¡HOLA A TODOS! Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.
¡MUCHAS GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA! Kala–neechan por reírse de mis locuras y a Yukime–chan por leer mis barrabasadas.
Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!
ADVERTENCIA.
Principio 2 para ver y entender Manga: Sí, se PUEDE tener muchas mujeres.
Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
"Ex Cordis Serrae"
(Desde el Corazón de Serra.)
Prólogo: Son Rumores.
Bosque del Santuario, 10 de Marzo.
Medianoche.
¡Ah! Noche. Qué lindas son las noches plagadas de estrellas, en las que la luz de la ciudad no nubla la vista y nos permite observar la bóveda celeste en toda su gloria y magnificencia. Ni siquiera las vivas luces de la cercana ciudad de Atenas lograban mellar en algo el efecto de la más que impresionante visión de la noche estrellada en el Santuario. Quizás eso se debía a los tantos campos de protección sobre los recintos sagrados de la diosa Athena, protegidos por sus leales e imponentes santos… los mismos que en ocasiones dejan mucho que desear, al igual que su adolescente diosa, pero no me voy a meter en camisa de once varas.
Sin embargo y pese a lo bonito del inmenso espectáculo que eterno estaba sobre el Santuario, éste pasaba inadvertido, y con justa razón: en vez de concentrarse en tan bello espectáculo, más valía estar atentos en la seguridad. Sobre todo en el bosque consagrado a la diosa, ya que desde hacía unos meses… estaban ocurriendo algunos extraños fenómenos.
Flashback.
Fue como si desconectara su cerebro poco a poco. Quería dormir, de pronto estaba muy cansada… Había alguien arriba. Alguien la estaba mirando desde unos pocos metros más arriba. Estaba en cuclillas, y daba la sensación que la observaba con mucha atención. No se fijó mucho en los detalles, de hecho apenas sí pudo ver una imagen muy nítida… no obstante, tenía cabello largo. Fuera de esto, Isabella le ignoró, no estaba procesando bien. Cerró los ojos y no los volvió a abrir.
"Descuida. Te consigo ayuda de inmediato." Dijo de pronto una voz femenina junto a ella, justo antes que perdiera la conciencia del todo.
Fin de Flashback.
El bosque estaba embrujado. No había duda de eso… o al menos era lo que los guardias, siempre propensos a las sugestiones y supersticiones de todo tipo, decían al respecto. Es que no se podían explicar la situación de otra manera, ni siquiera podían encontrarle alguna lógica a lo que estaba pasando.
Pero ¿Qué pasaba exactamente? Un punto azul luminoso flotaba en el bosque, y tenía la manía de seguir a quien estuviera de turno en el sector, fuera guardia, santo o amazona. Parecía ser una luciérnaga azul. También de cuando en cuando se oían risillas y el rumor de las ramas y las hojas agitarse, como si alguien estuviera saltando entre el follaje. Durante el día, a veces se descubrían columpios improvisados. En las armerías, cuando desaparecían las armaduras de entrenamiento, o demás implementos, era normal encontrarles en el bosque. Pero lo más emblemático de todo esto, eran los avistamientos y encuentros cercanos con una entidad: porque en el bosque había un fantasma.
"¡Qué mala suerte!" Berreó uno de los guardias, con algo de temor. "No me gusta hacer mis rondas aquí."
"Mejor cállate y concéntrate." Protestó el segundo, que estaba tan asustado como su compañero, aunque no se le notaba.
Fantasma. Era lo que más resaltaba de todos estos fenómenos. Se le describía como una aparición femenina, de cabello muy largo y ojos azules que parecían tener luz propia. A veces llevaba una capa e implementos de guerra, que nadie se había detenido a observar por miedo; y a veces una túnica y velos. Era juguetona, solía aparecerse junto a los árboles, con quienes parecía conversar, y siempre llamaba la atención de los santos, amazonas y guardias que la veían, como si quisiera trabar conversación con ellos.
Claro que no tenía mucho éxito. Aparecerse de la nada a mitad de la noche, saludar a gritos y jugar travesuras a personas cuya primera prioridad es estar al acecho, dado que esperaba un ataque letal, no la hacía muy popular. Por lo general daba unos sustos memorables y dicho bravo guardián de Athena ponía pies en polvorosa ante tan repentina aparición.
Así con los bravos protectores de la diosa.
Al menos dicho Fantasma no era un alma en pena. Es más, parecía bastante inofensivo y hasta era benéfico: desde la primera vez que había sido reportado, el bosque de Athena parecía más vivo y frondoso que nunca.
"Oye Giorgo, ¿Será cierto eso que dicen del fantasma y las luces?"
"Para nada, Jesé, esas cosas no existen."
"¿Cómo que no existen? ¿Acaso te olvidaste ya de los espectros?"
