Ante todo:

DISCALIMER: Los personajes no me pertenecen, pero la trama si.

Lo que está escrito "entre comillas" son los pensamientos de la gente.

Lo que está escrito en cursiva son conversaciones en la lejanía o telefónicas.

La historia está escrita en POV Alice.

En esta historia los protagonistas son humanos.

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1.

- Alice, por favor, date prisa. Vamos a llegar tarde.

Estaba demasiado ocupada como para hablar, pero terminé de recojger mis cosas y salí corriendo de mi despacho. Bella me estaba esperando en la puerta, lista para salir, y yo aun iba con los tacones en la mano.

- Alice, ¿como es que vas tan tarde hoy?

Normalmente, era yo la que tenía que hacer que Bella se diera prisa.

- No se qué es lo que me pasa hoy. - dije. Le di mi bolso a Bella y me puse los zapatos. - Tengo un presentimiento.

- ¿Bueno o malo?

- Extraño. - cogí el bolso de las manos de mi amiga y salí del edificio. - Aunque espero que no sea nada malo.

Como cada viernes, Bella venía a recogerme al trabajo. Íbamos a ir a cenar y, más tarde, saldríamos de fiesta, algo que a mí me encantaba y que Bella odiaba. A cambio de que me acompañara, los sábados tenía que ir con ella de museos, de paseo y cosas así. Vamos, lo más aburrido del mundo, y encima solía pillarme en plena resaca.

- Seguro que no es nada malo.

Nos montamos en su coche y Bella puso rumbo al restaurante italiano del pueblo. Tardamos casi media hora en llegar, y todo porque Bella conducía como si fuera una abuelita.

- Está lleno. - dijo, cuando llegamos a la puerta.

- Eso es porque conduces muy despacio.

- Yo no conduzco despacio, solo voy con precaución. - dijo, aunque ni ella se creía lo que estaba diciendo.

- Yo me ocupo de que nos dejen pasar. - susurré antes de levantar la voz. - Dejen paso! - dije, abriéndome paso entre la gente, que no dejaba de quejarse. - Paso, por favor! Que algunos tenemos la mesa reservada!

Llegamos donde estaba el camarero que llevaba a la gente a las mesas y le sonreí.

- Hola, Emmett. - dije con voz seductora, acariciando su brazo. Se puso a reír al momento.

- Hola preciosa. - dijo, siguiéndome el rollo. - ¿Tiene usted mesa reservada?

- Las verdad es que no. - dijo Bella y por ello le di un codazo en las costillas. - Au!

- Emmett, cariño. Seguro que tienes una mesa libre. - continué acariciando su brazo hasta su mano, que tomé entre las mías. - Solo somos tres.

- Yo solo veo a dos personas.

- No seas tonto. - besé el dorso de su mano y le miré a los ojos.

Se quitó el delantal que llevaba para trabajar, al igual que los demás camareros, cogió a Bella de la mano, a mi con la otra mano y fuimos los tres juntos hacia la mesa que tenía el cartelito de reservado.

- ¿Como ha ido el día, chicas? - preguntó cuando nos hubimos sentado.

- Muy bien. - dijo Bella, su hermana. - Estamos en época de exámenes y si vieras las respuestas de algunos...

Bella era maestra de historia y literatura para chicos de dieciseis años en el instituto.

- ¿Y tú que tal, Alice? - dijo, enlazando sus dedos con los míos.

- Me han encargado los trajes para la boda de los Whtilock.

Trabajaba para una empresa de organizadores de boda y, además, hacíamos los trajes de los novios y las damas de honor.

- ¿Los Whitlock? Vaya suerte! - exclamó Emmett.

Era cierto. Los Whitlock eran una familia muy rica y la boda del menor de sus hijos iba a ser el acontecimiento del siglo. Era un trabajo muy importante para mí y para mi carrera.

- Si. Mañana por la mañana vendrán a que les tome las medidas.

No hacía falta que pidieramos la comida, todos los viernes pedíamos lo mismo. Llevábamos yendo al mismo restaurante unos dos años, desde que Emmett empezó a trabajar allí. Pusieron nuestras lasañas sobre la mesa y empezamos a comer.

- ¿Donde vamos a ir esta noche?

- Donde siempre. - respondió Bella con desánimo.

- Bella, aunque digas una y otra vez que no te gusta salir, todos los presentes sabemos que te diviertes.

- Es verdad. - dije, recibiendo una mirada de odio por parte de Bella. - Me da la impresión de que Bella no se encuentra muy bien. Tendremos que salir solos tú y yo. - dije, mirando a Emmett. - ¿Te parece?

- De acuerdo.

- Gracias. - susurró Bella.

Terminamos de cenar, metiéndonos en el cuerpo dos botellas de vino.

Bella me llevó a mí a la discoteca y se marchó. Como ya conocíamos al portero de todas las semanas, nos dejó pasar sin necesidad de hacer cola. Fuimos directosa la barra y nos pedimos unos chupitos.

- Hay mucha gente hoy. - dije, hablándole al oido para que me escuchara bien.

