N.A: Después de haber el fic corriendo en un día, aquí os lo dejo. Odio la parodia, me sale fatal. Espero que al menos os haga reír un poco y que no me tiréis muchos tomates. xD Agradecerle a xxxIloveKISSHUxxx por algunas ideas.

Este fic participa en el minireto de noviembre para "La Copa de las Casas 2017-18 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black


La apuesta fallida


Estaba nervioso. No tanto como cuando se enteró de que alguien había decidido que tendría solo una pareja en su vida o cuando llegaba ese día del mes (no, no era su transformación) en el que James y Sirius competían comiendo bollitos para después pasar el día entero en la enfermería, pero definitivamente esto no era algo que hubiese pensado que haría. Si no hubiera perdido…

—No te preocupes, Remus —dijo Sirius mientras se dirigía hacia él, despidiéndose de su club de fans. Varias chicas soltaron una risa nerviosa y otras se desmayaron al ver su deslumbrante sonrisa—. Te ayudo. Sabes que soy el mejor.

Asintió agradecido.

Después de unos minutos intentando levantar el palo con sus débiles brazos y romperse tres uñas (Lily le iba a matar por haberse destrozado la manicura tan pronto), pudo sostenerlo con firmeza.

Sirius se puso detrás de él, poniendo una mano en el bate y la otra en su hombro.

En ese momento, el corazón de Remus empezó a latir deprisa y giró su cabeza para fijarse en sus preciosos ojos azulgrisaceos. Ahora los tenía azules, pero, con un poco de suerte, más tarde pasaría al gris. Eran los ojos más bonitos que nunca había visto. Y, al mirarle de esa forma, se dio cuenta de que había encontrado a su compañero.

—Maldita autora —murmuró Remus en voz baja—. Al menos tiene buen gusto…

—¿Perdón? —dijo su amigo confundido—. ¿Estás bien? Estás algo raro. ¿Necesitas ir al baño?

—No, Sirius. No necesito ir.

—Pomfrey hace un tiempo me dio algo...

—Estoy perfectamente.

—...muy bueno. Al principio crees que tienes mariposas...

—¡Sirius! —lo cortó Remus—. Te estoy diciendo que no es eso.

—Si tú lo dices… Bueno, lo único que tienes que hacer es imaginar que la pelota es algo que te guste, como el chocolate, y luego bateas de la forma en la que te voy a enseñar.

Desde el otro lado del campo, James soltó la bludger y salió disparada hacia ellos. Y Peter... ¿Quién era ese?

Cuando su chocolate imaginativo estuvo a poca distancia, le dio con todas sus fuerzas a la pelota, saliendo disparada hacia el cielo.

—¡Lo logré, Canuto! —exclamó limpiándose la baba—. ¡Lo logré!

Pero cuando se volvió hacia él, vio que estaba tapándose la nariz con ambas manos y la sangre se le escurría por los dedos.

—Recuér...dame…—le dijo con voz nasal— no… quitarte… nunca… chocolate.