Destino

En la antigüedad, los griegos pensaban que, si decidías ir en contra de tu destino...

Su visión pronto se encontró con un elegante edificio de arquitectura neoclásica, el blanco de este resaltaba por encima de todo, incluso aún más que las gruesas columnas que se separaban cada ciertos metros dándole un toque nostálgico; por un momento se sintió intimidada ante el impactante lugar pero a pesar de sus pasos temblorosos y del sudor que comenzaba a brotar de las palmas de sus manos se aproximó hasta la prominente y antigua puerta de caoba que anunciaba la entrada del lugar. Por dentro, era de forma contrastante, bastante moderno aunque mantenía un aire conservador, el sitio era iluminado por pocas lámparas que apuntaban a diferentes espejos, hecho que, distribuía y optimizaba la electricidad utilizada; el piso estaba cubierto por lozas de mármol pulcras que hacían una perfecta combinación con los muros que tenían una degradación de color durazno; a su derecha una gran pizarra negra se extendía por tres metros, en esta estaban colgados desde carteles sobre obras de teatro en emisión hasta afiches para unirse a grupos musicales y círculos de lectura, mientras que, a la izquierda había un pequeño mapa de la instalación.

Al momento en que se detuvo frente al mapa paseó su vista en el papel que sostenía en su mano derecha, el cual anteriormente se encontraba en el bolsillo de su jersey rojo, pasados unos segundos se dirigió al muro y repitió aquella acción un par de veces más, intentando memorizar las direcciones, antes de retomar su andar en el amplio pasillo mientras mantenía su vista fija en el piso.

La multitud comenzó a poblar el lugar pasados unos minutos, el relativo silencio de hacía unos momentos fue reemplazado rápidamente por el sonoro murmullo de los estudiantes al caminar, muchos detenían su camino frente a la gran pizarra, otros, más atrevidos, se aventuraban a explorar todo el lugar antes de que las clases comenzaran intentando ignorar el hecho de que, cabía la posibilidad, de que al ser la hora indicada tuvieran que correr en dirección del aula respectiva con el peligro de no ser admitidos. Por otro lado, muchos más se dirigían a determinados salones con seguridad, un sentimiento generado en los ciclos anteriores tomando clases en el sitio; los empujones eran algo frecuentes debido a la gran cantidad de personas pero, podía palparse el ambiente pacífico, propio de los estudiantes de ese nivel y esa institución.

Un grupo de camaradas reían a lado del gran ventanal que daba al jardín, dos muchachos hablaban mientras los restantes sonreían ante sus palabras, se trataba de relajados estudiantes de tercer año, totalmente ajenos a lo que sucedía con los recién llegados pues sus existencias les parecían insignificantes, como si jamás hubiesen pasado por esa etapa; aquel grupo, a pesar de no tratarse de personas ignorantes, si consistía en su mayoría, en jóvenes extrovertidos, insolentes y el respeto no era su mayor fuerte, pero ya no se encontraban en la secundaria o primaria, por lo tanto, en vez de recibir reprimendas por parte de sus instructores eran ignorados y, a veces, sus notas se veían influidas por ese hecho.

-Realmente parecen unos idiotas –murmuraba el rubio de forma burlona ante la confusión y nerviosismo de los niños, como parecían ante sus ojos, de primer año. Pronto lo secundaron sus acompañantes para después bromear con aquello.

Dentro de ese grupo varonil se encontraba una muchacha de cabellos azabaches de finas facciones, su rostro se encontraba perfectamente maquillado con un estilo inspirado en twiggy –una modelo de los 60's-, una minifalda azul eléctrico dejaba al descubierto sus piernas cubiertas por delgadas medias transparentes, portaba una blusa blanca y un suéter gris que hacía juego con sus zapatillas, mientras que, su bolso –lleno de libros- era del mismo tono que su cabello; su filosa lengua maldijo a un profesor mientras que sus ojos dorados mantenían aquel brillo inocente, como si aquella mujer fuera una persona perfectamente educada, situación que su apariencia clamaba a gritos pero que, lamentablemente, no era así.

