¡Hola holaaa! ¿Qué tal? Yo increíblemente inspirada últimamente, así que tendréis noticias mías a menudo. Bueno, visto el éxito que tuvieron Bath time y El armario de las escobas, decidí ponerme escribir éste, ya que tooooodo el mundo en sus reviews me pedía una sola cosa: lemon. La verdad es que fue algo que salió solito y me sentí muy cómo escribiéndolo. Hacía tanto que no me ponía con un lemon que, del tirón, me han salido otros dos (del fandom de Fairy Tail, pero ya habrá más Sasusaku, ya). Culpas y/o agradecimientos a Haiku Kimura que me presta los apuntes de clase para que yo pueda escribir durante ellas. ¡Os dejo con El sexto beso! (O, como diría Ino, el sexto lío xD). ¡Adelante datos!

Título: El sexto beso.

Autor: SMRU

Género: Romance

Rating: M (Contenido sexual explícito).

Notas: No tengo mucho que decir, más que... ¡disfrutadlo!


El sexto beso

Cuando Sakura comenzó a abrir los ojos, notó que la luz del Sol entraba a raudales por la ventana. Había cierta calidez en el ambiente, y el roce de las sábanas de satén le puso la piel de gallina. Retozando, gimió de placer y abrazó la almohada, dispuesta a dormir un rato más.

Hasta que se dio cuenta de que ella no tenía sábanas de satén.

Se incorporó, tapando su desnudez con la tela negra, y observó la habitación. La reconoció enseguida y comenzó a hiperventilar. Buscó con la mirada su ropa y sólo encontró su jersey y sus braguitas. Se puso ambas prendas a toda prisa, vigilando que la puerta no se abriera. Estiró el jersey todo lo que pudo. Al menos era largo y le llegaba hasta la mitad de los muslos. Se colocó el pelo con las manos y fue entonces cuando se dio cuenta de que le dolía la cabeza. Conteniendo el mareo, trató de recordar algo de la noche anterior y se sorprendió a sí misma con la mente en blanco. Confusa, se colocó una mano frente a la boca y echó el aliento.

Apestaba a alcohol.

Odiándose a sí misma, trató de tranquilizarse. Escuchó ruidos en la cocina y, tragando saliva, se dirigió hacia allí.

Sasuke estaba preparando café. Llevaba puestos unos pantalones de chándal viejos que le quedaban grandes y se le caían, dejando ver sus boxers negros. Su torso desnudo hipnotizaba a Sakura, que se vio taladrada por los ojos del moreno. Se quedaron mirándose en silencio hasta que la cafetera indicó con un pitido que el café estaba listo. El Uchiha rompió el contacto visual y sirvió el líquido en dos tazas. Las colocó en la mesa e invitó a Sakura a sentarse con él con un movimiento de cabeza. Ella musitó un inaudible "gracias" y se sentó frente a él. Rodeó la humeante taza con las manos y dejó que el calor se traspasara de la cerámica a su piel.

Sasuke se echó azúcar bajo la atenta mirada de la pelirrosa, que sopesaba su actitud.

Finalmente, se obligó a sí misma a hablar.

-¿Qué pasó anoche?

El moreno la miró intensamente, sin contestar ni denotar ninguna expresión. Ella se vio obligada a apartar la mirada. Se sonrojó, sin saber por qué.

-Nada. -Contestó finalmente.- No pasó nada. -Sakura suspiró, aliviada, y se concentró en calmar el temblor de sus manos para beber.- ¿No lo recuerdas?

Ella negó con la cabeza, avergonzada.

-No. Y sospecho que está relacionado con mi dolor de cabeza y el olor a sake de mi jersey.

El Uchiha mostró una sonrisa altiva y se recostó en el respaldo de la silla, sorbiendo de su taza sin dejar de mirarla.

-Nunca te había visto tan borracha. Ni tan desesperada.

-¿Desesperada?

Sasuke suspiró. Se acabó su café de un trago y llevó la taza a la cocina. Luego volvió a ocupar su asiento frente a su compañera, esperando a que ella terminara.