"Los espectros son otra cosa. Esto es pura sugestión. He estado muchas veces en este bosque, y nunca he visto a ese fantasma."
"Pero el señor Saga vio la luciérnaga. El señor Kanon vio al fantasma, y su chica dice recordar haber recibido la ayuda de alguien que nunca logramos identificar."
El paso lento y concienzudo de los guardias apenas alteró la noche. Sus pasos no se oían, como si no quisieran perturbar las misteriosas fuerzas que se estaban desarrollando al interior del bosque. Giorgo levantó los ojos al cielo hastiado. Si bien él también estaba asustado, su raciocinio podía más en ese momento y se negaba a creer esas historias… al contrario de Jesé, que estaba tan espirituado con el asunto, que estaba por darse a la fuga. El bosque no le gustaba.
"Hay una explicación lógica para todo. Lo que vio el señor Saga bien pudo ser una luciérnaga o algún efecto extraño de la tormenta que ocurrió la noche en que le vio. El señor Kanon cree haber visto una chica, pero recuerda que estaba buscando a la niña esa, así que pudo ser un truco que le jugó su mente." Giorgo tomó aire antes de proseguir. "La señorita Isabella había recibido un fuerte golpe en la cabeza, le habían roto el brazo y estaba al fondo de una zanja. Ella misma dice haber creído ver."
"Pero… pero el señor Kanon también vio la luz y le jaló el cabello, y lo que dicen que contaba luego la nena, y las risas…" Jesé miraba a su alrededor como gato asustado, como esperando que se apareciese algo de un momento a otro entre los árboles.
"Estás paranoico, Jesé. O te tranquilizas o te tranquilizo." Giorgio le mostró un puño. "¡Qué vergüenza das!"
"Es que no sólo los santos de géminis… también los santos de plata, recuerda que el señor Argol estuvo persiguiendo al fantasma casi dos horas antes que este le volteara dos litros de miel en el cabello para que 'endulzara el talante', y las señoritas June y Shaina qué…"
"¡Ya cállate que me desesperas! Se supone que estamos vigilando el bosque."
"¿Y como explicas a la luciérnaga AZUL que acompañó a Arghetti y a Dio toda la noche la semana pasada? Los santos de bronce también han visto la luz…"
"Mira Jesé. Yo me voy a preocupar cuando los dorados, su Excelencia Shion o la misma Athena se preocupen. Mientras ellos no le den importancia al asunto, yo no se la daré."
Como ven, tenemos un guardia muy sugestionado, sugestionando a otro que no quiere reconocer que está tan sugestionado como el primero. Valga la redundancia. Jesé siguió con su interminable lista de testigos confiables, abrumando a Giorgo con la información que le daba sin cesar. Este tenía los ojos fijos a su alrededor: quería terminar con la maldita ronda lo antes posible para poder ir a las barracas a dormir.
Es que con lo que pasaba en el bosque, nadie quería cumplir el turno allí. Cuando no podían evitarlo, lo hacían a la rápida, una pasada loca para que no se dijera que no habían pasado por allí y listo. Si bien lo que pasaba en el bosque no era nada temible, hay que ver lo que hacen las sugestiones colectivas en las personas. Aioria comenzaba a irritarse por esta falta al sentido del deber.
"… entonces Norberto dijo que cuando estaba bebiendo de su cantimplora, sintió que le observaban, y cuando…"
"Ya sabes cómo es Norberto de exagerado."
"No exageraba cuando decía que a lo mejor llegaban todos los señores dioses parientes de la señorita Saori la vez que la señora Perséfone se hospedó en el Santuario."
Una lucecilla azul pareció desprenderse del cielo y comenzó a seguir a nuestros asustados guardias por el bosque, con un bamboleo suave y hasta coqueto. Ni que hubieran invocado a los espíritus con tanta charla al respecto. Pero así como había aparecido desapareció entre unos matorrales.
"Pero exageraba cuando decía que el señor Afrodita era una mujer disfrazada de hombre, para no tener que usar máscara."
¡Crack!
Un ruido no lejos de allí les hizo olvidar toda conversación fantasmagórica. Ambos guardias intercambiaron una mirada. Aquél ruido parecía demasiado terrenal para ser algo perteneciente al área de los misterios sin resolver, por lo que sólo parecía significar una cosa: intruso en el Santuario. Uno descuidado.
Giorgo y Jesé se hicieron señas con las manos y como gatos acechando gallinas se dirigieron a la fuente del sonido. Sin que ninguno se diera cuenta, la lucecilla azul volvió a aparecer flotando detrás de ellos.
"Está allí, estoy seguro." Susurró Giorgo.
"Cuando ese infeliz se descuide le saltamos encima." Afirmó Jesé apenas levantando la voz.
