Hola hola, después de un tiempo sin publicar, he aquí mi cuarta historia, la cual será un poco larga, y espero que sea de su agrado n.n, les recuerdo que todos los personajes de Sailor Moon, lamentablemente no me pertenecen, ya que son de la grandiosa Naoko Takeuchi, sin más que decir, dejo que lean.
=^.^=... Ari ...=^.^=
Hace mucho mucho tiempo atrás, cuenta la leyenda que en un pequeño planeta llamado tierra, que era habitado por los humanos, existían un rey y una reina, los cuales amaban profundamente a su pueblo, y este los amaba a su vez, todo en ese planeta era paz, amor y tranquilidad, todos vivían felices, y aunque creían que los reyes eran igual de felices, no sabían que en verdad no lo eran del todo, amaban a su pueblo, era cierto, pero había algo que faltaba en sus vidas, algo que muchos de sus habitantes tenían, y que estaban seguros, estaban deseosos de que sus reyes pronto lo tuvieran, así era, el pueblo estaba ansioso por la noticia de la llegada de un bebé producto del amor entre sus reyes, lo que no sabían era que estos no podían concebir un bebé por más que lo habían intentado, y consultado con los médicos de todo el planeta.
Al parecer la diosa de la luna, en los cuales ellos creían y depositaban su fe, no estaban del todo de su parte.
Un día, una misteriosa mujer llegó al castillo, esta mujer pidió hablar con los reyes, pero al ser una desconocida, los guardianes del castillo no le permitieron entrar, ella insistió en que la dejaran pasar, en que ella sabía la solución al problema de los reyes, los guardianes no sabía a qué se refería la mujer, ya que los reyes nunca habían mencionado a nadie, excepto los médicos, lo de su problema para poder engendrar un bebé, fue tanto el alboroto que hicieron que no se dieron cuenta en que momento la reina se acercó a ellos, escuchando lo que la mujer decía.
-Déjenme pasar a ver al rey y la reina, tengo un mensaje importante para ellos, con el cual serán felices, ya que su problema podrá ser resuelto-, dijo la mujer exasperada ya que no la dejaban pasar.
-Hemos dicho que no, no sabemos quién es usted, ni cuales sean sus verdaderas intenciones con nuestros soberanos, -vocifero uno de los guardias.
-Mis intenciones son buenas, se los aseguro, -respondió la mujer.
-Déjenla pasar, - se escuchó una voz decir.
-Su majestad, no la vimos llegar, disculpe si la molestamos con nuestra discusión,- dijo el guardián que discutía con la desconocida.
-Su majestad, por favor, permítame hablar con usted y con su esposo, es importante lo que he venido a decirles.-
-De ninguna manera te dejaremos pasar, ya te lo hemos dicho, eres una completa desconocida, al igual que lo son tus intensiones-
-Le aseguro que mis intenciones son buenas, nunca haría nada que pudiese dañar a nuestros amorosos soberanos, se lo aseguro su majestad,- comentó la mujer viendo a los guardias y después a la reina.
-Está bien, le creo, así que por favor, permitan que la mujer pase,- respondió la reina que hasta ese momento se había mantenido observando a la mujer, para ver si podía descifrar si sus intenciones eran buenas en realidad.
Sin nada más que poder decir o hacer, más que obedecer a su reina, los guardias permitieron que la mujer entrara al castillo, caminando detrás de la reina, quien la guiaba hasta una pequeña estancia, en la que tomó asiento, junto a un trono más grande que el suyo.
-Livia, llama al rey por favor, dile que tenemos visitas-
-Si su majestad, en seguida voy,- respondió la sirvienta a la cual la reina se había dirigido.
-Tomo asiento por favor,- dijo la reina señalándole un pequeño sillón a la mujer para que esta pudiese sentarse. –Bueno, supongo que lo que ha venido a decirnos es importante, ya que ha pedido hablar conmigo y con el rey, no es así?-
-Puedo asegurarle que es muy importante lo que he de decirles, es algo que los hará sumamente felices,- respondió la mujer con una sonrisa amable.
-Entonces esperemos a que el rey venga, esperemos y no esté muy ocupado en estos omentos, mientras tanto, Melody, podrías traernos un poco de té y galletas por favor,- pidió la reina a otra de sus sirvientas que se encontraba en la estancia.
