Solo debo descansar un poco para despistar a la administración, salir de acá e ir a las Islas Espuma. Después de eso, todo es cuestión de esperar a que suceda lo que deba suceder. Sin embargo, ¿a dónde me llevará todo esto? El centro de todo, un tipo de núcleo, un total, no lo sé. Puede que haya algo allá más fuerte que yo, la naturaleza contra mí... Pero qué soy si no soy una parte de lo que llaman naturaleza ... Por favor, este no es el momento para pensar en eso. Bueno, ahora que estoy acá, ¿qué otra cosa puedo hacer? Voy a entrar.

Un entrenador Pokémon está frente a la puerta de entrada a la Zona Safari y decide ingresar. Motivado por su curiosidad, el entrenador paga el derecho de uso del espacio. Ya dentro, mira hacia todos los lados y decide tomar una siesta corta, no sin antes anotar el recorrido en su bitácora de viaje. Al despertar, un lugar igual, pero diferente a la vez. En la puerta de salida, el guardián como ausente. Ya fuera del recinto, se le vuelve a exigir que pague el derecho de uso aun cuando no vuelva a entrar. El chico está en una calle de Ciudad Fucsia.

"Ahora, volar hacia Isla Canela: Pidgeot, ya sabes qué debes hacer" dijo el muchacho para luego montarse en su Pokémon e ir al lugar mencionado. Al llegar, se acercó al mar y ordenó a su Blastoise llevarlo a Islas Espuma. Caminó unos minutos y, después de varios pasos, escuchó unas campanas, desapareció del lugar y regresó de manera instantánea a la Zona Safari. Posiblemente por instinto, el entrenador salió y, a diferencia de la vez anterior, se encontró con un lugar sin nombre ni forma, donde las cosas están ubicadas de manera aparentemente aleatoria.

"Este debe ser el lugar: en este lugar está fundido, mezclado, no hay diferencia entre una cosa u otra. Incluso yo soy parte de este lugar". El joven, después de asimilar esa idea, sabía lo que tenía que hacer, caminó por ese espacio y, de repente, todo se vuelve difuso, todo va desapareciendo hasta quedar todo en blanco. Se apaga la consola.