La ciudad ruidosa de Nueva York como siempre se encontraba repleta de ruido, luces, sonidos de automóviles que transitaban por las calles tratando de encontrar libre paso ante el trafico implacable de aquella gran manzana. Todos los días la vida era agetreada, pues el ritmo de los ciudadanos radicaba en las oficinas, negocios o establecimientos en los cuales laboraban dia con día para poder difícilmente pagar el alquiler de sus apartamentos que lejos de ser lugares dignos como vivienda, eran lo más parecido a un iglú en épocas de invierno.

Primero de diciembre de dos mil trece, fecha en la cual los adornos navideños engalanaban los rascacielos, los santa Claus falsos podían morirse de calor en esos trajes tan incomodos fingiendo una gran sonrisa cuando en el fondo se encontraban preocupados por otro requerimiento más de las facturas que difícilmente podían pagar; y ese, era el único recurso para poder tener un ingreso extra para sus familias.

Entre toda esa gente, se encontraba una castaña de ojos color miel, rostro de niña y figura escultural que transitaba por la acera tratando de buscar las llaves y abrir el edificio donde vivía. Miraba constantemente el reloj y agradecía el estar en su casa despues de una jornada estresante de trabajo.

A unas cuantas casas se encontraba una señora de edad avanzada vestida de harapos y con los ojos cubiertos de una capa blanca donde la conjuntivitis aguda había ocasionado estragos dejándola casi ciega. Se encontraba con la mano mugrienta extendida y cubierta con un guante roído por el tiempo y las ratas. La castaña decidió tomarse un minuto para contemplarla, sabía, que aquello que estaba a punto de hacer estaba contra todo lo que habia estudiado.

-Una moneda para esta pobre anciana- Decía la mujer al sentir la presencia de la chica, pero ésta tan solo se acuclillaba para observarla mejor y sacar de su bolso un madero para empuñarlo y apuntar a su frente sin tocarla.

-Le dare un obsequio mejor señora- Suspiró un momento y decidió hacerlo- Oculus Luminate- Una invisible energía emanaba del madero para penetrar en la frente de la señora y en ese momento aquella mujer se quedó sorprendida, pues ahora podía ver claramente a la chica, sus ojos, sus rasgos e incluso su mano extendida con una moneda de cinco centavos.

-Milagro, Milagro, tu eres un angel, tu eres el angel de navidad, aleluya- La mujer comenzaba a hacer escándalo acaparando algunas miradas de los que ahí pasaban mientras que la chica trataba de calmarla.

-Obliviate- Conjuro la chica para que pudiera quitarse de la memoria aquel instante y que por fin dejada de pegar alaridos en todo el vecindario. Tan solo la mujer abrió los ojos frunciéndolos un poco y mirando a su alrededor desconociendo el panorama donde se encontraba.

-No se preocupe señora, solo se tropezó pero no paso a mayores, creo que esta noche usted debe ir con su familia.-

-No señorita yo no tengo familia- Espetaba ella con suma duda, pues el efecto del conjuro habia surtido un gran efecto borrando gran parte de sus recuerdos.

-Descuide, de hecho usted los encontrara muy pronto- Ella le indicaba con una sonrisa pues sabia perfectamente que no duraría mucho tiempo.

La señora le agradeció sintiéndose plena, feliz, a tal grado que casi corría de emoción para encontrarse con los suyos, mientras tanto la castaña la miraba como si le provocara nostalgia ese hecho por lo que un largo suspiro era la muestra fehaciente de ello.

Decidio encaminarse a su apartamento para terminar aquel dia, ese mismo que habia resultado algo estresante con la carga de trabajo que habia tenido en la oficina. Era una gran mercadologa y por lo tanto el hecho de estar sentada frente a una computadora mas de nueve horas continuas provocaba en ella unas ganas terribles de tomar un largo baño y olvidarse de sus problemas aunque fera por algunos instantes.

Subió las escaleras aún pensando en lo que habia hecho con la señora, sabía que no era correcto y que en cualquier momento le llegaría un vociferador del ministerio para recriminarle el acto haciendo que pagara una multa por tener una "buena acción altruista". Introdujo la llave en la chapa y por fin llegaba a su apartamento que a pesar de no ser tan espacioso como su antigua casa lo consideraba algo propio, un sitio donde podía ser ella misma sin la necesidad de tener que dar explicaciones o cuentas de sus entradas o salidas.

