—El frio es parte también de mí.

Elsa por fin había liberado sus poderes, por fin podría ser libre, estaría sola en su castillo a sabiendas de que tanto Arendelle como su hermana estarían a salvo sin ella.

Obviamente no sabía que se equivocaba… y demasiado.

Desde Burguees, un recién nombrado guardián jugaba con los niños que disfrutaban de un invierno muy agradable después de derrotar a Pitch y a sus pesadillas.

Pero otro problema lo llevaría al límite, de nuevo.

En el polo norte, en el taller de Santa, estaban los Yetis y duendes corriendo de un lado a otro, Zar Luna hablaba con Norte, tenía que mandar a Jack al otro lado de la barrera mágica.

Nunca se había necesitado de algún guardián del otro lado, era la Tierra Mágica, vamos, no necesitaban tanto de los guardianes ya que la magia era algo muy habitual allá y los valores que los guardianes representaban vivían en todos los habitantes de ese lugar, no solo en los niños como en este mundo.

Habían ocasiones, muy limitadas, en las que los guardianes visitaban esa tierra más allá de su labor necesaria, lo hacían para ocupar la magia de ese mundo si la de este no les era suficiente, por lo que allá también eran conocidos pero de modos diferentes y no tan marcados y potentes como en nuestro mundo.

La señal fue enviada, los guardianes debían reunirse de nuevo, la preocupación era clara en todos.

¿Cómo podía Pitch atacar de nuevo tan pronto?

Alguien se equivocaba… de hecho todos lo hacían.

Ya en el taller de norte, como siempre, desfilaban los duendes con bocadillos y bebidas de todo tipo, y como siempre Jack llegaba tarde y con una entrada "triunfal".

—Vamos Norte, ¿no puedes mostrar más seriedad con esto?, si mandaste a señal solo puede significar que Pitch volvió.

—Oh mi querido Conejo, si supieras porque los llame estarías tanto o más tranquilo que yo.

— ¿Y por qué no nos lo cuentas de una vez? Ese mocoso de Jack seguro no vendrá.

Al momento de decir eso, Conejo estaba por comer un bizcocho bañado en miel, pero al morderlo solo se lastimó con un pedazo de hielo.

— ¿Y cómo estás tan seguro de que no vendría Canguro?

— ¿Canguro? ¡Niño ya verás…!

— ¡Jack!— gritó Hada interrumpiendo a Conejo sólo para saltar a la boca del chico que acababa de entrar y contar sus dientes como siempre.

—Vaya muchacho, te estábamos esperando, ven acá y déjame felicitarte— Norte iba a abrazar a Jack pero él se lo impidió ya que la última vez lo había dejado muy adolorido.

—Gracias norte, está bien pero… espera… ¿dijiste felicitarme, acaso me ascendieron y seré el Jefe de los guardianes?—dijo Jack bromeando y riendo por lo tonto de la idea.

— ¡No me tomes el pelo mocoso! ¿Tú como jefe? Claro, y yo seré el guardián del asombro en lugar de Norte— de nuevo reía.

—¡Conejo!—lo reprendía Norte a la vez que invitaba a todos a sentarse —En realidad— pausa para beber un poco de chocolate — Manny quería que hable solo con Jack, pero como es una ocasión muy especial decidí llamarlos a todos. Jack— dirigiéndose al chico —debes ir al mundo del otro lado de la Barrera Mágica.

— ¿La barrera qué?— obviamente confundido, ¿qué era eso y por qué debería ir? sonaba peligroso y emocionante, pero no debía mostrar interés en ello hasta que le digan que querían de él.

—Norte, ningún guardián ha ido a ese mudo sin necesitar algo de su magia, ¿Zar Luna necesita algo? ¡¿O JACK?!— dijo Hada visiblemente asustada el pensar que Jack estuviera quedándose sin magia.

— ¿Necesitar qué? ¿Por qué debo ir? ¿Y por qué la Luna no me lo dijo personalmente? ¿Por qué debo enterarme de todo de otras maneras?—comenzó a reclamar con molestia Jack, el lugar comenzaba a congelarse y una nube negra cargada con una tormenta se formaba sobre él y avanzaba con mientras seguía reclamando a Norte al respecto como si fuera culpa de él.

Meme, que había estado escuchando todo y meditaba al respecto tomó de la mano a Jack señalándole lo que sucedía para que se calmara.

—Pero que…— reaccionó y golpeando su cayado hizo que todo volviera a la normalidad, sus poderes se notaban más fuertes que antes y todos lo pudieron percibir en ese momento.

Todo se descongelo, salvo por un copo de nieve del tamaño de la mano de Jack que brillaba con una luz azul, pero era un azul diferente al que lo representaba, y podía sentir que la magia de su interior era también diferente, no lo sabía con certeza pero le resultaba familiar esa magia, como si ese copo, específicamente ese le perteneciera a otra persona, y esa persona lo perteneciera a él mismo así como el fuera de esa persona.

El tiempo pasaba y una sonrisa se le escapaba, mientras tanto los demás guardianes discutían sobre lo sucedido y sobre lo que debía hacer Jack en el Mundo de Magia.

— ¿Podrían explicarme de una vez que pasa y por qué debo ir a ese mundo? ¿Éste copo tiene algo que ver?— perdiendo la compostura de nuevo al ver que no podía derretir y devolver ese copo por más que lo haya intentado varias veces.

—Bien muchacho, ya debes irte— dijo Norte tomando una bola de cristal con un brillo dorado emanando de ella —tu condición te espera— y la arrojó al suelo.

— ¿Qué condición? ¡Norte espera!— no pudo terminar ya que un Yeti lo empujó a través del portal — ¡NORTE!

— ¿Quién eres?— dijo una voz suave a su espalda.

— ¿Puedes verme?— dijo poniéndose tenso ya que aún no se acostumbraba a que los niños lo vean, menos uno que nunca había visitado.

— ¡Claro que sí! ¡Tienes magia! Muchas personas aquí también, pero tú no eres de aquí ¿cierto?

—Me atrapaste pequeño— dándole un toque en la nariz con su cayado —De hecho soy de un lugar lejano, ¿podrías decirme en dónde estamos?

—Estamos en Arendelle, un Arendelle muy raro…— dijo el pequeño con una expresión de confusión notoria en su rostro.

— ¿Por qué un Arendelle raro?— preguntó Jack en el mismo estado de confusión.

— Porque está nevando en verano.