Descargo de responsabilidad: JK Rowling es la dueña de los personajes oficiales y el universo de Harry Potter, mientras que le debemos esta historia, cuyo nombre original es "Come Back to Me", a la imaginación de ChristinaFay. ¿A mí? Nada, solamente la leo en castellano y en voz alta para ustedes.
Prólogo
—¿Cómo que estás embarazada? —su voz aterciopelada subió de volumen rápidamente, mezclada con una emoción extraña que hizo que ella se preguntara si él estaba enojado o preocupado por su condición.
—No hay muchas formas de decirlo, ¿no? —Ella le devolvió la pregunta en voz baja, tratando desesperadamente de sonar calma—. Estoy embarazada. Estoy esperando un hijo, tu hijo.
—Pero yo pensé que estabas tomando la poción. ¡Yo mismo te vi tomarla cada vez!
—Tiene una tasa de efectividad del 99% —respondió ella, forzando una sonrisa incómoda en su rostro mientras alzaba la mirada hacia él—. Supongo que el 1% es nuestra suerte.
—¡No! ¡No con mi poción! ¡No la que yo preparo! —Frunció el ceño—. Sé lo que causa el porcentaje de fallos del 1% que tienen las pociones compradas en los negocios. Por eso la estuve preparando para ti. ¿Por qué no tomaste la que te di?
—Yo… se me terminó. Algunos frascos se cayeron de mi bolso y se rompieron cuando estábamos huyendo de los carroñeros en el bosque —contestó ella, su voz apenas audible.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Él no estaba satisfecho con su respuesta—. ¿Por qué no me pediste que preparara otro lote?
—¡Porque ya tienes suficientes preocupaciones! ¡No quise cargarte con esto! Pensé… pensé que una chance del 1% es altamente improbable —intentó razonar con él mientras lágrimas amenazaban con romper abrirse camino a través de su vacilante control—. Sé que esto es una sorpresa. Sólo vine a informarte. No es como si hubiera venido a pedirte que te hagas responsable.
Él no respondió ni una palabra. El silencio en la habitación era sofocante.
—Sé que no hemos hablado de este asunto... de bebés. Demonios, ni siquiera yo he pensado acerca de esto hasta hace poco. ¿A quién engaño...? No debería haber esperado que tú saltaras de alegría con la noticia, ¿no? Mira, yo me haré cargo del bebé. Está bien si no quieres saber nada de él. Lo criaré sola.
—¿Obligarás a un niño a crecer sin padre? —su voz sonaba tirante.
—Bueno, si ésas son las circunstancias con las que tengo que vivir. —Ella bajó la vista y súbitamente encontró a sus zapatos muy interesantes—. Le pondré otro apellido al bebé, diferente del mío y del tuyo, para que parezca que otra persona es el padre. Puedo inventar una historia acerca de eso. Puedo...
—Cómo te atreves —la interrumpió con su fría voz. Para ella, esas tres palabras eran como puñaladas en su corazón, enviando escalofríos que recorrieron su columna vertebral en forma descendente. Levantó la mirada con cuidado y lo vio acercarse despacio, sus intimidantes ojos oscuros penetrando los de ella.
—¿Cómo te atreves a acusarme de ser un bastardo irresponsable? —Ella escuchó el dolor en su voz—. ¿Cómo te atreves a asumir que seré un cobarde y que huiré de mis responsabilidades? Siempre tienes que saberlo todo, ¿no? Nunca se te debe haber cruzado por la cabeza pensar que estamos en medio de una guerra; una sin esperanzas, debo agregar. ¡Y no se supone que a ti y a mí nos vean juntos! Te has permitido traer una vida al horror y al peligro de este mundo miserable. Dijiste que te inquieta que yo tenga muchas preocupaciones, ¡sin embargo me acabas de informar de la existencia de una vida a la que no tengo la menor idea de cómo proteger!
—¡No vine aquí por protección! —Ella alzó su voz al mismo nivel que la de él, incapaz de detener una lágrima que rodó por su mejilla—. ¡No necesito tu protección! ¡Nosotros no necesitamos tu protección!
—¡Pero ése es MI hijo! —Él vociferó, apuntando con su dedo al vientre de ella.
