DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes (sí, eso incluye también a Draco-mifuturoesposo-Malfoy) son propiedad de J.K. Rowling.
Este fic es mi regalo para la amiga invisible más fantabulosa del mundo...
MrsDarfoy: Porque más que una maestra de las letras, eres una persona con un corazón grande y que vale millones de Galeones.
CLARO DE LUNA
Capítulo I.
Las manos de aquel chico se deslizaron con suavidad por el costado de Hermione, haciendo que su piel se estremeciera por completo.
Estaba experimentando demasiadas sensaciones, al punto que se sentía mareada y estaba más que convencida de que el licor en su sistema no era el único causante de aquello. La mano que la recorría con suavidad, era tan solo el preámbulo de lo que vendría un minuto después, cuando la lengua del extraño se posó en su pecho y empezó a succionar con una lentitud torturante cada uno de sus senos.
Los gemidos que se escapaban de su boca ya no podían ser acallados y mientras los dientes de su amante, mordían con suavidad sus erectos pezones, ella solo podía apretar con fuerza la abullonada sábana bajo su cuerpo.
Jamás había experimentado algo similar.
Hermione Granger, había perdido su virginidad durante el último año en la preparatoria y aunque desde entonces no había tenido una vida sexual realmente activa —a pesar de sus 21 años de edad—, consideraba que sabía lo suficiente sobre sexo para asegurarse de que lo que aquel hombre le estaba haciendo sentir, debía ser catalogado como algo ilegal.
La lengua sedienta que la recorría, dejó de juguetear con su pecho para empezar a abrirse camino hacia el sur. Las cosquillas que se acumularon en el estómago de Hermione casi la hicieron estallar y justo cuando pensó que no podía tener más sensaciones en su cuerpo, el extraño posó su lengua en el centro de su placer, haciendo que un gritillo de sorpresa se escapara de su garganta.
Estaba oscuro y ella no podía distinguir bien el rostro de aquel hombre con el que se había topado horas antes en aquella fiesta de máscaras. Escasamente recordaba que tenía los ojos grises como el cielo antes de una tormenta y que se había sentido como una serpiente siendo encantada al sonido de una embrujante melodía árabe justo cuando lo había escuchado hablarle.
¿Estaba comportándose como una cualquiera por acostarse con un desconocido?
Aunque deseaba sentirme mal por ello, no lo estaba consiguiendo.
Toda su vida había sido considerada la chica de los modales perfectos. Estaba cansada de que todo el mundo pensara que era una mojigata, incapaz de hacer nada arriesgado y esta era, de cierta manera, la oportunidad perfecta para demostrarse a sí misma que podía ser capaz de algo más que ser considerada una chica académicamente brillante.
Por ello, aprovechando el valor que el licor le había otorgado y en un movimiento certero y rápido, logró colocarse a horcadas sobre el chico, tomándolo por sorpresa.
Se sentía poderosa y hermosa.
Allí sobre aquel desconocido, tenía la sensación de que podía atrapar el mundo entre sus manos y vivir una vida diferente a la que estaba acostumbrada. Allí, albergada sobre las caderas de aquel hombre y moviéndose a un ritmo suave, se dio cuenta de que podía ser lo que ella deseara.
Las manos del chico volaron hacia su trasero apretándolo con fuerza, mientras las de ella se posaron sobre el pecho de él para poder impulsarse mejor y lograr un movimiento un poco más rápido. Hermione no supo en qué momento el extraño le dio la vuelta y la dejó bajo su cuerpo una vez más para embestirla con fuerza.
Estaba disfrutando como nunca.
Su cuerpo perlado por el sudor y su respiración agitada, eran la prueba de que estaba más viva que nunca y de que en aquella habitación de hotel, en compañía de aquel hombre, había sentido algo extraordinario que jamás en su vida había llegado a imaginar.
~~...Un mes después…~~
El despertador sonó estrepitosamente, anunciando que su primer día de trabajo empezaría en unas cuantas horas.
