El título es una canción del grupo Bliss n' Eso.
Dedicado a Delfi-sama. ¡Feliz Cumpleaños, pequeña gamberra! Nos vemos mañana XD
Disclaimer: Los personajes de Inkheart pertenecen a Cornelia Funke.
Late on night
Capricornio había ordenado a Basta y a Nariz Chata que le trajeran a la hija de Lengua de Brujo. Se había enterado de que la niña también tenía el poder del padre, y si no podía tener a uno pues tendría al otro y fuera problemas.
Basta se alegró internamente de que Capricornio siguiera confiando en él; últimamente las cosas no le habían salido muy bien y traerle a esa cría sería la mejor manera de demostrarle que seguía siendo el mejor y el más fiel de todos los chaquetas negras.
Confundiéndose con la noche Basta y Nariz Chata llegaron a la casa donde se hospedaban la niña y su padre en ese pueblucho cercano a la costa. Sabiendo que su compañero era lo contrario al sigilo, Basta le ordenó que se quedara en la entrada mientras él iba a por Meggie.
Subió lentamente las escaleras y al llegar al pasillo, evitando hacer el menor ruido posible, abrió la primera puerta que le quedaba más cerca. Maldijo mentalmente, allí dormía Lengua de Brujo. Cerró y se aproximó a la habitación restante. ¡Bingo! Su presa dormía como una bendita ignorando lo que se le avecinaba.
Sacó su cuchillo mientras se acercaba a la cama. No tenía que matarla, pero a todo el mundo le atemorizaba que lo amenazaran con algo cortante, eso siempre disuadía de intentar algo heroico.
Se paró al lado del lecho. Iba taparle la boca, y cuando ella abriera los ojos asustada le diría un: Hola, tesoro bien burlón. Pero algo lo retuvo, no fue capaz de hacer nada de eso. Sólo se quedó mirando a Meggie como dormía ajena a todo, tan pacífica e inocente. Y algo se removió dentro de él.
Qué tontería, pensó. Movió la mano izquierda para seguir con lo que tenía planeado, pero la mano quedó inerte en el aire. ¿Qué narices le estaba pasando? Sólo era una niña, y Capricornio le había ordenado que la llevará delante de él. ¿Desde cuando no era capaz de cumplir una orden suya? Y además una que no entrañaba ninguna clase de dificultad. Debía hacerlo, no podía decepcionar una vez más a su señor, pero no era capaz de quitarle la vista de encima a Meggie y menos llevársela.
¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido! Se repetía una y otra vez Basta. Una simple chiquilla estaba tambaleando su lealtad, y todo, ¿por qué? No lo entendía. Lo único que sabía era que Meggie despertaba algo en él que no era capaz de comprender, algo que jamás había sentido.
Salió a la calle hecho una furia sin ni siquiera esperar a Nariz Chata, el cual lo miró confundido.
—¿Y la niña?— preguntó algo dudoso.
Basta siguió andando colérico.
—¡No estaba aquí!
A ver como lidiaba ahora con el enfado de Capricornio por haber fallado una vez más.
