Disclaimer: Mai Hime no me pertenece, todos los derechos reservados para Sonrise.

Una nueva historia, de un día cualquiera de nuestra pareja favorita. Espero que lo disfruten.


Un día como cualquier otro…

Ella está… Diferente.

No sé qué tiene, si está enojada o algo le molesta, no sé, sólo está diferente. Intento sacarle tema de conversación y no parece muy interesada en continuarla, pero tampoco me ve mal, sólo… Habla menos, menos de lo normal.

Supongo que me gusta más cuando estamos en plan de 'besos debajo de las cobijas' y por eso me quejo, pero sólo sé que quiero cambiar un poco la situación.

Me molesta también que esté con la laptop, al parecer muy entretenida mientras me ignora. Sus respuestas sólo aparecen en el momento necesario, y no se extienden más allá de una afirmación o negación.

Ahora me mira de forma seca y empiezo a pensar qué será lo que ve en la computadora.

Bien, entro en mi fase egocéntrica y pienso qué puede ser más importante que yo para ella. Aún no sé qué hacer para llamar su atención.

Tal vez debería sentarme en sus piernas, quitarme la camiseta y robarle un beso, y luego irme, creo que vendría detrás de mí; bueno, si ella me hiciera eso, definitivamente iría detrás de ella cual cachorrito.

No, eso sería demasiado directo y luego diría que soy casi ninfómana y que ella es la juiciosa, ¡Ja, qué mentira tan grande! Ni ella se lo cree.

Muy bien, dejemos ése como plan 'B', para cuando ya ande desesperada. Ahora pensaré en otra cosa… Creo que diré que me voy, eso puede funcionar; me levanto, me empiezo a vestir, e intento salir. ¡No, no, no! Con lo entretenida que está creo que no le importaría si salgo desnuda a media noche. No, pensaré en algo más.

¡Ya sé! ¡Celos! Eso debería funcionar. Si alguien me llama, me río, y digo "¡Oh, es que eres tan genial!". No, tal vez ahí sí se enoje y definitivamente no me hable, o tal vez no le importe y quede como una tonta.

Las cosas son algo difíciles con la princesa de hielo, incluso para mí.

Odio la computadora, odio la televisión, odio cualquier cosa que pueda robarme su atención. Vale, soy algo posesiva.

Mientras ella sigue en eso, veo al gato, juego con el celular, pienso en qué comí la última semana, y aún no se me ocurre nada para llamar su atención. Odio eso, odio que no me vea. ¿Qué es tan importante?

Han pasado 50 minutos y sigue en su plan de chica interesante. Quiero tanto un beso. Quiero que venga conmigo a la cama y me abrace.

Me ve desde la pantalla de la laptop y tiene una sonrisa de medio lado. Creo que me perdí de algo.

Finalmente, me doy cuenta que me hago muchos líos en la cabeza, la mejor solución es la más simple.

- Ven, abrázame. – Mi tono de cría y la cara de cachorrito abandonado siempre funcionan.

- Voy… – Finalmente suelta su odiosa laptop y se recuesta junto a mí, al lado derecho, junta su frente con la mía, y me abraza por la cintura, yo también la abrazo para acercarnos más.

- Dame beso. – Estando tan cerca, como resistirme a hacer ese pedido.

Sus labios se acercan lentamente a pesar de lo corto del recorrido, veo como va cerrando sus ojos, yo también hago lo mismo. Mi corazón empieza a ir más rápido, finalmente esa sensación de electricidad por todo mi cuerpo al contacto con sus labios; son muy suaves, al igual que el beso. Vamos lento, creo que estaremos un rato así, realmente es tan placentero… La cercanía, la calidez, nuestras respiraciones pausadas, sus manos en mi cintura, mis dedos enredándose en su cabello, todo, todo es perfecto.

Nos separamos poco a poco y me gusta cuando me ve de esa manera, me ve bonito, siento el amor en sus ojos.

