Tres momentos
1.Tentación, amor y celos
Lo que él veía en Bella, no era lo que veían los demás, ni siquiera era lo que ella veía.
Bellatrix representaba la maldad, de la misma forma que Cissy era la belleza y Andrómeda la compasión.
Era cruel, sarcástica y le faltaba misericordia. Pero Sirius veía en ella algo más, algo que la hacía igual merecedora de las características de la otras dos hermanas.
Bella era mortífaga desde antes de graduarse, Bella era la sirviente más leal del Señor Oscuro. Bella estaba loca pero la suya era un locura llamativa que la hacía atrayente, a su modo.
Bella era traición y tentación. Y Sirius no podía estar cerca de ella. Por esas dos razones.
¿Qué hacía entonces siguiéndola después de la batalla?
Encaminarse a la perdición, seguir sus deseos. Condenarse.
Corrió, para alcanzarla y huir de ella.
Bellatrix estaba loca pero él tampoco tenía perdón. ¿Tentación? No sólo eso, también jugaba la debilidad de Sirius en la partida. Pero Sirius sólo pensaba en dos cosas.
En correr.
Y en la traición. Si seguía, traicionaba a sus amigos, si la seguía traicionaba a su única familia.
Podía imaginarse a James si llegase a enterarse.
"¿Estuviste con ella otra vez¿A quién se le ocurre? Y si llegas a decir algo sobre nosotros, sobre nuestra situación. Ella puede hacer que hagas lo que quiere con un chasquido,¿ cómo has sido tan débil¿Tan estúpido? Me decepcionas. Confíabamos en ti. Harry, Lily y yo confíabamos en que resistirías. Eres débil, muy débil"
Y luego a Lily con esos ojos esmeraldas tristes, se imaginaba como de traicionada se sentiría la pelirroja. Con Harry, su ahijado en los brazos, llorando.
Para después encararse a esa mirada desdeñosa de Remus, como si le diera asco.
Dichoso licántropo, que intentase el girarse ahora... Que estaba tan cerca. Claro él podía, había pasado por tanto, Remus había sufrido tanto, lo demás eran unos críos en burbujas porque el señorito Lunático tenía más heridas que ellos. Sus torturas no contaban, su familia no contaba, no. Sirius era un crio al que un adulto como Remus debía controlar.
Porque Sirius no podía controlarse ahora, por mucho que le fueran a doler las reacciones de ellos, no podía pararse. Ni por un millón de miradas esmeralda.
Sirius nunca ha sido resistente como Remus, ni obstinado como James, ni perseverante como Lily.
Sirius era Sirius y era débil ante la tentación, ante Bellatrix.
-Frena, Black.
Tras escuchar eso dejó de correr y se giró hacia todos lados.
-Estoy aquí.
Y escuchó la voz de Bellatrix contra su oreja.
-Bella...-y luego añadió más brusco-Apártate.
-Oh, vamos Sirius¿no quieres jugar?-la lengua de Bellatrix jugaba con el lóbulo de su oreja.
-Aléjate.
Sirius se libró de ella y con rapidez sacó su varita.
-Incarcero.
-Protego.
Pero Sirius pudo esquivar el hechizo.
-Creía que me seguías para algo más agradable que una visita a Azkaban, primito.
-Para ti Azkaban no significa nada.
-No, es cierto, sería peor no sé... Que a ti te pasara algo.
Y Bella se abalanzó sobre él con un deje de locura en sus ojos grises, pero a Sirius le atraía esa mirada tanto como el cuerpo de Bella.
Se besaron bruscamente y sin ternura, pero a Sirius no le importaba ese detalle. Estaba con Bellatrix.
Entonces se apartó de ella, le pusó contra la pared cogida por las muñecas y tras besarla otra vez preguntó.
-¿Que tal tus víctimas¿Has matado a alguien más esta semana?
-Coño, Sirius no me jodas con eso.
-¿Por qué la mataste?
-¿Tanto te importaba esa sangre mestiza?-se acercó a el y con una voz más aterciopelada preguntó-¿Tan bien besaba?
Sirius la empuja contra la pared para que se callase.
