(No soy propietario de oregairu, y el siguiente fic, es tanto un homenaje a mi tío, y como un pasatiempo, con esto dicho, espero que lo disfruten)

Capítulo 1

Su niñez no fue tan mala como lo esperaba.

(Irak, 2013, cordillera de Zagros, equipo Charlie, 1500 hora)

El reverberar de los proyectiles, hacía eco por toda la cordillera, con una cacofonía espectral, ansiosa, cual mano lúgubre de la parca, a espera de tomar su víctima, el reverberar del canto de las valkirias de los rifles de asalto AK 47 de los talibanes, resonaban a intervalos disonantes, escupiendo llamaradas de fuego cual dragones furiosos, los casquillos expulsados del arma chirriaban lamentos al contacto de los escarpados terreno de esa región, por contraparte los rifles M16 A1, equipados con lanzagranadas M203, fusil de cerrojo M40A5 y la ametralladora M249, ladraban canto fúnebre a pos de retirada, eran superados más de 20 a 1.

- ¡Mama oso, ¡Mama oso!, ¡aquí osezno!, ¡me reciben! –

- ¡Aquí mama oso!, ¡informe osezno! -

- ¡Mayor Hikigaya!, ¡tenemos comunicación! –

- ¡y que espera teniente!, ¡ordene la evacuación!, ¡punto de extracción Charlie! -

- ¡Mama oso!, ¡nos encontramos bajo enemigo! -

¡Splast!

- ¡Mayor le han dado a Ramírez! –

- ¡Sargento Díaz!, ¡cuál es su estado! -

- ¡Ha muerto mayor! –

- ¡Carajo! -

Vocifero el mayor Hikigaya moviéndose en retirada a la siguiente cobertura, las cosas no podrían estar peor, el cuerpo del teniente a cargo de las comunicaciones había quedado en su antigua cobertura, ahora con talibanes renegado prácticamente encima de ella, junto con la radio.

- ¡sargento cúbranme hasta que ordene la evacuación! –

- ¡Entendido mayor! -

- ¡Frías!, ¡Jenkins!, ¡a la de tres le damos fugo de cobertura al mayo Hikigaya!, ¡uno!, ¡dos!, ¡tres! –

El cabo 1 Frías monto el bípode de su M249, imponiendo orden con sus doscientos proyectiles, mientras que el cabo 2 Jenkins y el sargento Díaz, disparaban sus M203, seguidas de ráfagas controladas de sus M16A1, el inesperado retomo de fuerza, sorprendió a los rebeldes obligándolos a cubrirse, disparando a ciega desde sus coberturas, los proyectiles volaban alrededor del mayor Hikigaya, burlándose de su mortalidad, mientras se habría paso al cuerpo del teniente Ramírez.

- ¡Ahora no son tan machos bastardos!, ¡salgan si tiene huevos! -

Vocifero frías al compás de réquiem de su ametralladora.

- ¡Mama osa!, ¡a osezno!, ¡Mama osa!, ¡a osezno!, ¡me copia osezno! –

Resonaba en bucle la radio.

- ¡le copio Mama osa! -

Respondió el mayor Hikigaya usando el cuerpo del teniente Ramírez como cobertura, mientras hablaba por radio.

- ¡Que sucedió osezno! –

- ¡El teniente de comunicaciones esta muerto!, ¡Mayor Hikigaya Beniz al habla!, ¡el grial se ha roto!, ¡repito!, ¡el grial sea roto!, ¡solicito evacuación en! ¡zulú!, ¡Delta!, ¡Delta!, ¡Echo!, ¡Charlie!, ¡repito! –

Antes que pudiera repetir un proyector impacto en el difunto cuerpo del teniente Ramírez, salpicando el rostro del mayor Hikigaya.

- ¡Carajo! –

Vocifero el mayor Hikigaya mientras se limpiaba la sangre del rostro.

