Disclaimer: MSLN no me pertenece, ni sus personajes obviamente, sino que son propiedad de sus propios autores.
Stay
Es difícil decir como me acostumbre a este mundo.
Aunque dentro de mí vivieran los recuerdos de Alicia, algo me decía que todo lo que me rodeaba no era tan cierto, me gritaba que yo no formaba parte de este mundo.
Aquel día, en que todo se derrumbó, sentí desfallecer, dejándome contra la penumbra de la obscuridad, mi mente se desvaneció y me perdí. Ese día, el ser más importante para mí me abandonó...no, yo más bien diría que me desechó, y con el más fino e hiriente desprecio con veneno emanando de su boca, me dijo que su odio por mí siempre había sido. Desde el momento en que no pude reemplazar a Alicia. Mi existencia no servía para nada, ni siquiera para ser el reemplazo de alguien más. Sin darme cuenta perdí el control de mi cuerpo y caí de rodillas con la cabeza gacha, porque pese a todo, yo le amaba, y...aún lo hago. Durante mucho tiempo, yo también estuve equivocada, pero sino me hubiera dicho aquello en aquel momento, en donde sin saberlo, fue el más preciso, nunca se habrían abierto nuevos caminos en mi vida. Nunca dejé de quererte, porque tú eras mi Precia-okasan, eras para mí lo más importante, no por el recuerdo de Alicia, sino por mí, llegué a amarte por quien soy, a pesar de los recuerdos de mi querida hermana, y es por sus recuerdos que también la amo a ella, ambas aún viven en mi memoria, ya no se oprime mi corazón al recordar, ahora es cálido y me brinda felicidad, porque yo perdoné desde siempre a la madre que me dio la vida. Aunque no me lo pidiera, aunque sé que si lo supiera no tendría ninguna importancia, lo hago. Porque verás, ese día, me derrumbé sosegada a los brazos más cálidos y protectores que pude encontrar jamás.
No, yo no te conocía...creo que es más correcto decir, que eras una desconocida para mí, no porque no estuvieras ahí, no porque no hubieras dicho mi nombre, sino porque yo no deseaba conocerte, no era algo de mi interés. Envuelta en mi propio mundo, estabas fuera del marco en mi horizonte. Me parecía, que eras una chica problemática. Sí, muy problemática, porque no sabía como deshacerme de ti, incluso traté de alejarte procurando no causarte mucho daño, pero que bueno que desde ese entonces apelabas a tu implacable terquedad. Pusiste mi mundo de cabeza, de muchas maneras.
Empezando, con que eras ese algo molesto que no te deja en paz aunque es lo que más deseas, con lo que te mosqueas y solo tratas de ignorar para poder hacer lo que quieres. Mi intención no era hacerte daño, pero no te quería interfiriendo en mis planes. Segura de complacer los deseos de mi madre, te causé mucho daño, cuando al final fuera en tus brazos donde acabé por estar cuando lo perdí todo, una dulce ironía.
Lo segundo, que nunca he podido comprender es ¿Por qué? Fuiste precisamente tú y no otra persona, interceptaste mi camino, y marcaste la eternidad. Es por nuestro misterioso encuentro que a veces puedo creer en el destino o en los milagros, como se quiera ver. Mi más nítido recuerdo, de nuestros primeros encuentros es, cuando descendiste desde las nubes entre esos rayos de luz, llegando a mí como un ángel, esa fue la primera vez que vi directo a tus ojos, no a mi rival o mi enemiga, a ti, ese lavanda y esa brillante sonrisa con la que me mirabas con tanto anhelo, aún hoy sigo sin comprenderlo, por qué me tendías la mano cuando por mis acciones yo no merecía ser premiada. Era tan confuso, inmerecedora de nada solo buscando en mi recuerdo la sonrisa de mi madre, pero ahí estabas tú insistiendo. No tenía ningún sentido.
De lo poco que llevaba de vivir mi existencia, fuiste la segunda persona en inundar mis pensamientos. Por aquél incidente, mi madre volvió a torturarme, recuerdo que se molestó conmigo porque dejé de gritar ante sus azotes lacerantes, pero no pude evitarlo, por alguna extraña razón, tu cálida voz se coló en mi mente, tan aguda pero firme, sobre todo al decir mi nombre. Hubiera querido reírme al pensar que eras una acosadora, pero no tenía fuerza para ello, y pensar en ti, me costó muy caro, mi cuerpo fue azotado hasta romperse, el aire abandonó mis pulmones, el dolor y el estado de tensión me envolvieron por completo, mi madre me miraba con furia, no grité a pesar de que sentí desfallecer, tanto habías logrado con tu insistencia, tan necesitada estaba, que me atrajiste tan fácilmente, o eso fue lo que pensé antes del último golpe que me quitó la consciencia. La siguiente vez que nos encontramos, a pesar de estar tan débil, no pude evitar mirarte y preguntarme, la razón de por qué te involucrabas, qué ganabas con todo ello, por qué si tenías una vida que compartir con tus seres queridos, estabas aquí enfrentándome, en ese momento llegué a verte como la persona más egoísta del mundo, yo tenía mis motivos ¿Pero tú? No sabías lo importante que era para mí, que tú no estuvieras, que nunca hubieras estado.
