Prefacio:

Desde hace uno meses, ella se sentía literalmente viviendo en el mismísimo centro del infierno. La razón: la culpabilidad que caía sobre ella por un crimen que no cometió.

-¡Le juro que no lo hice...se lo juro!- decía ella, desesperada, llorando, mientras los policías la esposaban y la llevaban detenida cuando la encontraron junto al cadáver de su padre, Charly Swan.

-Acompáñenos señorita, y guarde silencio, que todo lo que diga puede ser usado en su contra- dijo el policía que la llevaba hacia el carro policial.

-¡Por Dios! Qué voy a hacer ahora- se lamentaba Bella una vez adentro del carro y en dirección al centro policial donde tendría que prestar declaración.

Un hombre que se compromete a sacarla de la cárcel, no alcanza a realizar su cometido, pero delega la responsabilidad en su hijo Edward, que se pregunta por qué el interés de su padre por aquella muchacha. Inducido más por la curiosidad que por la petición de su padre, se involucra en el caso, pronosticando este como un caso fácil y sin complicaciones. Lo que no pronosticó, fue el revuelo que aquella muchacha llegaría a causar en su vida.

POV Bella:

-¿Tiene abogado?- me preguntó un policía, de forma muy ruda.

-¿Abogado? ¿Yo? No...- de donde iba a sacar yo un abogado

-Pues se le asignará uno...- comenzó a decirme de nuevo el hombre, junto a una serie de medidas que se tomarían. –Bien, ahora pase. El jefe la espera- dijo el tipo, tomándome de un brazo y guiándome hacia donde se encontraba el hombre quien tomaría mi declaración.

Tomé asiento frente a un hombre que estaba tras su pequeño escritorio. El tipo, quien supuse el coronel de aquella división de policía

-Isabella Marie Swan, ¿no?- preguntó mirándome de forma muy hostil. Yo solo asentí con la cabeza –veintitrés años, estudiante de arquitectura, soltera... vaya. Es lamentable que haya echado a la borda un futuro que parecía prominente...-

-¡Yo no maté a mi padre!- grité alterada

-Silencio Señorita Swan! Aquí el que ordena cuando hablar y cuando no soy yo- dijo, golpeando el escritorio, y haciéndome dar un salto del susto. Yo ya estaba sollozando más que de miedo por aquel tipo, por lo incierto que ahora se veía todo.

-Bien. Dígame. Qué sucedió- me pidió, mientras se acomodaba en su silla

-Yo... yo acababa de llegar de un viaje de estudios a Los Angeles. Cuando llegué a casa, encontré la puerta abierta. Entré corriendo, recorrí el primer piso, hasta que llegué a la cocina, en donde vi... en donde vi a papá tendido en el piso...- interrumpí mi relato por el recuerdo de haber visto a mi padre tendido en el suelo de la cocina, desangrándose. La imagen de papá seguía latente en mi cabeza, provocándome un profundo pesar, haciendo que el llanto comenzara a fluir desbordado una vez más

-Cuando la encontraron, usted llevaba un arma en la mano...-

-Esa arma estaba junto al cuerpo de mi padre-

-¿Y tomó el arma por curiosidad?-

-¡Le dije que yo no maté a mi padre!-

-Señorita Swan: hay un archivo de la policía local, en donde se encontró una denuncia de hace tres años contra su padre por intento de abuso deshonesto contra usted... eso no es una señal precisamente de que llevaran una buena relación...-

-¡Eso no fue cierto...!-

-Cómo sea. Usted es la principal sospechosa, y le recomiendo que nos diga la verdad, pues si no se encuentran más pruebas que indiquen que usted no tuvo que ver en la muerte de su padre, pues pasará una buena temporada en la cárcel-

-Estoy diciendo la verdad...-

-Como sea. Dígame, la esposa de Charly...-

-Mi madre está muerta. Él se había vuelto a casar hace tres años-

-Veamos... ¿Sue Clearwater es el nombre de la viuda de su padre, no?-

-Sí-

-¿Y qué es de ella?-

-Lo abandonó hace más de un año-

-Vaya... Bueno señorita Swan. Es todo por ahora. Quedará bajo disposición de la fiscalía para comenzar el proceso de investigación. Durante ese tiempo, quedará recluida como medida cautelar. Se le asignará un abogado, ya que usted no cuenta con uno- dijo, mientras anotaba algo sobre unas hojas, y luego las firmaba -¡Dann! ¡Ven aquí!- gritó, haciendo que me espantara de nuevo.