A pesar de que ya tenía todo organizado y no necesitaría más de 30 minutos para estar lista, Hermione había planeado con sumo cuidado cada una de las actividades que habría de realizar con el fin de optimizar su tiempo y llegar puntualmente al lugar que la albergaría a diario durante los siguientes seis meses. Estaba realmente nerviosa y temía que algún detalle por más mínimo que fuera, pudiera pasársele por alto, sin embargo, aquello era casi imposible puesto que ella era casi una obsesa del control.
Con antelación había escogido la ropa que vestiría en su primer día como pasante en Malfoy Enterprises. Su desayuno estaba casi listo e incluso había pensado en las palabras exactas con las cuales se presentaría ante su nuevo jefe, el hijo del imponente empresario de la tecnología, Lucius Malfoy.
Decían que el heredero Malfoy era prácticamente tan aterrador como su padre y puesto que ella no había tenido la oportunidad de conocerlo antes, aun cuando había obtenido las mejores notas entre sus compañeros —razón por la cual, aquella prestigiosa empresa la había elegido a ella como su pasante—, estaba algo preocupada de no estar a la altura de su nueva ocupación.
Eran las seis y treinta en punto cuando Hermione le dio un último vistazo a su atuendo en el enorme espejo de su habitación.
Su falda de tubo negra por debajo de la rodilla estaba pulcramente planchada, igual que la blusa azul rey que había elegido para complementarla. Sus pequeños tacones puntilla y su cabello liso —producto de la eterna sesión con la secadora y la plancha el día anterior—, la hacían verse diferente de lo que acostumbraba, pero aun cuando la persona en el espejo no parecía ser ella misma, al final de la evaluación de su aspecto, estaba satisfecha con el resultado obtenido de su esfuerzo.
—Así que ya estás lista para tu primer día de trabajo —Ginny bostezó prolongadamente, sentándose sobre el sofá de la sala común del piso que compartían.
—¿Crees que me veo bien? —le preguntó Hermione mirándola a través del espejo.
—Te ves excelente —contestó la pelirroja colocando ambos pies, cubiertos por sus pantuflas de Garfield sobre el sofá, mientras la castaña que no parecía convencida con la respuesta, le dedicó una mirada de duda—. No te preocupes, todo irá bien.
—¿Como lo sabes?
—Porque eres Hermione Granger, la chica más brillante que he conocido —sonrió—, tranquila, se que lo resolverás.
«Eso espero»… se dijo a sí misma la castaña y con este último pensamiento salió de su piso y se embarcó por la quinta avenida en su Renault.
Malfoy Enterprises era el edificio más grande e imponente de la calle Diagon.
Sus paneles solares y enormes ventanales de cristal, sinónimo de elegancia y buen gusto, hacían que a Hermione le temblaran las piernas. El lugar destilaba clase y exuberancia, por lo cual, inevitablemente se sintió insignificante al entrar por la puerta giratoria sobre la cual se cernía el nombre de la compañía en letras verde y plata.
La recepcionista —una morena de ojos avellana—, miró a Hermione como si fuera un bicho raro y una vez comprobó —repetitivamente y de manera exagerada— que la castaña era la nueva empleada de la compañía, dejó que subiera al ascensor y se aventurara al piso 12, en donde se encontraba el área de mercadeo y publicidad de la empresa.
Las palmas de las manos le sudaban.
Parecía que por cada una de ellas corría un arroyo y Hermione se maldijo a si misma por haberse puesto tanta crema para manos en la mañana. Sabía que la primera impresión era demasiado importante y estaba segura de que a su jefe le incomodaría enormemente sentir que litros de agua destilaban de las manos de su nueva empleada.
Vaya suerte.
Como pudo se secó las palmas sin arrugar su falda y una vez la lucecilla roja se detuvo en el piso 12, tomó una enorme bocanada de aire, esperó a que las puertas del ascensor se abrieran y se aventuró con paso firme hacia su futuro inmediato.
El pasillo del piso 12 era bastante impresionante.
Aun cuando había algunos escritorios, se veía demasiado espacioso y sobre todo, lleno de tecnología y color.
