Bueno, mi primer fic aqui... Forma parte de la tabla Angst de "Retos a la carta". Disfrutadlo
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen estrictamente a Jotaka Rowling.
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Desconocido
"-¿Por qué, Lucius? ¿Por qué te empeñas en odiarme? ¿Por qué te empeñas en hacerme sufrir? ¿En hacerme llorar?
¿Por qué no puede ser como antes?"
"-Porque ya no te amo"
Sus pasos resonaban en aquel pasillo vacío mientras ella huía de la noche. Su pelo rubio, casi blanco se deslizaba por sus hombros y revoloteaba a su alrededor suavemente mientras ella no hacía nada más que correr.
Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas enrojeciendo suavemente sus bellos ojos y haciendo cada vez más profunda esa herida que tenía en el corazón.
Puede que ella fuese la más hermosa de sus hermanas, pero eso no la hacía la más valiente ni la más atrevida de las tres.
De pronto oyó a su perseguidor, que cada vez estaba más cerca. Sollozó amargamente en cuanto sintió la mano de él en torno a su brazo.
Él se acercó a ella por detrás, mientras ella no paraba de sollozar fuertemente y su respiración se hacia cada vez más pesada, y le susurró lentamente al oído con una furia amarga y con un tinte un tanto insatisfecho en la voz.
-Sabes que no vas a poder huir de mí, Narcissa. Sabes que me perteneces y que haré contigo lo que quiera.
Ella le miró a los ojos, esos ojos grises que tanto amaba y a la vez odiaba.
Ella sabía que él no la amaba, sin embargo también sabía que le pertenecía; que él era el único que podía darle todo lo que su familia deseaba y todo lo que la haría supuestamente feliz.
Y además era su prometido lo quisiese ella o no.
De pronto recordó todos los momentos pasados con él de pequeños.
Cuando él la quería. Cuando se preocupaba por ella. Cuando se tumbaban en la hierba. Cuando él le regalaba flores y le decía que ella sería su esposa y que la quería mucho.
Ahora miraba esos ojos y lo único que podían decirle era que la despreciaba. Que no valía nada.
Se preguntó que le había pasado. Si aquella charla que tuvo con su padre le había cambiado.
Ahora era un desconocido para ella.
Se refugió en su pecho, pero él no la abrazó. Solo se quedó de pie debatiéndose entre consolarla y pegarla. Pero no hizo nada. Porque aún la amaba.
Ella seguía sollozando, abrazada a aquel torso tan amado y odiado a la vez, recordando las últimas palabras que habían intecambiado.
"-¿Por qué, Lucius? ¿Por qué te has convertido en un desconocido para mí?"
"-Porque ya no te amo."
