El pago Petience
Disclaimer: Los personajes de Naruto pertencen a Masashi kishimoto y la historia es una de mis autoras favoritas Tabatha Vargo.
Advertencia: Esta historia contiene lenguaje gráfico, sexo y violencia. Solamente lectores maduros.
Nota: Es una de mis series favoritas y decidí adaptarlo con los personajes de Naruto. Me recordó mucho a Sasuke y Sakura, creo que tienen mucho en común estos personajes con lo de la historia original. Sin más preámbulos.
Empecemos. (:.
Prólogo
Hay un lugar al que desciendes justo antes de tocar fondo, una especie de colchón ante el golpe. Está lleno de aire fresco que llena tus desprovistos pulmones y con tanta luz que hasta en los rincones más oscuros calienta tu piel. Este lugar te prepara para el salto, te abraza en su sosegada presencia y te mece suavemente. Sasuke era ese lugar para mí. Él era como un arco iris en mi película en blanco y negro, un toque de suavidad sobre las cicatrices irregulares.
Y luego toqué fondo.
Mientras estaba ante el cuerpo sin vida de un hombre que no merecía la paz que la muerte traía, sabía que ya no era la niña que solía ser. Mis piezas rotas estaban en vías de recuperación y su alma era solo el pegamento que las mantendría a todas juntas.
Capítulo 1
Sasuke.
Exhalé una bocanada de humo y una fuerte tos se apoderó de mí. Mi pecho me dolía y mis pulmones ardían. La quemadura en la garganta se intensificó y luego la relajación comenzó a filtrarse en mis poros. El espacio lleno de humo nadaba ante mis ojos vidriosos mientras me fundía en el sofá de cuero de Naruto. El sofá separaba el espacio de la banda del resto de su garaje cutre.
-Si no toses, no lo sacas –dijo Naruto mientras le pasaba el porro-. ¿Entonces qué pasó con Ashley?. –Le dio una halada. La punta encendió y crujió-. ¿Te dio una mamada o qué? –Su voz era tensa mientras se esforzaba por mantener en el humo antes de que finalmente lo soltó y volvió a inhalar.
-No quiero su boca cerca de mi pito. ¿Viste esa ampolla desagradable que tenía en su labio la semana pasada? Trató, pero no lo permití.
-No puedo culparte. Necesitas sexo, hermano. Han pasado dos semanas desde el Foso. ¿Cuál era su nombre de nuevo? –Levantó sus piernas y lanzó sus pesadas botas llenas de fango en la mesa de café en frente de su sofá.
-No lo sé. No pregunté. –Me encogí de hombros.
Rasgueé mi guitarra mientras trataba de afinarla.
-Maldito suertudo. Siempre consigues a las que se desaparecen. Yo siempre quedo con las desesperadas. ¿Recuerdas el verano pasado hace un mes? Maldición, era buena en la cama, sin embargo. –Tomó un trago de su cerveza y meneó la cabeza por el recuerdo- En fin, consíguete un trasero antes de este fin. Tocas mejor cuando tus bolas no están necesitadas.
Me devolvió el porro. El humo llenó mis pulmones mientras lo inhalaba fuertemente, lo mantuve, y luego lo exhalé.
-Sí, ya veremos.
No estaba de ánimo. Demasiada mierda me estaba pasando y ya estaba aburrido de las mismas chicas putas.
Una vez que el resto de los chicos llegaron allí, practicamos durante dos horas antes de que todos partieran y se fueran a casa para pasar la noche. Después de lanzar mi estuche de la guitarra en el fondo de mi oxidado El camino, conduje durante la próxima hora. Mi padre no solía desmayarse hasta las once, así que sabía que no debía volver a casa antes de esa hora.
Después de una buena cantidad de tiempo, metí mi auto en el patio y apagué el motor. Todas las luces de nuestro remolque individual estaban apagadas, pero pude ver el destello de la TV en la ventana delantera. Quedarse dormido delante de la televisión era cosa de mi padre.
Lo llovizna salpicó contra mi agrietado parabrisas y corriente de agua de lluvia sucia comenzó a correr por mis ventanas. Mis botas se hundían en la tierra ablandada cuando salí de mi auto, lo que significaba que el patio sería un lodazal en la mañana.
Un gato callejero corrió por debajo del escalón mientras caminaba a través de la pequeña franja del patio delantero, de mi auto al porche delantero. El remolque de papá estaba estacionado en la calzada del lado rocoso y el gato desapareció bajo de ella.