Unas cuantas oficinas con enormes ventanales de cristal estaban ubicadas al final de este y Hermione tembló al ver que tenía que cruzar prácticamente todo la estancia para presentarse con la asistente de su nuevo jefe —esa había sido la indicación de Pansy Parkinson, la jefe de personal—, quien a su vez la llevaría con este, antes de empezar su primer día como empleada.
Al ver a tantas personas manejando equipo tan sofisticado, sintió que sus conocimientos en diseño y publicidad eran mínimos para todo lo que tendría que hacer. Malfoy Enterprises era una empresa dedicada a la creación y comercialización de las nuevas tecnologías móviles y ella como practicante de diseño gráfico, tendría que colaborar en el departamento de publicidad dirigido por Draco Malfoy, hijo del dueño de la compañía.
Sabía que su nuevo jefe era un hombre joven pero en realidad jamás lo había visto.
Ginny le había platicado infinidad de cosas sobre él —como que era uno de los solteros más codiciados de Londres— y aun cuando se burló de ella por no tener idea de quien estaba hablando —pues al parecer el chico era un personaje recurrente en revistas de farándula—, dejó de molestarla al ver que el único interés de la castaña, era causarle una buena impresión a nivel laboral.
Luego de lo que le pareció una eternidad, Hermione por fin llegó hasta el escritorio de una chica de cabellera rubia ondulada, ojos grises, que traía un extraño collar de lo que parecían ser tapas de refresco y que estaba concentrada en un equipo de cómputo de última generación, la cual al percatarse de su presencia fijó su atención en la castaña y a diferencia de la chica de la recepción, le sonrió con amabilidad.
—Tú debes ser Hermione Granger —le dijo la rubia antes de permitirle presentarse y Hermione sintió que su sonrisa era sincera.
Se relajó un poco.
—Si —contestó finalmente sonriendo.
—Mucho gusto, mi nombre es Luna Lovegood y soy la asistente del señor Malfoy —le tendió una mano al tiempo que se levantó de su asiento para saludarla de una manera más amistosa.
—El gusto es mío Luna —contestó ella tomando la mano de la rubia, al tiempo que soltaba el aire contenido en sus pulmones—, ¿El señor Malfoy se encuentra? Es que la señorita Parkinson me dijo que debía presentarme con él a primera hora.
—Él aún no ha llegado, pero creo que ya no debe tardar.
—¿Crees que deba esperarlo o debo ir a reportarme con la jefe de personal? Es que no me gusta llegar tarde.
—Lo mejor será que lo esperes —le dijo Luna tomando asiento de nuevo—, al señor Malfoy le gusta conocer a sus empleados antes de encomendarles cualquier tarea.
Hermione sintió un leve cosquilleo en el estómago que no se disipó hasta cuando puso en práctica algo de lo aprendido en sus clases de relajación progresiva. Tendría que verlo después de todo, ¿Qué de malo tendría eso?
Nada podía salir mal…
¿O sí?
¿Y si te echan en tu primer día?
¡Eres la chica más brillante de tu generación Hermione, eso no va a pasar, cálmate!
—¿Hermione, estás bien? —Luna la miraba extrañada y la castaña se percató de que estaba actuando raro, por lo cual serenó su rostro y trató de asumir un gesto más relajado.
—Sí, lo estoy gracias.
—¿Quieres un café o algo?
Con el estómago revuelto como lo traía, estaba segura que no podría pasar ni agua.
—No, muchas gracias.
La castaña siguió de pie a un lado del escritorio de Luna y empezó a sentir que sus zapatos le apretaban demasiado.
¿Acaso le habían crecido los pies desde que los compró hace solo un mes?
Tenía que calmarse o de lo contrario iba a darle un infarto. Hermione Granger normalmente era una chica confiada en sus capacidades, pero en realidad le costaba algo de trabajo adaptarse a nuevas situaciones y empezar a trabajar en una empresa tan imponente como esa, era algo de las grandes ligas.