Se quitó el abrigo colocándolo debidamente en el perchero asi como también su boina sacudiéndose su cabellera castaña que le llegaba casi a la cintura. Se dirigió a la cocina para servirse un vaso con agua y encender el televisor para ver las noticias del dia; se puso unas cómodas pantunflas color azul cielo y se sentaba en el sofá exhalando descansadamente cerrando por un intervalo de un segundo sus ojos sintiéndose por fin en casa.

"Noticias impactantes nos han revelado que un animal salvaje esta suelto por las calles de Nueva York, esta mañana se ha encontrado el cuerpo sin vida de Kelly Patterson de 22 años de edad que transitaba por Central Park, las autoridades están trabajando acordonando la zona para poder cercar a la bestia y mientras tanto se les pide a los ciudadanos extremar precauciones acudiendo a horas publicas al lugar…"

Hermione miraba atónita la noticia ya que la semana pasada a ese dia habia estado con algunos compañeros de trabajo por ese sitio; arqueó la ceja un poco para apreciar el cuerpo de la chica rubia que yacía en una camilla con la garganta desgarrada, pues aquel animal la habia atacado despiadadmente. Se levantaba de su lugar para poder colocar el vaso de agua en la mesa de centro y mirar la televisión con detenmiento.

-Esto no fue obra de un animal, hay algo mas detrás, estoy segura de eso- Se acercaba cada vez mas al televisor cuando en ese instante sonaba el teléfono como cada noche. Era la llamada de siempre, jamás faltaba una a esa hora.

-Bueno mamá como estas?- Preguntaba la castaña quitándose la blusa para disponerse a tomar un baño.

-Preocupada como siempre por ti, no comprendo por que no me llamaste por la mañana, incluso tu padre se pregunta como estas-

-Bien mamá, nada nuevo por aquí, Norteamérica es ruidosa pero en pocas palabras tengo lo que necesito y creo que ya hemos hablado bastante del tema, pero dime, como va el consultorio?

-De maravilla cariño, hoy simplemente tuvimos veinte pacientes, pero adivina quien se casa?.- La madre de la castaña se mostraba bastante ansiosa por contarle aquella noticia, pues omitía la constante cátedra de cada noche del "porque su hija debía regresar a Londres" por esa misma que seguramente la atraería como una abeja a la miel.

-No lo se mamá, soy bruja no adivina, no creo en esas cosas- Rodaba los ojos quitándose las zapatillas y masajeando sus pies un poco antes de retirarse la falda.

-Tu amigo Harry con esa tal Ginny, tu me contaste que eran novios desde Hogwarts no es asi?, de hecho Molly me llamo esta mañana y al parecer se le declaró en un restaurante de Londres.- Hermione abría los ojos atónita, pues habia sido testigo de esa relación durante mucho tiempo pero no existía algo hasta el momento concreto sobre el destino de aquella pareja. Se acercó el teléfono un poco más al oído para escuchar mejor los detalles que seguramente su madre le diría con el paso de la conversación.

-Por cierto hija… Draco volvió a llamar, lo ha hecho desde que te fuiste..

Hermione sintió helar su sangre, sus venas se petrificaban al escuchar ese nombre, de nuevo se reveló ante ella la verdadera razón por la que decidió mudarse a norteamerica. Respló un poco y se colocaba el auricular adecuadamente para responder.

-No me interesa mamá, si vuelve a llamar dile por favor que deje de buscarme, simplemente no me encontrará.

-Pero ya le dije que te fuiste a Norteamerica, puede usar magia para eso no?.

-No es tan fácil mamá, no para él—Ella apretaba su puño con fuerza dejando escapar una lagrima de su mejilla que despues se limpiaba con delicadeza. A pesar del tiempo de no estar en Londres parecía como si todos los sucesos relacionados con ese chico volvieran a surgir de las cenizas para envolverla como una especie de mounstro para torturarla. Simplemente no le daría ese gusto.

-Tengo que colgar mamá, mañana me levanto temprano y no quisiera llegar tarde, tenemos presentación de la nueva campaña y los inversionistas estarán ahí para verme presentarla- La chica se volvía a sentar mientras que su madre por el otro lado estaba suspirando, comprendía que cada vez que le hablaba del chico, aquel tema se convertía en un doloroso pasaje para su propia hija.

-Bueno nena, yo creo que la invitación de la boda te llegará en una semana, no les sugerí que te las enviaran por lechuza.

-Lo se, sería extraño ver una en Nueva York sin temor a que se estrelle contra uno de los cristales- Hermione intentaba reir para darle a entender a su progenitora que todo estaba perfecto aún tocando el tema de Draco.