- Pero vamos a bailar igual, ¿no? – dijo bebiéndose su segundo chupito.

- Claro que si.

Vaciamos nuestros vasos y fuimos directos a la pista de baile. Salir de fiesta con Emmett era genial. Bailábamos arrimados, acariciándonos, dándonos algún que otro beso. Solo éramos amigos pero, cuando surgía, nos dejábamos llevar. Ese era uno de esos momentos.

- Creo que he visto a una con la que puedes triunfar. – dije cuando Emmett me estaba besando por el cuello.

- ¿Quién?

- Esa, la latina – hice que mirara hacia nuestra derecha, donde había una chica latina de cabello largo y castaño. – No deja de mirarte.

- No quiero dejarte sola.

- Voy a ir al cuarto de baño a retocar mi maquillaje, el pelo, a refrescarme… - dije guiñándole un ojo.

- Bien. Nos vemos en media hora. – me dio un último beso en la mejilla y fue hacia la chica.

Di media vuelta y me fui hacia el cuarto de baño. Me lavé un poco la cara y me maquillé. Estaba empezando a notar los efectos del alcohol y pasaba de ir borracha por la discoteca. Salí del baño y fui hacia la barra más cercana, donde me pedí una botella de agua bien fría. La necesitaba.

- ¿Se encuentra bien, señorita? – dijo un chico, apareciendo a mi lado.

En esa zona de la discoteca apenas había música y gente. Se estaba muy tranquilo y se podía hablar sin que hiciera falta gritar.

- Si. ¿Por?

- Está muy pálida.

- Tengo un poco de calor. – mentí. "malditos chupitos." – es que en la sala house hay muchísima gente. Un agobio, vamos.

- Si. Yo también estaba allí con unos amigos y he tenido que irme. – dijo el chico, que pidió otra botella de agua para él.

- ¿Quieres que vayamos a sentarnos? – dije, atreviéndome a intentar ligar con él.

Era un chico muy guapo, rubio de cabello rizado y con ojos azules. El ser más perfecto del mundo. Además, me estaba tratando de usted, como todo un caballero.

- Claro, señorita.

- Llámame Alice, por favor.

Nos sentamos en los sofás y bebí un largo trago de mi agua.

- Yo me llamo Jasper. – dijo tendiéndome su mano, la cual estreché al momento. – Encantado de conocerla, Alice.

- Lo mismo digo. ¿Sueles venir mucho por aquí? – dije, empezando a acariciar su brazo. Noté que el chico empezaba a ponerse nervioso, por lo que disminuí mis caricias.

- No mucho. ¿Y tú?

- Todas las semanas. Es que me encanta bailar.

- Si… ya lo he visto. Antes, con aquel chico…

- Es mi mejor amigo. – dije al ver por donde iba. – Solo nos divertimos juntos.

- Entiendo.

- No follamos ni nada, eh! – exclamé, y Jasper se puso a reír al momento.

- Bueno, si ninguno de los dos tiene pareja no pasa nada.

En esos momentos ya me tenía hipnotizada con su sonrisa.

- No, no pasa nada. – bebí otro trago y me senté un poco más cerca de él. – ¿Y tú? ¿Tú estás con alguien?

Abrió la boca para responder, pero en ese momento apareció un chico que no había visto nunca por la discoteca, y eso que siempre solíamos ir la misma gente y ya nos conocíamos. Se veía a la legua que iba borracho.

- Jazz! Estás aquí! – exclamó, abrazando a su amigo, que se puso en pie y le sujetó antes de que se cayera.

- Si Edward, estoy aquí. – dijo mirándome a mí. no pude evitar ponerme a reír.

- ¿Te he dicho alguna vez cuanto te quiero?

- Si, Edward. Yo también te quiero. – me hizo un gesto con la cabeza y me puse en pie para ayudarle.

- Hola guapa. – dijo el tal Edward cuando pasé su brazo por encima de mis hombros. - ¿A que mi amigo Jazz es un amor?

- Si que lo es, si. – miré de reojo a Jasper, que se había sonrojado. – Bueno, Edward. ¿Qué tal si te llevamos a dormir la mona?

Le hice un gesto con la cabeza a Jasper y le llevamos a la zona más alejada de la sala, donde aun había mucha menos gente, por no decir nadie. Tumbamos a Edward en uno de los sofás y fui a por mi botella de agua. Cuando volví donde estaba Jasper, intentando quitarse de encima a Edward, que estaba intentando besarle, destapé mi botella y le eché el agua en la cara.

- Eh! – se quejó, aunque cerró los ojos y se puso a roncar al momento.

- Gracias, Alice. – dijo Jasper, que me cogió de la mano y besó el dorso de la misma. Me puse a temblar al momento. - ¿Y si dejamos que Edward duerma un rato y seguimos hablando? – dijo mientras nos sentábamos de nuevo.

- ¿Y de-de que qui-quieres que ha-hablemos? – tartamudeé, algo que nunca me había sucedido, pero es que con ese chico me sentía distinta.