La molestia era más evidente en su pie derecho, por lo cual decidió que lo mejor sería agacharse y revisar el zapato o tratar de acomodarlo para no tener que arriesgarse a caer. Apoyando su mano en el escritorio de Luna, flexionó su cuerpo de tal manera que alcanzó el lugar exacto donde sentía el mayor apretón, quedando con su trasero un poco expuesto. De no ser porque el escritorio de la asistente de su nuevo jefe estaba alejado del resto, habría tenido que probar con otra posición.
—Y dime, Luna… —pronunció tratando de entrar en confianza. Luna parecía una buena chica y ella ya debía dejarse de tantas tonterías pues estaba muy segura de ser buena en lo que hacía—, ¿Dirías que el señor Malfoy es un buen jefe o tengo razones para preocuparme?
Luna no contestó pero Hermione no dijo nada más por el momento. El maldito zapato no quería acomodarse.
—Creo que eso tendrá que comprobarlo usted misma —contestó una voz varonil a espaldas de la castaña, quien seguía con su trasero en lo alto.
Hermione se congeló en su lugar y por el espacio entre sus piernas, pudo observar un par de zapatos negros impecablemente lustrados y unidos a unos pantalones oscuros que pudo deducir, eran parte de un costoso traje de oficina.
Maldita sea.
De inmediato intentó enderezarse con la mala suerte de que al no haberle dado el tiempo suficiente a acomodar bien su zapato, este terminó por hacer que cayera estrepitosamente en el blanco y brillante piso de aquel pasillo.
El golpe en su trasero fue nada comparado con la vergüenza que sintió al ver que la persona frente a la cual había hecho semejante escena era nada más y nada menos que Draco Malfoy su nuevo jefe, algo que pudo deducir al ver el parecido entre aquel hombre joven y su padre, a quien si distinguía con antelación.
El personaje tendría unos 24 años tal vez y portaba la misma cabellera rubia que el fundador de Malfoy Enterprises, con la diferencia de que esta era más corta. Su traje hecho a medida le sentaba bastante bien y el semblante serio de su persona en definitiva inspiraba el respeto de quienes le conocían —ahora entendía la razón de los rumores—. Aunque Hermione pensó que vería una risa disimulada en el rostro de aquel joven, lo que encontró fue una mirada seria y una mano extendida para ayudarla a levantarse.
Estaba segura que de haber hecho semejante escena frente a uno de sus compañeros de piso, hubiera sido razón suficiente para que se burlaran de ella por semanas.
Que horror.
Aunque no sabía si era peor haber caído de esa manera frente a él o que hubiera escuchado la pregunta que le había hecho a su asistente, un segundo antes.
Con toda la dignidad que le quedaba, Hermione tomó la mano de su jefe y mientras fijaba su mirada en Luna que parecía preocupada, ella solo quería que se la tragara la tierra.
Vaya primera impresión la que había causado.
—¿Estas bien, Hermione? —le preguntó la rubia acercándose a ella.
—Sí, Luna no te preocupes —contestó, enderezándose al fin.
—Mira, él es el señor Malfoy —dijo señalando al recién llegado—, señor Malfoy, ella es la señorita Hermione Granger, la nueva pasante de diseño gráfico.
Los ojos de Draco Malfoy se fijaron en Hermione que aun avergonzada no lo miraba.
—Señorita Granger —dijo pasándole de nuevo su mano—, un placer.
—El placer es mío señor Malfoy —contestó ella tomándola y mirándolo a los ojos por primera vez, para percatarse de que por la vergüenza de la escena, no se había fijado en que eran de un gris cautivante y extrañamente cálido.
Por un segundo sintió como si ya los hubiera visto antes.
—¿Está segura de que se encuentra bien? —le preguntó, cortando el hilo de sus pensamientos.
—Lo estoy, muchas gracias.
—¿Le parece si me sigue a mi despacho? Necesito hacerle algunas preguntas.
La castaña asintió al tiempo que siguió a su jefe en silencio hasta el lugar indicado.
Al llegar a la puerta la abrió y permitió que ella ingresara primero para encontrarse con un espacio sumamente organizado y pulcro, decorado con finos muebles caoba que contrastaban con el enorme escritorio en la pared central. A su lado una estantería llena de libros de toda clase que hicieron que Hermione babeara mentalmente y finalmente la hermosa vista de Londres a sus espaldas.
