Titulo: Londres, sol y nostalgia.
Claim: Francia (tintes de Joker de fondo).
Advertencia: Ninguna, quizá algo extraño.
Nota: No podía sacarme aquellas palabras de la mente, y pensé que si podía escribirlas, entonces podría sentirme mejor. Las palabras exactas son: "Tu lo has hecho reír, pero sólo yo lo he visto llorar" la modifique un poco para poder aplicarlo a esta situación.
Francia los vio alejarse, aparentemente discutían por alguna tontería del estadounidense, pero para los ojos conocedores del francés sólo era una linda conversación disfrazada de tonos airados.
Si hace doscientos años le hubiese preguntado, si el creía posible que Arthur volviera a tomar en cuenta al chico que le había declarado la independencia en la cara, él habría dicho que sí, y no lo habría dudado un minuto. Porque conocía a Arthur desde que se conocía a sí mismo.
Francis lo supo incluso antes que él mismo Arthur. Pero eso, como siempre, no era novedad. Si él había sido perdonado por ayudarle al estadounidense en aquella traición, pensar que el menor no lo sería era algo absurdo.
Francia se paró de su asiento y limpió sus ropas de un polvo que no estaba ahí, les hizo una seña de despedida a España y Prusia —que seguía colándose en las reuniones—, antes de salir por la misma puerta que instantes atrás habían atravesado los anglosajones.
No es que quisiera compararse con alguien, él no era esa así, simplemente el pensamiento se instaló en su mente y no se lo podía quitar. Pensó que, quizá un día Arthur voltearía hacía atrás y podría verlo, parado y esperando. Y entonces, tal vez, podría decirle sus sentimientos sin agregar una broma sexual para disimular.
—Es mejor así, sin duda —se dijo, una vez fuera del edificio. Era un día soleado en Londres—. Sí, las cosas están bien de esta manera.
Tal vez no sería él quien caminaría al lado de Arthur, ni lo molestaría para recibir un "idiota" en un tono cariñoso (sólo para oídos experimentados). Ni sería él quien obligaría al inglés a desvelarse noches enteras para ver películas o simplemente hablar… porque ese era Alfred. Pero sí sería él el único a quien Arthur acudiría cuando tuviera un problema de difícil solución, o simplemente para molestarse un rato.
Porque era él, Francis, quien había besado cada una de las lágrimas que había derramado el inglés. Desde que eran niños, y eso, sería lo único que Alfred nunca podría obtener.