- ¡Mayor se encuentra bien!, ¡repita! -

- ¡Sí!, ¡carajo!, ¡solicito evacuación en!, ¡zulú!, ¡Delta!, ¡Delta!, ¡Echo!, ¡Charlie! –

- ¡Evacuación en ¡zulú!, ¡Delta!, ¡Delta!, ¡Echo!, ¡Charlie!, ¡confirmando!, ¡el pájaro estará en 15!-

- ¡15! ¡negativo Mama osa!, ¡negativo!, ¡no tenemos ese tiempo! –

- ¡Es el mínimo tiempo de despliegue!, ¡mayor!, ¡tendrán que aguantar!, ¡y será mejor que estén en la zona de evacuación a tiempo mayor! –

- ¡Carajo!, ¡entendido Mama osa!, ¡osezno fuera! –

Colocándose de pie, el mayor Hikigaya corrió con alma que lleva el diablo hacia la cobertura donde se encontraba su equipo, destruyendo la radio con varios disparos de su berreta M9.

- ¡Como le fue Mayor! -

- ¡Como el culo sargento!, ¡el pájaro arribara en 15! -

- ¡15 dices!, ¡lo único que encontrarán serán nuestros cuerpos como un colador!, ¡si es que tenemos suerte! -

- ¡Lo se sargento!, ¡no tiene que recordármelo!, ¡por ahora nos dirigiremos en retirada escalonada al punto de extracción Charlie!, ¡con ráfagas controlada!, ¡hay que conservar la munición el mayor tiempo que podamos!, ¡y con ayuda de dios!, ¡saldremos de esta! –

- ¡Dios dices!, ¡ja!, ¡ya me puedo dar por muerto! -

- ¡Deje el pesimismo sargento y de la orden! –

- ¡Como ordene señor!, ¡frías!, ¡cubre la retaguardia y no te vayas a pasar de dedo alegre con la ametralladora! –

- ¡eso me dijo su ex mujer sargento! –

Respondió frías con tono burlo.

- ¡estás loco al meterte con esa vieja bruja!, ¡Jenkins!, ¡cubrirás la retirada del bastardo de frías!, ¡yo cubriré la suya mijo!, ¡mayor usted va primero, nos cubrirá a todo con su fusil!, ¡a mi señal!, ¡ahora! –

Con las órdenes dadas el grupo de comando se movió de forma ordenada y metódica, con años de prácticas y entrenamiento a cuesta, con el mayor Hikigaya encabezando la retirada, cubriendo a sus hombres al alcanzar una nueva cobertura, su fusil M40A5 rugía con sed de sangre, de cada tres disparos que realizaba solo uno lograba acertar a uno de sus enemigos, incapaz poder asegurar la muerte a causa de la feroz llovizna de prono con la que eran atacados, por su parte frías cambiaba de poción en intervalos marcado por la repetición y práctica, colocándose en cobertura detrás del Sargento Díaz, seguido después de un tiempo de Jenkins y por último el sargento Díaz, repitiendo así el ciclo, y ante todo pronóstico marcado, habían logrado llegar a la zona designada de extracción, con el pájaro que ya se podía escuchar a la distancia, pero había un problema, la munición estaba comenzando a escasear, y sus enemigos aumentaban en números.

- ¡veo el pájaro! -

Exclamo con dicha palpable Jenkins.

- ¡parece que saldremos de este sargento!, ¡qué tal si mandas la primera ronda cuando llegamos a la base! –

- ¡tú pides tú pagas, frías! –

- ¡dejen de cantar victoria!, ¡que todavía no han llegado!, ¡Díaz cuidado! -

Exclamo el Mayor Hikigaya, al percatarse de un talibán con RPG, que había sido disparado, contra su amigo, corriendo con todo lo que pudo en su dirección saco al Díaz del camino del explosivo, pero ahora se encontraba el, el RPG impacto en el suelo a su lado izquierdo enviándolo a volar varios metros en el aire, por unos segundos no hubo ninguna clase de sonido, ni gravedad, mientras contemplaba el cielo azulado de espalda, por el que volaban dos ángeles de acero escoltas, AH-64 Apache, que traían fuego y destrucción consigo, después, todo se tiño de una inquietante oscuridad.

