DAY 1


DIARIO DE YURI KATSUKI

Octubre 24

Mi nombre es Yuri, Yuri Katsuki y en mi vida hay sólo un problema: Victor Nikiforov.

Sé que pocas personas tienen un problema propio con nombre y apellido y no me siento en absoluto feliz de ser uno de ellos. Odio a Victor Nikiforov con toda mi alma. Odio profundamente su maldita sonrisa seductora y sus ojos azules que adornan su perfecta cara de príncipe. Odio su larga cabellera plateada que se agita el viento cuando él corre por el campo de soccer de la Academia Internacional Feltsman donde los dos estudiamos, escuela que se ubica en Rusia país del que él es originario. Odio su capacidad de atraer las miradas del mundo entero a donde quiera que va porque además de ser el capitán y el delantero del equipo de soccer, Victor es malditamente guapo.

¿Cómo es malditamente posible que él pueda lucir así y al mismo tiempo triunfar en todo? ¿Por qué hay personas como él para las que todo es estúpidamente fácil? El chico puede jugar soccer como los dioses, sonreír como los dioses, actuar como un caballero y enamorar a prácticamente media escuela sin esforzarse. Y también puede ser un maldito imbécil sin inmutarse. Y lo odio ¿Dije ya que odio también sus malditos ojos azules?

¡Esos ojos fueron los culpables de todo!

Ok, ok, cálmate Yuri. Casi puedo escuchar las voces de mis compañeros, especialmente de Kenjirou Minami y Phichit Chulanont en mi cabeza. Los oigo diciéndome lo que siempre me dicen: "Estás exagerando Yuri"

¡Pero no estoy exagerando nada! Todo es culpa de Victor, todo es culpa suya y de este maldito juego en el que me metió simplemente porque hace un año, el primer día de clase, el día en el que él llegó a la escuela caminando como si fuera el único hombre del universo, no pude evitar quedarme mirándolo como imbécil.

Pero no fui el único, puedo jurar que todo mundo se le quedó mirando y todo es su culpa, eso es lo que él quiere, le encanta ser el centro de atención. Siempre que camina en los pasillos del colegio, cuando lo ves corriendo en medio del campo de soccer, cuando se queda quieto en clase o habla con los profesores en ese tono adulto y profesional que reserva para ellos, incluso si sólo está ahí, respirando o contemplando los jardines de la escuela desde la ventana más alta de nuestros dormitorios, todo en él llama tu atención.

Quizá sea por su sonrisa, quizá sea porque en realidad — que alguien me mate por escribir esto —es simplemente cautivador, hermoso. Demasiado hermoso. Ni siquiera merece ser así de hermoso ¡Lo odio! O quizá no lo odie es sólo que… me aterra lo que él es capaz de hacer conmigo.

Recuerdo claramente el año pasado. Lo miré atravesar la puerta de entrada del dormitorio en el que por un año había vivido solo. Victor dijo que sería mi nuevo compañero, ni siquiera me saludó. Se instaló en la cama contigua a la mía, se quedó quieto ahí, estirando las piernas antes de deshacer su maleta. Mis ojos no pudieron dejar de mirarlo, sencillamente no pude. Porque aquel chico era como una aparición de otro mundo, porque en 17 años de vida jamás había visto a alguien igual y sus ojos… los ojos azules de Victor brillaban mientras sus manos abrían su sobria y evidentemente costosa maleta oscura. Victor sacó primero que nada la fotografía de una hermosa mujer de cabello rubio y sonrió al mirarla y mientras él sonreía más, un hueco extraño e insoportable se abría paso en mi pecho robándome el aliento, haciendo que mi corazón se comprimiera y se expandiera al mismo tiempo, como si la mirada de Victor Nikiforov me estuviera pidiendo tener un lugar para instalarse de forma definitiva entre los latidos de mi corazón. Porque él también me miró después de un rato y me dedicó una sonrisa de suficiencia, a la que después agregó el brillante comentario de: "¿Te gusta lo que ves? Podría ser tuyo, pero no eres lo suficientemente atractivo para mi gusto, cerdito."

