Los personajes no son míos, le pertenecen a SM. La historia es mía (:
De antes.
Iba a llegar tarde y mi madre me mataría, juro que lo haría si pudiera. Estaba corriendo por las calles cuando un chico se interpuso en mi camino y me hizo frenar.
-Lo siento sé que llevas prisa pero…- soltaba las palabras demasiado rápido pero percibí en él un acento británico, cuando paro de hablar y tan solo me miraba a los ojos.
-Pero…? – le hice señas con las manos para que prosiguiera.
-Yo a ti te conozco de antes- me dijo aún sin dejar de mirar a mis ojos, me estaba comenzando a intimidar.
-No, no lo creo- reí ante su ocurrencia, lo recordaría si lo conociera, después de todo el chico era bastante guapo, llevaba unos jeans y una camisa negra que dejaba ver sus músculos bien formados, sus ojos de un verde intenso y un cabello rebelde que concordaba con su fachada de despreocupación- Lo recordaría.
-Yo he visto esos ojos andantes y no es de encontrarnos en la calle- murmuro más para sí mismo que para mí.
-Te recordaría, debes ser nuevo en el pueblo- Forks era un pueblo pequeño, tanto que se podía conocer la vida de cada uno de los habitantes, podría hasta decir que los conocía a todos.
-Si de hecho por eso te detuve, necesito llegar a esta dirección-me paso un pequeño papel arrugado en donde estaba una dirección en perfecta caligrafía.
-Oh! Claro debes tomar la autopista y luego de algunos kilómetros al lado izquierdo de la carretera encontraras un sendero en el bosque síguelo hasta que encuentres la casa- sonreí al recordar que en esa casa había vivido en alguna ocasión mi amor platónico de la infancia, pero a la edad de 9 años se fue a vivir a Londres y nunca lo volví a ver.
-Hmmm- Frunció su ceño, se veía tan… perfecto- Sé que es abusivo de mi parte pero si no es mucho pedir, ¿Te molestaría acompañarme?
-Lo siento pero como viste llevaba prisa, mi madre me está esperando para un almuerzo con su prometido- cerré mi boca en cuanto me di cuenta que había hablado de más.
-Ah, vale. Lo siento por la molestia y gracias de igual manera- mientras él decía esto y se alejaba mi celular sonó, era un mensaje de mi mamá.
Cariño en vista de que Phil y tú se han demorado tanto en llegar, hemos concordado que será mejor dejar el almuerzo para mañana. No te preocupes no me enoje. Te espero en el mismo restaurante a la misma hora.
Te Ama, Mamá.
PD: Más te vale que mañana si llegues temprano o iré a por ti Isabella.
Mamá y sus cambios repentinos de humor me hacían reír bastante y recordar de cuando vivíamos juntos los tres: ella, papá y yo. Pero decidieron tomar caminos distintos y yo decidí quedarme a acompañar a mi padre en este pueblo tan peculiar. Enseguida recordé al chico, en vista de que no tenía nada que hacer y puede que sea descabellado acompañar a un desconocido a una casa tan apartada del pueblo, pero mi padre me enseño a ser solidaria. Corrí lo que más pude y alcance a ver que aún no doblaba la esquina.
-Hey! Chico – en cuanto grite esto, todos los chicos del instituto que estaban en la plazoleta voltearon a verme- Ustedes no… Sapos! – todos habían volteado menos él- El chico de la casa- vale eso había sonado estúpido, todos tenían una casa- el nuevo- con esto si volteo a verme y me sonrió en cuanto me vio. Llegue a su lado y enseguida el me extendió su mano.
-Edward Cullen, mucho gusto- su apellido me sonaba, pero no lograba recordar de dónde.
-Bella Swan- tome su mano y el apretó la mía levemente.
-¿Cambiaste de decisión? – preguntó sin soltar aún mi mano.
-Mi madre ha cancelado así que si no te incomoda podría acompañarte, de hecho me haría bien ir hasta allá.