Colgó el teléfono para disponerse a quitarse lentamente la ropa entrando en la bañera, necesitaba una ducha ya que la mañana siguiente sería ardua y prometedora. Hermione era una publicista talentosa que una agencia no dudó en contratar hacía tres años atrás; justamente su llegada a la gran manzana donde sus sueños recomenzaron a raíz de una dolorosa ruptura, pues en Londres no solo había dejado a sus amigos de antaño sino también esa relación que al principio la hacía vibrar, sentirse con sangre en las venas entre lo prohibido y lo hermoso.

Llenó adecuadamente la tina de baño esparciendo shampoo para producir algo de espuma y se introdujo lentamente sintiendo que el agua caliente relajaba sus músculos, sus piernas bien torneadas delineando unas curvas que el desarrollo se había encargado de cincelar convirtiendo a esa chica que en un principio se consideraba como mojigata en una belleza única.

Sus cabellos rizados definidamente caían sobre su menudita espalda triangular desembocando en un prominente derrier haciendo una denotación en el inicio de sus glúteos. Se quitaba las pantaletas para deslizarse lentamente a lo largo de la tina aún con los ojos cerrados moviendo su cuello para poder relajarse aún mas y todavía; por extraño que parezca, tenía la costumbre de tener una lectura ligera durante ese lapso privado.

Ginny ahora se casaría con Harry. Aún recordaba lo mucho que había tardado su amigo en proponerse ante la pelirroja dejando de lado su miedo al compromiso del que todos los hombres son victimas cuando pasan por aquel proceso de cambio. Sonrió para si misma echando su cabeza hacia atrás cuando en ese instante pensó en un rubio casi platinado que conocía desde siempre.

-Draco..- Se limitó a decir desviando la mirada y sin querer apretaba la esponja cubierta de espuma sin darse cuenta de ello.

Una lagrima salió de su mejilla de nueva cuenta al punto de confundirse con la humedad y el vapor que emanaba de la tina, por lo que no tuvo necesidad de limpiarse. Su mente solitaria era la mas peligrosa de todas al recordar lo tortuoso que resultó esa relación que consideraba en su momento prohibida, letal e incluso desbordada de pasión más de la cuenta.

-No.. no esta vez, ¡Basta Hermione Granger!, debes aprender de esa maldita lección- Decidió no escudriñar en su propia mente y al cabo de un rato de estarse lamentando por aquella pérdida, decidió levantarse de la tina enredándose una toalla al busto para observarse al espejo. Miraba su rostro y sin querer, de verdad sin desearlo, sintió la mirada de Malfoy recorriendo su cuerpo con ellos, cosa que ahora aberraba de si misma.

-No debo ir a esa Boda, se que estará ahí y no quiero verle la cara- La chica hablaba con el espejo como si éste fuese una replica exacta que le contestaría cualquier tontería, pero en esos momentos no deseaba siquiera analizar esa situación. Suspiró un poco escuchando la ollita de té para caminar a la cocina y tomar una taza de porcelana que su madre le habia regalado como parte de su nueva vajilla.

Se sentó aún con la toalla enredada y miraba hacia la nada bebiendo el primer sorbo como aliciente para sus males, sus pesares, su dolor que había enterrado junto con los recuerdos de la guerra que vivió en carne propia en aquel tiempo. Dio un largo suspiro y cruzando la pierna tomaba la cucharita para hacer círculos dentro de la bebida para que ésta soltara la infusión uniformemente.

-Como si fuera tan fácil llegar sola- Volvía a suspirar- Si tan solo pudiera ir con alguien, con quien sea… no importa, solo quiero cumplir con ese compromiso y regresar- Ella mencionaba para si misma cuando en ese instante una idea le llegaba a la cabeza, se levantaba de su asiento para dirigirse con la taza hasta su recamara donde su laptop yacía en el escritorio rústico que había comprado no más de seis días.

Se encaminó para ponerse las pantunflas acolchadas y un pans en color rosa tenue junto con una camiseta de tirantes, se colocaba el cabello húmedo de lado para entrar en el ordenador tan conocido por los muggles especificando una búsqueda.

-Escort… agencias.. - Comenzaba a teclear en el buscador para después caer a la cuenta de que todo aquello era una locura.

-Que estoy pensando, ¡Pagar por compañía!, solo una desesperada haría algo así- Suspiró un poco mirándose al espejo que quedaba a un par de metros para rodar sus ojos.

-Esta bien, está bien, estoy desesperada- Vólvía al ordenador especificando el criterio de búsqueda, ya sea por nombre de agencia, por fecha de inicio de la misma o incluso por nacionalidades.

