DEBERES INTIMOS

Capitulo 1

Era un día típico de Londres, con el cielo teñido de color humo y una ligera llovizna, pero ningún impedimento, para un muchacho de ojos verdes y una cicatriz, con un solo propósito, ir a estudiar con su mejor amiga Hermione Granger. Sí, aunque suene increíble el famosísimo Harry Potter deseaba estudiar con ella. Él sabía que pese a tener que hacer las cansados deberes de la escuela de aurores. Poder ver a Hermione en las vacaciones era grandioso, ya no hablaba con nadie de sus amigos en mucho tiempo.

- Buenos días, señor Granger. ¿Está Hermione en casa? – saludo Harry, muy tímidamente.

- Hola, Harry, que gusto verte. ¿Cómo haz estado? Adelante, Jane está en su habitación – contestó el señor Granger, invitándolo a pasar con amabilidad.

- Podría decirle, que he venido a verla –

- Cariño, ¿Quién ha venido a visitarnos? – preguntó desde la cocina la señora Granger – Hola, Harry. Un gusto que nos visites.

- Buenos días se…señora – contestó Harry el saludo, casi tartamudeando.

- No estés nervioso – mencionó la señora Granger con una sonrisa.

- No… no… no lo estoy –

- Tranquilo, no es cómo si vinieras a pedir la mano de Hermione en matrimonio – bromeó el señor Granger – o ¿Sí? – agregó, un poco más serio.

- No, señor ¿Cómo cree? … bueno … no es que su hija sea linda … pero … yo …

- Déjalo, no le digas esas cosas – regaño la señora Granger a su esposa.

- Lo siento; Harry. Era broma … -

- No se preocupe señor Granger … Hermione y yo, solo somos buenos amigos –

- Entonces no habrá problema – dijo completamente relajado el señor Granger – por cierto, iré a llamar a Hermione.

- ¡Jane!… ¡Jane! … Harry ha venido a verte – llamó el señor Granger.

A los pocos minutos Harry, escucho que alguien bajaba apresuradamente por las escaleras. Era Hermione, la chica lucía un vestido de algodón corto, en color blanco, con estampados muy delicados. Llevaba un peinado sencillo y un maquillaje muy natural; simplemente se veía muy encantadora.

- Hola, Harry… no te había visto … en días – saludo Hermione, recuperando el aliento - ¿Qué ocurre?

- Primero respira… ¿Lo olvidaste? –

- ¿Qué? – Hermione medito algunos minutos - ¡Oh!, lo siento… olvide la carta que me habías enviado. Habíamos acordado hacer los deberes hoy. ¿No es cierto? -

- Claro, traje mis libros conmigo. -

- Excelente… vamos a mi habitación –

- ¿A tu habitación? – pregunto Harry, con mucho nerviosismo.

- Sí, porque vendrán algunos amigos de mi padre… y, pues, ahí estaremos más tranquilos –

- Yo…yo… -

- ¿Tú? –

- Yo, nunca que he entrado a la habitación de una chica –

- Vamos, Harry; en la madriguera cuando nos reuníamos todos, solías hacerlo –

- Claro, pero ¿Estás segura? ¿Tus Padres no se molestarán?-

- Por ningún motivo, ellos confían en ti… saben que eres un buen chico, nada de segundas intenciones… además no dudan de nosotros, porque luces muy nervioso – contesto Hermione – relájate… haremos los deberes y luego podremos escuchar un poco de música.

- De acuerdo –

- Sube, es la primera habitación a la derecha… iré a traer una bebidas – le indicó Hermione, con una gran sonrisa.

- Esta bien. – muy poco consentido.

Harry aún un poco más tímido, subió por escaleras y entro a la habitación que le dijo Hermione. Era una habitación muy amplia, con acabados lilas y rosas. Sobre la mesita de noche había algunas fotos donde aparecía Ron, Hermione y él, en su última navidad en la madriguera. También había una mecedora, que llamo su atención, en la había una inscripción "HJ". "La esperaré sentado aquí" se dijo a sí mismo, mientras se mecía reflexionando.

Pasado algunos minutos, Hermione entró en habitación. Ella tenía en la mano dos vasos, que Harry supuso que sería limonada; se disponía a dejarlos sobre su escritorio cuando sintió algo que la dejó fuera de sí. Harry se había acercado sigilosamente, y la había abrazado por detrás, apoyando su rostro en su cuello y dándole un suave beso.

- Ah… ¿Qué haces Harry? –

- De verdad, me preguntas eso. ¿Qué se supone que crees que hago? – susurro muy cerca de su oído, para luego volver a besar su cuello mas repetidamente, incluso mordiéndolo para dejar marcas que Hermione no podría disimular luego. Ella solo había tomado las manos de Harry que la envolvían por la cintura, no para retirarlas sino para apretarlas como si quisiera que con ellas la tocará.