-Si jefe- dijo un policía que entró a penas el "jefe" le llamó

-Lleva a la señorita Swan hasta la celda común-

-A la orden, jefe- dijo el muchacho. Enseguida, me pidió que me levantara, indicándome la salida.

Me llevaron hasta una celda oscura que estaba en el subterráneo de aquella comisaría. En el calabozo, había una litera con apenas una colcha. Allí me dejó el policía, liberándome de las esposas que habían dañado mis muñecas. Cuando el policía se fue, me dejé caer sobre la cama, y comencé a llorar desconsoladamente, pues no podía creer lo que me estaba sucediendo.

POV Carlisle

-¿Licenciado? Tiene una llamada. Dice que es urgente- dijo mi secretaria por el intercomunicador.

-Pásamela, por favor- le pedí. Aquel día no me había sentido muy bien. Como había dicho el doctor, la enfermedad se iba a comenzar a sentir con más fuerza, por los dolores. Pero quería resistir lo que más pudiera. ¡Maldito cáncer!

-¿Lic? Soy yo, Dann...-

-Oh Dann, cómo estas, que puedo hacer por ti-

-Verá, quizás esto le interese: la hija de Charly Swan está detenida por presunto homicidio-

-¡¿Qué estás diciendo?-

-Lo que oye. La encontraron junto al cuerpo de su padre...-

-Un momento, ¿Charly Swan está muerto?¿Y su hija es la asesina?-

-Es lo que parece, aunque ella repite una y otra vez que no lo hizo... y no sé por qué, pero yo le creo...-

-¿En qué cuartel está?- le pregunté a mi fiel informante. Él me dio la ubicación y le dije que iba hacia allá. Enseguida llamé a mi secretaria

-Elizabeth, pídele a mi chofer que esté listo, debo salir con urgencia. Dile a Edward que se encargue de la reunión con elbufete por el casode la señora Lautner que es dentro de una hora. Yo de seguro no alcanzaré a llegar-

-Como diga licenciado- dijo ella.

Salí del edificio y me subí al coche en donde se encontraba Sam, mi chofer, listo para salir

-Usted dirá donde,lic-

-Al cuartel general norte, Sam- le dije. Seguía sorprendido por lo que Dan me había contado. No podía ser que Charly Swan estuviese muerto y que estuviesen culpando a su hija por aquel crimen. Yo le debía mucho a Charly, le debía la vida de mi mujer, que si no fuera por él, ahora estaría muerta. Recordé cuando hace años, saliendo de un restaurante, un par de hombres nos abordaron a Esme y a mí, para asaltarnos. Uno de ellos sacó un cuchillo de su pantalón, y la embistió en el estómago, luego que ella se negara a entregarle su collar de esmeraldas. Los tipos salieron arrancando con mi billetera, y yo desesperado sin saber qué hacer, hasta que apareció Charly, algo ebrio, pero aun así se las arregló para estancar la hemorragia de mi mujer, mientras llegaba la ambulancia. Me acompañó hasta que Esme estuvo recuperada. Recordé con tanta nitidez parte de nuestro dialogo:

-"Hombre por Dios, cómo puedo recompensarlo..."-

-"No es nada. Sólo lo que tenía que hacer..."-

-"Pues le estoy agradecido por el resto de mi vida. A todo esto, mi nombre es Carlisle Cullen...-

-"Mucho gusto, mi nombre es Charly Swan"-

-"Charly, ¿es usted doctor?"-

-"Oh, no. Soy mecánico. Sólo sé algo de primeros auxilios, los que al parecer usted desconoce..."-

-"Soy abogado, estoy lejos de la sangre y todo lo relacionado a hospitales y paciente..."-

-"Abogado, mmm... es bueno saberlo. Bueno, me retiro"-

-"Espere un momento"- le dije, mientras pedía un lápiz y un papel en donde le apuntaba mis números de teléfono –"Aquí están mis datos, estoy a su disposición para lo que se le ofrezca"-

-"Se lo agradezco"- dijo, guardando el papel en el bolsillo trasero de su pantalón.

Tiempo después averigüé que aquel día, su mujer lo había abandonado. Desde ese día, la vida de Charly se tornó algo oscura. Alguien había interpuesto de forma anónima un intento de violación contra su hija, cosa que por cierto fue falsa. Averigüé con el mismo Dann que había sido la mujer que lo abandonó quien había hecho la denuncia, sólo por fastidiar a Charly. Como sea, él había caído en el alcohol desde ese día, también en el juego. Tenía atrasados varios pagos de la universidad de su hija, por lo que estaban a punto de expulsarla. Así que de forma privada, me encargué de pagar lo que restaba de la universidad de su hija. Supe que todo el dinero que ganaba o lo apostaba o se lo tomaba, y ya sabía yo lo turbio que era el mundo del juego, por el tipo de gente que estaba lo que me sentía en la obligación de ayudar a su hija, como sea.