Me arrastré hasta los escalones de madera rotos, metí mi llave en el pomo de la puerta. La puerta de aluminio hueco rogaba por aceite, ya que crujió cuando la abrí. La puerta sería mi muerte un día ya que parecía que le encantaba despertar a mi padre. El pórtico de madera contrachapada pudriéndose se doblaba bajo mi peso antes de que entrara en el espacio lleno de humo.
El aroma de cerveza, Marlboro rojo y aceite de motor llenaron mis fosas nasales. Me deslicé a través del abarrotado salón hacia el pasillo que iba a mi lado del remolque. Papá estaba inconsciente en el viejo sillón de color malva de mi mamá. Las luces de la pantalla de TV bailaban en su cara grasienta. Todavía tenía su ropa de trabajo sucia y la botella en su mano se inclinaba lo suficiente para que la alfombra de pelusa estaba rociada con cerveza cuando exhaló. El cenicero al lado de él estaba lleno de cenizas, colillas de cigarrillos y cerveza.
No me molesté en apagar la televisión. No quería correr el riesgo de despertarlo. En cambio, camine a paso ligero a través del remolque a mi dormitorio. Tuve cuidado de pasar por encima de la parte del pasillo donde el suelo era débil. Había una fuga en el baño hace unos años que arruinó el suelo y dejo el persistente olor a moho justo en frente de mi dormitorio. Hizo que vivir allí fuese diez veces peor y no hizo nada para aplastar el odio que sentía por el lugar.
Sacándome mi chaqueta, me desnudé hasta mis bóxeres. La calefacción en nuestro tráiler era una mierda, así que mi habitación tenía un frío persistente que sólo la manta de lana hecha jirones de mi madre podía cortar. Encendí la radio en volumen bajo y caí sobre mi cama.
Afuera podía escuchar a mis vecinos peleando en español y un bebé llorando, En la distancia habían sirenas de policías y el sonido del vidrio rompiéndose. La interestatal estaba justo al otro lado de la cerca de mi casa, así que el sonido de los autos a toda velocidad era interminable, Durante muchos años ha sido el lugar que llamé casa, Me costaba mucho conciliar el sueño en un silencio total después de contaminación acústica dándome las buenas noches.
Estaba dormitando cuando oí el golpe fuerte de mi padre cerrando el sillón con las piernas. El tráiler se movió bajo sus fuertes pisadas mientras se abría camino por el pasillo de mi habitación. Me preparé para el ataque cuando se estrelló contra la puerta de mi dormitorio. Una luz tenue iluminaba el espacio cuando accionó el interruptor. En silencio, deseaba que él acabara de hacerlo en la oscuridad. De esa manera no tenía que ver los puños viniendo por mi.
-¿Dónde diablos has estado? ¡Tomaste dinero de mi billetera?-Se me quedó viendo, con ojos borrachos y rojos.
No respondí. No había necesidad de negar haber tomado el dinero. No importaba si lo tome o no; el solo quería una razón para golpear algo. Ya conocía el sentimiento. Me acurruqué y protegí mi cara. Hubo unas cuantas vistas a mis costillas hasta que, por fin, estaba satisfecho y se fue. Afortunadamente, estaba borracho. Él era más débil y más lento con una caja de cerveza en su haber. Por lo general, las palizas eran peores, pero nunca me defendí, aunque podría azotar su culo.
No era miedo lo que me impedía pegarle hasta casi morir, Fue una promesa que le hice a mi madre moribunda. Cada vez que pensaba en levantar mi piño y ponerlo a través de su cara, oiría su voz suave que me pedía dejarlo ir.
-Es un buen hombre y te ama. Sólo tiene muchas cosas ahora. –decía mientras me ponía hielo en la cara.
Huno una vez en que ella recibía, pero luego el cáncer vino, el transfirió su ira hacía mí. Estaba feliz de recibirlos, mejor yo que ella.
Costillas magulladas u ojos negros eran algo tan natural para mi que casi no me fijaba en ello ya. Era una mierda pensar que podían darme una paliza una vez por semana y creer que no era nada, solo un día más.
Me quede dormido con sangre de mi nariz en la almohada y las costillas doloridas.