-Perfecto, mi auto está doblando la esquina- entrelazó nuestros dedos y siguió caminando de manera despreocupada conmigo pisándole los tobillos.
En cuanto llegamos en frente de un elegante Volvo, Edward abrió la puerta del copiloto para mí y yo que pensaba que los caballeros no existían. En cuanto me acomode en el asiento, Edward dio la vuelta y se acomodó en el asiento del conductor. Puso en marcha el auto y le indique por donde tomar la autopista. Durante el camino hablamos de nuestras vidas, de nuestros planes a futuro y de nuestra familia. Ya estábamos cerca y mi corazón latía desbocado al estar tan cerca pero tan lejos de él, de Anthony.
-Y… ¿Que has venido a hacer por acá? – pregunte dudosa de no haber sido imprudente.
-He venido a arreglar la casa de mis padres para cuando toda la familia vuelva de Londres- me petrifique en cuanto oí aquello, él no podía ser Anthony, Edward no podía ser mí Anthony.
-Debes voltear por acá – susurre.
En cuanto llegamos a la casa el abrió el garaje con toda naturalidad, estacionó el carro y me pidió que pasara.
-Bella no puedo ofrecerte mucho así que si te parece pediré comida italiana- me dijo un poco avergonzado.
-Tranquilo, está bien de hecho no quiero causarte molestias debes querer descansar y pues no quiero interferir en eso – dije mientras me disponía a salir por la puerta principal.
-No! – casi grito- pues no… no sería una molestia de hecho me gusta tu compañía. Quiero… quiero que me acompañes.
-Vale me quedare, pero no quieta. Te puedo ayudar a limpiar mientras tu organizas y reubicas los muebles ¿Te parece?
-Me parece equitativo, pediré la comida y enseguida iniciamos – dijo mientras se alejaba y marcaba un número en su celular.
Edward POV.
Era ella, sin temor a equivocarme diría que Bella Swan, era esa pequeña extrovertida de la que estuve enamorado en la infancia, amor que por timidez jamás me arriesgué a declarar. Cuando mis padres me dieron la noticia de que volvíamos a Forks no pude contener mi alegría. Habían pasado ocho años desde que habíamos partido a Londres y la esperanza de volverla a ver se encendió en mí.
Llegue a Forks solo pues mi familia llegaría en una semana, por lo que yo debía organizar la casa antes de su llegada. En cuanto vi esos ojos andantes de color chocolate, algo en mí se removió, yo los conocía de antes. Y así era, mientras conversábamos amenamente en mi auto lo supe, supe que era la Belly Bells que ame a mis nueve años.
-Creo que tendré que comprar muebles nuevos, dudo que mi hermano quepa en esta camita- le dije a Bella mientras ella limpiaba el escritorio de la que fue hace ocho años la habitación de mi hermano Emmett.
-Pero no lo hagas en Forks, no a menos que quieras amanecer un día en el piso y con tu cama partida- dijo Bella sonrojándose de sobremanera y frunciendo el ceño de un modo tan tierno, muy propio de ella.
-¿Experiencia propia?
-Nooo, pffff , eso… eso le paso a una amiga, si! A una amiga hace un tiempo, cuando su cama también le quedo pequeña- respondió nerviosa y roja como un tomate.
-Bella ¿Sabías que eres pésima mentirosa?- reí ante su vago y muy fallido intento de mentir.
-Vale, me paso a mí. Pero yo que iba a saber de armar camas y de la pésima calidad de la madera en Forks.
-Entonces qué te parece si vamos mañana a Port Angeles a mirar camas y tal vez nuevos muebles? – me entusiasmaba la idea de tener a Bella al menos un día más junto a mí.
-Iría gustosa, pero el almuerzo que tenía hoy lo hemos pospuesto para mañana. ¿Qué te parece jueves?