Sus palabras fueron para mí como un golpe en la cara. En ese momento el encanto se desvaneció, pero a pesar de sus estúpidas palabras, mi corazón seguía sintiendo lo mismo, todo era culpa de sus ojos. Fue extraño, sigue siendo extraño porque siento lo mismo todos los días, no he dejado de sentirlo. Kenjirou, uno de mis mejores amigos en la Academia Feltsman, me ha dicho que me enamoré pero yo no estoy dispuesto a creer semejante disparate. Kenjirou es un romántico sin esperanza que se la vive inventando historias de amor para todo aquel que quiera escucharlo. De hecho, su sitio web de historias rosas es bastante popular en la escuela pero eso no le da derecho a querer hacer de mi pobre y torturada vida algo cursi y melodramático como sus historias.

No estoy enamorado de Victor Nikiforov. Nunca lo estaré. No lo estuve. Además, tengo novio y Phichit es el único que tiene derecho a hacer que mi corazón se acelere y se sienta feliz y todo eso que Kenjirou dice que pasa cuando estás con la persona que amas. Porque yo quiero a Phichit. Fin de la historia. Lo que Victor Nikiforov me hace sentir es… no sé lo que es, pero no importa, lo odias Yuri ¿recuerdas?

Lo odio, en serio lo odio…

Y lo odio más cuando me hace suspirar como colegiala enamorada, es de verdad una estupidez tener que escribir todo esto. La profesora de idiomas y literatura de este año creyó que sería una idea sumamente inteligente e innovadora escribir un diario para mejorar nuestros problemas de redacción. Más de la mitad de la clase lanzó un suspiro exasperado al aire al escuchar la noticia porque ya todos tenemos suficientes actividades como para encima tener que sentarnos a escribir todos los días acerca de nuestra vida en un cuaderno que nadie más leerá jamás. Todos odiamos la idea con todo el corazón pero Kenjirou casi se puso a bailar la conga en medio del salón de clase.

Además es sumamente vergonzoso que el primer tema sobre el que haya escrito sea Victor Nikiforov, siempre es él. De algún modo u otro termina siempre metido en mi vida, como en mi dormitorio. Es casi increíble que después de casi un año de convivencia aún me den ganas de matarlo desde el instante en el que entra por esa puerta que ahora está cerrada y comienza a desvestirse sin pena alguna delante de mí. Es como si quisiera torturarme porque la sola idea de verlo solo en ropa interior… ¿Por qué me pasa esto a mí, señor? ¿De verdad me enviaste al infierno por ser gay?

Es que… ¿Por qué tuvo que hacer eso? No puedo creer que en serio esté llevando esos planes a la acción, creí que todo había sido un desvarío de borracho, vamos, no puede ser real que él de verdad quiera… tenerme para él.

Eso es sencillamente absurdo porque desde el primer momento Victor me dejó en claro que yo no era lo suficientemente atractivo para él. Porque todo el mundo sabe que él y Christophe Giacometti son la pareja más jodidamente sensual que la Academia Feltsman ha visto y que verá jamás. Y porque yo tengo novio y nunca jamás en la vida pensaría en hacerle daño a Phichit aunque debo admitir que de hecho, todo empezó a ponerse extraño desde que decidí aceptar a Phichit como mi novio.

Da miedo pensar en ello, pero lo cierto es que las noticias en la Academia Feltsman vuelan de un lado a otro con suma rapidez. Dos horas después de que uno de los chicos nos viera besándonos en el quiosco del jardín central del colegio donde Phichit me pidió ser su novio, todo mundo sabía ya que había una nueva pareja a la cual envidiar en la escuela. De hecho, Mila, una de las chicas del grupo de danza clásica de la escuela del que yo soy parte, me dijo que incluso algunos de nuestros profesores sabían ya de la buena nueva.

Aquella noche estaba feliz y radiante por empezar a vivir una nueva aventura. Phichit es maravilloso, es cariñoso, alegre, divertido. De verdad lo quiero y sé que podría llegar a amarlo si las cosas siguen tan bien como hasta ahora porque parece que sólo Phichit está bien en mi vida desde que Victor Nikiforov decidiera arruinarla por completo como lo hizo hace apenas unos momentos.