-Cuando acabó la fiesta ya estabas bastante mal. Ino y túconseguisteiss llevaron una botella. Ella se quedó dormida en un banco. Naruto debajo de otro. Y tú... Tenía que hacer algo contigo, así que te traje a casa y te tumbé en el sofá. -Sakura miró hacia el salón y localizó el resto de su ropa colocada en uno de los reposabrazos del sofá.- Luego te metiste desnuda en mi cama.

La pelirrosa palideció. Trató de esconderse en el cuello alto del jersey y se mordió el labio inferior.

-Lo siento -musitó-.

Él la ignoró.

-Te pusiste encima de mí y me besaste. Me quitaste la camiseta... Te aparté cuando intentaste quitarme los pantalones. -Su mirada se oscureció y refulgió un instante.- Y no fue fácil.

Sakura se arreboló. Sabía que Sasuke observaba su reacción sin perderse un sólo detalle.

-Gracias. Por apartarme.

Él sonrió de nuevo.

-Imaginé que hoy no recordarías nada. No me pareció apropiado aprovecharme de ti.

Ella asintió. Agradeció el silencio, que usó para terminarse el café mientras ponía en orden sus ideas. Apuró el líquido y miró a Sasuke, que estaba distraído contemplando Konoha a través del ventanal.

-Así que... otra vez.

Él asintió, aún sin mirarla.

-Otra vez.

Era la sexta vez, por lo tanto, que se besaban. O, como decía Ino, que se "liaban", pues besos había habido más de seis. Nunca habían hablado de ello ni se habían dado explicaciones. Pasaba, y punto.

La primera vez había sido tras la vuelta de Sasuke a Konoha. Tras la batalla, coincidieron a solas en una de las tiendas instaladas para tratar a los heridos. Al principio, estar solos había sido incómodo, porque ella tenía miedo de no conocer al Sasuke que tenía frente a él se encargó de desmoronarla, con su sonrisa tan suya, y ella no pudo evitarlo y lo abrazó, lo besó y rompió a llorar en sus brazos. Había sido un contacto tan frágil y tan corto que a los labios de Sasuke no les había dado tiempo a reaccionar.

La segunda vez había sido en un entrenamiento. Naruto estaba ocupado y Sakura sustituyó al rubio. Los forcejeos, el torso sudoroso de Sasuke, el calor de sus katon y un tropiezo hicieron el resto. De pronto, ella estaba sobre él, sin aliento y paralizada. Las manos de Sasuke actuaron rápido, la atrajeron hacia sí y sus bocas hicieron contacto. Se exploraron hasta quedarse sin respiración y luego se quedaron tumbados, exhaustos, en el suelo, que vibraba al ritmo de sus corazones. La aparición de Kakashi les había ahorrado las palabras que ninguno sabía pronunciar.

La siguiente vez fue en una misión. Les tocó hacer guardia juntos y el frío hizo que les fuera imposible permanecer fuera de la única manta que tenían. Sakura se sonrojaba sólo con recordar cómo se movieron sus manos bajo aquella maldita manta. Sólo Naruto y sus necesidades naturales los habían contenido aquella vez. El cambio de guardia llegó antes de lo previsto y a la mañana siguiente apenas fueron capaces de dirigirse la palabra. Y, pese a ello, Sakura notaba la sonrisa de Sasuke cada vez que ella se subía el cuello del chaleco para ocultar las manchas rojas de su piel. Sai había visto una, pero ella salió al paso diciendo que era una picadura de mosquito. Aunque al único ojo visible de Kakashi no le pasó desapercibido el sonrojo del "mosquito".

La cuarta vez fue el día del cumpleaños de Naruto. Le habían organizado una fiesta sorpresa en un restaurante, y para muchos de ellos aquello había supuesto el primer contacto con el alcohol. Sakura se recordaba achispada, feliz, atrapada contra la pared en uno de los retretes del baño de mujeres. Las manos de Sasuke volaban sobre su vestido, y sus lenguas, torpes, saboreaban el sake en la boca del otro. Ino había ido tres veces a comprobar que se encontraba bien (y de paso retocarse el maquillaje), y Sasuke tuvo que hacer acrobacias para que no se vieran sus pies por el hueco de debajo de la puerta. La excitación de poder ser descubiertos en cualquier momento había prendido fuego a su sangre, pero al final la consciencia se impuso y decidieron de tácito y mutuo acuerdo que aquel no era el lugar idóneo para lo que sus cuerpos les pedían.