Al día siguiente en la escuela lucía un ojo negro. Siempre estaba peleando, así que nadie se fijaba en mi ojo morado. No es que empezara peleas a propósito, pero la gente me cabreaba fácilmente, Por lo general, mis peleas llevaban a cabo después de un altercado con mi papá. En el fondo sabía que era mi manera de luchar contra él en respuesta, excepto que no era él con quien estaba luchando; era con algún jugador de futbol o un tipo cara de culo en el Foso.
-Espero que su cara luzca peor que la tuya –dijo Sai. Inclinó la cabeza hacia tras e hizo anillos de humo mientras exhalaba.
-¿Dudas de mí? –Levanté una ceja cuestionándolo.
-No tengo dudas. Te he visto en acción, hermano. Supongo que era irreconocible. ¿Alguien que conozcas? Sacudió su cigarro hacia el carro parqueado del director William.
-Nah, sólo un imbécil de mi vecindario. –Metí las manos en mis bolsillos y me recosté de un poste- ¿Vamos a practicar en casa de Naruto esta noche? –Cambié el tema.
-Sí, Naruto tiene una mierda nueva que quiere que trabajemos. Dijo que alrededor de las siete.
Naruto, que era el cantante principal de nuestra banda, Brow Hole, era mayor que nosotros por cuatro años. Todos nos conocíamos; había suspendido tanto en la escuela que sólo iba a un año por delante que nosotros antes de que la dejara del todo. Todavía vivía en casa de su mamá. El garaje cutre se convirtió en nuestro lugar de reunión al que llamábamos Brow Hole, ya que es posible entrar y anotar una raya de coca en un momento dado. El nombre se transfirió de alguna manera a nuestra banda y así nos hemos llamado a nosotros desde entonces.
De alguna manera, Sai y yo habíamos conseguido llegar al último año. Los dos estábamos un año detrás de donde deberíamos estar, pero aún estábamos allí. Quería dejarlo, pero permanecer en la escuela era otra promesa a mi madre las había arreglado sacar de mi con su último aliento. Así que contra el viento y marea, estaba en la escuela todos los días. Si iba a clase o no era una historia completamente diferente.
Más tarde esa noche, practicábamos una hora extra en la casa de Naruto. Estábamos a tres días de nuestro concierto en El Foso y queríamos añadir una nueva canción a la mezcla. Sobre todo, hemos hecho covers de canciones para conseguir a la multitud, pero de vez en cuando ofrecíamos un tema original.
Mis dedos dolían por tocar mucho la guitarra por mucho tiempo. Tuve que admitir que sonábamos rudos. Sai estaba en la batería y Neji podía tocar una guitarra bajo como si su vida dependiera de ello, pero era Naruto que dirigía el show. Era el cantante de los buenos y nuestro nombre se extendía lentamente.
Cuando por fin me encontré en mi casa esa noche, papá ya estaba en la cama. Caí en un sueño irregular, mientras que los vecinos maldijeron entre sí en español y el tráfico interestatal cantaba su familiar canción de cuna.
Después de eso, la semana pasó volando en una nube de drogas y tocando en el garaje de Naruto. No pasó mucho tiempo hasta que nos preparábamos para nuestro espectáculo del Foso el vie era viernes por la noche. El escenario era salvaje y una gran cantidad de la gente vino sólo por nosotros.
El Foso no podía tener mejor nombre. Era largo, de concreto, era gran espacio, de hormigón bajo tierra.
Se veía como un garaje destruido con un bar, un escenario y un cuarto de baño. El propietario permitía grafitis, siempre y cuando no se vieran como una mierda, así que las paredes de concreto estaban cubiertas de grandes piezas, de colores de arte y palabras irregulares. Incluso había un lugar en la pared del fondo con el nombre de muestra banda en rojo y negro.
Después de establecernos y la horda entro, tocamos con todo. El público se volvió loco después de mí solo de guitarra mientras Naruto Cantaba una canción de Chevelle. Neji, que por lo menos pesaba ciento treinta kilos, estremeció el lugar con su forma de tocar el bajo. Miré hacia atrás a Sai que tocaba la batería. Estaba tan drogado que sus ojos eran rendijas finas en la cara. El asintió con la cabeza hacia mí con una sonrisa, movió la baqueta en el aire, y luego la bajo con fureza. Era una muy buena noche.
Después de una hora de juego, nos tomamos un descanso.
-Chequea mis cuerdas –le dije a Naruto mientras dejaba mi guitarra cerca de su micrófono.