La calma regresó a la habitación mientras ella limpiaba sus lágrimas discretamente. Antes de que uno de ellos pudiera romper con el incómodo silencio, una voz llamó repentinamente desde la chimenea, mientras la cabeza de Lucius Malfoy intentaba mirar dentro.
—Qué agradable sorpresa, Lucius. —Él inmediatamente se giró para enfrentar al rubio mago, escondiendo a la bruja de la vista tras su alta figura y fluida capa—. Si ésta es una invitación a la cena de Narcissa este fin de semana, podrías haberme enviado una lechuza.
—¡Potter! ¡Potter estuvo en Hogsmeade! —Lucius Malfoy obviamente no tenía interés en conversar de temas intrascendentes—. Fuimos tras él, pero desapareció en algún lugar de la villa. Alguien debe estar ayudándolo. ¡Puede estar yendo hacia ti! El Señor Oscuro está impaciente.
—Ya veo —Severus recibió la advertencia reflexivamente—. Me ocuparé de esto de inmediato.
Observó la rubia cabeza del mago desaparecer completamente dentro de las llamas verdosas antes de volverse hacia Hermione. —¿Qué más me ocultas? —gruñó. —Dime por favor que Malfoy y todos los demás mortífagos del país están sufriendo de un caso de paranoia aguda. Dime por favor que tan sólo están persiguiendo sombras. ¡Y dime por favor que tus idiotas amigos no son tan estúpidos como yo creo!
Ella respiró profundamente antes de contestarle, incapaz de enfrentar su mirada. —Ése es el otro motivo por el que vine a verte esta noche. No pude convencer a Harry de consultar nuestro siguiente paso contigo. Cree que se nos está acabando el tiempo.
—Ciertamente —aseguró de manera amenazante, obviamente furioso por la situación.
Ella deseó que le gruñera o la insultara, o quizá incluso que arrojara maleficios a los muebles y rompiera algo en la habitación. Cualquier estallido de violencia se hubiera adaptado perfectamente a la situación. Pero él no hizo nada de eso. Estaba inmóvil, sus ojos oscuros mirándola con furia. Cuando finalmente abrió la boca, fue para hacerle una pregunta en la misma fría voz que siempre usaba en sus clases. —¿Algo más?
—¿Eh? ¿Qué? —Preguntó, perpleja.
—Te estoy preguntando si hay otros motivos por los que viniste a verme esta noche —él explicó fríamente—, además de informarme de la carga de por vida que deberé llevar, y del hecho de que no eres capaz de llevar adelante tu papel como el cerebro del insensato Potter en esta maldita guerra. Nuevamente, ¿tienes alguna otra nefasta noticia para darme?
La tensión en su garganta parecía haber sellado su voz. Ella sólo pudo negar con la cabeza, devolviéndole la mirada a través de sus ojos llenos de lágrimas.
Él continuó mirándola con rabia por un largo momento antes de dirigirse hacia la puerta. —Muy bien —dijo mientras se dirigía fuera de la habitación—, tú te mantendrás fuera de esta locura, entonces.
—¿Qué quieres decir? —preguntó ella mientras corría tras él.
Él se volvió a verla abruptamente antes de llegar a la puerta. —Lo que quiero decir es muy simple: te quedarás aquí, en esta habitación, hasta que todo termine.
—¡Pero debo pelear! ¡Vine aquí a pelear! ¡Pelearé contigo! ¡Pelearé con Harry!
—¡Absolutamente no! —Respondió él con desagrado—. No mientras seas la única protección con la que pueda contar para MI hijo.
Conmocionada por sus palabras, ella no pudo encontrar una réplica adecuada. Sin mirar atrás, él salió de la mazmorra a grandes trancos y cerró la puerta de un golpe. Un largo momento después, a través de su respiración temblorosa, ella susurró:
—Había otro motivo por el que vine aquí esta noche, Severus... vine a decirte... yo quiero decirte... yo te amo.
Se cubrió la cara con las manos y dejó escapar un sollozo. Probablemente fuera bueno que no se hubiera humillado diciéndole lo que sentía por él. Él no podía sentir lo mismo por ella. Posiblemente, ella había forzado su presencia sobre él. Posiblemente, él la había complacido para que dejara de seguirlo por todos lados intentando convertirse en su confidente.