-Era tu primer asesinato, siempre te ha gustado torturar y hacer sufrir, dejar a tus víctimas tiradas y luego, allá ellas si se mueren-se acercó a ella un poco más, amenazándola-.¿Por qué a ella la mataste después de torturarla?
Y Bella fría y desafiante contestó instándole a decir algo.
-Tenía que hacerlo, no aguantaba a esa noviecita tuya-y luego añadió impaciente-. ¿Vas a tenerme así mucho más o podemos aprovechar el tiempo?
Como toda respuesta, él la soltó y ella se lanzó a sus brazos, besándole.
Para el merodeador era la gloria, después de tanto tiempo probarla. Pero tenía que recordarse que Bella estaba prohibida, por todos bandos.
Su trabajo de auror se lo prohíbia. Su familia y sus amigos se lo prohibían. Sus sangres pertenecientes a la misma familia se lo prohibían. Su ancestral familia que lo había de heredado se lo prohibía. Su pertenencía a los mortífagos se lo prohibía. Su conciencia moral (si es que quedaba algo de ella) se lo prohibía.
Pero ella... Ella no hacía más que instarle.
Sintió la mano de Bellatrix colarse entre la camiseta y su espalda e intensificó el beso mientras le acariciaba la cintura.
Cuando la había visto en esa batalla en Edimburgo, cuando la había visto huir, corrió tras ella buscando respuesta. Bella había empleado por primera vez el Avada Kedabra para librarse de esa niña (porque comparada con Bella, la dulce Nicole era una cría) y Sirius, caminando entre la curiosidad y la esperanza, quería saber porqué.
Claro, que también deseaba que esto pasara.
Bellatrix se separó de él.
-Tengo que matarte.
Y lo volvió a besar. Sirius respondió a un beso que se paró cuando proceso esa sencilla frase.
-Espera-dijo todavía sorprendido-. ¿Qué?
Bella se alejó de él apenas medio metro y repitió.
-Tengo que...
-Lo he escuchado- hizo un además con la mano para que se callase y sacudió la cabeza.
Sirius cerró esos ojos grises penetrantes y cuando los volvió a abrir estaban furiosos.
-¿Por eso no te has desaparecido cuando te perseguía?
-Sirius no es...
Trató de acercarse pero él se alejó.
-Creía que querías que pasará esto tanto como yo, estar conmigo, que por eso no huías. ¿Vas a matarme?
-Algún día... Por ahora nunca he tenido la oportunidad, y cuánto más nos alejemos menos oportunidades tendré.
Sirius se sorprendió por el hecho de que quisiera protegerle y que no le importase matarle.
-¿Honestamente, Bella, me matarías?
-El día que no estemos solos y tengamos que enfrentarnos, te aseguro, Black, que nada te librará de tu muerte.
-¿Serás buena al menos?-dijo juguetón, dudaba que se dejara matar por Bella.
-¿Cuándo he sido buena yo? Ni por...
Bella no pudo decir nada más, porque los labios de Sirius, ahora menos pasionales y más tiernos, la callaron.
Sirius lo sabía, Bella era pura maldad, puro odio, crueldad, pero con él era bien distinta, sólo una mujer, no la criada del Señor Oscuro.
Ella sonrió ante su audacia, era una de las cosas que más le gustaba de Sirius, algo que a ella le faltaba.
-Júralo, jura que eres capaz de hacerme sufrir hasta el último segundo de mi vida. A mí. A Sirius-dijo él contra su oído.
El corazón de Bella latió deprisa y aún aturdida sólo pudo negar con la cabeza.
-Entonces promete que será una muerte rápida.
Bella estuvo largo tiempo escogiendo las palabras tanto que Sirius casi se cansó de esperar.
-Cuando te mate, prometo que será rápido y no te haré sufrir más.
Sirius iba a besarle de nuevo, pero ella apartó al cara y habló.
-Ahora, tú promete, que no huirás y te enfrentarás a mí, me matarás si hace falta y a partir de hoy no nos volveremos a encontrar así.
-Prometo-Bella abrió los ojos asombrada de que fuese a hacer esa promesa- que no huiré y me enfrentaré a ti. Nunca te mataré.
-Entonces morirás tú.
-Podré soportarlo.