Tampoco lo había sido el baile de fin de año. Sakura había esperado que después de tantos encuentros, Sasuke se decidiera a dar el paso y sacarla a bailar. Aquello, por supuesto, no había ocurrido. El Uchiha se pasó toda la velada junto a la barra, y ella bailó con todos excepto con él. Se había ido enfadando por momento, y había ido a pedir a la barra más veces de las necesarias, para intentar llamar la atención de su compañero, pero su plan no dio resultado. Su mente bullía de rabia y una idea emergió en su cabeza. Llevó a Sai hasta la pista de baile, en un lugar en el que Sasuke no pudiera perderlos de vista, y pasó sus brazos alrededor del cuello del chico. Sai se había percatado enseguida de sus intenciones. Correspondió a su abrazo y, con su sonrisa más sincera, le dijo que tratara de relajarse. Fue en ese momento en el que Sakura se percató de lo infantil que estaba siendo su comportamiento y se escondió en el hombro del ninja para llorar. Él disimuló. Localizó la fría mirada de Sasuke y le sonrió.

Un par de horas después, el Uchiha encontró el momento para quedarse a solas con Sakura en los jardines del recinto. Ella desarmó todos sus planes, le gritó, le dijo todo lo que sentía y lo estúpida que se había sentido esperando a que la sacara a bailar. Sasuke escuchó a su compañera inexpresivo, en silencio. Las lágrimas se desbordaron de los ojos de Sakura cuando acabó de hablar y Sasuke le cogió las manos. Giró su cuerpo de un lado a otro y ella tardó unos instantes en darse cuenta de que estaba bailando. Sonrió y acompañó sus movimientos. Pronto descubrió que el Uchiha era el peor bailarín del mundo, así que se apoyó en su hombro y se dedicaron a mecerse suavemente. Al rato se tumbaron en la hierba, y durante unos minutos que duraron demasiado poco, se besaron, lentamente, con besos cortos, intensos, frágiles y pausados. Era todo lo contrario a lo que habían hecho otras veces, y se sorprendieron a sí mismos en un momento romántico. Habían vuelto a la fiesta discretamente, brindado y reído con el resto de la gente hasta el alba, dedicándose miradas cómplices que al día siguiente se diluyeron con el alcohol.

Hacía dos meses y medio de aquello. Ambos habían tenido tiempo de sobra para reflexionar sobre lo que había ocurrido aquella noche, por qué había cambiado tanto todo. Sin embargo, no habían hablado. Y, de nuevo, esa noche, ella había acudido a él (y estaba segura de que a Sasuke no le importó).

El Uchiha se puso de pie, sacando a Sakura de sus recuerdos y sus lagunas. Recogió la taza vacía de la chica y se giró hacia la cocina. Sakura se puso en pie también y lo detuvo con su voz.

-Quiero hacerlo.

Sasuke tensó los hombros, sin mirarla. Durante unos segundos que se les hicieron eternos, el aire se enrareció entre ellos. Finalmente, él se dio media vuelta para enfrentarse a ella, inescrutable.

-¿El qué?

La pelirrosa tragó saliva y trató de sonreír. "Como si no lo supieras", pensó. Pero él quería oírle decirlo.

-El amor. Quiero hacer el amor. Quiero hacerlo contigo.

Sakura vio cómo el puño de Sasuke se cerraba en torno a la taza hasta que sus nudillos se quedaron blancos, para posteriormente laxarse hasta dejar caer el recipiente. La kunoichi lo siguió con la vista, y antes de que se hiciera añicos contra el suelo ya notaba los brazos de Sasuke cerrándose alrededor de su cintura y sus labios abriéndose paso ansiosamente entre los suyos. Cerró los ojos oyendo el impacto de la cerámica contra el suelo y se dejó alzar en brazos, hasta quedar sentada en el borde de la mesa. Sasuke no perdió el tiempo y, entre besos feroces, sus manos recorrieron el cuerpo de su compañera haciéndole perder el control. El aliento y la saliva de Sasuke estaban calientes, y la temperatura del cuerpo de Sakura comenzó a subir también. El Uchiha lo notó y la atrajo más hacia él, apretándole las nalgas hasta clavarle las uñas. Ella gimió al notarlo, y de la garganta de Sasuke escapó un gruñido ronco y gutural. La pelirrosa notó la virilidad de Sasuke presionando su entrepierna, dura y palpitante. Ella enredó las manos en el cabello azabache del Uchiha y él volvió a alzarla en volandas, sin dejar de besarla, mordiéndole el labio inferior, y se dirigió hacia su habitación.

