Hola gentee! bueno este es mi primer fic asi que no me maten por feo que está xD Dejen reviews :)

Disclaimer: Los personajes son de Hiro Mashima, la trama es mía.

Capítulo I: Los mismo ojos carmesí.

Ya era entrada la noche cuando una jovencita de unos 18 años y grandes ojos avellanas leía muy concentrada una historia en su balcón. Cuándo de libros se trataba, la joven Levy McGarden, podía pasar horas leyendo, muy animada imaginándose que ella pertenecía a ese mundo ficticio. Terminó de leer las últimas líneas de su libro y lo cerró.

-Aay pero que bella historia, yo también quiero tener alguien que me proteja así…- dijo con un deje de melancolía al recordar a ciertos ojos rojos que ya había partido hace dos años. Miró su reloj pulsera y noto que ya eran pasadas las dos de la mañana. Se sobresalto por lo tarde que era. Había empezado a leer a las 8 de la noche, cuando su madre se fue rumbo a una cita con su novio. Ahora notaba lo hambrienta que estaba.

-Mejor bajo a prepararme algo de comer.- cuando estaba preparándose un sándwich se percato que a todo esto su madre no había llegado, eso le parecía raro ya que la señora siempre avisaba cuando iba a tardar o cuando directamente no venía a casa a dormir. Cuando terminó de comer, escuchó la puerta principal abrirse.

-Oh Levy sigues despierta? - ahí estaba su bella madre, una señora con cara angelical de unos 37 años, piel nívea y de una cabellera azul claro que la llevaba recogida muy prolijamente a un rodete. Sin duda ella había salido a su madre a excepción de que era mas baja y no poseía esos bellos ojos esmeraldas. Marian McGarden había enviudado a la los 22 años. Sola, con una carrera de escritora recién iniciada y con una niña de unos 2 años, hizo todo lo posible para salir adelante y darle un gran futuro a su pequeña. Después de 14 años, con una Levy muy inteligente, que era estudiante modelo de Fairy Tail, Marian conoció al señor Mujika Redfox, actual novio.

-Hola madre, te tardaste! ¿no podías llamarme para avisarme que llegarías a estas horas?- bien ¿quién parecía la madre y quién la hija?

-jaja vamos Levy-chaan seguro que apenas te diste cuenta de mi ausencia, por algo te regalé ese libro hoy- dijo guiñándole el ojo- por cierto ya te lo terminaste?

-Si! Era muy kawai y oye! Eso no viene al caso- grito la pequeña mientras inflaba sus mofletes.

-jaja mi tierna niña, sabes pensaba contártelo a la mañana pero ya que estas levantada y muy curiosa de porque tarde tanto y no te avise.. ni modo, te lo contare- Levy dejo de inflar sus mofletes y se acerco a su madre de manera expectante.- Mujika me propuso matrimonio!- dijo muy feliz mientras me mostraba su mano izquierda, un anillo de oro blanco con una esmeralda incrustada se lucia un su dedo.

-Mamá eso es maravilloso, te felicito- no podía estar más contenta por ella, porque al decir verdad, en todos estos años no había tenido la oportunidad de conocerlo bien ya que lo veía en ocasiones especiales como el cumpleaños de su mamá. Pero se notaba que la hacia feliz, no había día que no sonriera desde el alma desde que se conocieron.

- Eso significa que te iras a vivir con él y me dejaras en el departamento.

-Qué dices Levy?- salio de su estado risueño y me miro curiosa- Claro que no, nos iremos a vivir las dos con él y su hijo, esta todo arreglado.- esbozó una gran sonrisa.

-Hijo? No sabía que tenía un hijo.- se sorprendió la pequeña.

-Claro, así que tendrás un oniiiii- chaaan- dijo mientras le apretaba los mofletes.

-Basta ya Mirian! Déjame, aayy- trataba de huir de las garras de su madre.

Esa noche tanto madre e hija se fueron a dormir muy contentas, pero lo que una de ellas no sabía era que esa unión le iba abrir viejas heridas del pasado. Renacerían viejas pesadillas que perturbaba su alma.

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Unas semanas después en la academia Fairy Tail.

-Levy- chan!- saludaba energéticamente su mejor amiga, Lucy Heartfilia.

-Lu-chan! que raro que hoy hallas llegado tan temprano-dijo ella , ya que por lo general tenía que esperar unos quince minutos hasta que alguien llegase.

Lucy Heartfilia era la mejor amiga de Levy, tenía el pelo rubio hasta por debajo de los hombros y grandes ojos chocolates. Tenía una gran delantera, cosa que al principio a ella no le gustaba pero con el tiempo se fue acostumbrando.

-¡Hoy vine temprano para que me cuentes todo sobre la cena de ayer! ¿Y cómo te cayó?¿de qué temas hablaron? ¿Conociste a su hijo? ¿Te cayó el también? ¿Es lindo?-preguntó ella haciendo marear a Levy.