Hemos llegado, señor- me indicó Sam, sacándome de mis pensamientos. Salí del auto raudo hacia el interior de la comisaría. Me presenté, entregué mi identificación y les avisé que mi bufete y yo, estaríamos a cargo de la defensa de la Señorita Swan, cosa que sorprendió al comisario jefe, pues mi equipo era de renombre en la ciudad, y no solía interesarse en este tipo de casos.

-Por favor, quisiera ver a mi cliente-

-Por supuesto Licenciado- dijo el jefe. Me llevaron hasta una sala pequeña en donde había una mesa y dos sillas. Minutos después, llegó una chica de mediana estatura, pelo castaño algo desgreñado. Sus ojos eran grandes y oscuros, aunque estaban rojos e hinchados de tanto llorar. Se veía demacrada, como si en vez de llevar apenas unas horas en ese lugar, llevara años de presidio.

-Yo no sé para qué insisten en traerme un abogado, si de todas maneras no me va a creer lo que le digo, igual que todos los que están allá afuera...- dijo apesadumbrada, sin levantar la vista del suelo

-Yo le creo Isabella, porque soy su abogado, y probablemente su padre me hubiese pedido que la defendiera...-

-¿Usted conoció a papá..?-

-Sí, y lamento mucho lo ocurrido. Eso no quedará impune. Sabremos quién lo hizo, pequeña...-

-Estaba... muerto...- dijo, mientras comenzaba a llorar de forma descontrolada

-Cálmate pequeña, por favor- dije, extendiendo mi pañuelo hacia ella para que se secara las lágrimas. Esperé un tiempo para que se tranquilizara, enseguida hablé: -¿Te sientes mejor?- a lo que sólo respondió alzando sus hombros –Bien, ahora dime, con lujo de detalle que viste- le pedí. Enseguida ella comenzó a relatarme la hora de su llegada, cómo encontró a su padre, cómo sin darse cuenta había tomado el arma, y cómo sin que ella diera aviso, la policía había llegado. Yo comencé a armar en mi cabeza la imagen que Isabella me detallaba, y a tomar nota sobre algunos puntos importantes. Pero un dolor fuerte en el estómago hizo que perdiera el hilo de la conversación y mi concentración.

-¡Maldición!- dije, llevando mis manos hasta mi estómago, presionando fuertemente

-¿Se siente bien?-

-¿La verdad? No mucho... necesito algo de agua- la chica se levantó rauda y pidió un poco de agua al guardia. Esperaba que esa maldita pastilla aliviara mi dolor. No me podía despedir de este mundo sin antes dejar en libertad a Isabella. Cuando llegaron con el agua, me tomé mi píldora, esperando que causara efecto con rapidez

-¿Se siente usted mejor?-

-Si Isabella, gracias- y en verdad me sentía algo más aliviado, ¿pero por cuánto tiempo?

-Bella...-

-¿Eh?-

-Dígame Bella, por favor-

-Bien Bella- dije, inspirando un gran trago de aire –Continuemos- le pedí. Proseguimos por cerca de media hora. Ya tenía el lineamiento de la investigación claro en mi cabeza. Debería seguir muy de cerca la investigación que la fiscalía estaba haciendo al caso, pues no se destacaban precisamente por su trabajo investigativo.

-Bueno Bella, creo que es todo por hoy. Mañana vendré a contarte como va todo, y te aseguro que muy pronto estarás fuera de aquí, ¿si?-

-¿Descubrirá quién mató a papá?-

-Si querida. Lo prometo- me levanté, y me despedí de la muchacha, dejándola algo más tranquila.

De regreso en mi despacho, comencé a atar cabos, a hacer llamadas telefónicas a mis contactos, en fin. Sacar a esa chica de la cárcel de seguro sería rápido. Pero debía encontrar la coartada... Maldición, el dolor otra vez. Cada vez eran más fuerte, y el medicamente hacia efecto por menos tiempo. Intenté levantarme para ir por un vaso de agua, pero mis piernas no me sostuvieron, por lo que caí al suelo. Fortuitamente, entró mi secretaria con unos papeles que le había solicitado, y al verme así, decidió llamar enseguida a la ambulancia, en tanto que alguien más le avisaba a mi hijo.

