Espero les guste. Fue un sueño que tuve.

Disclaimer: Nada me pertenece, excepto la idea. Personajes de JK Rowling.


No sabía cómo había sucedido, solo lo recordaba. Una especie de relación "amor-odio" que había surgido en momentos de debilidad. Ella era vulnerable, sentía el dolor de amar y no ser correspondida. Sentía el dolor de que el hombre que amaba, no terminara de decidirse entre escogerla o morir solo.

Y tenía miedo de que terminara diciéndose que prefería morir solo a involucrarla, cuando ella estaba dispuesta a pelear por él y con él.

Cobardes. Hombres cobardes.

De igual forma, solo recordaba la mitad. Se arrastraban entre paredes, apenas la sostenía con unos pocos dedos. Era una fuerza poderosa, aquella que sentía. Aquella que quería hacer llegar hasta ella. Apenas se miraban, en un parpadeo. Estaba semi desnuda, acalorada. Podía sentir su piel húmeda entre sus manos, resbalaba de su agarre. Tenía que sostenerla con una pierna para evitar que se lastimara.

Pero eso no era un impedimento.

Un sexo momentáneo. Diría que hacer el amor, pero ellos no eran una pareja. Miró a su alrededor, porque en aquella fría pared, no resultaba ser nada cómodo. Apenas y podía tocarla sin temor a perderla entre sus manos.

Había dado con un viejo sofá y allí la había soltado, admirándola. Rasgaba las telas con sus uñas, ambos. Mientras un suave vaivén comenzaba como una danza. Estaba embelesado en su mirar, en el aroma de su piel, en el satén de su cabello. Aunque cambiara de color. En cómo mordisqueaba sus labios y podía sentir su pecho, rígido, ante su mano tímida sobre ellos.

Podía sentir sus muslos frotarse, mientras su mano exploraba abajo. Más abajo cada vez. Sentía sus manos acariciar su cabello, fugazmente, mientras la hacía brincar allí en el sofá.

¿Por qué rayos tenían sexo? No lo recordaba, pero había resultado ser un momento que había alejado toda sensación de pérdida y dolor en él.

Estaba concentrado en que había una mujer bajo sus brazos, a la que debía complacer. Sin importar qué o como. Sin importar cuánto supiera de ella y de lo que estaban practicando.

Solo hacer. Hacer, hacer...hacer.

Eso era todo lo que recordaba.

Y la guerra había comenzado. Lo importante era estar unidos, no hablar de los errores y pedir explicaciones. No había tiempo para eso. Y pensaba, asumía que si los dos trataban de explicarse, iban a terminar en vagos clichés y redundancias.

Lo mejor era concentrarse en otras cosas. En las muertes que se acercaban seguramente. En las vidas que se pudieran salvar.

Y allí estaba ella, la podía vislumbrar en un pasillo de la ya diezmada escuela de hechicería: Hogwarts. Esperaba pacientemente.

Sabía qué, pero "creía" que podía ser otra cosa. Que quizá lo sucedido entre ellos había significado algo.

Quería "ilusionarse" sin saber por qué.

— Remus...¡Remus!

Eso había dicho mientras ella corría hasta sus brazos y él la recibía con un efusivo abrazo. Se había quedado observando, en la distancia. Apenas podía oírlos, como un susurró.

— Lo siento, Nymphadora... creo que he sido un tonto.

— Está bien. Ahora todo está bien.

Podía intervenir, decir la verdad. Pero no. No se atrevía. No se atrevía a hacerlo, una vez que él se hubiera decidido. No tenía...oportunidad. Ella lo amaba, podía verlo en sus ojos.

Y lo supo más adelante al escuchar que estaba embarazada. Que esperaba un hijo.