Disclaimer: NADA, absolutamente. Nada es mío. Todo es de George R.R. Martin, aunque se tarde todos los años que quiera en publicar "Los vientos de invierno". La esperanza muere al último.
Cap. 1
El sol aún no salía en el horizonte de la Roca Casterly cuando los pescadores ya se disponían a echar sus redes en las costas. Los habitantes de la fortaleza bostezaban y se disponían a comenzar las labores del día, las cocinas despertaban y las criadas se lavaban y vestían, levantando sus cabellos en las trenzas intrincadas que Lady Sansa Lannister había puesto de moda a su llegada como señora del Castillo.
En lo más profundo de las galerías de la Roca Casterly, Lady Sansa se levantó antes de salir el sol y miro a su esposo, Tyrion que dormitaba junto a ella en los almohadones rellenos de plumas de ganso que tan suaves resultaban, respirando sonoramente con toda quietud; Sansa sonrió. Con cuidado y sutileza deslizó su mano por debajo de la camisa de dormir de su marido y canturreó: "Tyrion, despierta amor mío", pero el enano siempre había dormido a pierna suelta. Tyrion se agitó un poco pero siguió roncando. Sansa optó por acercarse a su oído y cantó alguna de las estrofas que sonaban en las tabernas sobre ellos: "Y el enano felón miró, miró, a la loba y rumió, rumió, rumió. Quién es esta belleza cantó, cantó, el pequeño hombre león… y la loba sin cueva cantó y aulló: ¡Eres tú mi Señor!, canto y aulló, la loba de Lannisport".
Tyrion abrió los ojos con esfuerzos. Después de tantos años, se había aficionado con gran alegría a las atenciones de su esposa, pero aún le sorprendía que fuera ella quien buscara su afecto. Habían pasado más de veinte años y cuatro hijos pero él se seguía maravillando de la presencia de Sansa a su lado.
—Mi Señora…
— "¿Mi Señora?" Tyrion, sigues dormido, estamos en el lecho y las doncellas aún no despiertan, no tenemos que ser tan discretos como cuando viajamos. Ningún guardia, ninguna dama chismosa para espiarnos. ¿Me has extrañado, mi Señor?
Tyrion devolvió sus besos con fervor. Al fin tenía a su esposa para él solo, después de las semanas de viaje para asistir a los festejos de la nueva nieta de Jaime y Brienne, estaban en su fortaleza, la sólida Roca Casterly y planeaba aprovecharlo, estrechó a Sansa y comenzaron a besarse con una sonrisa en los labios… hasta que el espantoso chirrido de la cerradura de la puerta de sus aposentos los interrumpió. Tyrion soltó un bufido de enojo: ¿Acaso un hombre no podía yacer con su esposa en paz? Una doncella entró en la habitación y anunció la llegada de Lord Gerion. Sansa y Tyrion se miraron y sin tener que decirse una palabra entendieron la situación. Gerion regresaba, solo y soltero. Sansa perdió el buen humor y se levantó de un salto. Esa sobrina suya era tan salvaje y cabeza dura como su hermana, seguramente había rechazado a su hijo, su preciado hijo.
— ¡Esto es culpa de Arya!— se quejó Sansa, poniéndose de pie de inmediato y atando una bata de seda dorniense azul claro alrededor de su cintura con furia— Claro, lo entiendo de Gendry, él no tuvo padres que le dieran un buen ejemplo, pero mi hermana y yo tuvimos a los mejores. ¿Cómo se justifica que haya educado una hija tan veleidosa? Primero le da esperanzas a Gerion, lo alienta, le pide que vaya con ella a la capital y aquí lo tienes, de regreso, solo. — Sansa se cepillaba la larga cabellera rojiza con un enojo inimaginable, mientras Tyrion se rascaba el muñón de la nariz, todavía algo somnoliento.