La lista era inmensa, pues no cabía duda que la sociedad tenía un lado para todos los gustos y perversiones, mientras tanto la castaña seguía desplazándose para poder apreciar a todos los tipos de hombre para todas las preferencias jamás imaginadas. Incluso había apartados indicando específicamente "Varon a Varón". Eso último lo considero relativamente normal ya que no tenía ningún prejuicio contra la comunidad homosexual.

-Demasiado corpulento.- Cambiaba de foto.

-Muy alto- Cambiaba.

-Definitivamente no creerían que tengo algo con este ruso..

-Demasiado perfecto…

-Ese tiene cara de maniático…

-Ese se parece mucho a Victor.. ¡Ninguno Caray!

La castaña se pasaba los dedos por su cabello húmedo volteando a ambos lados de su recamara concluyendo que encontrar a un acompañante por catálogo era complicado. Los hombres expuestos estaban de ensueño, inalcanzables en una forma lógica de apreciarlo y en Londres no tardarían ni un segundo en darse cuenta del engaño. En ese instante decidía volver a la batalla deseando conjurar con magia a un chico que entrara en las características de credibilidad pero era naturalmente imposible, pues incluso la magia tenía sus restricciones respectivas.

Colocaba su mentón apoyado en su mano derecha mientras la libre garabateaba digitalmente letra por letra lo que en realidad deseaba encontrar. Quizá el producto de su subconsciente estaba deseando salir para decir lo que en realidad añoraba más que otra cosa.

-Un amor a la medida…- Sonreía para si misma pulsando la tecla "intro" observando con ojos fruncidos algo que acaparó su total atención. Un blog elaborado seguramente por un principiante mostraba fotos, contenido e incluso historia de un hombre que ofrecía todo aquello que miraba en las otras agencias, pero esta vez, solo lo hacía de si mismo.

"Toda mujer desea.. Una boca a la medida de sus labios, un abrazo a la medida de sus brazos y un amor… a la medida de sus fantasías. Ofrezco seriedad, discreción y miradas de envidia de tus amigas con las que deseas quedar triunfadora

Tu oportunidad de ser la reina con tan solo una llamada.

Bloodylover."

-Bloodylover…- Miro detenidamente al hombre que se exhibía en la pagina, pues no era cualquiera de los que estaban anteriormente de agencia. Era uno que se miraba relativamente normal e incluso, por difícil que pareciera… bastante irresistible. Por su complexión se notaba que era alto, su piel caucásica se dejaba apreciar debajo de esa camisa oscura dándole el toque misterioso que le atraía, su cabello negro azabache como la noche misma hacía el perfecto contraste pero lo que más llamó su atención eran esos ojos azules; parecían dos cristales aguamarina que daban el matiz siniestro, intrigante y por que no decirlo… erotico.

-Debo estar completamente loca para hacer esto… pero tengo que intentar, quedan pocos días para la bendita boda y no pudo llegar "sola y desarmada"- La castaña tomaba el teléfono para comenzar a marcar el numero que se colocaba en la parte inferior de la pagina de internet.

Tardaron unos minutos en contestar cuando al fin una voz aguardentosa, sexy , segura de si misma empezaba a hablar.

-Diga?-

-Es usted… BloodyLover?- La castaña hablaba entrecortadamente, como si ese timbre de su interlocutor sin quererlo le robara el aliento con una simple y tonta palabra. Cosa rara en ella misma.

-Por ti puedo ser quien tu desees preciosa.

Hermione debía admitir que el tipo se vendía muy bien incluso telefónicamente, pero no había tiempo para tener una conversación subida de tono, asi que decidió ir al grano sentándose en la orilla de la cama ladeando su cabello castaño mirándose al espejo y encontrándose ridícula por tomar una medida como esa para no llegar sola a la celebración de sus amigos.

-Me interesa, lo que …

-No necesitas decirlo preciosa, tengo espacio libre mañana, asi que tu dirás donde nos vemos.

Ya no habia marcha atrás, ahora la chica debía seguir con ese plan, esa comedia que estaba a punto de elaborar para así engañar tanto a sus padres como a sus amigos de que habia encontrado a alguien en Nueva York haciendo que pensaran su rompimiento definitivo con el rubio de ojos grises. No era que no se valiera sola para aclarar que prefería estar sin nadie, pero detestaba la sola idea de ver a su exnovio despues de lo ocurrido, eso mismo que ella decidió sepultar como si fueran solo vestigios de lo que alguna vez existió y de lo que ahora se arrepentía.

Haberse enamorado del enemigo.