(Alarma, alarma, alarma)

El reverberar de la alarma lo saco del mundo onírico.

-Ese maldito sueño otra vez-

Vocifero Beniz, sentándose al borde de su cama, su habitación de austera apariencia, era la habitación de invitados de su hermano menor, Hikigaya kenshiro, vivía junto a su esposa, Hikigaya Hyomi, y sus dos hijos, Hikigaya Hachiman, el mayor, y la menor de la familia, Hikigaya Komachi, su estadía en la casa de su hermano, se debía al estrés pos traumático que había desarrollado, en su estadía en Irak, en su caso era un tanto grave, tanto así que tenía que portar un chaleco antibalas debajo de su ropa todo el tiempo, o podría sufrir de ataques de ansiedad severos así como paranoias de persecución, por su seguridad, como la de los civiles, iba a ser internado en un sanatorio por un tiempo, pero gracia a su cooperación con los tratamientos, se excusó de ello, siempre que estuviera bajo supervisión periódicamente, le alquilo esta habitación a su hermano, con la excusa de mantenerlo vigilado, no he de decir que Hyomi, se negó a la idea fervientemente, y es comprensible, un veterano de guerra desquiciado, junto a sus hijo, no es algo atractivo para cualquier madre, pero gracia a la intervención de su hermano, lograron convencerla.

- ¡Maldición! –

Ladro de dolor a causa del muñón de su pie, había perdido la pierna izquierda a causa de la explosión del RPG, ya hace un año desde esa fatídica operación, y 10 meses desde su rehabilitación, pero aún le causaba fuertes dolores el muñón de su pierna, los doctores lo habían catalogado como el síndrome del miembro fantasma, y se le había tratado respectivamente, pero, aunque se atenuó, el dolor nunca desapareció.

-Solo un día mas-

Se dijo así mismo mientras tomaba del nochero junto a su cama, un frasco con los opioides que se le habían recetado, solo las tomaba cuando el dolor era demasiado, sele había advertido del peligro de una sobredosis, así también de lo adictivo que podría llegar a ser, y no tenía intención de volverse un adicto, tomando una pastilla la comió de una bocanada, colocando el frasco de nuevo en su sitio, se dispuso a colocarse su prótesis, una rutina que ya tenía marca, una vez puesta tomo su muleta que se encontraban en la cabecera de la cama, y fue con rumbo al baño.

- ¡Ah!, bueno días tío-

-Tío Beniz buenos días

Dijo un joven Hikigaya hachiman descendiendo por la escalera, vistiendo su uniforme de primaria.

-Buenos días Hachiman, Komachi-chan, se levantaron temprano, ¿emocionado por tu último año de primaria, hachiman?, ¿y tú Komachi por tu primer día?

-Un tanto, si, no puedo esperar a hacer mi debut de preparatorio-

Debut eres acaso una diva.

- ¡si Komachi está muy entusiasmada-

-Esa es la actitud, espera y me alisto, los llevaré en mi preciada Agro, ¿Qué les parece? –

-En serio, ¡eso sería genial! -

Respondió al unísono con emocionado aparente unos jóvenes Hikigaya.

-Eso pensé, desayunen mientras-

Con eso dicho subí las escaleras directo al baño, frente al lavo del baño contemplé mi propio reflejo por uno segundo, al igual que lo había echo el joven hachiman, había heredado los ojos de pez muerto marca de la casa Hikigaya, (como lo llamaba mi abuela), o eso me gustaría decir, pero la verdad es que solo mi abuelo, yo y actualmente un joven hachiman lo poseíamos, solía llamarlo los ojos del mal cuando joven, por otro lado, mis rasgos, eran todo menos japoneses, de tés blanca con un saludable bronceado a causa de las exposición al sol, y chata nariz, mientras que mi mocha melena era de un rubio claro, (no era muy guapo que digamos), rasgos que indudablemente había heredado de mi madre, de procedencia colombiana.

