Refresco


Nunca antes se había sentido tan

(obviamente obscenamente no. O bueno, sí, pero no tanto... o eso quiere creer. Quiere, de hecho, convencerse de que es calor físico, porque él siempre ha sido de piel caliente y no fría... como ella)

caliente.

No quiere decir que lo esté, porque, gracias a Bella, él sabe que lo es, que es caliente, que no es frío.

Es una sensación extraña. Es como si se llenara las manos de cubitos de hielo y las metiera en agua hirviendo. O como si simplemente metiera sus manos en agua fría, que vendría siendo lo mismo.

Se ríe ante la ocurrencia, pero es una risa ahogada, un...

—Para ti todo es divertido, ¿cierto? —habla ella, y él siente su aliento gélido correr por su mandíbula. Él se vuelve a reír. Ella no está enojada, pero tampoco le divierte. Siente que... —¿Qué te divierte? ¿La sensación de frescura en tu piel? Porque este calor me está matando.

Él pasa su brazo por debajo de su espalda y la

(sin respirar, porque no es capaz -todavía- de soportar su aliento)

besa. Se ríe, pero suena más un... ¿suspiro? No, claro que no. Un... sí, un gemido se acerca más a lo que suelta su garganta.

—Nada mejor que una refrescada en pleno mes de julio. —le susurra al oído, sintiendo en la nariz sus cabellos. No aspira

(al menos no en ese momento)

porque sabe que no puede hacerlo, que no lo resiste. Ella muy seguramente tampoco está respirando, y él lo sabe, pero van a tener que acostumbrarse, porque el ritmo de sus movimientos va a ir en ascenso y su oxígeno en descenso... situación que se va a invertir

(es fácil adivinarlo, aunque Alice no pueda ver el futuro estando a su lado)

gracias a que la base de madera de la cama no va a aguantar, y ambos se van a echar a reír, sus movimientos van a cesar y el oxígeno

(impregnado con sus olores, sus escencias insoportables y el olor a pasión, a engaño, a aventura)

va a ascender.

Pero luego va a volver a descender, al mismo tiempo que sus labios se unan con deseo, necesidad.

Y sus movimientos van a tomar el antiguo ritmo, pero esta vez en otro lugar, porque en una cama partida a la mitad no se puede hacer el amor, simplemente.

Es incómodo.