— Puede sonar extraño, viniendo de mí, pero aún no sabemos qué ha pasado. Podrían estar comprometidos, quién sabe, o el decepcionado podría ser él. Escuchemos toda la historia y después te prometo que buscaré todos los improperios escuchados en el Poniente para acusar a tu hermana, aunque sea mi reina. ¿Te parece bien?— pero Sansa no estaba satisfecha y dejó entrar a las doncellas que de inmediato se aprestaron a servir agua para que se lavara y servir un ligero desayuno. Tyrion prefirió volver a dormir. Estaba decepcionado por Gerion, por supuesto, pero estaba seguro de que no sería difícil encontrar una doncella que le sacara de la cabeza a la princesa. Con la excusa de la vieja amistad con Daenerys y el nacimiento de una nieta en común, había mantenido una correspondencia activa con la reina del Este y esperaba encontrar alguna belleza exótica, noble y bella, para curar las heridas de su primogénito. Sansa, por otro lado, se encontraba de un humor espantoso. ¿Cómo no amar a Gerion? Todo Lannisport lo amaba, no, ¡todo el Oeste! No sólo por haber nacido en un día venturoso en el que los mineros descubrieron una veta de oro sin explotar que en muy pocos años trajo prosperidad a todo el pueblo, sino también por su sencillez y su dedicación al bienestar de todos los comunes. "Esto es culpa de Arya", dijo Sansa, y Tyrion concluyó que sus planes de gozar una mañana con su esposa en el lecho se habían ido al cuerno gracias a su obstinada y real cuñada.
—Sansa, querida, esto no es el fin del mundo, al contrario. Si Gerion se llevó una desilusión estará listo para encontrar consuelo en alguna joven más conveniente. Gendry es el rey y lo será mientras su pueblo lo ame tanto como lo ha hecho hasta ahora, también es cierto, pero nunca ha sido muy generoso o extravagante con sus puestos o regalos, tal vez este rechazo sea una bendición disfrazada.
— Claro, eso lo dices tú porque piensas en Daenerys y su séquito.
— No sólo yo, nuestras hijas también. ¿Recuerdas qué difícil fue la negociación de su matrimonio?
— Y mira lo que ha traído, todo el mundo, desde marineros hasta piratas, cuentan que el príncipe Rhaego pasa diez noche con Catelyn por cada noche que pasa con Joanna, y sin embargo fue ella la que le ha dado un hijo y una hija.
— Y un dragón. Recordemos, querida, que para cualquier Targaryen, un dragón es mil veces más valioso que un hijo. Esa pequeña, que es nuestra nieta, ha incubado un dragón bajo su cuna, lo que la establece como una verdadera Targaryen. Daenerys estará feliz.
— Y Cat sufrirá. — Tyrion soltó una carcajada sincera. Conocía bien a todos sus hijos y sabía que Cat no sufriría por darle descendencia a su esposo. Catelyn Lannister se había enamorado del príncipe Rhaego tan pronto como lo vio descender del lomo de Rhaegal en su llegada al poniente, pero nunca se había distinguido por sus ambiciones domésticas. Ser madre era de poca importancia para ella. "¡Qué buena fortuna para los Lannister!", decía el pueblo. Joanna había alumbrado un varón y ahora una niña, a la que llevaba a Lannisport, para conocer sus raíces del poniente.
— No sufrirá, amor mío, Cat dará a luz a sus propios cachorros en algún momento, pero ten en cuenta que ella es la favorita, si creyera en algún dios diría que es su forma de recompensar a Joanna porque su esposo no la ama con tanto ardor como a su hermana.
Sansa no estaba feliz con esa explicación, aunque se dejó convencer por los afectos de su esposo, que siempre sabía cómo aplacar su mal humor. Besó su mano, su antebrazo, el cuello y cuando llegó a sus labios Sansa decidió ceder una vez más a la sabiduría de su Tyrion. Ya se preocuparían después por sus vástagos y sus caprichosos destinos.