Yo no quería creer que lo que había pasado aquella noche hubiera sido real, no puede ser real. Porque aquella noche, la noche en la que acepté a Phichit, Victor llegó a nuestro dormitorio en la madrugada dando traspiés, apestando a vodka y haciendo un ruido de los mil infiernos como suele hacer todos los fines de semana. Intenté no hacerle caso como siempre y me arrebujé más en las sabanas cálidas de mi cama e ignoré las palabrotas que Victor pronunciaba. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que se sacara los zapatos, los pantalones, soltara un gruñido y se durmiera de una vez por todas.

Pero aquella vez fue distinto. Dando traspiés, Victor se acercó a mi cama y se quedó de rodillas delante de mí. Mis ojos se cerraron con más fuerza, el rostro de Victor se acercó más al mío, tanto, que podía sentir su aliento caliente sobre mis labios y el inconfundible tufo del alcohol en todo su ser. Tuve que hacer un esfuerzo enorme por no ponerme a temblar cuando sus manos acariciaron una de mis mejillas. Sin que yo pudiera contenerlo, mis ojos se abrieron y él me sonrió casi con dulzura, sus mejillas sonrojadas no sé si por el alcohol o por haberse visto descubierto, me parecieron adorables, quizá yo también estaba un poco ebrio.

—Vuelve a dormir — me dijo —. Sólo quería verte, siempre quiero verte… ¿Por qué, Yuri? ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Hacer qué? — dije yo con voz temblorosa — ¿Te encuentras bien, Victor?

—No, no estoy bien, nada está bien — dijo él y de verdad empecé a sentirme asustado, esa era prácticamente la conversación más larga que habíamos tenido jamás —. Sé que no he hecho las cosas bien pero yo… ¿Por qué Yuri?

—No te entiendo — dije yo alejándome un poco de la tentación que suponía tener sus labios tan cerca de los míos —. Duérmete, ya se te pasará…

—Esto no va a pasar — dijo él con tristeza, una tristeza que de verdad heló mi corazón porque vamos, Victor Nikiforov nunca está triste —. He intentado que se me pase desde la primera vez que te vi y no puedo ¿entiendes? ¡No puedo!

—No sé qué decirte, Victor — dije yo en serio asustado — ¿Quieres que vaya a la cocina a buscarte un café? Estoy seguro de que te sentirás mejor si yo…

—No huyas de mí — dijo él, deteniéndome sobre la cama cuando hice el amago de levantarme —. No quiero que vayas a ningún lado. No quiero que estés con el estúpido de Phichit Chulanont. Pensé que tenías buen gusto, ¿Por qué me mirabas de forma especial entonces?

—Estás desvariando, Victor — dije yo un poco acalorado al notar que él se había dado cuenta de que, en efecto, a veces solía mirarlo de modo especial —. Por favor, déjame ayudarte…

— Si quieres ayudarme vas a dejar al imbécil de tu novio — dijo él y yo empecé a molestarme de veras —. Tienes que dejarlo Yuri, tú tienes que estar conmigo…

—Tú no me quieres, Victor — dije yo con el corazón agitado — estás diciendo locuras…

— ¿Qué sabes tú de lo que siento o no? — dijo él enojado también — ¿Crees que es fácil vivir así, negando lo que eres, escondiendo lo que sientes?

—Tú no sientes nada — dije yo con calma —. No puedes sentir nada por mí, tú mismo me lo dijiste, no soy lo suficientemente atractivo para ti.

—Nunca verás más allá de mí ¿verdad? — dijo Victor confundiéndome más todavía —. Nunca podrás ver más allá de mí, nunca me querrás…

No dije nada. Victor se levantó del suelo y se sentó a la orilla de su cama sin dejar de mirarme. Yo no sabía qué hacer. Aquel chico y yo nunca habíamos intercambiado más que las obligadas y corteses palabras que correspondían al compañero de habitación. Y ahora, él estaba delante de mí, roto, triste, reclamándome no poder ver algo que no tenía idea de que tenía que ver. Quise abrazarlo, quise tomarlo de la mano y decirle que todo estaría bien pero no quería hacer las cosas peores. Mi corazón latía alocado, sus palabras me habían dejado agitado, ansioso, como si hubiera querido escucharlo decir esas cosas desde siempre. Pero no, nada podía pasar. Nada estaba pasando.