Perdí la batalla ante ti, desde ese momento supe que era el fin, fue cuando me cargaste y me mantuviste cerca al perder mi fuerza para sostenerme.
De ninguna manera hubiera podido comprender en aquel entonces que yo, era tu más grande motivo, y que eso era más que suficiente para hacer que estuvieras. Fuiste mi más grande milagro.
Mi destino fue incierto desde el momento en que "nací". Qué habría sucedido conmigo si Alicia hubiese vuelto a la vida ¿Madre me hubiera aceptado? ¿Alicia me hubiera querido como a una hermana? ¿Me abandonarían a mi suerte en cuanto pudieran cuando llegará el momento? Todas incógnitas sin respuestas, y tú la luz que se abría a mis puertas. Qué fue eso que te guió a mí. Con tu magia y y tu viva inocencia auxiliaste a Yuuno, y luego te prendaste a mi velo rojo, que aparentemente no podía ocultarse ante ti, el teatro de mi mal actuada tristeza, sorpresivamente llamó tu atención, hasta el punto de no querer dejarme ir.
Yo, no debería existir, mi naturaleza erra la vida, y burla la esencia, y si hay una razón por la cuál llegué a este vano mundo, fue exclusivamente para estar a tu lado, no existe otra explicación más acertada, yo...nací para ti Nanoha.
Tercero y último, ignorante a las maneras de la vida, no más allá del cariño de mi madre, me dijiste "Quiero ser tu amiga", si supiera que tengo alma, juraría que fue abrazada en aquel momento, pero me daba vergüenza decir, que yo no sabía como ser una amiga, a pesar de que se escuchará tan básico, algo que cualquiera sabría, yo no tenía plena conciencia, ni de eso ni de nada, porque al verte tampoco podía asegurar si veía el profundo mar o el cielo infinito. Eran tantas cosas, y yo estaba perdida, no sabía qué seguía después de mi madre, ni siquiera el ser culpable era tan importante, yo aceptaría cualquier culpa, ya no me importaba lo que sucediera conmigo. Nada me hubiera importado, pero ahí estabas hablándome a través de una grabación recluida junto a Arf, y Lyndi-san aprovechó para acercarse a mí, cuando al verte y escucharte hiciste flaquear mi barrera una vez más.
Qué clase de poder era ese que tenías sobre mí, que con solo una proyección de tu imagen me doblegabas por completo. Supe que, incluso desde antes, tú invadías y llenabas mi mente, es solo que me negaba a aceptarte, la incredulidad de que fuera solo así, solo por conocerte ¿Fue por tus acciones? ¿Fue por lo que dijiste alguna vez? No podía asegúralo. La idea de averiguarlo me embriago, junto a querer conocer el misterio de lo que se ocultaba tras la libertad de mi celda, para poder llegar ahí, a donde tú estabas...y en mi más egoísta proyección, esperando solo por mí.
Nuestra conexión, es más especial que cualquier otra, lo sé, no solo porque, te ganaste un lugar dentro de mí, aun cuando Precia-okasan era en todo lo que pensaba, sino porque es algo que pude distinguir desde que fui consciente de querer verte una vez más. Conocí nuevas personas, que me apoyaban, me trataban bien, y llegaron a tenerme aprecio, Arf, quien siempre estuvo a mi lado, Yuuno tu amigo el hurón, Chrono el oficial que se interpuso en una de nuestras batallas, Lyndi, una bella mujer con un alto cargo en el Buro de STAB, Amy, Arisa, Suzuka, entre otros. Nada ni nadie podía compararse contigo ante mí, era algo más, no puedo saber, si era tú inocencia o tu picarda, tu extrema familiaridad, era tan natural tenerte cerca.
Tu espíritu desesperado y anhelante me hizo verlo en nuestro primer beso, que a pesar del temor y la culpa, no existía cabida para el arrepentimiento, y casi suplicaste que si yo no te amaba lo hiciera a partir de ese momento, para tu suerte, yo ya rozaba la locura por ti.
Nanoha Takamachi, tu nombre era sublime para mi corazón, melodía para mis oidos, y la cordura de mi azorada locura.
Siendo egocéntrica, creo que yo soy el milagro para ti. El que me hayas encontrado en esta vida perdida, para hacerte feliz, si solo por estar, con todas las de la ley, y corresponderte, te hace feliz, dedicaré cada fibra de mi ser solo a nuestro amor. Diosa de mi templo, reina que venero, princesa que protejo, mujer que sacio de placer.
Para siempre tuya...Fate.
.
.
.
Notas:
Que la luz del rayo y la estrella iluminé sus corazones.