Ella sonrió sardónica.
-¿También Potter?
-James es mayorcito.
Bella lanzó un gruñido de exasperación.
-Me refiero al crío, al pequeño Potter, es tu ahijado.¿Soportará perder a su adorado padrino?
-Cállate, Lestrange.
Si Bella seguía por ese camino, encontraría la forma de convencerle.
-Promete que me matarás antes de que te mate-su voz se volvió suplicante-.Por favor, no quiero matarte.
-Tendrás que hacerlo.
O ella moriría, no iba a dejar que eso pasara.
-Sirius...
-Mira, dejemos, que las circunstancias se den como deban darse. No más promesas.
Bella le besó bruscamente.
No más promesas. Sí esa era la mejor solución, dejar que el tiempo hiciera lo suyo.
Bella se revolvió inquieta. Y se tocó el brazo izquierdo, miró a Sirius y se desapareció.
Sirius se dió de cabezazos contra la pared, sólo a él se le ocurrió liarse con su futura asesina, que además era su prima.
Pero la carne era débil... ¡¿Qué carne?!
Sirius era débil. Y Bella era la tentación. La tentación de Sirius.
Con la melena negra y esos ojos grises tan parecidos a los suyos y tan comunes en los Black, Bella era su perdición.
Sirius se marchó a la casa de los Potter con una rápida desaparición.
-¡Sirius!
-Hola, Lilian.
La pelirroja frunció el ceño.
-James no está, si quieres hablar con él...
Ese era su hermano, las cosas bien y sencillas, una mujer que no quería matarlo, una casa bonita, amigos, buen trabajo y un niño precioso; que lástima lo de la profecía. Pero Sirius estaba demasiado ocupado regodeándose en su autocompasión cómo para fijarse en las desgracias de los demás.
-No, sólo vengo a ver a Harry.
Lily creyó que estaría bien decirle algo reconfortante.
-Sirius, la autocompasión no...
-...es buena, a largo plazo es destructiva. Lo sé, es lo que Dumbledore le dice a Remus en su peores depresiones, con un poco de chocolate.
Lily le sonrió.
-Me extraña que no le de un caramelo de limón.
-James dice lo mismo.
Lily sonrió.
-Harry está en la salita, jugando con la vieja snitch de su padre.
Sirius se encaminó hacia la habitación.
Y allí estaba el niño de sus ojos sentado en el suelo, intentando seguir a la snitch.
-Serás buen buscador, Prongslet.
Harry se le quedó mirando con esos ojazos verdes, cómo si de verdad supiera que le pasaba y luego le abrazó las piernas.
Era tan pequeño, si Lily y James faltaran estaría él, pero¿y si él moría?
No podía hacerle eso a Harry, pero tampoco matar a Bellatrix.
Se despidió de Lily.
Cuando llegó a su casa se quedó parado en el umbral.
En el salón de su casa la imagen más subrrealista que vería nunca: Bellatrix comiendo helado y viendo la tele.
-¿Que haces aquí, Lestrange?
Ella se levantó del sofá y dejó el helado en la mesa.
-Quería verte; y decirte que te mataré pase lo que pase.
Avanzó hasta Sirius, que todavía estaba digeriendo el que Bella estuviese allí, y le besó.
-Adiós.
Y Bella se encaminó hacia la puerta y se dirigió a las escaleras.
-¡BELLA!
Ella se giró hacia él.
-¿Por qué la mataste?
Se encogió de hombros.
-Supongo... Que estaba celosa, un poco.
Y se fue.
Sirius nunca tuvo más claro que ella era la mayor tentación.
Pero también sabía que Bella (que era la maldad, el odio) era tan bella como Narcisa y tan compasiva cómo Andrómeda si estaba con él.
Porque él era el único que veía que Bellatrix estaba enamorada.
Este es mi segundo fanfic, el primero fue de Lily y James y se llamaba "Cuestión de confianza"( agradezco los reviews a quienes dejaron).
Esta historia tendrá tres capítulos, seguramente, pero poco relacionados. Espero que os gusto, aunque Lestrange haya quedado demasiado buena y dulce.
Weno, leed y comentad. GO!
B7s, Eyne.