—Voy a prometerte tres cosas — dijo él haciéndome sentir un escalofrío en la espalda cuando su voz volvió a escucharse por la habitación silenciosa —. Primero, voy a estar presente en cada espacio de tu vida, voy a estar muy cerca de ti. Segundo, vas a dejar a la persona equivocada Yuri, vas a dejarlo porque no es con él con quien debes estar y, tercero, un día vas a verme, vas a mirarme y entonces… entonces estarás conmigo.

Victor me dedicó una de sus sonrisas seductoras favoritas y como si nada hubiera pasado, como si mi corazón no se hubiera quedado confundido y agitado como si de pronto lo hubiera sacudido un huracán, mi compañero se acostó sin decir más palabras. No es que hubiera querido más palabras, pero aquella conversación había sido tan extraña, tan falta de sentido, irreal.

Pero es imposible que no vuelva a pensar en todas esas palabras, al menos no en este momento. Porque han pasado seis meses desde aquella noche después de la cual Victor volvió a tratarme como siempre, es decir, a no tratarme en absoluto. Incluso llegué a pensar que aquella conversación había sido sólo fruto de mis alucinaciones nocturnas, pero ahora todo tiene sentido.

Victor Nikiforov ha logrado cumplir la primera de sus promesas: estar presente en cada espacio de mi vida.

El muy imbécil empezó a pelear conmigo hoy en la clase de danza que es obligatoria para los estudiantes de último año, ya que la Academia Feltsman siempre se ha jactado de tener programas integrales para la formación de sus alumnos. Como casi siempre sucede, el joven Nikiforov decidió despotricar en contra de los chicos que formamos el club de danza en el que yo soy el bailarín principal. Victor dijo que los bailarines clásicos éramos un montón de idiotas aburridos que no tenían el suficiente valor para practicar ninguno de los deportes que él y sus amigos sí practicaban. Evidentemente aquel comentario no le gustó a nadie. La profesora Baranovskaya, quien es también la directora de nuestro grupo, de verdad tuvo que detener la turba furiosa que se había levantado en medio de la clase por culpa de las malditas palabras llenas de veneno de mi querido compañero.

La verdad es que nadie es capaz de llevarle la contraria a Victor Nikiforov pero su comentario con respecto al grupo de danza era algo que nadie podía dejar pasar. Y entonces, cuando la profesora Baranovskaya quien es de verdad estricta logró traer el orden de nuevo a la clase, mis compañeros me miraron a los ojos pidiéndome restablecer el orgullo de todos los bailarines clásicos de la historia. Yo, como el principal del grupo tenía que hacerlo ¿quién si no yo tenía más derecho a sentirse ofendido por las palabras del señor Nikiforov? Suspirando, porque de verdad no tenía gana alguna de hablar con o mirar a Victor, tomé la palabra en el tono educado y circunspecto en el que a nuestros profesores les gusta que hablemos y con todo el respeto que fui capaz de hablar, le dejé en claro al señor Nikiforov que su comentario había sido el propio de un cerdo degenerado, bueno para nada, cabeza de chorlito, deportista inútil, engendro del demonio, sin ofender, Victor, no te lo tomes personal.

Todo mundo río, menos la profesora quien se quedó con la boca abierta al escucharme decir esas cosas y Victor, quien me miraba con una sonrisa juguetona en los labios.

— ¿Tu novio te ha enseñado esos modales, Yuri? — dijo él riendo divertido —. Pensé que eras el jodido ejemplo de esta escuela, pero ya veo que eres el más estúpido y vulgar de todos nuestros compañeros…

—Tú eres el vulgar, presumes de clase pero no eres si no un montón de mierda engreída — dije yo sin poder controlarme —. Puedes meterte con lo que sea, pero no con la danza…

— ¡Ah, tu grupo de pequeños cisnes homosexuales! — dijo él, y la profesora nos miraba sin dar crédito a nuestra discusión — ¿Aún no se cansan de dar saltitos estúpidos detrás de ti? No son más que un montón de inútiles sin voluntad que bailan al son del rey en tutú del lago de los cisnes ¿no es así?