Bebía más cuando tocaba y me iba a desbordas si no iba al baño. Crucé el espacio lleno de gente mientras el DJ se hizo cargo y les ponía música tecno a todo dar. El lugar se iluminó con luces láser, mientras que la pista de baile se mecía con bailarines que saltaban arriba y abajo, mientras enloquecían.
-Sonaste muy bien allá arriba, Sasuke –Dijo una chica al azar mientras caminaba.
Extendió la mano y agarro mi culo con valentía. Esto era una cosa normal para mí y nada me tomaba con sorpresa, con las chicas del Foso. Me volví y me encontré con una pelirroja caliente con escote derramándose de un pequeño top. La mayoría de las pelirrojas que había tenido eran gatas monteses bajo las sabanas, así que estaba dispuesto si quería jugar más tarde. Me incliné para asegurarme de que ella me podía oír sobre la música fuerte.
-Buenas tetas –Sonreí y corrí un dedo a través de su abultado escote. Había un tatuaje irregular justo debajo de su línea de sujetador de encaje al que quería darle un vistazo. –Nos vemos al lado del escenario luego.
No estaba preguntando. Estaba diciéndolo. Mi naturaleza contundente era algo por lo que era conocido y que se adaptaba en mí muy bien. La falta de honradez no era lo mío y yo nací sin filtro alrededor de mi cerebro. Cualquier cosa que pasaba por mi mente salía de mi boca, si es que hace daño o no. La cosa de no-filtro inició algunas peleas muy malas en mi vida. Tampoco ayudaba que no tenía ni idea de lo que era morderme la lengua.
Empujé la puerta negra del baño. No había de hombres o mujeres; sólo había este con cubículos que bordeaban una de las paredes, los urinarios, por el otro, y un fregadero con un espejo roto manchado. No era un lugar higiénico, pero todavía había momentos en los que entrabas interrumpiendo a algún tipo cogiéndose contra la pared a alguna chica. No era gran cosa hacer pis al lado de una pareja haciéndolo.
Me subí la cremallera de mis jeans y fui al lavado para enjuagar mis manos. Nunca había jabón el el dispensador de modo que no me molestaba. Usando mi camisa como una toalla, me volví para irme. Un destello de color rosa se destacaba contra la pared sucia y me detuve en seco cuando me di cuenta que era una chica con pelo rosa chicle natural minúscula estaba hecha una bola en la esquina. Ella se balanceaba atrás y adelante con sus rodillas pegadas a la barbilla. Su rizos rosado pálido estaban cubriendo su cara sudorosa y sus enrojecidos ojos vidriosos estaban en blanco.
Conocía una intoxicación cuando veía una. Probablemente me enteraría mañana de una chica con sobredosis en el baño. Ha sucedido muchas veces pero nadie prestaba atención, así que yo tampoco cuando me di la vuelta y me alejé. Lo menos que podía hacer era pasar por el bar y hacerle saber a alguien que estaba allí antes de volver al escenario.
Antes de llegar a la puerta, habló.
-Por favor, ayúdame. –Su voz temblaba.
Tenía una voz suave. No ronca y profunda como la mayoría de las mujeres que conocía. Todas ellas fumaban, y dañarse el pulmón habían cambiado sus voces. En cambio, su voz era suave y tan pequeña como ella. Me volví hacia ella y me miró con verdes ojos brillantes. Ya no estaba en blanco; ahora estaban muy abiertos por el miedo.
Fue entonces que vi su ropa, sus pantalones de color caqui y una blusa blanca hasta el cuello. Definitivamente no es la de jeans de corte bajo y de escotes que las chicas que conocía usaban. Tenía las uñas limpias y sin maquillaje.
¿Cómo no la noté antes? Resaltaba como una puta en una iglesia. Excepto que en este caso era totalmente opuesto Resaltaba como un ángel en el infierno.
De cualquier manera, no iba a ser engañado. Ella probablemente era una chica rica que al Foso por una dosis y esconderse de sus amigos ricos, pero de nuevo, era las ricas las que eran peores. Una vez más, me pregunté qué estaba haciendo en un lugar tan vil, envuelta en toda esa inocencia.
-Por favor –susurró-. Algo malo me pasa.
Ella se deslizo por las baldosas de cerámica y después utilizo la pared para enderezarse.
El escenario y mi banda me llamaban. Yo no tenía tiempo para esta mierda. Necesitaba salir, dejar que el camarero supiera que una chica estaba jodida en el baño, y luego volver a mi guitarra. Excepto que, cuanto más miraba hacia ella, más sabía que no sería capaz de alejarme. Algo en ella parecía de fiar y parte de mí sabía que no estaba aquí para conseguir drogas.