Abrió la puerta de un puntapié más fuerte de lo necesario y tiró a la chica en la cama aún deshecha. Cuando se abalanzó sobre ella, tras quitarse los pantalones, Sakura se sintió acorralada por una fiera, a punto de ser devorada. Sobre ella siguió besándola con furia y sus manos ansiosas se introdujeron bajo el jersey. Sin previo aviso, Sakura notó uno de sus pechos aprisionado en una de las fuertes manos de Sasuke. No pudo evitar intentar separarse de sus labios para gemir, pero el Uchiha atrapó su labio inferior con los dientes. Ella notó el sabor metálico de la sangre en la boca y el Uchiha, lejos de sentirse arrepentido, se excitó aún más. Sin perder un instante hizo que Sakura soltara su cuello y llevara los brazos por encima de su cabeza, mientras él deslizaba su jersey hacia arriba. El contacto con el aire frío le erizó el vello a Sakura y endureció sus pezones. Su rostro se arreboló y sintió la necesidad de crbrirse, pero los ojos oscuros y brillantes de Sasuke la detuvieron. Se quedaron mirándose unos instantes, respirando entrecortadamente. Él volvió a recostarse sobre ella, sin romper el contacto visual, hasta que enterró su rostro en el cuello de la pelirrosa, besándolo, cubriendo de saliva las marcas rojas que iba dejando en él. Sakura gemía, mordiéndose el labio, mientras forcejeaba inútilmente por liberar sus muñecas del agarre del hombre. Notaba el sudor de Sasuke resbalando por sus abdominales, pegando su piel a la suya, elevando la temperatura del ambiente y de sus cuerpos. Con un leve mordisco, el Uchiha liberó por fin las manos de Sakura y las bajó, deleitándose con el tacto de la piel desnuda de la pelirrosa, que vibraba al notar las yemas de los dedos de Sasuke. Él la besó un instante, como había hecho otras tantas veces, para luego bajar su cabeza al pecho de Sakura y hacer lo que nunca antes había hecho.

La chica enconrvó la espalda y echó la cabeza hacia atrás cuando notó la lengua de Sasuke enroscarse alrededor de un de sus pezones, y su mano en el otro, apretándolo entre el pulgar y el índice. Ella rodeó la cabeza de Sasuke con los brazos, para no dejarlo escapar. Él jugaba con los pechos de la chica, lamiéndolos, estrujándolos y haciendo que sus pezones se sonrosaran cada vez más, pasando rápidamente de uno a otro. La cabeza de Sakura terminó de perderse entre la niebla del placer a medida que su cuerpo temblaba cada vez con más violencia, anticipándose al clímax. Sasuke se deleitaba con el sabor del cuerpo de la chica, con su tacto, acariciando sus curvas, haciendo que se retorciera bajo sus manos. Tras un par de minutos, la mano de Sasuke abandonó el pecho que acariciaba y bajó por el vientre de la ojijade mientras él mordía por última vez el pezón ya rojo y duro de la chica y la miró a los ojos. Su expresión, de excitación extrema y, sobre todo, de deseo, con las mejillas y las orejas inyectadas en sangre y los ojos brillantes, terminaron de determinar el rumbo de de la mano del chico. La introdujo con suavidad entre los muslos de Sakura y acarició su sexo por encima de la tela de la ropa interior. Sasuke notó su miembro palpitar hasta doler cuando sus dedos resbalaron sobre las braguitas blancas, caladas.