—Al menos son mis amigos, Victor — dije yo temblando de rabia —. No puedes decir lo mismo de los mastodontes de tu equipo ¿no es así? ¿Con cuántos de ellos te has acostado? Eres famoso por lo que haces con ellos en las duchas…

— ¿Quieres que haga lo mismo contigo? —dijo él y para ese entonces los dos estábamos frente a frente, a punto de golpearnos si nadie nos detenía — ¿Qué es lo que tú y tu aburrido novio hacen? ¿Ver representaciones viejas de Fred Astaire mientras beben chocolate? Es obvio que me deseas, deseas tener a alguien como yo…

—Chicos, deben calmarse — dijo la profesora de verdad molesta —. Este no es lugar para discutir acerca de…

—Me das asco — le dije a Victor —. Siempre me has dado asco, eres despreciable, eres un…

—Sí, lo soy, no me avergüenzo de ello — dijo Victor casi alegremente —. ¿Tú estás feliz con lo que pretendes ser Yuri? ¿Eres feliz siendo el títere de todos: de tus padres, de tus amigos, de tu perfecto novio? Tu vida es perfecta y todo mundo quiere ser como tú… todos menos yo, preferiría morir antes de ser un maldito enano que pretende ser un modelo cuando en realidad no es más que un cobarde que jamás verá más allá de lo que sus ojos le muestran…

— ¡Tú no me conoces! — dije yo empujándolo para atrás — ¡No sabes nada de mí!

—Y tampoco quiero saberlo — dijo él devolviéndome el empujón —. De los dos, yo soy quien está más asqueado de tener que vivir con alguien como tú.

Aquel comentario fue el acabose. Sin saber lo que hacía, sin entender por qué las palabras de Victor me herían de forma tan profunda, me encontré golpeándolo. Él no hizo nada por defenderse y aquello me provocó aún más. Era como si yo de verdad no le importara lo suficiente, fue como si él me considerara tan frágil y débil como él creía que era, estaba enojado, rabioso.

Los chicos del grupo de danza habían empezado a armar jaleo mientras yo seguía intentando golpear a Victor Nikiforov y mordía mis labios para no echarme a llorar porque algo dentro de mí me decía que él tenía razón, que mi vida era demasiado perfecta, que me complacía en seguir las órdenes de los demás, que nunca había hecho nada incorrecto, absolutamente nada simplemente porque yo deseaba hacerlo. Fue la profesora quien me detuvo justamente después de impactar un puño en la cara de Victor Nikiforov. Aquella pelea que yo había empezado y que Victor había ignorado por completo, se detuvo en aquel mismo instante.

—A la oficina del director, señor Katsuki — dijo la profesora con voz autoritaria mientras mi pecho seguía subiendo y bajando de forma agitada —. Y usted también señor Nikiforov, no es posible que se comporten de este modo, es una vergüenza para los dos. Señor Minami, acompáñelos. Dígale al director Feltsman todo lo que ha pasado, espero que los dos tengan un castigo ejemplar.

Los tres salimos de la sala de música sin decir nada. Kenjirou nos miraba alternativamente a Victor y a mí, el cual caminaba con la mirada en alto, acariciando la mejilla en donde mi mano se había estrellado. Llegamos a la oficina del director minutos después, pero yo sólo quería irme, desaparecer. En casi tres años en la Academia Feltsman jamás había terminado castigado y reprendido de aquel modo. Castigo ejemplar, bah, de verdad esperaba que eso no sucediera pero era obvio que el infierno penas acababa de empezar.

