la expresión tambien saltó con duda pues no parecía tener mucho sentido el que aquel joven estuviera por allí después de que casi hacían dos años que se había retirado a Rusia. Las facciones del pelirrojo cambiaron y su muy conocida sonrisa irónica, para Kai, apareció en sus labios. –Hola Kai, ¿cómo has estado?

–¿Qué haces aquí Yuriv? –fue la pregunta tosca que lanzó el peligris.

–Si, yo tambien me encuentro bien –contestó un deje de ironía– vaya Kai. Veo que sigues tan atento como siempre.

–Pensé que estabas en Rusia –dijo Kai sin tomar en cuenta nada de lo que Yuriv decía.

El pelirrojo se paró con las piernas abiertas para mejor equilibrio, y con los brazos cruzados agregó.

–Bueno, si te tomaras la molestia de llamar por teléfono sabrías que estoy en Japón desde hace dos años.

–¿Dos años? –reiteró Kai mirando a Ivanov con incredulidad, pero… había algo raro… Yuriv parecía dirigirse a…–¿A dónde vas?

Yuriv sonrió ampliamente con ironía, igual que siempre.

–Solo cumplo con mi visita del día a Kino-chan.

Kai se sintió muy confundido.

–¿Qué? ¿Qué es eso?

–No seas grosero –dijo Yuriv con obvia molestia–, aunque pido demasiado, Kino-chan es como le llamo a Takao.

La declaración no agradó nada a Kai.

–¿Desde cuando lo llamas así? –Dijo acercándose a él de modo amenazante.

–No tengo por que responderte esa pregunta –dijo esta vez con un tono serio plasmado en su blanco rostro.

Kai se desesperó y precipitándose a Yuriv lo sujetó del cuello y casi y lo alzó del suelo.

–¡Desde cuando! –Exigió respuesta.

–¡Desde que salí del hospital! –contestó Yuriv tambien gritando– desde entonces vengo a verlo diariamente, a Takao le debo la vida, si no fuera por él, el maldito de Valkov me habría matado ese día en BEGA.

–¿Qué es lo que buscas? –continuó con el interrogatorio, cada vez apretando más duro el cuello del pelirrojo, pero este aun tuvo fuerzas para sonreír con ironía a pesar de la situación en la que se hallaba.

–Lo que yo quiera con él, no es asunto tuyo.

–¡Si lo es!

Yuriv miró los ojos lilas de Kai y se burló.

–No lo puedo creer. ¿Sientes celos de mi, Kai?

–Él es la persona que más me importa y yo no permitiré que tu…

–¿Que me quede con él? –le completó Yuriv– ¡Pues estas completamente loco si crees que él irá contigo después de todas las veces en que te largaste y lo dejaste solo –Soltó Yuriv mirándolo con desdén– Takao y yo somos más que amigos y jamás me ha dicho que tu le intereses.

–Estas mintiendo –replicó Kai– el me hablo hace una semana, dijo que quería verme.

–¡Que gran cosa! –Ironizó demasiado– seguramente te habló del torneó, ¿no? Pues en este torneo de profesionales él y yo seremos pareja, si es que te habló no es por que te necesite, así que lo mejor para ti será que te vayas por donde viniste Kai, Takao está bien aquí conmigo.

–No…–Dijo Kai– eso no es cierto– apretó más duro– ¡Estas mintiendo!

–¡Kai!

Ambos escucharon la voz de quien hablaban.

El peligris soltó a Yuriv quien se dejó caer al suelo.

–¡Yuriv! –Corrió Takao a verlo– ¿Estas bien? –le preguntó al otro agachándose junto a él, ante los trémulos y atónitos ojos de Kai.

Yuriv tosió.

–Si… estoy bien –Respondió mirando a Takao con una mirada dulce y tomando la mano de este.

Kai no podía creer lo que estaba viendo…

–¿Qué pasa contigo, Kai? –El aludido reaccionó mirando el rostro de Takao que le reclamaba por su comportamiento. Y Kai no recordaba haberse sentido tan mal en toda su vida, como se sentía en ese momento; bajo la mirada molesta de su querido peliazul, quien lo miraba de aquel modo por causa de Yuriv, sintió que su mundo se hundía, no podía soportar esa mirada, y no estuvo seguro de cómo fue, pero cuando se dio cuenta ya estaba corriendo lejos de allí.

–¡Kai!

Creyó oír como Takao lo llamaba pero el no detuvo su carrera… ahora estaba convencido… Takao no lo amaba, su querido peliazul, su mejor rival, su mejor amigo… lo había perdido.

Solamente tú me puedes destruir o salvar;

dos palabras bastarán.

Y yo te podré esperar hasta que se evapore todo el mar

Pero tu no dices más…

…Por eso Takao no le respondió, por eso en cuanto lo vió estaba extrañado. Seguramente a quien esperaba era al pelirrojo.

Kai se detuvo cuando llegó al puente y al río. Allí dio unos cuantos pasos vacilantes y no aguantó más… las rodillas se le doblaron dejándose caer hincado y entonces… se soltó a llorar.

¿Llorando? ¿Kai?

Sería imposible e irreal para alguien creer eso… pero las lágrimas congeladas de Kai se deshacían y escapaban al fin por sus ojos. Aquellas lágrimas contenidas cuando murió su madre y que se habían congelado por el odio, el odio hacía su abuelo.