Cuando su mano se introdujo bajo la prenda, la chica se cubrió el rostro con el antebrazo y la mano contraria aferró las sábanas con fuerza. Su pecho subía y bajaba y todo su cuerpo vibraba al mismo ritmo que el golpeteo de su sangre en sus venas. El dedo corazón de Sasuke entró sin ninguna dificultad entre los labios del sexo de Sakura y lo deslizó hacia arriba despacio, hasta llegar al clítoris, rojo y palpitante, que presionó y acarició moviendo el dedo en círculos sobre él. Sakura dejó escapar una nube de aliento y se mordió el dedo índice, dejando en él la marca de sus dientes. Miró a Sasuke cuando éste sacó su mano del interior de sus braguitas, para observar sus dedos cubiertos de sus fluidos. Alzando la vista, el chico se los metió en la boca y los lamió con evidente placer.

-Sasuke...

Él sabía qué le iba a suplicar. Se incorporó, sentándose sobre sus talones, y le levantó las piernas a la chica, mientras ella alzaba la cadera. Las manos de Sasuke se deshicieron con habilidad de la ropa interior de su compañera, para, a continuación, separarle las piernas y situar su cintura entre ellas, tras quitarse sus propios boxers en un abrir y cerrar de ojos. Sakura se obligó a respirar profundamente y a mantener la vista fija en la expresión de SAsuke, que era una mezcla de anticipación, excitación y un ligero toque de confusión ante lo que se avecinaba. Ella imaginó su propio rostro y se vio atemorizada, pero no menos decidida a llegar hasta el final.

Con suavidad, Sasuke se acomodó sobre ella, y la kunoichi no pudo evitar el impulso de abrazarlo. Durante un momento, Sasuke se sintió confuso ante el cambio de actitud de su compañera y pensó que se echaría atrás. Sin embargo, aún con sus níveos brazos rodeándole el cuello, enroscó sus piernas alrededor de la cadera de él y cogió aire. El Uchiha comprendió su señal y contuvo la respiración también. Su pene erecto se deslizó entre los labios del sexo de Sakura con tanta suavidad y facilidad como lo habían hecho sus dedos. La entrada de la pelirrosa era estrecha, y antes de hacer más presión Sasuke rodeó con sus brazos la cabeza de la chica y le besó la sien. Ella se laxó y el moreno se adentró un poco más en su compañera. Sintió la presión que las paredes mojadas y palpitantes de la cavidad de Sakura ejercían sobre su miembro y se sintió enloquecer. Haciendo un gran esfuerzo por no perder el control, siguió su avance con cuidado, examinando la reacción de Sakura, cuyo ceño fruncido, los ojos fuertemente cerrados y los labios blancos por la presión denotaban su estado. La chica clavó las uñas en la espalda de Sasuke cuando ambos notaron que él llegaba al himen. El Uchiha hizo una amgo de retroceder al ver la expresión de dolor de Sakura, pero ella lo retuvo con sus piernas.

-No. -Su voz sonaba entrecortada, y el sudor caía por su frente. Tragó saliva y se abrazó de nuevo al cuello de Sasuke, atrayéndolo de nuevo hacia ella. Cerró los ojos y lo besó, sobreponiéndose al dolor.- Sigue. Te quiero.

El Uchiha pegó su frente a la de la chica y, sin dejar de mirarla, siguió penetrándola hasta que rompió su barrera y la exclamación de ella y el placer que le nubló los sentidos le hicieron cerrar los ojos. Sakura desfalleció un instante, que él aprovechó para colocarse mejor y comenzar a salir de ella con suavidad. En el momento en el que, en medio de su vaivén lento y acompasado, la expresión de Sakura se relajó y abrió los ojos para mirarlo desde el fondo de sus pupilas con la lujuria reflejándose en ellas, Sasuke se rindió al placer y aceleró el ritmo de las embestidas progresivamente. Enterró la cabeza en la cerviz de la pelirrosa, respirando su aroma, y ella comenzó a gemir, tan cerca de su oído que Sasuke tuvo que apretar la mandíbula para no precipitarse.