Y para alegría de la señora Baranovskaya, Victor y yo en realidad tuvimos un castigo ejemplar y podría apostar mi trasero a que más que sentirse molesto, el señor Nikiforov está feliz con ello. Sus ojos azules brillaban mientras Kenjirou le relataba al director Feltsman todo acerca de la discusión entre el señor Nikiforov y yo. Yo sólo me limitaba a escuchar la voz cadenciosa de mi amigo, de verdad ese chico tiene talento para contar historias. Su voz decía detalles que yo ni siquiera recordaba y mientras la rabia del momento se disipaba, el dolor de las palabras de Victor volvía a inundarme de nuevo porque al parecer había demasiada verdad en ellas como para ignorarlas.

—Bien, entiendo — dijo el director, un hombre mayor que lucía aterrador con su gesto serio y su prominente calva, mirándonos alternativamente a mí y a mi compañero de ojos azules que lucía tan sereno y elegante como siempre —. No debo decir que me decepciona su comportamiento, señor Katsuki. Es increíble que en su último año de secundaria haya perdido todos los valores por los que todos lo admiramos. Entiendo que la provocación del señor Nikiforov lo sacara de quicio, pero usted debió ser más maduro. En esta escuela siempre ha existido un odio natural entre los deportistas y los bailarines y me temo que cada uno de ustedes debe entender mejor el mundo del que se están quejando. Señor Nikiforov, repórtese mañana en el ensayo del grupo de danza, empezará a practicar con ellos después del entrenamiento de soccer.

—Me niego a hacer eso — dijo Victor sin mucha convicción —. A mi padre no va a gustarle que yo me exponga de este modo tan ridículo.

—Yo hablaré personalmente con su padre — dijo el director —. Sé que él estará de acuerdo conmigo. En cuanto a usted, señor Katsuki, salude a su nuevo capitán. Sé que su horario es una locura al ser el presidente de la clase, pero es necesario que entienda del modo adecuado. Bienvenido al equipo de soccer, espero que por su bien los dos comiencen a ser amigos.

—Ni de broma — dije yo sin poder evitarlo —. Señor, estoy seguro de que debe haber otra forma para resolver esto,

—No, no la hay — dijo el director con una extraña sonrisa divertida —. Deben entender y no hay mejor modo de hacerlo que ponerse en los zapatos del otro de forma literal. Ahora, regresen a su dormitorio, han dormido juntos por casi un año, no debe ser tan difícil aprender a ser educados el uno con el otro. Espero no tener que escuchar más historias como esta, es hora de crecer chicos.

El director no dijo más y con una elocuente mirada nos conminó a salir de su despacho. Victor ni siquiera me dirigió otra mirada al salir de la oficina del director. Christophe Giacometti estaba esperándolo ya en el pasillo y Victor se encaminó hacia él con una sonrisa complacida que hizo hervir mi sangre de nuevo. De hecho Chris también está en el grupo de danza, me llevo un poco mejor con él que con Victor, pero algo dentro de mí se removió al notar que ahora tendré que verlos juntos todos los malditos días de mi vida en el ensayo de nuestro grupo.

—Si no lo conociera, diría que Victor está feliz con el castigo — dijo Kenjirou con el entusiasmo que lo caracterizaba — ¿No es emocionante, Yuri?

— ¿Qué es lo emocionante? — dije yo mirando a mi amigo como si hubiera enloquecido de pronto.

—Que él quiere estar contigo y es increíble cómo pudo lograrlo — dijo Kenji con la mirada emocionada — ¿No lo notas?

— ¿Notar qué? — dije yo un poco asustado.

—Nada, ya te darás cuenta — dijo mi amigo riendo divertido —. Ustedes dos serán mi nueva historia de amor imposible favorita.

—Deja de escribir historias en tu mente conmigo, Minami — dije yo entrecerrando los ojos — ¿Por qué mejor no te buscas un novio o una novia para ti mismo en el mundo real?

—Lo mío no es el amor tridimensional, mi amigo — me dijo Kenji guiñando uno de sus ojos color caramelo y pasando una de sus manos por sus rubios cabellos —. Además recuerda que todo mundo me dice que soy bueno para inventar historias de amor porque jamás me atrevería a vivirlas…

—Eres un caso perdido, Kenji — le dije sonriendo divertido.

— ¡Ahí está Phichit! — dijo mi amigo saludando alegremente a mi novio en la distancia —. Voy a dejarlos solos. No hagan cosas malas, compórtense.