Lady Marla Seaworth recibió a su hermano con todo el entusiasmo de una joven que es feliz. Lo abrazó y lo puso al día de todo lo que había sucedido en su ausencia. A su lado, Lord Steffon permanecía en silencio. En verdad eran una buena pareja.
—Gerion, por favor, prométeme que pintarás un bonito mural para la habitación de mi hijo— dijo Marla pero su esposo intervino.
—Querida, aún no hemos consultado a los maestres, tal vez sólo nos estamos haciendo ilusiones.
— Pamplinas, llevo un cebollín en el vientre, estoy segura y mi hermano me ayudará. ¿Verdad que sí, Gerion?
— Lo haré y esta vez no tendrás que chantajearme con revelar alguno de mis secretos porque ya no me queda ninguno.
Los jóvenes rieron y se dirigieron a la terraza del ala sur del Castillo, donde podrían disfrutar la vista del oleaje del mar.
Sansa y Tyrion dieron la bienvenida a su hijo, pero su alegría pronto se vio empañada por la tristeza que Gerion, brazo de oro, no podía disimular. Abrazaron a su hijo y evitaron hablar de la princesa Caeta, aunque Tyrion le recordó que su lugar estaba en la Roca y que estaban felices de su regreso.
— Gracias padre, yo también los extrañé. Espero que los torneos en Tarth hayan sido tan espectaculares como se murmura y que el tío Jaime y su esposa gocen de buena salud.
— Están especialmente contentos a últimas fechas, hasta podría decirse que Brienne está un poco más bella pero sería una mentira. Hasta parece que tu tío Jaime ha vivido en un hechizo por la forma en que la mira.
— ¡Tyrion! Es tu buena hermana, no deberías ser tan severo con ella— dijo Sansa.
— Soy sincero, no severo— pero ninguna broma podía sacarle una sonrisa genuina a su hijo, que a menudo dedicaba las horas libres a su regreso para recorrer la playa con expresión cabizbaja.
El joven Lannister regresó a la Roca Casterly con el corazón roto, o al menos eso decían los maestres, que le recetaban todo tipo de fomentos y bebedizos para un mal que tenía una sólo nombre: Caeta Baratheon.
Si hubiera tenido cualquier otro nombre, "Aguas", "Ríos", "Nieve", "Flores", "Tormenta", la habría amado igual. Sus sentimientos eran una maldición. La veía, flotando en el agua, sólo una joven, valiente y entera, pero también vulnerable, en peligro, y volvía a sostenerla en su brazos. ¡Era una maldición! Lo que Gerion Lannister no sabía era que Caeta Baratheon sufría de la misma aflicción.
Los días que siguieron a su llegada fueron ocupados en preguntas para mantener viva la conversación aunque todos se percataran de la melancolía del joven. Le preguntaron todo tipo de cosas. ¿Era verdad que el rey Gendry y la reina Arya habían viajado a la Atalaya para saber los designios de los dioses, había en verdad un oráculo oculto en los pantanos? ¿Había enfermado alguno de ellos? Gerion acalló todos esos rumores pero confirmó que la princesa Elenei se había casado con Aemon Tarly, aunque él no se había quedado para la ceremonia. Cuando preguntó cómo estaban las cosas en Lannisport, Marla calló, pero Steffon le contó que había algunos disturbios entre los mineros que se negaban a entrar en una veta de lo más rica recientemente descubierta pues decían quienes habían estado presentes en la excavación que la gruta estaba encantada. Él había hecho todo lo posible por convencerlos de ponerse a trabajar, hasta había ofrecido el doble de la cifra percibida por día, pero había sido imposible. Un misterio se ocultaba en la minas y nadie quería revelarlo. Mientras tanto, Caeta Baratheon, la segunda hila legítima del rey Gendry de la casa Baratheon y la reina Arya de la casa Stark, daba un respiro a su caballo, una yegua llamada "Arco", antes de seguir el riguroso camino que exigía a sus acompañantes. "Vamos, parecéis un grupo de hilanderas, debemos apresurarnos", insistía, pero Ser Lebannen, su espada juramentada y sus doncellas, estaban hartos del camino.
