¡Hola!

Este fic es una traducción de inglés a español. El original pueden encontrarlo aquí:

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La autora es Sue, quien me dio permiso para traducirlo.

La imagen utilizada en la portada pertenece a Nafra, aquí su contacto: http(:/)nafra(punto)livejournal(punto)com


HEAT: Seducción, engaño y traición en el paraíso

Capítulo 1

Autora: Sue

Traducción: Kumiko Tsukishiro

Takaba Akihito tembló. El pesado abrigo no hacía mucho por cubrirlo de los fríos vientos invernales que soplaban fuertemente en las angostas calles. Odiaba el frío.

"Maldito clima..." exclamó en voz alta el joven hombre mientras el brutal aire se colaba hasta su piel. Sólo dos departamentos más, el edificio donde estaba el suyo lo impulsó en un firme trote. A través del blanco espiral de su respiración se apresuró hacia la promesa de calidez.

Akihito se detuvo frente a la puerta de su pequeño hogar. En meses recientes, una sensación de terror pasaba por su mente cada vez que deslizaba la llave en la cerradura. No eran pensamientos paranoicos.

Simplemente un miedo saludable basado en sus implicaciones no deseadas con hombres que preferiría olvidar. Si tan sólo pudiera.

Cauteloso, giró el pomo y empujó la puerta. Una ola de aire cálido envolvió su frío cuerpo mientras permanecía en el vestíbulo apenas caliente. La adrenalina fluyó a través de él, el miedo mantuvo su cuerpo entero clavado en su lugar.

No dejé prendido el calentador... pensó Akihito, cada palabra estaba acompañada del firme latido de su corazón. En alguna parte, muy dentro de él, había una llama de expectación. Extrañamente, era más de emoción que de preocupación.

"¿Asami...?" dijo tranquilamente a través de la puerta parcialmente abierta. Sólo el tenue zumbido del calentador sonaba desde adentro. Una mano descolgó la pesada mochila que traía en el hombro y dejó la posesión más preciada del fotógrafo dentro del apartamento.

"Asami..." llamó otra vez mientras abría más la puerta lo suficiente para deslizar su delgado cuerpo a través de ella. Aún nada. Tenía que permanecer alerta, cuidadoso. Una visita sorpresa parecía más probable con cada día que pasaba desde el último que vio al Yakuza.

Akihito suspiró y cruzó la puerta. Rápidamente recorrió con la vista la pequeña sala. Nada. Nadie. "Relájate, idiota..." se reprendió en voz alta, sonriendo. Su alivio se desvaneció en una vaga sensación de decepción. Se sacudió el indeseable pensamiento, pero no el malestar de que alguien había estado en su departamento. Si Asami lo hubiera visitado, se habría quedado, y ni dudar que habría intentado abusar de Akihito como siempre lo hacía.

Akihito desabrochó su abrigo de invierno y lo arrojó a una silla. El calor, aunque lo agradeció al principio, rápidamente se volvió sofocante. Se quitó la camisa empapada en sudor y checó el panel del calentador. "¡¿Alto?!" Se le quedó viendo al control. Nunca lo había usado en alto. Alguien había estado en su departamento.

Con sólo una camisa y jeans se apresuró de regreso por la estrecha habitación. Rápidamente la delgada camisa de algodón se pegó sudorosa contra su piel. Pasó una mano por su cabello húmedo por el sudor. Sólo pudo ser un hombre. Frustrado, gruñó, "ese cabrón de Fei Long..."

Ahora, la ira alejó cualquier otra emoción. El pensamiento de ese hombre, o cualquiera de su gente, invadiendo el espacio privado de Akihito lo llenó de furia.

Akihito se apresuró hacia el armario donde guardaba su trabajo, fotografías, negativos y todo el equipo que no llevaba con él. Mientras buscaba en los cajones, decía en voz alta, "¿Qué fue lo que te llevaste, maldito bastardo?" Cada cajón, cada estante parecía exactamente en orden. Nada en desorden. Nada faltaba.

Perplejo, Akihito se dejó caer en el suelo. Ciertamente el calor no le ayudaba a retener su ira. "Ah... está demasiado caliente como para preocuparme ahora." Se quitó la camisa húmeda, y luego se bajó el pantalón. Después de estar inmóvil durante una sesión fotográfica al aire libre que duró la mayor parte del día, su cuerpo empezó a relajarse. Se sentía bien. Él se sentía bien. Aparte de lo que era revelado bajo las capas de ropa. Sus ojos recorrieron su cuerpo. Ahí, en sus brazos, sus piernas, y su pecho, estaban las marcas que dejó Asami la última vez que estuvieron juntos. Más de dos semanas. Ahora las marcas apenas se notaban. Con un suspiro, se volvió a acostar en el piso.

¿Por qué había pasado tanto tiempo?

"¡Basta!" Se regañó. "¡Esto está mal!"

La última vez. Rápido, violento. Akihito cerró los ojos y trató de bloquear el recuerdo.

Asami lo tomó por detrás. La baja y seductora voz susurraba... "Quieres que te tome aquí... ¿verdad?"

"¡NO...!"

La mano de Akihito bajó por su pecho, sobre los tenues restos de las marcas dispersas. Moretones dejados cuando Asami lo azotó contra la pared.

"¿Justo aquí?" Asami le sostenía las muñecas por encima de su cabeza, y luego se presionó fuerte contra él. La dura pared de piedra se enterró en el pecho de Akihito. "¡NO!"

Akihito dejó que su mano se deslizara por la húmeda piel de su estómago y más abajo. Había pasado más de dos semanas, aunque seguía recordando el momento una y otra vez. Su mano se posó gentilmente sobre su ropa interior. Ahí su pene ya rogaba que lo liberara.