- Pues no se. Cuéntame cosas de ti.

- Me llamo Alice, tengo veinticuatro años y soy diseñadora y modista.

- ¿Y ese vestido que llevaste lo has hecho tú?

- Si. – sentía que me estaba sonrojando. Yo solía hacerme toda mi ropa.

- Es precioso.

- Gracias. – murmuré. Me estaba dejando k.o. con esa sonrisa tan bonita, y eso que la atrevida solía ser yo.

- Yo soy abogado.

- ¿Y eres bueno?

- El mejor. – dijo empezando a reír. Me relajé y también me puse a reír. – y en breve espero ir a Oriente Medio

- ¿Para que?

- Estoy en el ejército. Voy en misión de paz. – dijo alzando ambas manos. – en realidad solo tendría que ir a las embajadas americanas de unos pocos países. Aunque a veces hago de mensajero, pero nunca he disparado a nadie.

- Eres muy valiente. – dije, aun sin saber porque. Desde que le había visto me sentía un poco tonta. – Digo… no cualquiera se alistaría en el ejército.

- Ya… bueno… es un mundo que siempre me ha llamado la atención.

- A mi también me gustaría ir. Los fines de semana estoy como voluntaria en un hospital, como enfermera.

Desde que habíamos salido del instituto, Bella y yo nos habíamos apuntado a un cursillo de enfermería, al mismo tiempo que empezamos a ir a la universidad.

Jasper acariciaba mi brazo y ahora era yo la que estaba temblando. La verdad es que me moría de ganas de probar esos rozados, carnosos y apetitosos labios, pero estábamos tan bien, hablando, que no quería estropear ese momento.

- Alice, ¿te encuentras bien?

- ¿Qué?

- Te has quedado muy quieta y me estabas mirando muy fijamente. – ahora acariciaba mi mejilla, lo que aun hacía que me costara más el contenerme. - ¿Ocurre algo?

- ¿Sinceramente?

- Si.

- Me cuesta mucho decirlo, porque es un auténtico disparate.

- Me encantan los disparates, - dijo, sonriendo.

No dije nada. Simplemente, me dejé llevar. Llevé mis manos a sus mejillas y acerqué mi rostro al suyo. Al principio, Jasper pareció sorprendido, pero llevó sus manos a mi cintura, cerró los ojos, al igual que hice yo segundos antes de que nuestros labios se encontraran.

Fue mejor de lo que jamás hubiera imaginado. Nos besamos lentamente, tumbándome en el sofá, con Jasper encima de mí, saboreando sus dulces labios, rozando su lengua con la mía. Era, simplemente, perfecto.

- Jazz!

Noté como, sin dejar de besarme, en los labios de Jasper se formaba una sonrisa. Ambos miramos hacia Edward.

- ¿Me disculpas?

- Si. Ves.

- Ya vuelvo. – pasó un dedo por mis labios y se puso en pie.

A los pocos segundos, Emmett apareció en la sala, bailando, son dos copas en las manos. Se sentó a mi lado y me dio una de las copas.

- ¿Cómo va la noche? – pasó su brazo sobre mis hombros y besó mi frente. - ¿Has conocido a alguien interesante?

- Si. – dije, aunque no podía dejar de mirar hacia el sofá en el que estaba Edward, aunque no veía nada, ya que la sala se había ido llenando mientras Jasper y yo estábamos hablando.

- Alice, ¿te encuentras bien?

- Si.

- Estás muy rara.

- No me pasa nada. – le sonreí y bebí de mi copa. Era champán. - ¿De donde lo has sacado?

- La chica con la que acabo de enrollarme me la ha dado. – me guiñó un ojo y bebió de su copa. – Ha venido a una despedida de soltera.

- Bien por ti, Emmett.

- Vamos a bailar.

Iba a decirle que no me apetecía bailar, que tenía que ir a ver a alguien, pero ya me había puesto de pie y Emmett tiraba de mí hacia la sala de al lado. Empezamos a bailar, pero yo no podía dejar de mirar a Jasper con la mirada.

- ¿Estás buscando a tu ligue? – dijo besándome cerca de la oreja.

- No hagas eso. – dije apartándome un poco, intentando no ser brusca.

- ¿Te molesta?

No dije nada, aunque se me debió de notar en la cara. Emmett sonrió y me dio un fuerte abrazo. Continuamos bailando como si nada hubiera pasado. No volvió a besarme, ni siquiera a acariciarme. Solo bailábamos como dos amigos, lo cual agradecí. No quería que Jasper volviera y me viera bailando pegada a Emmett. Pero Jasper no volvió.

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¿Qué os ha parecido la historia?

¿os parece que va por buen camino?

Espero que os haya gustado el capi.

¿Qué habrá pasado para que Jasper no haya vuelto a buscar a Alice?

Espero conocer vuestras opiniones y teorías. Y saber si alguien ha leído mi historia. Ya sabéis como hacerlo. No me hagáis pedirlo, que ja sabéis que no me gusta pedir REVEWS.

Besitos a todas.