No estaba en mi naturaleza importarme un carajo, así que me hizo enojar que me importara. Yo no quiero ver esa chica salir herida y lo haría, ya que ella estaba obviamente fuera de su elemento.
-Mierda –gruñí mientras cerraba la distancia entre nosotros.
Ella se estremeció como si iba a hacerle daño cuando levanté mis manos a su cara. Su estremecimiento me enfureció. Yo nunca le haría daño a una mujer, pero me imagino que lucía aterrador para esta pequeña niña mojigata. Su piel pálida se puso más blanca y comenzó a mezclarse con sus hebras de pelo rosa. Sus ojos verdes bebé adquirieron un nuevo temor mientras me acerqué más y usé mis dedos para abrir sus parpados más amplios.
Tras una inspección más de cerca, pude ver sus ojos inyectados en sangre estaban severamente dilatados. Puntos negros vacíos rodeados por un jardín verde nadaban dentro de las cuencas de sus ojos. Ella sin duda estaba en algo.
-¿Qué tomaste? –pregunté rudamente.
Me miro como si estuviera loco.
Su sedosa frente se arrugo con confusión.
-No tomé nada, lo juro –dijo arrastrando las palabras.
-¿Alguien te dio algo, tal vez un pedazo de caramelo o algo de polvo?
Mis dedos se deslizaron por su rostro al lado de su cuello para comprobar su pulso y se puso rígida. Como sospechaba que sería, el corazón le latía con demasiada lentitud. Ella tropezó con algo y su cuerpo no estaba tomándolo amablemente tampoco.
-No, nadie me dio nada –Comenzaba a enloquecer.
-Entonces no sé qué decirte. –Me voltee para irme.
No tenía tiempo para esto y mi límite para pendejadas ya había alcanzado.
-Espera. –Se estiro y tomó mi brazo. Ella sacudió hacia atrás, como si estuviera en llamas.
-¿Qué?–suspire.
Maldita sea, me estaba exasperando. Había gente fuera esperando a que yo terminara un set y aquí estaba yo jodiendo con alguna pequeña duendecilla de pelo rosa.
-Un chico en el bar me dio un trago. –Me miró con ojos enloquecidos-. Pensé que lo acababa de recibir del camarero, Era muy dulce, pero sabía muy bien. No creo que hubiera nada. Hubiese sabido raro, ¿verdad?
-Genial, simple y jodidamente genial. –Lance mis manos en exasperación- Te adulteraron el trago.
Alargó la mano y puso su mano en mi brazo. Miré hacia sus dedos. El contraste entre mi bronceado, la piel tatuada y sus bien cuidados dedos pálidos era impactante.
-¿Voy a estar bien? –Preguntó con pánico- ¿Debería ir al hospital? Mi amiga, la que me trajo aquí…no puedo encontrarla. Quería al baterista y ahora no puedo encontrarla. Por favor no me dejes.
Su pecho se agitaba cuando empezó a hiperventilar. Inclinó la cabeza hacia abajo, permitiendo que su cabello cayera sobre los hombres. Era mucho más largo de lo que parecía. Estirándose, se apartó el pelo de la cara. Estaba al borde de un ataque importante.
Con el cabello fuera de la cara, tuve una mejor visión de ella. Mis ojos se encontraron con piel suave y virgen con mejillas encendidas. Tenía una nariz pequeña y ojos ligeramente rasgados. Parecía extraña, pálida con el pelo natural rosa chicle, no el teñido que a las chicas les gustaba usar. Ella me recordaba a un minúsculo como de nieve.
Zarandeando mi cerebro y apagando los pensamientos locos, la situación en cuestión volvió a mí.
-Te traeré ayuda. –dije mientras me volteaba de nuevo para irme.
Alargó la mano una vez más y me agarró del brazo. Sus dedos no eran tan suaves como antes. En su lugar, penetraron desesperadamente en mi antebrazo. Tenía la boca abierta como si estuviera a punto de decir algo y luego sus ojos se volvieron en blanco. Tuve que agarrarla cuando se desvaneció en mis brazos.
Nota: ¿Y? ¿Que les pareció?¿Quieren que suba el segundo capitulo?(: ¿Les gusto?¿Decepcionó?¿Intrigo?
Dejen su review please. Me interesa saber que les pareció.