- No lo sé Harry, por favor … ah … ah … lo haces muy bien … así …- apenas pudo replicar la castaña, pero de pronto recuperó la compostura cuando sintió a Harry deslizar su mano derecha bajo su vestido y deslizarla por su muslo, para luego intentar dirigirse a su intimidad – suéltame… no me toques –

Y aunque estaba fuera de lugar, Harry con un tono rebelde y despreocupado preguntó – ¿Por qué? –

- Cómo que por qué… maldita sea, mis padres están abajo –

- Con que ese el problema –

- Si, ese el problema, debo… yo… tu…debemos mantenerles el respeto… ¡maldición!, ya no se ni que decir… -

- Solo debemos guardar silencio –

A Hermione, se le desencajo el rostro de la sorpresa; dónde había quedado aquel Harry tímido y nervioso, que había sido inclusive allá abajo cuando lo recibió en su casa – Harry, sabes lo que estas pidiendo… yo simplemente …

- Simplemente qué … - la interrumpido Harry, que se había vuelto a acercar para tenerla en sus brazos. Con un brazo la tenía bien sujeta por la cintura, mientras que su mano derecha la acariciaba sin descaro bajo el vestido.

- Tu mano derecha… traviesa… es… - Hermione Granger había perdido el juicio y la capacidad para hablar – no lo hagas… ah… me gusta… quiero decir… no …ah.

- Te gusta… - Harry ahora le deba un beso corto, que aparentemente era inocente, separándose ella, donde pudo apreciar en el rostro de la ojimiel una mirada de insatisfacción, quería seguir besándolo – hagámoslo con calma, princesa – ahora había tomado su labio inferior para darle una pequeña mordida, que hizo gemir a Hermione.

- Más… quiero … - intentaba hablar Hermione, sin mucho éxito.

De pronto tocaron la puerta, Hermione empujo a Harry para separarse de él muy a su pesar, se acomodo la ropa y arreglo el cabello – Adelante –

- Hermione, Harry – era el padre de Hermione – lamento mucho interrumpir sus deberes – Hermione miro hacia otra parte, sintiéndose avergonzada de los deberes que estaban haciendo con Harry – debemos salir con tu madre, y mis amigos, ellos insistieron que debíamos conocer el edificio de su compañía, en fin… regresaremos por la tarde… continúen con lo que estaban haciendo –

- Pero, papá … -

- Hermione ¿estas bien?, parece que tuvieras fiebre… qué tienes en el cuello, esas marcas son de… –

- Nada – se apresuró a decir – creo que son picaduras, del último paseo que hice al campo, fueron los… los "mosquitos de cornualles" –

- Son ¿mágicos? –

- Sí, pero no te preocupes estoy bien… cuídense. Nos vemos en unas horas –

Cuando se iba a disponer a salir el señor Granger, se volvió a Harry - ¿Cuidarás a mi hija, verdad Harry? –

- Eh… si… si señor Granger, no se preocupe…-

- No seas tímido… ni te pongas nervioso… no nos tengas miedo-

- Esta bien – menciono Harry, aparentemente calmado y "bueno".

- Bueno, me voy… cuídala Harry… -

- ¡Papá!, puedo cuidarme muy bien… además estamos en casa- objetó Hermione.

- Lo sé, cariño… lo sé… - contestó, cerrando la puerta.

Ya solos nuevamente en la habitación – Eres un sínico, aparentas ser muy tímido frente a mis padres, pero me acabas de demostrar que eres …

- ¿Qué soy qué? – retó Harry.

- Eres de lo peor –

- No te lo crees ni tu misma –

- ¿Qué te hace pensar eso? –

- En lo que te hacía, no era de lo peor… por qué te encantó… -

- Maldito – Hermione comenzó a darle manotazos en el pecho, pero Harry la sujetó – mi padre casi nos descubre, me hiciste mentirle.

- Amor, no te canses, tenemos mucho por hacer… y luego, sí terminarás exhausta… -

- ¿Qué me vas a hacer? –

- Yo, nada… - Hermione suspiró de alivio - nos vamos a hacer.

- Harry, no te atrevas aprovecharte de mí –

- Cariño, vamos por partes… primero, tu padre nos dijo bien claro que siguiéramos con lo que hacíamos. -

- Pero mi padre, hablaba de los deberes -

- Segundo – replicó Harry, sin hacerle caso a lo que dijo – me dijiste que estaban tus padres, ahora ya no están… y podemos… -

- Harry, ¿Qué te pasó? –

- Tercero, lo que me paso… sabes… te ves condenadamente sexy con ese vestido… no he dejado de tenerte ganas, desde que te vi bajar por las escaleras… -

- Pero, pero… me dijiste que no querías subir a mi habitación, parecías muy intranquilo con la idea –

- Es verdad… Hermione Granger, estaba intranquilo, quería hacerte mía... tu eres la única que me conoce así… te deseo.

- Harry, pero lo deberes – Harry sonrió, hasta en los momentos más íntimos, la responsabilidad estaba presente.

- Pueden esperar… – replicó Harry, haciéndola retroceder hasta una de las paredes de la habitación, dejándola sin escapatoria; y se saco la camiseta. La levanto del suelo colocándose entre sus piernas, sin dejar ni un milímetro de espacio entre sus cuerpos. Ambos pudieron sentir en sus cuerpos cuanto se deseaban. Harry acerco sus labios, casi hasta rozar los de Hermione.

- Quería ser yo la que te sacara la camiseta – se quejó Hermione – pero me ahorraste el trabajo.

- Vamos a tener que trabajar en más cosas, ¿no te parece? –

- ¡Ven a aquí!, sino también te acusare de provocador, además de acosador … hagamos los deberes… -


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