"¡Jijijijijiji!" Esta risilla la notaron demasiado clara y real.
"No puedo creerlo: encima se burla de nosotros."
"¡Nadie va a traspasar los límites del Santuario en mi ronda!" Giorgo estaba enojado. Se tronó los nudillos. "No hay que tenerle piedad. Hay que caerle a palos: yo le rompo las piernas."
"Me parece justo: ¡Yo le romperé los brazos!"
"¿Y yo qué haré?" Preguntó de pronto una chica, que había aparecido de improviso junto a Jesé.
"Dejaré que le rompas las costillas." Respondió Giorgo, concentrado en el supuesto escondite del intruso."
"¿EN SERIO? ¡QUE ALEGRÍA ME DA!" Exclamó la chica llena de alegría y con una potente voz. "¡LE ROMPERÉ LAS COSTILLAS A…! ¿A quién le romperé las costillas?" Preguntó inocente.
"¡Pues al Intruso! ¿A quién más?" Se volteó Jesé enojado hacia la chica.
Sólo cuando le vieron sonreírles con ojos grandes y entusiasmados, notaron que había algo fuera de lugar. ¿Quién era la chica y de dónde había salido?
"¿…?"
"¡…!"
Ojos azules que parecían tener luz propia, cabello largo y ondulado, cubierta por una capa, brazos cubiertos por muñequeras… ¿a qué les recordaba eso? Bueno, mientras los hábiles guardias todavía procesaban la información, la chica en cuestión decidió romper el silencio.
"HOLA." Les saludó con alegría. "¿Qué tal estáis? Es una bonita noche, ¿no lo creéis? ¡Stella splendens in monte, ut solis radium miraculis serrato!"
"…"
¿Qué, QUÉ había dicho? Jesé se puso automáticamente azul. Giorgo palideció, pero pudo sacar un poco de voz para hacer una pregunta importante.
"¿Quién eres tú?"
"Ego Sum Serra. ¿Necesitáis ayuda? Parece que estáis acechando a alguien. ¿Puedo ofrecerles mi asistencia? Soy buena rastreadora. ¡Os doy mi palabra! Además Prometo No Hacer Ruido."
Entonces, sólo entonces, a estos pobres guardias les cayó la teja: de pronto intuyeron la identidad de la chica.
"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!" Jesé perdió el aire y comenzó a hiperventilar, incapaz de hacer nada más.
"¡EL FANTASMA!" Exclamó Giorgo con toda su fuerza.
"¿FANTASMA?" La chica, o debería decir Fantasma, cambió la expresión de su rostro por una de miedo genuino. "¿DÓNDE?" Preguntó mirando hacia todos lados con energía. Al parecer Jesé no era el único con temor declarado a los fantasmas. "¡No me digáis que hay fantasmas, que me dan mucho miedo!"
Y créanme que no era la única. Más rápido de lo que se dice aparición, Giorgo y Jesé habían puesto pies en polvorosa, huyendo de la fantasma ni bien esta terminó de expresar su temor por los asuntos del otro mundo. Decepcionada, la chica observó a los guardias, que huían sin mirar atrás.
"… ¿Fue algo que dije?" Se preguntó a sí misma tras un largo y apenado suspiro. "¡Qué difícil es hacer amigos aquí! Bah…" Se lamentó con un puchero y evidente decepción. Luego levantó la mirada a los árboles y se abrazó a sí misma, de pronto asustada. "No sabía que este bosque tenía fantasmas…"
Sus ojos azules se cerraron. Una fresca brisa entonces se levantó y Fantasma levantó la cabeza, como escuchando un mensaje implícito en el sonido del viento. Entonces brilló con fuerza por un segundo y en cierta medida, estalló, aunque no se produjo sonido alguno o perturbación en el ambiente. Tan sólo toda la luz se concentró en un punto azul, una lucecilla, que con un ligero bamboleo, se alejó de aquél lugar y se adentró en el bosque a toda velocidad.
Fin del Prólogo.
Continuará.
Por
Misao–CG
Próximo Capítulo: ¿Cómo te llamas?
"Entonces, Marín todavía no te habla de nuevo."
"No, no me habla… aunque sé que estuvo preguntando por mi cuando me resfrié."
PS: Ya saben que siempre posteo los dos primeros capítulos de mis fics, así que no les daré mucha lata aquí. Les dejo algunas traducciones del latín que creo que hacen falta (ya que Fantasma habló en latín). ¡GRACIAS POR LEER!
Stella splendens in monte, ut solis radium miraculis serrato!:Estrella resplandeciente sobre la montaña, como un rayo de sol milagrosamente dentado. Estos versos corresponden a un canto benedictino que se puede encontrar en el Libre Vermell de Monserrat (s. XIV).
Ego Sum Serra:Yo soy Serra.