Sonreí sin poder evitarlo, es algo que sucede siempre que estás al lado de Kenjirou Minami, no puedes evitar sentirte feliz. Debe ser por su modo relajado de ver la vida, a veces desearía ser más como él en vez de ser una reina del drama como sé que lo soy.

—Hey, no pasa nada — dijo Phichit cuando llegué a él y rodee su cuerpo cálido y delgado de piel color canela con mis brazos —. Nada de lo que dijo Victor es cierto, ¿Entiendes?

—Quizá tenga razón — dije yo sintiéndome protegido de pronto —. Quizá sí soy un cobarde.

—Él sólo quiere molestarte como siempre molesta a todo mundo — dijo Phichit con ese tono pausado y reconfortante que siempre puede calmarme tan bien — ¿Sabes cuantos chistes de hamsters he tenido que aguantar yo? Por no mencionar sus referencias a mí obvia zoofilia que disfrazo de un modo terrible detrás de mi pasión por los roedores…

—Voy a matarlo por decirte eso — dije yo riéndome un poco de las palabras de Phichit — ¿Por qué Victor me odia tanto, Phichit? Te juro que jamás he hecho nada para molestarlo.

—Así es el glorioso señor Nikiforov — dijo Phichit y de verdad deseé poder tener un poco de su infinita paciencia —. Dime algo, cariño ¿Yakov Feltsman se atrevió a castigarte de verdad?

—No me recuerdes eso —dije yo suspirando teatralmente al recordar mi reciente conversación con el director de la Academia —. Felicítame, cariño, tu novio será una estrella del soccer a partir de mañana. Ah, y tendremos que añadir a Victor Nikiforov al grupo de danza, es el mejor castigo de la historia ¿Verdad?

Phichit no me contestó. Su mirada oscura se tornó triste de pronto, como si él entendiera algo que yo no. Parecía que todos podían notar algo extraño en aquella situación pero ¿qué era? Yo no podía dejar de pensar en lo horrible que el día de mañana sería para todos. Phichit sonrió unos segundos después y me besó con suavidad antes de volver a mirarme a los ojos.

—Supongo que lo que tenga que pasar, pasará — dijo Phichit con un tono apagado que no me gustó nada —. Siempre he dicho que tengo demasiada suerte de tenerte conmigo.

— ¿Por qué dices eso, Phichit? — dije yo tomando sus manos entre las mías — ¿Estás preocupado por algo?

—No tiene caso preocuparme por lo inevitable —dijo él levantando los hombros —. Sólo hazle saber al señor Nikiforov que yo también lucharé hasta el final.

— ¿Luchar? — dije yo bastante confundido —. No entiendo nada, Phichit…

—No entiendas nada, Yuri — dijo él abrazándome con fuerza —. Tengo que ir a la ciudad, mi madre ha venido a visitarme y ha sido un largo viaje para ella ¿podemos salir mañana?

—Todo el día si quieres — dije yo con un poco más de entusiasmo — ¿Pizza y viejos videos de danza clásica?

—Pizza y viejos videos de danza clásica— dijo Phichit besándome de nuevo—. Trataré de verte de nuevo por la noche, no hagas más locuras mientras no estoy ¿de acuerdo? Lamento no haber estado hoy contigo en la clase de danza, me hubiera encantado tener un pretexto para romperle la cara a Victor Nikiforov, pero Mila y Sara ya me dijeron que lo hiciste bien sin mí.

—Arruiné su perfecto rostro un poco— dije yo sintiéndome más tranquilo—. Te veré en un rato, te quiero.

—Te quiero, Yuri Katsuki— dijo él besándome antes de irse—. Ahora, ve a tu dormitorio jovencito, no quiero encontrarme con que estás en prisión por matar al heredero de la enorme fortuna Nikiforov cuando regrese, ¿está bien?