Con cada embestida, cada vez más fuertes y rápidas, una ola de placer los mecía a ambos. En pocos minutos, las caderas de Sasuke alcanzaron un ritmo frenético, y la voz de Sakura se derretía como caramelo en el ambiente cargado de sudor y olor a sexo. Con un gruñido de excitación, Sasuke la besó, dejando que los gemidos de la pelirrosa se fundieran con su saliva. Cuando su lengua se hubo saciado, se incorporó, dejando los labios de la chica rojos y húmedos, y le levantó un poco las caderas, haciéndole alzar las piernas. Continuó con las embestidas, esta vez más profundas y seguidas. El volumen de la voz de Sakura comenzó a subir, incontrolable, y cuando arqueó la espalda y echó la cabeza hacia atrás, ya estaba gritando. Las manos de Sasuke se aferraban a los muslos de la chica, y el bamboleo de sus pechos al ritmos de sus arremetidas lo hipnotizaba. Notaba su pene ardiendo, inyectado en sangre, palpitante y aprisionado dentro de Sakura. Ella alzó una mano hacia su pecho, intentando aferrarse a él, pero un escalofrío se lo impidió. Hizo que todo su cuerpo se contrajera, y el Uchiha supo que estaba llegando al clímax, lo que lo excitó e hizo que aumentara aún más, casi por encima de sus posibilidades, la velocidad de las acometidas. El tono de la voz de Sakura fue escalando, hasta que su cuerpo colapsó, su mente se rompió en miles de pedazos de cristal y todo su ser se concentró en el orgasmo que escapó de sus pulmones.

Sasuke la miró extasiado, tan desnuda, tan embriagada. Suya.

Se sintió explotar y, con un gemido, des desplomó sobre ella mientras su semen se derramaba en su interior.

Sus respiraciones no tardaron en acompasarse. Sasuke se hizo a un lado, tumbándose boca arriba. Atrajo a Sakura hacia él con un brazo. Quería seguir sintiendo su corazón latir bajo su piel. Durante unos minutos permanecieron abrazados sin decir nada, disfrutando del éxtasis. Las manos de Sasuke se enredaron en el pelo de Sakura, y fue capaz de aprenderse cada recoveco de su sonrisa. Se adormilaron, y poco a poco su piel de enfrió de nuevo. Sasuke tiró de la suave sábana y cubrió su desnudez y la de Sakura con ella. En ese momento, ella se incorporó, apoyándose en uno de sus codos, y lo miró. Para él fue como un bofetón ver su expresión teñida de temor y dudas.

-¿Qué pasa?

Su propia voz le sonaba extraña, horrible en comparación con los dulces gemidos de placer que inundaban la habitación minutos antes. Sakura ladeó la cabeza y desvió la vista, distrayéndose contorneando los abdominales de Sasuke con un dedo.

-Mañana no quiero fingir que esto no ha ocurrido.

El silencio volvió a adueñarse de la casa. El Uchiha la miraba, inexpresivo, mientras ella luchaba por no temblar y por contener sus ganas de llorar, no sabía si de felicidad o de pánico. Finalmente, él suspiró, y la tumbó de nuevo en la cama, para su sorpresa. La besó suavemente, un instante fugaz que convirtió sus besos en algo normal, algo que ya no era la excepción.

-No tendrás que preocuparte de eso en una temporada. Porque no pienso dejarte salir de aquí en mucho, mucho tiempo. -Posó su frente sobre la de la chica y sonrió de medio lado.- Y te prometo que cuando salgas, me aseguraré de que todo el mundo sepa que me perteneces. Eres mía, Sakura, y no hay razón para ocultarlo o fingir lo contrario. Ahora lo sé.

Tras unos segundos de aliento contenido, los brazos de la pelirrosa rodearon a Sasuke y ella rompió a llorar en su hombro. Él correspondió a su abrazo y le dio su calor hasta que se tranquilizó. Empezó entonces a besarla de nuevo, a juntar sus labios sonrientes con los suyos, a compartirse, a deleitarse con sus caricias y la sinceridad de sus ojos cuando se fundían en uno.

Ambos tenían claro que seguirían besándose hasta que acabara el día y pasar la noche, hasta que ya no hubiera tiempo ni mundo, hasta que ya no tuvieran una vida que compartir y entregarse.

Hasta entonces, seguirían enredados en las sábanas, mezclando el olor del café y del alcohol al compás al que vivían ellos.


¡Hola de nuevo! ¿Qué te ha parecido? ¡Opiniones aquí abajo en review :D! Se agradecen muchísimo n.n El final sé que es un poco flojo, pero me costó un montón escribirlo. Creo que es porque no es el final, sino que es el descanso... para luego seguir... con el segundo asalto, if you know what I mean :D En fin, ¡nos vemos!

¡Besos!