Allí estaba el, frente a mi, una lagrima cayo rápidamente de sus ojos, y note que en los míos estaba pasando lo mismo. Habían pasado meses desde la última vez que lo vi, y parecía que él había vivido una vida entera. Estaba demacrado, pálido más de lo normal, sus ojos habían perdido ese brillo encantador. Seguí caminando, con la frente en alto. El yeso de mi pierna derecha me pesaba kilos, pero yo camine segura y rápida por el corredor del séptimo piso. Una de mis muletas cayó justo cuando iba pasando frente a Malfoy. Una mirada basto para que él se agachara a recogerla, y me la entrego. Nos quedamos mirando siglos, mi corazón palpitaba a toda fuerza, no podía moverme.
— ¿volviste? —logre articular. Otra lagrima cayo por su mejilla.
—Emily… yo…tienes que entenderme.
— ¿entender? ¿Entender que cosa?
—lo hice por ti. Yo te amo, tienes que entender eso.
— ¿amor? Malfoy, me utilizaste. Es lo único que puedo entender de la relación que tuvimos, nunca hubo amor.
—No, yo si te ame, es por eso que hice todo eso. Te amo, y es la única forma por la cual pude protegerte.
— ¿protegerme? —mi voz había subido su volumen claramente. — ¿Acaso no me ves? Estuve tres meses en coma por tu culpa, me rompí las piernas, ya no podre seguir mis sueños, perdí a mi hijo. No se en que estabas pensando, pero tu plan de protegerme no dio resultado.
—no nos hagas esto por favor. —dijo el. Ahora las lágrimas caían como lluvia, y no solo en mis ojos.
—tu nos hiciste esto. Luego te desapareciste por todo este tiempo, no me voy a creer tu estúpido cuento de amor.
—lo hice por ti Emily, para protegerte.
— ¿sabes que? Ni siquiera se porque estoy perdiendo el tiempo contigo.
Comencé a alejarme al paso que mi pierna me lo permitía, y entre a la sala común de Gryffindor.