Asami lo alejó de la pared y lo empujó hacia la fila de lavabos. "Este es mi club... ¿así que por qué no aquí?" Akihito echó un vistazo frenético alrededor. El lujoso baño para caballeros estaba lejos de ser un lugar privado. Había venido al club con sus amigos, para pasar una noche divertida, no para ser torturado y humillado. "No... por favor. Mis amigos."

Lentamente, el predador caminó hacia él. Los ojos de Asami se oscurecieron, su voz bajó aún más. "No me importan, Akihito..." Antes de que Akihito pudiera protestar, Asami atrapó sus hombros y lo volteó.

Fuerte en su agarre, el pene de Akihito respondía a los vívidos recuerdos. No suprimía el deseo. Más tarde lidiaría con la culpa. Ahora se perdió a sí mismo en aquella noche. La última vez que Asami lo folló.

Los labios de Asami rozaron su oreja. "Te deseo..." Dos dedos se deslizaron en la boca de Akihito. "Lámelos," le ordenó. Obedientemente Akihito cerró los labios y llevó su lengua a lo largo de cada dedo. Desde atrás, Asami lo inclinó contra el granito pulido. A pesar de tener la boca llena, un bajo gemido escapó del control de Akihito. Se vio a sí mismo en el espejo. Como si fuera otro hombre, no él. Pero pronto su atención se fijó en otro lugar. Detrás de él. En Asami.

Akihito estaba tendido en el piso de su departamento, acariciándose el miembro, gimiendo. Odiaba a Asami, o eso pensaba. Aun así...

Asami era espléndido. Una gota de sudor bajó por un costado de su cara perfecta. Su pecho, lo que mostraba a través de la camisa desabotonada. Pero más aún, su expresión. ¿Éxtasis? ¿Una pizca de emoción? De alguna forma Akihito retuvo el suficiente control de sí mismo para atestiguar aquel único momento de descuido.

"Justo aquí, Akihito... o en cualquier parte del mundo entero. Tú eres mío." Asami penetró profundo, casi azotando a Akihito contra el espejo. Gruñó, "Mío..." mientras su mano áspera alrededor del pene de Akihito lo acariciaba con fuerza, una última vez. Akihito perdió el control. Cerró los ojos ante el espejo que le revelaba imágenes y sucumbiendo ante su exquisito placer.

Mientras el recuerdo se desvanecía, Akihito se arqueó ante el placer de su mano. "Asami..." gimió mientras las intensas ondas del orgasmo sacudían su cuerpo.

Claudicando al calor de su clímax, Akihito se tendió en el piso incapaz de moverse. Más de dos semanas habían pasado desde aquella noche, desde la última vez que vio a Asami. ¿Por qué? Suspiró. Una mano débil alcanzó la camisa y limpió el semen de su estómago y pecho. Asami habría limpiado cada gota. Si estuviera ahí. Akihito suspiró otra vez, tanto tiempo. Pensarlo no le hacía nada bien. Eventualmente el incesante gruñido de su estómago lo obligó a pararse.

Se detuvo frente a la gran ventana del departamento y fijó la vista en el cielo gris. En el último rastro de los copos de nieve matutinos. "¡Ugh! ¡Nieve! ¡¿Otra vez?!" Se preguntó si el largo y excepcionalmente frío invierno alguna vez terminaría. "La primavera tiene que venir tarde o temprano..." se dijo a si mismo mientras se alejaba de la ventana.

Akihito se congeló. Cada músculo de su cuerpo se tensó, su respiración titubeó.

Ahí. ¿Cómo pudo no haberlo notado? Un maletín de piel negro, delgado, estaba sobre el escritorio. Sobre él había un pequeño sobre. "Mierda." Exhaló. No se había llevado nada... ¿pero habían dejado algo? Sintió que se sonrojaba, en parte por la alegría del descubrimiento, pero más que nada de vergüenza por no haberlo hallado antes.

Enojado, con la prueba de que alguien había estado en su departamento, Akihito tomó el sobre. En su mano, el pesado papel de la mejor calidad casi no lo distrajo. Ni el costoso maletín de piel que seguía en su escritorio. Impaciente, rompió el sobre y sacó la nota.

Akihito tembló antes de desdoblar el papel. No creía en premoniciones, pero aun así vaciló. Rápidamente su mente pensó lo que la nota podría ser, pero no se le ocurrió nada. De quién era fue más fácil. Dudaba entre dos hombres. Asami o Fei Long. Pegó el papel doblado contra el escritorio, nervioso. "¿Por qué siento que si leo esto estoy maldito?" Luego se encogió de hombros. "Supongo que ya lo estoy... ¿Qué tan malo puede ser?"

El algo alegre ánimo a si mismo le dio a Akihito el valor de abrir el papel. En la austera hoja blanca surgió una nota muy bien escrita y de muy buena caligrafía.

Sé que odias el frío. ¿Tal vez disfrutarías un descanso de este terrible invierno? Dentro del portafolio encontrarás los boletos necesarios, documentos de viaje e instrucciones. Ya me he adelantado para hacer algunos negocios. Si escoges aprovechar esta oportunidad única te veré cuando llegues.

Asami

Completamente pasmado, Akihito observó la nota y luego el maletín de piel. En aquellas pocas oraciones Asami tomó el control total de su vida. Lo que fuera que tuviera el portafolio, cualquiera que fuera su decisión, el resultado sería el mismo.

Sin sonreír, murmuró en voz alta, "Estoy maldito..."

Fin del capítulo 1