Hermione caminó nerviosamente de un lado al otro de la chimenea, completamente sumergida en su propia miseria. De repente, sintió que el castillo se sacudía. Pudo escuchar gritos en el corredor. Pero justo cuando tocó el picaporte, una conmoción recorrió todo su brazo desde la punta de sus dedos.
—¡Bastardo! —maldijo en voz baja. Él había hablado en serio cuando le ordenó quedarse "hasta que todo termine".
Velozmente recorrió cada habitación de su alojamiento, buscando una ventana u otra puerta. Pero ya fuera porque el área estaba pobremente diseñada o porque él se las había ingeniado para ocultar todas las salidas, no pudo encontrar otra forma de abandonar el lugar.
Otra explosión en algún lugar cercano del castillo la hizo caer al piso. Unos pocos frascos de vidrio cayeron al suelo desde el botiquín y se rompieron en mil pedazos. Mirando hacia arriba, ella clavó los ojos en la lámpara chandelier que oscilaba peligrosamente desde el cielorraso de la sala de estar. Dejando escapar un pequeño grito, Hermione corrió hacia su dormitorio justo a tiempo para escapar a la lluvia de cientos de piezas de cristal que solían pertenecer a los porta velas.
Gateando hacia el fondo de la habitación, intentó recuperar el aliento apoyándose en el armario de madera de caoba. Cuando escuchó que las explosiones se acercaban cada vez más, creció su ansiedad. Comenzó a preocuparse de que alguien pudiera entrar en el alojamiento de Severus. ¿Qué pasaría si fueran mortífagos? ¿Qué diría si la encontraban allí? Expondría la doble identidad de Severus, lo pondría aún en más peligro. Pensando con rapidez, se trepó al pequeño compartimiento tras la puerta de madera del clásico mueble y se sentó en el rincón.
Sosteniendo su varita con fuerza, se recostó contra la capa de viaje que colgaba a su lado. Aspirando su aroma de menta y sándalo, cerró los ojos y dejó caer más lágrimas. —Por favor, sácame de aquí —murmuró en su cabeza—, quiero estar lejos de esta guerra miserable, esta época deprimente y este mundo sin esperanzas. Todo lo que quiero es un lugar pacífico para nuestro bebé.
Los ojos de Hermione se abrieron de golpe cuando una luz brillante envolvió el interior del armario. ¿Acaso la había alcanzado un hechizo? ¿Un encantamiento? ¿Una maldición? Antes de que pudiera apuntar su varita a la puerta, el pequeño espacio donde estaba resguardada comenzó a reducirse. La joven bruja perdió el equilibrio y se cayó hacia atrás dentro de un vórtice de infinita oscuridad.
Pocos momentos después, cuando la luz desapareció, la solitaria capa de viaje era lo único que quedaba dentro del armario.
Capítulo Uno – Un tiempo y un lugar diferentes
26 de Agosto de 2058
—¡Apúrate a bajar, Toby Harold Prince! No vas a querer perderte el transporte en tu primer día de clases de tercer grado! —una mujer de veintitantos llamó hacia arriba de las escaleras mientras mantenía un ojo atento al caldero que hervía a fuego lento sobre la mesada de la cocina.
Un momento después, pisadas vacilantes anunciaron la llegada del recientemente promovido alumno de tercer grado. Un niño con cabello negro y ondulado se sentó en la mesa de la cocina, pero sin embargo no levantó la vista del grueso libro en sus manos.
—Tienes quince minutos para terminar tus tostadas y huevos y caminar el sendero hasta la parada del transporte. Vamos, cariño, no quieres llegar tarde. —La joven mujer se acercó al caldero y verificó el espeso líquido revolviendo habilidosamente antes de mirar a su hijo. El niño había escuchado a su madre y había comenzado a masticar una tostada, pero aún tenía su cabeza escondida tras el libro.
—¿Qué estás leyendo, Toby? —le preguntó con curiosidad.
—La historia de Harry Poter... —él contestó distraído.
—¿Otra vez? —arqueó sus cejas—, realmente te gusta esa parte de la historia, ¿no?