Habiéndome alistado me dirigí a la cocina donde, un joven Hikigaya y una joven Komachi, se encontraban devorando el desayuno que su madre había preparado de antemano.

- ¿Listo? -

-Si-

-¡si tío!, !Let it go!-

Anuncio Komachi liderando el camino al garaje, con su hermano detrás, con dirección al garaje en el cual descansaba mi fiel Agro, un GTO Pontiac del 70, negro metálico con franjas plateadas en sus guarda fangos, y en sus asientos se encontrabas mis sobrinos a aguarda de mi llegada.

(Golpe)

Seré la puerta tras de mí.

-Se colocaron los cinturones-

- ¡si! –

El rugido de león del motor V8 reverbero con fuerza, al arrancar, despertando a su preciada Agro, la cual los condujo sin ninguna queja hacia su destino.

-Gracias tío-

Dijo Hachiman entrando por el portón del colegio, no tenía que preocuparme porque se perdiera, el ya conocía la escuela, por otro lado, Komachi.

-vamos Komachi te llevare a tu salón-

- ¡Si tío Beniz! -

Respondió un enérgica Komachi, tomándome de la mano, mientras nos habríamos paso por los pasillos de la escuela, lo cual no fue difícil, ya que conocía su salón de antemano, dejando a Komachi en su salón a cargo de su maestra me dispuse a retirarme.

-Y ahora qué hago-

Se cuestionó así mismo frente a su amado coche, no tenía actualmente ningún pasatiempo, tampoco amigos o conocido, y la casa estaría bacía todo el día.

-(Suspiro), creo que daré una vuelta-

El crepúsculo estaba descendiendo sobre chiba mientras conducía por las conglomeradas carreteras, ya iba siendo hora de ir a por sus sobrinos, deteniéndose en un establecimiento de ramen cercano, para poder comer algo mientras esperaba la hora de salida de sus sobrinos.

-(suspiro), que horrible día-

Musito cansada una joven mujer, tal vez 5 años menor que el, sentándose en la barra a su lado, vestía ropa de profesora (no tengo ni idea de que viste una profesora japonesa, si es que hay algún código de vestimenta, lo dejo a su interpretación).

Enmarcando su esbelta figura que pondría verde de envidia a la misma Venus, de rasgos agraciados, distorsionado un poco por su ceño fruncido, marcado por unos hermosos ojos de espinela violeta, y su cabellera de seda azabache descendía suavemente hasta el final de su espalda.

-Duro día, ¿Eh? –

Cuestione, no esperaba una respuesta de su parte.

-No tienes ni idea-

Respondió con tono molesto.

-Veo, camarero, un ramén de miso para la señorita-

Llame al camarero, mientras que la joven mujer me daba una mirada de cautela, no la culpo.

-Bien, quieres decirme que es lo que tan acongojada la tiene-

-Mira, no estoy de humor para que me venga a pretender un tipo a alzar en un establecimiento de ramén-

Respondió con tono mordaz.

- ¿Pretender?, esa no era mi intención, y me disculpo si di esa imagen-

Le dije haciendo una leve reverencia.

-La verdad es que quería hablar con alguien, quien fuera, y da la casualidad que eres la primera que me responde, así que, porque no se desahoga y me cuenta que la molesta, y yo le cuento mis dolencias a cambio, siendo solo dos extraños compartiendo un mismo espacio por un corto periodo de tiempo-

-Pretendes que hable con un extraño sobre mis molestias, ¿en serio? –

Cuestiono con sarcasmo.

-Es por eso mismo, porque somos extraños que puedes contármelo, conmigo no tendrás que pretender, no tendrás que intentar impresionarme, o tendrás que censurarte, porque después de esto, lo más probable es que no nos volvamos a ver, tal es la frugal corriente de la vida, conduciéndonos a su merced como pluma al viento-

-Aquí tiene-

Intervino el camarero entregándole mi pedido a la joven dama, la cual se quedó en silencio intercambiando miradas del tazón de ramén a mí.

