PRIMER BESO
● Disclaimer: Adventure Time no me pertenece, o el Lich habría aparecido una vez más a joderlo todo.
● Advertencias: OOC, universo alterno dónde todos son humanos, genderbending y redacción incoherente.
● Aclaración previa:
—El fic está compuesto de cinco capítulos, los cuales son cortos y de uno a otro hay grandes saltos de tiempo, meses aproximadamente.
¡Gracias por leer!
.:。✿*゚'゚・✿.。.:* *.:。✿*゚'゚・✿.。.:
16/Enero/2017
Lanza la moneda.
Todo o nada.
Cara, regresaría a "su hogar"; cruz, principiaría la búsqueda de cartones con el fin de pasar la noche. Contempla a la pieza metálica desplomarse, y cualquiera que sea su resultado, la elección ya está tomada por parte de Marshall Lee. Empero, el desolado muchacho requiere matar tiempo y brindar una distracción a sus tempestuosos pensamientos.
La carcajada irónica emitida asusta a algunas aves cercanas al actual vagabundo, ¡quién diría que caería en canto! Él no previó esa opción, así que supone ha de adoptar una nueva alternativa, como la de quedarse sentado en aquella gélida banca a expensas de las nubes plomizas y cargadas que anuncian una pronta tormenta.
¡Demonios!
Al escapar de la bruja debió haberse llevado un impermeable o siquiera una sombrilla, sin embargo, brindó prioridad a su bajo, al hermoso instrumento que Simone le regalase en sus últimos días de sensatez. Pensar en ella no mejora su estado de ánimo, tan bajo que ni siquiera considera tocar el instrumento con tal de obtener un poco de efectivo.
Está harto, cansado y el estómago vacío no auxilia a su pésima condición. Obtura los párpados, presiona con fuerza hasta que el ardor en sus ojos declina a favor de un pesado nudo en la garganta, producto de la desesperación y el hastío, porque su progenitora tenía razón y él… y él… es un…
—¡Hola!— exclama con entusiasmo una adolescente de largos y brillosos cabellos claros, —¿necesitas un abrazo? — cuestiona sonriente al varón. Lee centra de inmediato su atención en ella y su colorido cartel, en dónde se lee que está repartiendo muestras de afecto con tal de aminorar el efecto de aquél día, el Blue Monday —la jornada más aciaga del año—.
—Soy un chico malo— pronuncia con la voz algo rota, —los chicos malos no necesitamos abrazos— informa a la blonda mujercita de amable mirada. Tiene la sensación de recordarla, de algún remoto lugar y tiempo, mas aquello es imposible debido a que nunca antes había estado en esa ciudad.
—Entiendo, chico malo— ríe la adolescente, apenas puberta, para después extender sus brazos, —¡pero las heroínas sí necesitamos de abrazos! — expresa con inofensivo entusiasmo, logrando convencer al muchacho. Después de todo, Lee aprecia esa manera tan simple de resolver dilemas, le rememora a la mujer más preciada de su existencia.
—Ok, sólo por esta vez— proclama al tiempo que se incorpora de su asiento, notando un leve mareo al hacerlo. —En fin…— exhala, tratando de que no se le note el vértigo o la fémina podría creer que está ebrio, —soy todo tuyo, rubia— afirma y guiña coquetamente a la blonda, quien se sonroja visiblemente.
¡Aww!
Es tan inocente.
—Mi nombre es Fionna— establece la menor y avanza a estrechar al otro, cuyos brazos no tardan en ceñirse a la jovencita.
Joder.
Marshall no había sido consciente de cuánto requería de aquél tipo de contacto: cálido, consolador… así que se permite estrechar un poco más a la doncella, como si fuesen amigos que se reencuentran tras un largo tiempo en lugar de desconocidos. Ambos lo sienten de tal forma, por lo que el ceñimiento se prolonga hasta que un fuerte carraspeo los interrumpe.
—Me parece que es suficiente—sentencia un pomposo sujeto, investido en elegantes ropas que contrastan con el tono de su cabello, un rosa demasiado pastel. Al verlo, el instrumentista de inmediato lo relaciona con las estampas provenientes del libro de buenos modales que su madre le hacía seguir, por lo que no tarda en restarle puntos al recién llegado.
—¡Gumball!— en tono vivaz y levemente arrobado, la chica se separa de Lee con el fin de aprehender a su amigo, el cual corresponde el abrazo con educadas palmadas sobre la cabeza de la menor. —Pensé que no bajarías hoy al parque, con todas esas tareas que tienes y tus cursos, y tus exámenes…
La verborrea de la blonda es escuchada con paciencia por el mayor, el cual responde educadamente sin apartar la vista —con sigilo— del músico. Y Lee experimenta cierta exasperación ante tal escrutinio; así como por la vestimenta, modo de hablar y gestos del otro hombre en la escena.
De hecho, Marshall llega pronto a su límite, por lo que está por exclamar improperios cuando nota una emoción distinta en esas orbes claras, una afección diferente al rechazo o la crítica. Desconoce qué es, porque nunca ha resaltado por leer el lenguaje corporal, mas, notar aquello lo hace abandonar su fiero propósito.
—Antes de regresar, ¿podemos pasar primero por pizza? — pregunta la rubia alegremente, acostumbrada a que el otro no la mire directamente mientras conversan.
—Claro— cede el varón y tras aspirar profusamente, cuestiona: —¿quieres invitar a tu amigo, Fionna?
—¿Puedo? — entrevista con cierta perspicacia la chica, aunque pronto acepta tal oportunidad. —¿Quieres venir, chico malo? — alza su brazo artificial, aquél que consiguió tras perder el verdadero en un heroico suceso, —Gumball paga las pizzas— ofrece con una media sonrisa, aprovechándose de la aparentemente buena voluntad del hombre que adora.
Lee se aproxima a esos dos, sin apartar la vista del duelo de miradas con el de cabellos pastel. Y estando a centímetros de ellos, jala al varón con el fin de proporcionarle un estruendoso beso en la mejilla, lo que hace que —¡por fin! — el mentado Gumball demuestre un poco más que un rostro propio de tener metido un palo en el culo.
—¡Cómo…! ¡Argh! — el muchacho de elegante porte decide dejar pasar aquella impertinencia, únicamente porque el otro luce bastante desfavorecedor, como si hubiese pasado días sin un techo bajo su cabeza. —No vuelvas a hacerlo…— deja una gran pausa al final, debido a que ignora el nombre de su interlocutor.
—Marshall Lee, y claro que volveré a hacerlo— se presenta el músico con descaro, sonriendo al haber hecho sonrojar tanto a la blonda jovencita como al no tan adusto joven, el cual ciertamente se está arrepintiendo de proporcionarle una oportunidad a aquél desvergonzado, insolente, caradura, irrespetuoso…
.:。✿*゚'゚・✿.。.:* *.:。✿*゚'゚・✿.。.:
Si llegaste hasta aquí: ten un magnifico día.