-El jueves entonces será- respondí con emoción de más. Bella rió ante mi entusiasmo y siguió con su trabajo al igual que yo, que cada vez que podía le dirigía miradas. Era tan hermosa como recordaba.
Bella POV.
Luego de unas cuantas horas y tres platos diferentes de comida italiana habíamos logrado terminar con toda la casa, que a pesar de estar abandonada por tantos años y ser tan grande, estaba muy conservada. Me traía tantos recuerdos cada vez que entraba en una habitación.
Nos recostamos juntos en el sofá mientras tomábamos un refresco y charlábamos de temas triviales.
-Bella de verdad no sé cómo agradecerte que me ayudaras tanto.
-No hay de que, Edward lo hice gustosa- apreté el agarre que tenía en su cintura.
-Volver me trae tantos recuerdos, siento que recupero parte de mi vida- suspiro y me miro de nuevo- me trae de nuevo al amor – suspire apesadumbrada, en el transcurso del día había confirmado que Edward era Anthony. Alzo mi cara con uno de sus dedos en mi barbilla y de nuevo nos quedamos perdidos en nuestras miradas. Reaccione enseguida y me separe de él.
-Me debo ir es tarde y mi padre debe estar preocupado – me dirigí a la puerta y la abrí de golpe, enseguida se cerró cuando me voltee tenía a Edward a escasos centímetros de mi cara.
-Al menos permíteme llevarte de vuelta a casa, he sido yo quien te desvió del camino- rió un poco ante su comentario haciendo que su aliento tocara todo mi rostro y me recorriera un escalofrió por toda la espalda.
-Esta… está bien – tomó mi mano y nos guió hasta el garaje, en donde al igual que en la plazoleta abrió la puerta para mí.
Todo el recorrido a mi casa transcurrió en silencio, él concentrado en la carretera y yo en los arboles pasar de manera rápida por la ventana. Cuando era pequeña y pensaba en el amor que tenía hacía Anthony no pensaba que cuando fuera mayor lo sentiría de la misma manera, suaves corrientes eléctricas recorrer mi cuerpo, mariposas en mi estómago como si estuvieran de fiesta, un leve sonrojo siempre que él estaba presente, todo eso se repetía ahora que había crecido y que nos habíamos reencontrado aunque él no lo recordara.
-Hemos llegado – sonrió pero la "felicidad" no le llego a los ojos, su voz sonaba decepcionada, triste, como estaba yo.
-Gracias Edward, no debiste haberte molestado-le dije mientras me bajaba del auto y miraba a Edward que sostenía mi puerta, enseguida caí en cuenta ¿Cómo sabía en donde vivía?- ¿Como…
No pude terminar la frase porque tenía los labios de Edward sobre los míos, se sentían suaves, delicados sobre los míos, encajaban perfectamente y se movían como si fueran uno solo. Se sentía como en las nubes como siempre imagine que sería mi primer beso. En cuanto nos separamos en busca de aire caí en cuenta de lo que había pasado. Abrí mis ojos como plato y Edward solo rió
-Te dije que yo a ti te conozco de antes, Belly Bear – corrió al otro lado del auto y lo encendió arrancando como alma que lleva el diablo, mientras yo seguía petrificada en la acera.
En cuanto reaccione grite de alegría, me recordaba, él me recordaba, ¿Cómo lo sé? Pues porque solo él nadie más en todo Forks me decía Belly Bear, solo él podía hacerlo. Mi padre salió alarmado de la casa yo sólo lo salude alegre y me dirigí a mi habitación cuando estaba dispuesta a dormir, no lo lograba, solo se repetía la escena del beso en mi cabeza. Entonces un sonido me altero.
Descansa dama de mis sueños.
Tony.
No pude evitar sonrojarme y pensar en lo maravilloso que era Edward y lo maravilloso que podría llegar a ser el jueves en su compañía. Me quedé dormida con una sonrisa, pensando en esos ojos verdes que yo también conozco de antes.