–¿Kai…?

Al escuchar esa voz se paró de inmediato tratando de ocultarse.

–¿Qué haces aquí? ¡Vuelve con Yuriv!

Takao estaba muy sorprendido… Kai estaba llorando, no creyó que viviera para ver tal suceso.

–¿Por que lloras Kai? –Preguntó estúpidamente.

El peligris no se lo podía creer, cómo era posible que Takao no lo comprendiera…

–Por que te amo…

Takao sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar eso de nuevo.

–Hace unas horas… este sentimiento me hacía feliz y ahora… me esta destruyendo…

El peliazul bajó la vista con los ojos trémulos.

–Kai… yo…

–Lo sé… tú no me amas, pero… no importa… no tienes que corresponderme –dijo dándose vuelta para irse.

–¡Espera! –gritó Takao y cuando miró a Kai detenerse se arrepintió– Yo si… quería… verte Kai… –dijo con voz lánguida.

Kai se quedó de espaldas escuchando.

–Se que quería verte –Dijo Takao bajando la vista de nuevo al piso–, pero… no sé, ¡No sé por qué! –dijo sintiéndose frustrado.

Kai se volvió.

–Tal vez… es por que somos… amigos.

Takao alzó la mirada viendo el rostro batido de Kai y se sintió muy mal.

–¡No sé lo que pasa Kai! –Dijo el peliazul con desesperación sacudiendo su cabeza– me has dicho que me amas y yo… no sé que decir ¡No sé qué hacer!

–Tienes a Yuriv… ¿no? –Espetó Kai con dolor.

–Yuriv…–Murmuró Takao y sus ojos se entrecerraron con una gran ternura– desde que se recuperó y salió del hospital comenzó a visitarme, él… ha estado conmigo todo el tiempo, por eso le prometí que juntos ganaríamos el campeonato profesional.

Conforme Takao hablaba las esperanzas de Kai morían… no había querido creerlo, pero sin lugar a dudas en ese tiempo Yuriv se había ganado el corazón de Takao. Pero… ¿Qué quería decir Takao con eso de que Yuriv siempre había estado con él? ¿Cómo era posible? ¿Entonces por qué Takao no lo amaba a él? ¿Cómo podía Takao desechar cuatro años de pertenecer al mismo equipo y de conocerlo, por dos años con Yuriv? Kai sintió como la sangre le comenzó a hervir, no era justo ¡No lo era!

–¿Lo amas a él? –escapó de sus labios con tono lúgubre.

–… –Takao no dijo nada.

–Respóndeme, ¿Lo amas? –Dijo mirándolo con sus fríos cristales lilas.

–No me preguntes eso Kai –Suplicó Kinomiya.

Kai rebasó el espacio entre ellos y sujetó a Takao bruscamente de los hombros.

–¡Por qué lo amas a él y no a mí!

–Kai… suéltame… me lastimas –se quejó el peliazul.

Las orbes lilas de Kai temblaron… miró a Takao frente a él y no pudo evitarlo, ya no podía más, se sentía frustrado, desesperado. Y jalando a Takao de los hombros hacía sí, lo besó. El peliazul se quedó atónito, paralizado, finalmente hizo un vano intento por soltarse.

Kai reaccionó de lo que hacía y soltando a Takao se apartó.

–¿Por qué haces esto, Kai? –dijo Takao con los ojos llenos de lágrimas– ¿Por qué tú…?

Yuriv iba corriendo por la calle hasta que a lo lejos miró a Takao y a Kai.

–¡Kino-chan!

Takao escuchó, pero no volteó su mirada estaba sobre Kai.

–…lo… siento…–Dijo el ruso-japonés dando unos pasos hacía atrás alejándose de la banqueta del puente.

Takao no sabía que hacer o que decir para que Kai no siguiera sufriendo, pero… no podía hacer nada, es más sentía que estaba empeorando las cosas ¿Por qué tenía que pasar eso?

–¡Lo siento! –gritó Kai dándose vuelta precipitadamente hacía la carretera.

Takao escuchó rechinar las llantas de un automóvil sobre el asfalto y como algo golpeaba contra el chasis de dicho auto, después todo quedó en calma…

Takao se llevó las manos a la cara.

–No… no… Kai…–balbuceó asustado– ¡KAI! –Gritó.

CONTINUARÁ…

00000000000000ooooooooooooooooooooo00000000000000

Yami Hisaki: O.O ¿Cómo pudiste hacerle eso a Kai-kun?

Er… pues así va la historia Yami-chan.

Yami Hisaki: Que cruel eres…

Siiii! Muajajajajajajaja

Yami Hisaki: T.T y no estas arrepentida… pero… O.o ¿dice continuará? ¿No era un capítulo único?

Era… después se me ocurrió hacerlo más largo, pero no creo que pase de los tres capítulos. Bueno… dejen me un review si quieren que continué con la tortura… er, con la historia, es muy fácil solo denle al botocito morado que dice "Go" en la esquina izquierda y ya.

Yami Hisaki: T.T Eres mala.

Comentarios, sugerencias, amenazas de muerte, jitomatazos y de más frutas y legumbres (siempre digo lo mismo nnU) serán bien recibidos.

¡Mil gracias por leer y luego nos leemos!

ATTE: Senshi Hisaki Raiden "La legendaria swordgirl princess".

Do svidaniya!

16