Él no contestó la pregunta de su madre, pero bajó el libro y también la tostada. —Mamá, ¿somos parientes del Príncipe Mestizo?
—¿Quién? —preguntó ella, pero sin desviar su atención del sándwich que le estaba preparando para el almuerzo—. ¿Quién es el príncipe mestizo?
—El Príncipe Mestizo, ya sabes, ¡Severus Snape! El héroe de las Guerras Mágicas británicas.
—Oh, él... el romántico empedernido... —murmuró ella—, no lo creo. ¿Por qué preguntas?
—Bueno, para empezar, tenemos el mismo apellido que la familia de su madre. Además, tienes acento británico. Tú me dijiste que quizá hayas vivido en el Reino Unido antes de perder la memoria. Estoy pensando que hay una posibilidad de que mi padre también sea británico. Así que no importa si Prince es tu nombre de soltera o el apellido de papá, ¡nuestra familia podría estar emparentada con la de Snape!
—El mundo mágico no es tan grande, cariño. —Con un movimiento de su varita, la bruja envió el sándwich, una banana y una barra de chocolate a la caja de almuerzo sobre la mesada—. Quizá todos seamos algo parientes. De todos modos, ¿qué importa, mi pequeño detective? Tener una familia extendida lejos, del otro lado del océano Atlántico no cambiaría nada, ¿verdad? Tú aún necesitas subirte al transporte escolar en diez minutos. En lo que concierne a este héroe de guerra, Severus Snape, no tengo idea si aún vive. La guerra terminó hace casi sesenta años, ¿no?
—Oh, yo estoy seguro que él está vivo, mamá —Toby respondió seriamente—. Es un mago. Nosotros los magos vivimos mucho tiempo, ¿no? Quizá deberíamos enviarle una lechuza y preguntarle sobre la posibilidad.
—Está bien, está bien. —Ella se acercó a su lado y puso el libro de su alcance—. Vamos a continuar este interesante tema de conversación más tarde. Ahora, por favor, apúrate. Voy a acompañarte hasta la parada, pero tenemos que salir pronto.
—No tengo hambre —Toby empujó el plato lejos de sí y bajó la cabeza—. Y no quiero ir a la escuela.
Se sintió desalentada al escuchar la discreta confesión de su hijo. Había estado teniendo problemas en la escuela desde primer grado. No era que no le gustara. Por supuesto que no, era un niño inteligente y amaba las matemáticas, el arte y la lectura. Parecía gustarles a todos los maestros, pero eso no prevenía que los otros niños de su clase lo acosaran.
Ella respiró profundamente y se sentó al lado de él, intentando sonar animada. —¡Pero hoy es diferente! Ya hemos hablado de esto, ¿no? Estamos comenzando en una nueva escuela y tendrás nuevos ami...
—¡Dijiste lo mismo el año pasado! —el niño espetó amargamente, mientras se limpiaba unas pocas lágrimas silenciosas con el dorso de sus manos.
Ella bajó la vista, incapaz de encontrar una buena forma de refutarlo. Lo había transferido por esos mismos motivos de la escuela a la que había asistido a primer grado al comienzo del segundo. Pero aparentemente, la ciudad donde vivían no era lo suficientemente grande, y todos los niños que van a la escuela primaria de algún modo se conocen entre sí. Y, por último, por el motivo que fuere, el hecho de que Toby Prince no tuviera un padre siempre se las ingeniaba para convertirse en el jugoso cotilleo del patio de juegos.
—¿Por qué no puedes recordar? ¡Por qué no te quedaste con mi papá! —Ella de inmediato se dio cuenta de que las preguntas del niño eran, en realidad, una amarga acusación. Sin esperar una respuesta de parte de su madre, Toby levantó su mochila y caja de almuerzo y corrió hacia afuera.
—¡Espera! —Intentó ir tras él, pero cerró los ojos al alcanzar la puerta. El niño ya había corrido a través del sendero—. Que tengas un buen día, cariño —dijo suavemente con un suspiro—, te amo.