Yo asentí y mi novio rio antes de la dar la media vuelta. Vi que Phichit se alejaba de mí y me sentí triste, la verdad no podía entender por qué estaba sintiendo todo eso. Debo ser de verdad imbécil, pero no entiendo nada de nada con respecto a Victor Nikiforov. No entiendo por qué sigue alterándolo todo, no entiendo por qué mi vida perfecta le molesta a tal grado de querer destruirla sea como sea. Suspiré. Caminé al dormitorio sin gana alguna de estar ahí, pero era lo mejor.

Pero como todo en este día de pesadilla, no resultó como quería.

Victor estaba ahí, el chico estaba revisando su rostro hinchado por el golpe que había conectado en su mejilla izquierda. Quise dar la media vuelta en ese justo instante pero él me miró a los ojos con gesto serio, sin sonreír en absoluto.

—No te vayas, no tengo gana alguna de quedarme aquí de todos modos— dijo él haciendo que la vieja rabia volviera a surgir—. Voy a dejarte descansar hoy. Mañana es el día uno, mañana no tendrás más remedio que empezar a acostumbrarte a mí.

No le contesté. Me limité a caminar a mi cama y él, después de darse un último vistazo en el espejo, salió del dormitorio dejándome hirviendo de rabia en silencio. Fue por eso que tomé este cuaderno y empecé con la aburrida tarea de la profesora Minako, nuestra maestra de idiomas. Y en realidad es increíble que ahora la rabia se haya desinflado y sólo pueda encontrar en mí cierta incertidumbre aunada a un miedo terrible. El miedo que me causa no entender las cosas ni poder controlarlas. El terror de no saber cómo enfrentarme a Victor de todos modos. Él me aterra, él me desconcierta y me preocupa.

Es por eso que el mayor problema de mi vida es Victor Nikiforov, heredero de la mitad de Rusia y tirano absoluto de mi vida. No sé qué es lo que va a pasar con él. Espero que nada pase. Oigo los golpes de Phichit en la puerta de mi dormitorio, ahora iré con él. Mañana se desatará el infierno en la Academia Feltsman. Mañana, quizá entienda un poco mejor todo esto o simplemente salte desde el último piso de las aulas, lo cual, me sigue pareciendo una mejor opción que tener que soportar tantas horas de mi vida al lado del maldito señor Nikiforov…


DIARIO DE VICTOR NIKIFOROV

Octubre 25

Es increíble que él no pueda verlo, que de verdad esté tan ciego. Yuri Katsuki jamás me ha mirado, jamás se ha detenido a observarme como soy y no como pretendo ser. Toda la vida he sabido cómo hacer que la gente crea exactamente lo que quiere creer acerca de mí. Es más cómodo.

Pero algo en él me hace querer desear que me mire. Algo en él, desde el principio de todo, me hizo desear que él sepa lo que soy, lo que llevo dentro, lo que nadie más podrá ver. Yuri Katsuki no entiende nada, quizá jamás lo entienda pero tengo que intentarlo. Debo de intentarlo hasta que sus ojos traspasen mi alma y sepan lo que he querido decirle desde que llegué a esta escuela. Debo lograr que sus ojos me conozcan, él debe guardarme en su mirada.

Todo este tiempo me he estado escondiendo de él y de lo que siento pero ya no puedo soportarlo.

Él será mío.

Yo seré de él…


Consideraciones especiales de esta historia:

1. La Rusia que describo no tiene nada que ver con la realidad actual de dicho país. El mundo en el que describo esta historia es un mundo sin prejuicios donde el amor es amor y punto. Porque eso es posible en la ficción, fin.

2. Todos los personajes de la historia, los chicos de la Academia Feltsman tienen 17 años o más, no sigo las edades propias del canon.

3. Al ser una Academia internacional, damos por hecho que todos hablan en inglés y por eso se pueden entenderse de maravilla xD

4. Cada capítulo es una parte del diario de alguno de los chicos, principalmente de los de Yuri y Victor, pero puede que alguno de los demás escriba una carta de vez en cuando. Dichas cartas pueden ser largas, cortas, muy largas, muy cortas. Ya lo verán :3

5. Si llegaron hasta acá y aun quieren leer, adelante xD Gracias por empezar otra historia de estos dos conmigo, este es mi regalo de cumpleaños adelantado de mi para ustedes :3