-¡¿Papá?- dijo Edward, tomando mimano

-Hijo...no dejes que memuera todavía...-

-Cálmate papá. La ambulancia está por llegar...- me decía, pero su voz y su rostro se iban desvaneciendo, hasta que finalmente todo quedó en negro.

Cuando desperté, me hallaba en el cuarto de un hospital. Esme se levantó del sillón que estaba a un costado en cuanto me vio abrir los ojos

-Carlisle, como te sientes-

-Me duele... creo que no me queda mucho tiempo...- dije con dificultad

-No digas estupideces-

-Edward, dónde está Edward...- debía de hablar con él, antes de que ya no tuviera la fuerza suficiente para hacerlo

-Está afuera con Alice y Tanya...-

-Dile que entre...-

-Necesitas descansar-

-Esme, por favor- mi mujer me quedó mirando y no del todo convencida salió en busca de mi hijo.

-¿Cómo te sientes papá?- preguntó Edward con preocupación

-Edward, escúchame. Tienes que hacer algo por mí...-

-Tú dirás...-

-Debes sacar de la cárcel a Bella-

-¿Quién es Bella?- preguntó confundido

-Una chica, hija de un muy buen amigo. Su expediente está sobre mi escritorio. Tú y Esme deben procurar que ella esté fuera de la cárcel y bien-

-Pero...-

-Edward, es el último deseo de tu padre-

-Lo haré papá-

-Lamento que esta enfermedad me haya arrebatado los años en que podría haber disfrutado de mis futuros nietos, o si quiera que me hubiese dado la dicha de haberlos conocido. Tanya y tú serán felices-

-Papá, por favor-

-Sé feliz hijo. Ahora vete, y déjame descansar-

-Como digas. Te quiero mucho papá- dijo, dándome un beso en la frente, y saliendo del cuarto.

POV Edward

Todo había sucedido con tanta rapidez, que a nadie de mi familia le dio tiempo para reaccionar. Hace dos semanas mi padre había caído en la clínica después de una crisis. Estuvo allí menos de una semana, cuando su corazón no tuvo más fuerzas para seguir latiendo. A mi madre la embargaba un profundo pesar, por lo que había decidido marchar y recluirse en una hacienda que la familia tenía no muy lejos de aquí.

Y ahí estaba yo, intentando llevar a cuestas el bufete que a mi padre le había costado años llevar y posicionar dentro de los más prestigiosos del país. El escritorio de su despacho era amplio y lleno de fotografías de su familia. Se conservaba tal y como él lo dejó.

Una carpeta que estaba sobre las demás, llamó mi atención. La abrí, y allí estaba la información de la tal Isabella, que mi padre me hizo jurarle que sacaría de la cárcel. Pero quién demonios era Isabella y porque mi padre tenía tanto interés por ella... ¿Su amante? Lo dudo. Él adoraba a mi madre. ¿Alguna hija fuera del matrimonio? Probablemente, porque ¿qué más podía ser? Hojeé el folder y me encontré con su expediente. Vaya, la hija acusada de asesinar a su padre. Por supuesto ella alegaba inocencia. Había una nota con la letra de su padre en la que decía que ya hacía cuatro días atrás había que ir hasta la fiscalía a cerciorarse del proceso investigativo del caso. Demonios, para mi pesar eso lo tendría que hacer yo mismo. Odiaba ir hasta la fiscalía, sobre todo a aquella. Pero ni modo, me había comprometido con mi padre, y debía de cumplirlo, por honor a su memoria, y porque la verdad este caso, picaba mi curiosidad. Así que no demoré más y salí rumbo a aquel lugar a conocer a la tal Isabella Swan.

POV Edward

Cuando llegué, me reuní con el coronel a cargo de la investigación. Leí los resultados arrojados por los estudios. Sería pan comido este caso, pues el resultado de la autopsia, arrojaba que el tiempo en que la bala que hizo explotar el corazón de Charly Swan había estado alojada por una cantidad de nueve horas, mientras que su hija llegó junto al cuerpo de su padre menos de una hora antes de que la policía llegara... interesante.

-Quiero ver a la Señorita Swan- indiqué al coronel, quien no puso objeción. Me llevaron a la pequeña sala de visitas, en donde un momento después llegó una desaliñada muchacha que apenas levantó la mirada para hablarme

-Usted no es mi abogado...- dijo con voz ronca

-Mi nombre es Edward Cullen, soy hijo de Carlisle Cullen...- comencé a decir, pero la muchacha me interrumpió

-¿Por qué él no vino?¿Qué hace usted aquí?- preguntó la chica con hostilidad. ¿Qué demonios se creía esa, que venía a tratarme así?

