Saint Seiya no me pertenece. Syna es propiedad de MariaAS y Nashira es mía.

19 de enero de 1994

—Los hombres a veces son tan distraídos, por Atenea.

Quien decía esta frase era una Santa de Oro de casi veinte años, un tanto bajita de estatura, delgada y de facciones finas. Su cabello era castaño claro y tenía los ojos de color miel. Su piel era blanca y la chica era griega. Se llamaba Syna y anteriormente había sido Santa de la constelación de Copa. Por su fecha de nacimiento, era la Santa de Géminis actual.

—¿Es qué acaso parezco extraña cuando muestro emociones? ¿Soy tan difícil de entender? Lo único que quería decirle a Shun era que me agradaba su carácter tal como era y que no era necesario que cambiara… pero, esa Nashira de Capricornio…

—¿Qué hice yo?—La mencionada muchacha salió al encuentro. Nashira tenía dieciocho años, el cabello negro, la piel morena y los ojos ambarinos. Pero a diferencia de Syna, Nashira podía ser demasiado seca, hosca y fría. Sus ojos tenían una mirada dura.

—Nada, solamente ser la tipa más desagradable del mundo—Syna trató de alejarse, pero Nashira rodó los ojos y le dijo:

—Solamente pienso que deberían ser menos cursis, los dos. Esto es el Santuario de Atenea, no una casa de citas.

—¡Qué tú seas una amargada no te da derecho a humillar a Shun!—Syna estalló, harta de la ironía de la joven capricorniana —Ya ni Ikki de Leo tiene ese carácter desagradable tan tuyo.

—Lo siento, no quise ser tan dura. Creo que mejor me voy. Trata de solucionar las cosas con tu pareja—Nashira decidió alejarse. En definitiva, la chica no entendía las relaciones amorosas.

Cuando la chica se alejó, Syna se quedó sorprendida. Creyó que la joven actuaría con el sarcasmo seco de siempre, pero tomó las cosas con calma. Pero, era mejor hacerle caso al consejo tan raro de la muchacha y buscar a Shun de Virgo. Al pensar en él, Syna sonrió.

Cuando lo encontró, lo notó un tanto turbado. Sus ojos verdes estaban bajos y se notaba un tanto decaído.

—No puedo creer que a una mujer le disgusten las muestras de cariño—Pensó en voz alta.

—Si esa mujer es Nashira de Capricornio, no te sorprendas—Syna le respondió. Shun alzó la mirada y se sorprendió de encontrar a la joven allí —Shun, tú me agradas tal como eres. Se requiere mucha fuerza para llorar y mostrar sentimientos. No le hagas caso a la loba— El joven de cabello verde la miró desaprobatoriamente—Yo te quiero mucho y con que tú me quieras, me siento feliz.

—No estoy muy de acuerdo con la manera en que llamaste a nuestra compañera. Pero bueno, te agradezco que me quieras. Yo también lo hago. Ven aquí—Syna se acercó—Creo que deberíamos ver que haremos, porque quiero que nuestra relación sea seria.

—¿No lo es?

—No me refiero a eso. A veces creo que la familia Solo podría tomar alguna represalia en tu contra y no quiero eso.

—Bah, que hagan lo que quieran. Ni Julián, ni yo nos amamos. Mejor dejemos este tema por la paz, Shun.

—Supongo que mejor dejamos de pensar en esas cosas, Syna. Vivamos el presente, el futuro es una quimera y no sabemos lo que pasará mañana—dicho esto, Shun besó a su compañera geminiana. Se sentía tan bien de estar a su lado, que ya no le importaba lo que pensaran Nashira y el resto.

Ya habría tiempo de preocuparse, pero este tiempo no era ahora.

Al fin pude subir esta historia, que le prometí a mi amiga MaríaAS, que es la creadora de Syna, la Santa de Géminis y compañera de Shun. Espero que le guste. Nos veremos en otra historia.