Minutos más tarde llego el rey, a donde se encontraban las mujeres, las cuales permanecían prácticamente en silencio, ya que la mujer no quería decir nada hasta que no estuviesen ambos soberanos.
-Buenas tardes, disculpen la tardanza, estaba un poco ocupado resolviendo algunos problemas, pero al fin pude terminar,- saludó amablemente el rey, tomando asiento a un costado de su esposa, en el que era su trono.
-No se preocupe su majestad, entendemos que esté muy ocupado, el pueblo es primero- respondió la mujer viendo al rey.
-Entonces ya estamos los dos, podría por favor decirnos que es tan importante como para haber discutido con los guardias?.- Cuestionó la reina impaciente por lo que la mujer tuviese que decirles.
- He venido de parte de la diosa de la luna, en respuesta a su petición, mi reina.- La reina no podía creer lo que la mujer decía, como era posible que esa mujer supiera de su petición a la diosa de la luna?.
-Imagino que ha de tener curiosidad sobre cómo se dé su petición, bueno pues como lo mencione, soy una enviada de la diosa de la luna, y le he traído su respuesta-
-Su respuesta?- cuestionó la reina aún sorprendida por lo que la mujer les dijo.
-Así es, la diosa de la luna decidió responder a sus suplicas, y ella ha dicho que le concederá el poder tener un bebé.-
-Un bebé. Un bebé!-, dijo emocionada la reina.
-Pero cómo es eso posible?,- cuestionó el rey aun impresionado por lo que había escuchado.
-Su majestad, la reina, su esposa, desde hace algún tiempo ya, le ha estado pidiendo un milagro a nuestra diosa, le ha pedido el milagro de poder concebir un hijo, y ella por fin ha respondido,- respondió la mujer al rey.
-Y podemos saber exactamente cuál es esa respuesta?.- Cuestionó la reina, deseosa de saber lo que la señora de la luna había respondido.
-Claro, la señora de la luna ha mandado a decir que le concederá el honor de poder dar a luz a su hija-
-Su hija?- cuestionó la reina interrumpiendo a la mujer pues no entendía del todo.
-Así es, nuestra señora ha decidido mandar a su propia hija, como muestra de su amor por los humanos, y decidió que los más indicados para poder tener y criar a esa magnífica criatura, sean ustedes, usted mi reina podrá embarazarse, la pequeña princesa no llevará vuestra sangre, pero se desarrollara y nacerá de usted su majestad, así nadie más que nosotros sabrán la verdad.
-Es eso posible?,- exclamó el rey.
-Así es mi rey, es posible, y si ustedes están de acuerdo, sucederá dentro de exactamente nueve meses, en nueve meses podrán ver nacer a la hija de la luna, la cual los amará al igual que su madre.
-No lo ves esposo mío, nuestra amada señora nos está haciendo el más grande regalo de todos, nos está demostrando cual grande es su amor por nosotros, dándonos la dicha de poder tener una parte de ella entre nosotros-
-Pero mujer, no entiendes?, esa pequeña no tendrá nuestra sangre-
-Eso no importa, porque de todas formas será nuestra, porque ella nacerá de mi cuerpo, y le daremos tanto amor, que en verdad será nuestra hija-
-Nuestra hija,- repitió el rey en voz baja, -una hija tuya y mía, una heredera, alguien en quien depositar nuestro amor, está bien, hagámoslo. Así que dígale a su señora que aceptamos, aceptamos su muestra de amor, y que al igual que ella lo haría, nosotros amaremos y protegeremos a esa pequeña, es más, dígale que desde ahora sin siquiera conocerla, ya la amamos-
-Me honra su respuesta, y estoy segura que a mi señora al igual que a mí, le hará feliz saber que aman y amarán a nuestra pequeña princesa,- sonrío la mujer, y se reverenció ante los reyes, para así despedirse y regresar con su señora a darle la noticia.
He aquí el primer capítulo de esta historia, espero haya sido de su agrado, cualquier queja, sugerencia, o felicitación, pueden dejar un review, que con mucho gusto lo leeré, gracias por leer. Me despido por el momento, y nos vemos en el siguiente capítulo, bye bye.
=^.^=... Ari ...=^.^=