-Mujika-san me cayó muy bien es muy simpático, hablamos sobre trivialidades ya sabes para conocernos mejor, no, no conocí a su hijo, por eso no te puedo decir si me cayo bien o si es lindo.-concluyo Levy.

-Moooooo…. Levy-chan para mí que si lo conociste y no me quieres decir-dijo Lucy inflando las mejillas.

Levy rió. A veces su mejor amiga podía ser tan infantil.

-Lu-chan, te estoy diciendo la verdad, pero ¿por qué quisieras saber si el hijo de Mujika-san era lindo?-pregunto ella "inocentemente", ya sabía la respuesta solo lo hacía para molestarla.

-Sólo curiosidad-respondió un poco avergonzada la rubia.- y ¿con el tema de la mudanza?

-Hoy mismo me mudo .en este momento mamá y Mujika-san están arreglando sobre cómo llevar las cosas de mi casa a mi nueva casa.-dijo la peliazul.

-Ya mismo me das tu dirección para cuando te vaya a visitar-termino de decir Lucy bastante segura.

-Ok Lu-chan mi dirección es…-pero no pudo continuar ya que la presidenta de la clase , Erza Scarlet pidió ,"amablemente" que todos guardaran silencio para que el profesor Macao entre.

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Después de la larga jornada estudiantil, su madre la esperaba afuera de la academia.

-Levy-chan!- la llamo su madre.

-Madre? Que haces aquí?

- No es obvio mi pequeña niña? Vine para llevarte a tu nuevo hogar.

-Pero no te hubieras molestado, tengo la dirección- dijo sonriente.

-No importa.- le decía su madre mientras le sacaba la lengua

El trayecto en el auto duro 3 minutos, su nueva casa estaba a 15 cuadras de Fairy Tail, algo favorable así no tenia que tomar el tren por las mañanas.

Al llegar noto que era una casa de dos piso. Mujika estaba en la entrada acomodando unas cajas.

-Levy, bienvenida a tu nuevo hogar, ven- dijo jalando de su mano- te mostrare tu nueva habitación.

Pudo observar un amplio living comedor donde había un gran sofá enfrente de una TV LCD, había tres puertas mas, una era la habitación de sus padres, la otra era la del baño y por ultimo la de cocina. Subieron al primer piso donde había tres puertas. En la primera se podía notar algunos carteles como "PROHIBIDO PASAR", dibujos de cráneos, alambres de púas rodeándola. Sin duda era la habitación de su "onii-chan". Enfrente de esta había otra puerta que daba al baño.

- Lo siento, tendrás que compartir el baño con mi hijo, pero de seguro no te ocasionará problemas.

- Bien eso significa que nunca se baña- pensó Levy mientras se le caía una gotita al mejor estilo anime.

-esta es tu habitación- dijo mientras abría la puerta.

Como explicarlo, era maravilloso, era amplia, su cama era de dos plazas, tenía un gran escritorio que estaba al lado de un balcón que tenia vista al jardín, -wow y que jardin, hay hasta pileta- pero lo mejor de todo era que en ves de paredes, tenia libreros que llegaban hasta el techo. En esa habitación había por lo menos más de mil ejemplares. Estaba experimentando el nirvana cuando Mujica la saco de su éxtasis.

- Acá esta el armario, tu madre ya te acomodo todo, ponte cómoda, en una hora comemos- dijo el muy alegre hombre

-Gracias Mujika-san

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Posteriormente del baño que se dio, se cambio con lo más cómodo que tenía a mano, un vestido naranja que le llegaba por debajo de los muslos, tenía una bincha que le despejaba la cara de sus revoltosos cabellos azules, abrió su puerta para enfilar a las escaleras pero se quedo congelada, todo fue muy rápido.

Escucho de la puerta principal una gruesa voz.

-Llegue.

Seguidos de unos pesados pasos que subían por las escaleras.

La voz de Mujika diciendo

-Hijo hoy las chicas se mudaron.

Y ahí fue cuando su corazón dejo de latir por unos segundos. Frente a ella estaba esa persona, dueña de esos ojos carmesí que por mucho tiempo la había abusado, maltratado.

Inevitablemente se llevo una mano a la parte occipital de su cabeza, donde a pensar de los años todavía podía sentir la cicatriz que le había dejado.

Sus miradas se cruzaros, dios seguía conservando esa mirada que mucho tiempo atrás le había atemorizado y esa torcida sonrisa ladina que se intensifico cuando él la reconoció.

Mierda

-Tanto tiempo, enana- dijo descaradamente mientras caminaba a su dirección. No pudo reaccionar, solo se quedó ahí, estática mientras que él pasaba por a lado suyo y entraba a su habitación

Ahora se acordaba, su apellido era Redfox, Gageel Redfox. Su pesadilla se materializo para darle una mala jugada. Ahora ese hombre seria su.. su ¡¿Onii-chan!?

Continuará...