Esta es una de las primeras historias que he escrito, y la verdad es que le tengo un cariño especial, quizás por eso, me tomo tiempo terminarla. Es la adaptación de una vieja historia que hace tiempo escuche, y debo decir que es algo triste y trágica, pero con un mensaje de amor. Espero que les guste, y denle una oportunidad antes de juzgarla.

Disclaimer: Lamentablemente los personajes de Mai Hime no pertenecen, son propiedad de Sunrise.

Resumen: La cotidianidad a veces sin darnos cuenta, va gastando una relación hasta el punto de poner en riesgo al amor, y cuando esto sucede, el dolor y la soledad, hacen que se cometan locuras, olvidando que basta con pedir perdón para recuperar el amor, y es una factura que el tiempo cobra muy caro.

Perdóname tú a mí… Amor

Una mañana una joven de cabellos azules y ojos esmeralda recibió una llamada muy inesperada de quien fuese su novia, en la cual le decía: "–Yo también sentí lo mismo que tu sentiste anoche... Te espero dentro de una hora en la playa, junto al pequeño muelle... Por favor no faltes." Al colgar puso el teléfono en su lugar y su impresión fue un poco preocupante, ya que la noche anterior ella también la vio en su sueño. En ese sueño en el que no podía dejar de pensar desde que despertó agitada en medio de la noche, y que no le permitió volver a dormir. Ese sueño que la dejo con una extraña sensación que le oprimía el pecho y, que provoco que inconscientemente lagrimas cayeran de sus ojos, mientras su cuerpo se movía por si solo obligándola a salir corriendo afuera de su casa aún bajo la lluvia, y cayendo al suelo por el dolor inexplicable que sentía, y con aquel sabor amargo que en su boca se producía. Aunque todo eso paso a segundo plano cuando oyó su voz, no podía negar ni ocultar la dicha que le daba el volver a verla. Porque era cierto, ella nunca dejo de pensar en su amada. Todo el tiempo los recuerdos de esos momentos compartidos juntas volvían a su mente, añorando, deseando poder tenerla así nuevamente, pero irónicamente odiándose por haberle fallado tantas veces. El dejarla ir fue su mayor error, y lo sabía. Pero su orgullo, su estúpido orgullo, fue más fuerte, y después de una discusión absurda, que ella misma provocó, le pidió… o mejor dicho le grito que se fuera y no volviera. No paso ni media hora cuando después de recordar lo sucedido se arrepintió con todas sus fuerzas, pero ya era tarde, pues su amada ya se había ido. Si bien se sintió morir en ese momento, absurdamente creyó que las cosas debían ser así, que era mejor si ella ya no estaba más en su vida, pues era su culpa que el brillo de esos ojos carmesí ya no brillara con tanto fulgor como antes. Aunque quiso buscarla, muchas veces, siempre algo la detenía. Esa imagen que la torturaba todo el tiempo, la sonrisa de su novia bañada en lágrimas, misma había provocado. Se creía culpable de su sufrimiento, y en parte lo era, pero lo que ella realmente ignoraba era que no todas esas lagrimas que Shizuru había derramado por ella eran solo de tristeza, sino también de alegría, de felicidad, y en gran medida.

Tomo una ducha, se arregló lo más rápido que pudo, en un momento pensó en decirles a sus amigas que ella la había llamado, que por fin habían hablado y arreglarían todo, pero prefirió dejarlo en privacidad... Total, era el momento para que ambas volvieran a cruzar palabras, ya que el orgullo no debe ser eterno, ni mucho menos un castigo en juicio… Ella lo sabía, tarde o temprano tendrían que hablar de lo sucedió y aclarar muchas cosas, pedir perdón y aceptar el castigo. Aunque más castigo que no poder verla todas las mañanas al despertar, oír su voz llamándola mi amor, probar esa piel de seda, y poder acurrucarse entre sus brazos olvidándolo todo… No… definitivamente no hay castigo más grande y doloroso que ese. Se puso el casco, monto su motocicleta y se fue de ese lugar, hacia el encuentro con su destino.

Natsuki se dirigió al lugar acordado, se acercó al pequeño muelle y se sentó en una banca junto a el, observando y pensando que iba a suceder, de que iban a hablar, que le diría a ella, como explicarle su arrepentimiento y le creyera, pero más que nada como pedirle perdón. Aunque más inquietante era la duda de no saber qué diría ella. Miraba a la gente pasar, y entre esa gente la vio, su ex novia se acercaba a ella de forma lenta y misteriosa… la vio extraña, vestía totalmente diferente a como acostumbraba.

No vestía sus ropas de siempre, esa que llamaba la atención de todos al pasar, ahora llevaba un vestido blanco, que hacía ver en su rostro una extraña palidez, su mirada ya no era tan profunda y misteriosa como antes, ahora reflejaba una extraña paz interna, pero a la vez un gran vacío. Es cierto, lucia muy hermosa, era como si emanara rayos de luz… como una diosa. Vestía unos zapatos impecablemente limpios del mismo color del vestido, todo en su imagen era perfecto, un verdadero deleite, pero… algo en ella se sentía diferente.