A unos metros de distancia, caminaba una castaña absorta en sus pensamientos, sus pasos parecían ser dados con más seguridad a cada pero, de forma con cierto aire contradictorio, sus manos se cerraban con fuerza formando puños al grado que, a pesar de que sus uñas no fuesen tan largas, estaban lograban enterrarse en su suave piel, hecho que, probablemente, dejaría marcas por un par de días; levantó su muñeca y observó rápidamente su reloj, velozmente toda la seguridad que había consolidado en los pasados minutos pareció desaparecer para ser sustituida por un escalofrío que recorrió toda su espalda, de forma casi imperceptible su cuerpo comenzó a temblar sin que pudiese evitarlo, su respiración se entrecortó.

Estaba a unos minutos de comenzar aquella etapa tan intimidante de su vida, un hecho que había esperado con ansias, una situación que le permitiría, por fin, vivir su vida de la forma en que siempre deseó, estaba a momentos de desatar su egoísmo y, a pesar de que en el pasado había anhelado con desesperación estar en aquel lugar, ahora no podía evitar preguntarse si estaba preparada para ello; con ceño fruncido y mirada perdida no reparó en que una persona caminaba frente a ella, por lo que, chocaron y perdió el equilibrio, se incorporó un poco lento puesto que, su cabeza había impactado con el bote de basura, al estar en pie nuevamente se dio cuenta que uno de sus libros de bolsillo se encontraba en el suelo…

Rodando los ojos el ojiverde giró su cabeza a un lado pretendiendo ignorar las bromas de sus camaradas, su temperamento no era el mejor y el hecho de que con frecuencia bromearan sobre su persona no ayudaba en lo más mínimo, pero claro, en un grupo de jóvenes irrespetuosos no servía de nada pedir o esperar una disculpa, o peor, que dejaran de hacer aquello; era cierto que le resultaba divertido molestar a otros compañeros con ellos pero, como toda persona, a pesar de hacer ciertas cosas incorrectas terminan exigiendo que no se les trate de la misma forma, totalmente contradictorio e infantil; sus labios se abrieron para emitir una risa sarcástica en el momento en que observó uno de los muchos empujones de primer día.

Tal vez solo intentaba alejarse de su grupo para no tener que escuchar sus molestas voces, tal vez se trataba de curiosidad o, incluso, de la goma de mascar que desde minutos atrás había perdido su sabor, pero no pudo evitar caminar en aquella dirección plantando a sus amigos –cosa que ignoraron pues siempre que se trataba de él sucedía algo parecido-.

…cuando se disponía a levantarlo fue sorprendida por una mano que le tendió este.

este terminaría en tragedia.

Ambas miradas se encontraron por unos segundos que parecieron durar mucho más de lo habitual, se perdieron en la profundidad de sus orbes hasta que de una bocina surgió la melodía que indicaba el inicio de clases, en un veloz murmullo la joven le agradeció su acción y caminó en dirección opuesta hasta perderse entre un grupo de personas que ingresaba al aula 3-3; sin perder tiempo, el joven dueño de la mano gentil caminó en sentido contrario, cruzó el jardín e ingresó al edificio continuo.

¡Hey! ¿Cómo va todo?

Primero que nada, ¡muchas gracias por leer! Espero les haya agradado este capítulo, a pesar de que no he escrito ningún nombre me pregunto si ya sospechan de quienes se habló, o incluso qué se imaginan que va a suceder.

Muchas gracias a la primera persona que catalogó esta historia como favorita, no sabes cuán feliz me hace este hecho. Cualquier review es agradecido y más que nada porque me importa saber su opinión acerca de este escrito.

Finalmente, tengo el plan de actualizar los fines de semana o en caso de tener tiempo, entre semana.

Nos leemos pronto, Mrs. Blackbird