- ¿Qué tal si os cuento primero mi dolencia, me escucharías? -

La mire por unos segundos, y ella solo asintió en afirmación.

-(suspiro), Bien, la verdad es que he perdido mi motivo para vivir, la vida no tiene sentido, uno le da el sentido a ella, solía decirme mi abuelo, crecí con esa ideología, de formar mi propio sentido de la vida, y lo hice, me labre mi propio sentido por el que vivir, pero por vicisitudes de la vida, termine perdiéndola, no pasa un día que no me sienta vacío, incrementado por el dolor que me atormenta constantemente, vacío, sin razón, vivir por vivir, sumido en una rutina agonizante, ¿Qué es una vida sin un sentido?, no es diferente a estar muerto-

Un silencio ensordecedor invadió el ambiente.

-Y dime, que es lo que la molesta a usted-

-(suspiro), supongo que puedo decirle, soy nueva como maestra, y la verdad, no es como esperaba, siempre criticándome todo lo que hago, bajo un jugo tácito dictado por los más viejos, sobre explotándome de trabajo, solo para volver a casa, sabiendo que el imbécil de mi ex novio me engaño y jugo conmigo, además de mis padres, recordándome constantemente que ya se me ha pasado la edad de casarme, es bastante estresante, que les importa si me caso o no, maldita sea-

-Veo, los hombres somos idiotas, ¿cierto?, dime ¿porque te volviste maestra? –

-Porque admiraba a mis maestros cuando estudiaba, enseñar a las nuevas generaciones inculcándoles valores y conocimiento, viéndolos crecer a esos pequeños retoños, y saber que tu tuviste que ver en ello, es algo que admiro, y quería ser como ellos, no esperaba todo esto, la verdad-

-Una razón bastante noble, si me lo permites decir-

(inserte hombres fuertes de Mulán aquí)

La alarma de mi celular me recordó que tenía que irme.

-Tengo que ir a recoger a mis sobrinos, fue un placer hablar con usted, Sensei-

-igualmente, y gracias por el ramén-

-No me agradezca, tómelo como pago por escucharme, adiós Sensei-

Tomando mis multas me puse de pie sin más palabra, dejando el pago en la barra, partiendo con rumbo fijo, al llegar la escuela de mis sobrinos, lo que vi me sorprendió, Hachiman siendo hostigado por tres chicos, de su aparente misma edad.

- ¡Que carajos están haciendo! -

Vocifere con todo odio ante tal situación.

-Diablos, vayamos no-

Exclamo el que parecía el líder, esfumándose ante que pudiera llegar.

-Está bien, Hachiman-

-Sí, tío-

Musito un Hachiman con los ojos vidriosos.

- ¿Porque te estaban molestando esos matones?

Cuestione levantándolo del suelo, sacudiéndole el polvo de encima.

-Queri…querían quitarme la figura de Angemon, que me habías regalado tío, la había traído para impresionar a mis compañeros e intentar hacer amigos-

-(suspiro), si tienes que impresionarlos no son tus amigos, solo se tú mismo y te prometo que conseguirás verdaderos amigos, tal vez no hoy ni mañana, y será difícil también, pero lo lograras, vamos hay que ir por tu hermana-

Le dije extendiéndole mi mano para que la tomara, limpiándose los ojos con la manga me tomo de la mano, la imagen de mi pequeño sobrino llorando, era algo que no podía tolerar.

-Dime Hachiman, te gustaría que te enseñe a defenderte-

- ¿Puede hacerlo? -

-Soy un veterano militar experto en sambo y krav magá-

-Claro que puedo enseñarte, que te parece entrenar conmigo los fines de semana-

-Me gustaría, si-

-Bien, busquemos a tu hermana, y pasemos por un helado como celebración-

- ¡Helado!, ¡enserio, gracias tío! –

Tal vez me equivoque al decir, que ya no tenía razón de vivir, tomare la batuta de mi descuidado hermano, y protegeré a esto dos, como mis propios hijos, nunca espere convertirme en padre postizo, las vueltas de la vida.