La joven intento decirle –¡Hola! –, pero la otra la detuvo y dijo… –Caminemos.

La castaña comenzó la conversación…

–Ara, creí que no vendrías, mi Natsuki... Sabes, he oído que has estado triste y que has tenido muchos problemas, y hasta en líos te viste envuelta...

–... –Solo el silencio hacía eco al palpitante y acelerado corazón de la joven.

–Te he soñado llorando... te he sentido llegar a mi casa… Y no me acercaba a ti, debido a las circunstancias, debido a tontos orgullos… muchas veces quise acabar con ese tormento, pero tenía miedo… tenía claro que tú no querías saber nada de mí… Y no te culpo… Ambas nos lastimamos demasiado… nos hicimos mucho daño, y logramos alejarnos. No vengo a discutir... No vengo a pedirte perdón... Solo he venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron en su debido momento, yo creo que nunca es tarde... ¿Sabes, mi Natsuki? Espere a que tú me llamaras, para poder platicar… Pero tu llamada nunca llego…

–... –Cada palabra era como una daga que en su pecho se clavaba.

–El esperarte, el pensarte, el necesitarte… borro mi apetito... se robó mis días de sol… me formo un vacío interior… y me fue venciendo poco a poco… Sin embargo, guarde fe, y dije "ella llamara"… más nunca lo hiciste... No te culpo, pero si te comprendo… Se lo que sentiste anoche… se lo que te paso, yo también lo sentí en ese momento, pero con mucho más dolor… Grite tu nombre mil veces… y grite mil veces perdón... Que lastima que no me hayas escuchado… Que lastima que no me hayas llamado… ¿Pero sabes amor? Creo que nunca es tarde para perdonar, y si te pedí que vinieras a este lugar fue para entregarte esto…

Ella le entrego en sus manos un extraño dije en forma de corazón alado, que su Natsuki le había dado sellando su noviazgo, sellando una promesa de amor eterno que ambas se hicieron.

–Este dije es mi cuerpo... este dije es quien soy… Este dije es la prueba de mi amor… Este dije somos tu y yo… Te amo y quiero que lo lleves contigo por siempre, y es que, mediante el siempre encontraremos el camino de regreso a casa...

Solo una frase salió de los labios de Natsuki en ese momento, que más que una afirmación fue como una súplica –Pero yo, aún te amo... –dijo ella con aplomo, y con sincero arrepentimiento.

La joven se quedó sin palabras luego, mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas, llevándose en su trayecto tan solo una pequeña parte de su sufrimiento.

La gente la miraba y la señalaban al pasar... Alguien le pregunto, –Joven, ¿está usted bien?

Y ella respondió… –Si ¿por qué?

–La veo caminar y la veo llorar, ¿le sucede algo?…

–Nada, gracias, simplemente estoy conversando con ella… –señalando hacia la nada–. La persona que pregunto se retiró extrañada del lugar, al ver hacia donde la joven señalo…

Ella acompaño a la castaña a donde actualmente vivía. Solo el silencio las acompaño en su recorrido. El cual solo fue roto cuando Shizuru antes de entrar a su casa le pidió que por favor la esperara afuera, y Natsuki accedió. Mientras tanto, pensaba en todo lo que su diosa le había dicho momentos antes, no podía evitar sentirse triste al verla de ese modo. La agobiaba la culpa, pero todo eso acabaría pronto. Ella pensaba "-Muy pronto tu dolor y el mío acabaran… ya nunca nos volveremos a separar… ya no volverás a estar triste… ya nunca más permitiré que te alejes mi… mi amor… hare hasta lo imposible por recuperarte y me perdones, he cambiado y te lo demostrare."

Pero los minutos pasaban y la impaciencia comenzaba a desesperarla. Espero diez minutos más y aun no regresaba. Se preguntó porque tardaba tanto. De pronto escucho voces, y vio salir de la casa a sus amigos, todos con semblante triste y ojos vidriosos, como si hubieran llorado.

La abrazaron, sin previo aviso tomándola por sorpresa, y le dijeron –Se nos fue, se nos fue…

No entendía nada. Los oía y sus palabras no tenían sentido, o al menos no para ella. Una extraña sensación recorrió su cuerpo por completo, provocándole escalofríos que le helaron hasta los huesos. Corrió, como nunca antes, como si su vida dependiera de ello, entrando a la casa llevándose consigo todo a su paso. Ya nada importaba, solo quería llegar hasta donde ella estaba.

Continuara…

Perdón, pero era necesario dividirla en dos partes, ya saben, por lo del suspenso y para saber si les agrado. Prometo que en unos días subiré la continuación y desenlace. Hasta entonces n.n