-Él murió hace dos semanas, y me pidió que me encargara de su caso, señorita-

-¿Está muerto?... Oh, por Dios...- dijo, llevándose la cara a las manos. ¿Por qué le causaba tanto pesar la muerte de mi padre?

-Señorita Swan, estuve revisando el resultado de la investigación y probablemente en menos de una semana usted estará fuera de aquí. De todos modos, se hará el juicio correspondiente para entregar la coartada y comprobar su "presunta" inocencia...-

-¿Presunta?...¡Yo no maté a mi padre!- gritó la pequeña fierecilla. Suficiente, yo no estaba allí para dejarme basurear

-¡¿Sabe usted que la cárcel está llena de blancas palomas que reclaman inocencia? Mi trabajo es encontrar las pruebas suficientes para comprobar lo que usted dice, Isabella, no decir lo que yo creo-

-Su padre me creyó sin investigar nada...-

-Mi padre era de un corazón muy blandengue...-

-¿Es todo? Quiero regresar a mi celda- dijo, poniéndose de pie

-Sí, creo que es todo. Le avisaré sobre la fecha del juicio- dije, tomando los documentos, poniéndome de pie y saliendo del lugar. No soportaba estar en la misma habitación que esa chiquilla malcriada. Que agradezca que lo estoy haciendo por mi padre, y no por ella, ¡y gratis!. ¡Maldición! Estoy perdiendo mi tiempo en este caso, cuando en verdad tendría que estar concentrado en el caso de la señora Lautner.

Incluso esta dichosa cita había hecho que me atrasara con mi novia. Saqué mi celular y marqué el número de Tanya

-¿Edward, en dónde estás? Te estoy esperando hace más de media hora-

-Tanya, amor, salió algo inesperado. No alcanzaré a llegar, perdóname por favor...-

-Me podría haber hablado antes Edward...-

-Juro que fue casi en contra de mi voluntad, pero te prometo que esta noche seré todo tuyo-

-Más te vale. Te espero en la noche en mi apartamento entonces... no hagas planes Edward Cullen-

-No los haré, cielo- me comprometí y colgué. Luego marqué el número del despacho para avisar que iba en camino.

-La señora Lautner está aquí. Jacob la está atendiendo-

-En quince minutos estoy allí, Elizabeth-

-Como digas Edward, ¿almorzaste?-

-No-

-Bien, pediré algo liviano para que comas-

-Eres un ángel, Elizabeth-

-Lo sé- me respondió y colgó.

POV Bella:

¡Perfecto! Había depositado toda mi fe en el licenciado quien había creído en mí y quien había conocido a mi padre. Y ahora, la muerte se lo lleva y como suplente me deja al engreído de su hijo, a quien le importo menos que a su mascota de seguro, y quien ni siquiera cree en mi inocencia. Mil veces maldita sea mi vida. Pero una vez afuera de la cárcel sería yo misma quien averiguaría sobre el paradero del asesino de mi padre. No viviría en paz hasta no averiguarlo y refundirlo en la cárcel.

-¡¿Swan? Tiene visita- dijo el uniformado que vigilaba mi celda. ¡Por amor de Dios, que no sea otra vez el abogado ese...! El tipo me llevó hasta la misma sala, y mis ojos se inundaron de lágrimas

-¿Bella?-

-Oh, Ángela...- dije, echándome a llorar en los brazos de mi mejor amiga -¡Te juro que soy inocente, te lo juro!-

-Ni que lo digas, eres incapaz de matar una mosca. Pero dime, qué sucedió...- me preguntó, mientras secaba mis lágrimas. Comencé el relato que había hecho una y otra vez, mientras ella me escuchaba con incredulidad.

-¿El bufete Cullen te está defendiendo...?-

-No losé, eso creo...-

-Bella, ese bufete es uno de los más prestigiosos del país. No han perdido un solo caso...-

-Ni siquiera sé cómo les voy a pagar... el hombre que llegó el primer día, dijo que conocía a mi padre. Ahora, él está muerto y vino su hijo, un tipo que apenas cree en lo que digo...-

-Bueno, ya luego estarás fuera de aquí, y te desligarás de ese abogado-

-Eso espero- le dije, esperanzada. Luego de cinco minutos, el guardia nos avisó que la visita había terminado. Fue un golpe de aliento ver a mi mejor amiga.

Pasaron tres días, después de los cuales, recibí una notificación de que al día siguiente se haría el juicio por la muerte de mi padre. Y de seguro, sería el día en que volvería a ver a "mi abogado". Genial. "Paciencia Bella, paciencia" me repetía, con la esperanza de que todo esto acabe pronto.


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