Nada me pertenece, todo a la BBC y a sus asociados.
Jack, my baby ;-;
Las balas se le acababan, lo sabía. También sabía que aunque tuviese toda las balas del universo, no contendría a los Daleks nunca, pero Jack Harkness tenía esperanza, siempre tenía esperanzas (como cuando le robaron dos años de memoria y ahora, con el Doctor y la onda delta). La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Bueno, pensó Jack irónico, ya estoy muerto, podría empezar ahora.
La primera arma se volvió inútil casi al mismo tiempo que las piernas le empezaron a fallar (estaba seguro que esto último pasó antes); la segunda cuando, temblando y casi sin esperanzas, los Daleks le acorralaron. Él nunca pensó que su muerte iba a ser algo así: en el año 200100 en un satélite lleno de Daleks. Oh, si no podía ser de otra forma…
Soltó el arma. Los miró desafiante y no tuvo otro pensamiento cuando todo se volvió negro.
(Oh, hey, flot-).
… hasta que todo volvió la luz y con un espasmo violento, se despertó.
— ¿Qué dem-?
Se revisó, palpándose el cuerpo. No, nada roto, mutilado o fuera de lugar (ha pasado). Raro. ¿No acababa de…? Morir. Sí, esa era la palabra: morir. No, no era posible revivir de la muerte. No. Se debió de haber desmayado o algo. Sí, eso era más lógico. Se desmayó y luego recuperó el conocimiento, ¿no? Ya le había pasado. Se desmayó cuando los…
Daleks. Los Daleks estaban en ese piso. Rose en la Tierra, a salvo. El Doctor con la onda. ¿Dónde…?
TARDIS. ¡La TARDIS! El sonido de la nave lo despertó completamente de sus pensamientos. Los motores se escuchaban más duro a medida que se acercaba al piso 500. Solo llegó a ver unos mechones dorados de luz antes de que las puertas se cerraran. Los motores de la TARDIS no lo dejaron gritar. Luego, con un vworp vworp, desapareció.
Estaba solo. Completamente solo.
El Doctor lo había dejado allí. Solo. Todos muertos a su alrededor y él el único vivo entre cientos de cadáveres.
Desesperado, trató de buscar las coordenadas de la nave con su llave y el manipulador del vórtice en su muñeca, pero la pantalla no respondía.
Por primera vez, se quedó sin respuesta. ¿Qué haría? El Doctor se había ido junto a la TARDIS, su medio de transporte, sin compañía. ¡Ni siquiera sabía si el satélite funcionaba! ¿Se quedaría sin oxígeno? (rezó a que no) ¿Moriría allí solo? (el estar solo era lo más aterrador) ¿Y sí…?
Se obligó a calmarse. Tenía que mantener la calma y buscar soluciones que lo sacaran de allí, ponerse a llorar y maldecir no iba a ayudarlo. De repente, recordó que su manipulador del vórtice no estaba completamente roto, tal vez si lograba arreglarlo…
Después de un rato (muy largo), encontró un set de herramientas. Las miró largo rato y se decidió a trabajar. Tenía que salir de allí.