— Su alteza, debemos parar— insistió Ser Lebannen, un caballero noble, honrado y fogueado en la guerra que el rey Gendry había seleccionado para proteger a su hija por tratarse de un caballero excepcional y de honra incuestionable, pero ella parecía no escuchar.
— No lo entiende, Ser. Debo llegar pronto, lo sé. Algo me dice que Lord Gerion está en peligro, y debo decírselo— la princesa tomó agua y accedió a pasar la noche en un descampado, pero la orden seguía en pie: Debían llegar a la Roca Casterly lo más pronto posible, sin importar el cansancio. Ser Lebannen suspiró resignado y montó guardia, como era su deber.
En la Roca, las preocupaciones eran un poco más mundanas:
— Están decididos a dejar todo ese oro perderse, hasta he pensado en traer alguno de esos sacerdotes rojos que tan hábiles son con los artificios y sortilegios para convencerlos de que es seguro entrar— intervino Tyrion que llegaba al solar seguido por Sansa. Las murmuraciones de hechizos y maldiciones en las minas corrían por doquier.
— Es cuestión de tiempo para que comprueben que no pasa nada extraño en ese lugar. Es mi sincera opinión que las apariciones y visiones que han experimentado los obreros se han logrado mediante algún artificio terrenal. Algún interés externo. Lo que necesitamos es alguien que investigue el asunto. Tu padre había pensado en el capataz pero hasta él se ha negado, yo he sugerido ofrecer una recompensa para quien compruebe que no hay mal alguno en los corredores de la mina, pero… — La historia de Lord Steffon le dio una idea a Gerion.
—Padre, si me permites, me gustaría pasar un par de días en las minas, sólo para averiguar qué es lo que pasa por mí mismo.— Sansa palideció y Tyrion dudó un momento, preguntándose por primera vez cuánto crédito le había dado a los mineros hasta entonces. En su tiempo de vida había visto suficientes horrores inexplicables como para no desechar de forma tan inmediata la posibilidad de un peligro real, pero a final de cuentas, Tyrion sabía que uno de los defectos que su hijo había heredado de él era la curiosidad y que no se detendría hasta saber exactamente qué era lo que estaba pasando.
—Si es lo quieres, adelante. Tu hermana no traerá a un cachorro de dragón hasta dentro de varios días, mientras regreses para recibirla tómate el tiempo que quieras. Llévate lo que sea necesario.
— Sólo necesito tres cosas, fuego, un torno y una tabla para cortar con cuchillo— También le hubiera gustado llevar un mechón de cabello de Cat, para la buena suerte, pero nunca le había pedido uno.
Tal vez, donde fuera que estuviera, bailando con Ser Tanner o cazando en el bosque real, en algún momento, por breve que fuera este, se acordaría de él.
"Princesa, debemos descansar, los caballos lo necesitan, a este paso, morirán en el camino". Fue sólo cuando Ser Lebannen, su espada juramentada le suplicó aminorar la marcha que Caeta aceptó detenerse en una posada y sus doncellas suspiraron de alivio. Necesitaban un buen baño y una cena decente, habían cabalgado sin parar y la princesa parecía ser inmune al cansancio pero ellas estaban agotadas.
Tenía que llegar y pronto.
Notas:¡perdón! Soy una persona horrible pero en mi defensa diré que hay una mujer horrible en el trabajo que me hace la vida imposible y no había podido pensar en nuestros amados Gendry y Arya o Sansa y Tyrion. Espero que el mundo mejore para todos, ficticios e imaginarios, pero de cualquier forma procuraré publicar nuevos capítulos lo más pronto posible. Gracias por leer y espero cualquier comentario o sugerencia. ¡Vamos a imaginar!