Lo que daría ella por una biblioteca y un espacio así.
—¿Y dígame señorita Granger, que le ha parecido Malfoy Enterprises? —la voz aterciopelada de Draco Malfoy la sacó de nuevo de sus pensamientos, al tiempo que hizo que algo extraño se removiera en su estómago.
Estaba bastante nerviosa.
—Ciertamente es un lugar impresionante —contestó ella tomando asiento frente al escritorio, mientras su nuevo jefe permaneció de pie a un lado del enorme ventanal.
—Me alegra escuchar que le ha gustado el lugar, eso es muy importante para mí.
—¿En serio?
¿Qué? ¿Eres idiota Hermione Granger?
Draco Malfoy sonrió por primera vez.
—Me interesa que mis empleados estén a gusto en su lugar de trabajo —dijo él—, así podemos obtener un mayor rendimiento de ellos.
Por supuesto. Esa era la razón de su pregunta y no la que ella imaginaba. Hermione se reprendió mentalmente por su estúpida y acelerada conjetura.
—¿Y, donde estaré ubicada? —se aventuró a preguntarle para dejar de pensar tonterías.
—Bueno, usted trabajará directamente con Theodore Nott en la campaña publicitaria de nuestro nuevo producto —le indicó— y dependiendo de su rendimiento en la misma, tendrá a cargo algunas responsabilidades específicas. Es una pasante pero en Malfoy Enterprises nos preocupan nuestros empleados, así que tendrá todas las garantías y beneficios que otorgamos al personal de planta —le explicó— ¿Está de acuerdo con eso?
Era más de lo que ella hubiera podido esperar.
—Claro que si, muchas gracias —contestó ella viéndolo fijamente a los ojos por segunda vez. Era extraño, pero su nuevo jefe le era muy familiar y aunque Hermione no supo por qué, estaba casi convencida de que ya había visto esa mirada en alguna parte.
—Bueno —dijo él girándose una vez más hacia la ventana— creo que no tengo más que decirle por ahora. Debería reportarse con Pansy Parkinson.
—Sí señor —era extraño tratarlo de aquella manera, teniendo en cuenta que no era mucho mayor que ella, pero Hermione sabía cuál era su lugar. De inmediato se levantó de la silla y se dirigió una vez más a la puerta, con el fin de reportarse con la jefe de personal.
—Ah, casi lo olvido —le dijo él, haciéndola girarse de nuevo para verlo sonreír una vez más—, bonita falda señorita Granger.
¡Hola!
Me entusiasmó sobremanera escribir este capítulo porque es mi primer Dramione AU, el cual espero les haya gustado y del que tengo que decir, habrá algunos más (he ahí la razón por la cual no he actualizado mis demás fics... paciencia please) Aprovecho para saludar a mis nenas de Dramioners & OYP's y para enviarle un saludo especialísimo a mi Amiga Invisible.
MAJO: Es realmente maravilloso poder encontrar personas tan parecidas a nosotros en cuanto a gustos y locuras y el que estén al otro lado del mundo, solo es una prueba de que la distancia no es impedimento para crear lazos que sean fuertes y de que no es necesario estar al lado de alguien para sentir por esa persona, un gran cariño. Puedo decir que eres mi amiga porque siento que te conozco incluso más de lo que podría si estuvieras cerca de mi y porque compartes conmigo no solo la pasión por la lectura y la escritura sino el amor por las mismas historias. Espero que lo que he escrito aquí (que está hecho con todo el aprecio que te tengo) sea tan si quiera un poquito de lo que querías leer. No te imaginas lo feliz que me hizo el enterarme de que eras tú precisamente mi amiga invisible porque eso solo terminó por demostrarme aun más nuestra afinidad. Te quiero mi querida española y espero que sigamos unidas por más que las letras de los libros y nuestros fics... Por un corazón y por nuestra amistad.
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¡Un abrazo!
Gizz