Ser madre soltera siempre había sido difícil para Hermione Prince, especialmente cuando se despertó un día en un parque en San Francisco, incapaz de recordar nada de su pasado. Ni familia ni amigos la buscaron, y se encontró sola, a excepción del niño en su vientre. Se sentía agradecida del conocimiento que había retenido acerca de encantamientos y pociones. Sus habilidades rápidamente le encontraron oportunidades temporales de trabajo en la comunidad mágica local. Eventualmente, fue capaz de ahorrar suficiente dinero para abrir su propio negocio. Para ello, encontró una comunidad tranquila en las Sierras, yendo por la autopista que une California y Nevada, vendiendo incienso para los turistas muggle y pociones simples para las brujas y magos que vivían cerca. Sin embargo, ninguno de los desafíos que tuvo que enfrentar como exitosa dueña de un pequeño negocio podía compararse a los que tenía que superar como madre sola.
Al no tener absolutamente ningún recuerdo de su pasado, Toby siempre había sido su única familia. Él era su todo. Hermione hizo todo lo que pudo para distraerlo, tratando de compensar al niño por el hecho de que no tuviera un papá. A pesar de la falta de una familia extendida, apenas se mudaban a un nuevo lugar ella siempre hizo amistad rápidamente con sus vecinos, esperando crear un círculo amigable para Toby. Lo llevaba a parques muggle y al cine, introduciéndolo así al mundo muggle; también lo llevaba a los festivales organizados por las desperdigadas comunidades mágicas a lo largo de la costa oeste, de modo que pudiera aprender su legado y prepararse para su futuro como mago.
Sin importar cuánto lo intentara, Hermione siempre lamentaba no poder responder sus preguntas acerca de su padre. Sin importar cuánto investigara, simplemente no podía encontrar las respuestas que explicaran por qué no podía recordar su pasado. Desafortunadamente, parecía que cualquier información relacionada con el padre de Toby se había desvanecido junto con su propia historia.
De regreso a la cocina, acomodó una docena de frascos de cristal junto al caldero. Con un movimiento de su varita, los llenó a todos y completó su tarea insertando un pequeño tapón de madera en la boca de cada uno. El pedido por correo de pociones para la tos ya estaba listo, y Hermione planeaba enviarlos con la primera lechuza.
Cuando regresó a la mesa de la cocina, frunció el ceño nuevamente ante la vista de las tostadas casi intactas y de los huevos que no habían sido tocados. «Seguro que le va a gustar el sándwich, entonces», intentó consolarse. Y vio el libro favorito de él, "Harry Potter y sus muchas aventuras".
Alzó el tomo y lo hojeó brevemente, prestando atención a varios nombres familiares tales como Dumbledore, Harry y Severus. Conocía la historia de las dos Guerras Mágicas lo suficientemente bien como para saber cuál lado era el bueno y cuál el malo. Pero por algún motivo los detalles de las dos guerras nunca se fijaron en su cabeza, como si tuviera un bloqueo mental en lo específico a ese período de la historia. Sólo un puñado de hechos sobresalían para ella cuando leía sobre el tema. Uno era que Harry Potter tenía una buena amiga llamada Hermione. Ella pensaba que la heroína debía ser la responsable de la popularidad del nombre. Sus propios padres, sin importar quiénes fueran, debían haber pensado que ponerle a su hija el nombre de la heroína de guerra le traería buena fortuna. El otro hecho acerca de la guerra que más impresionaba a la bruja era la dedicación de Severus Snape a la mujer llamada Lily. «Nadie debería ser tan tonto como para aferrarse a un amor de la secundaria en estos días», pensó la primera vez que leyó sobre él. ¿Había sido ella el amor adolescente del padre de Toby? No podía saberlo. Para sí, llamaba a Snape el romántico empedernido y creía firmemente que esa historia no podía ser completamente cierta. «A veces, aún los historiadores deben sentir la tentación de agregar un poco de glamour a los personajes históricos». Estaba segura de eso.
Por el otro lado, Toby parecía estar totalmente cautivado por las historias de Harry Potter. Hasta donde Hermione sabía, él había leído la serie completa por lo menos tres veces, y ¡sólo tenía nueve años! «Es hora de encontrarle algo nuevo que leer». Hermione tomó nota mental de eso y recorrió el sendero hasta su pequeño negocio, los frascos con la poción recién elaborada en la canasta que colgaba de su brazo.