- Mis labios están sensibles. – Me dice aún con la respiración pausada y un poco despeinada, todo por mi causa, y se ve tan linda. Me acerco y le doy un besito corto. – Voy a seguir con lo que estaba. – No, ni creas, mi amor.

La empujo suave desde un hombro hasta que queda sobre la cama, me siento a horcajadas sobre ella, tomo sus manos y las sostengo a cada lado mientras me ve algo sorprendida, me acerco lentamente y empiezo un beso, pero esta vez no es suave, va rápido, y mi lengua invade su boca sin dudar, deseo sentirla más profundamente. Gime un poco dentro del beso y no puedo evitar el mordisquear ligeramente su labio inferior. Está agitada y sonrojada, se ve terriblemente sexy.

Nos separamos un poco para respirar, no mucho, sólo lo necesario.

- Hey, te dije que mis labios están sensibles. – Pero sus palabras, y especialmente su tono, parecen cualquier cosa menos un reclamo.

- A ti te gusta que te muerda. – Le digo muy segura, porque la conozco un poco.

- Sí. – A pesar de que le sostengo los brazos, y tengo mi rostro muy cerca al suyo desvía la mirada y no puede evitar sonrojarse un poco.

- No te preocupes, lo remediaré. – Me mira un poco confundida porque no sabe a qué me refiero.

Me acerco de nuevo, pero esta vez me dedico a humectar suavemente sus labios con mi lengua. Cierra los ojos y realmente se ve que lo disfruta, me encanta cuando puedo tenerla así. Tomo su labio inferior entre los míos y succiono un poco, sus pequeños gemidos son un excelente indicador, además de tener fuertes efectos sobre mí.

Tengo que detenerme un poco, o terminaremos desnudas en la cama, y éste no es el momento más adecuado, debemos salir pronto.

Empiezo a suavizar los besos, le doy besos cortos en los labios, en las mejillas y por toda su carita. Me desvío un poco hacia la derecha, y terminó besando el lóbulo de su oreja, suspira, y no puedo evitar jugar un poco con mi lengua, mordisquear. No, hay que calmar las cosas.

Vuelvo a los besitos por su carita, en la nariz, sus ojos, sus mejillas, sus labios. Ahora es ella quien profundiza y alarga el beso, no puedo evitarlo, simplemente no puedo evitar sucumbir a sus encantos, sus manos se sueltan de las mías y acarician mi cintura y espalda baja.

Debemos parar.

Cuando detenemos el beso para respirar un poco empiezo con mi ciclo de besitos por sus mejillas y frente, de nuevo me desvío, ¡es que la piel de su cuello es tan apetecible!

Mis labios rozan su piel despacio, doy besos suaves, casi saboreando su piel, suspira un poco, voy así hasta la base de su cuello, doy pequeñas lamidas, ladea su cabeza hacia el lado contrario y me da todo el acceso, de nuevo quiero morder un poco, su piel firme me llama. Muerdo y succiono, quiero dejar una pequeña marca. Cuando finalmente está hecha, de nuevo mi lengua entra en acción, veo cuanto le gusta que haga presión con mi lengua justo en la marca.

Su camisa, con el botón superior abierto, me deja ver ligeramente sus pechos, que definitivamente me invitan a bajar, a abrir esa camisa, a sentir su piel con mis manos.

No, debo parar.

Pero mis manos no obedecen, y empiezan a desabotonar la camisa rápidamente. No puedo quitarle los ojos de encima a sus pechos, me quedo viéndolos, embelesada, y finalmente me detengo. Me recuesto sobre ella y le doy un beso suave. Cierro un poco su camisa y me recuesto a su lado.

- ¿Por qué? – Me pregunta cuando su respiración agitada se calma.

- Porque debemos salir, en media hora es la cita con nuestras amigas – Voltea a verme, y si las miradas mataran, ya no estaría aquí.

- No podemos ir. – Me dice muy seria, y no sé a qué se refiere.

- ¿De qué hablas? – Realmente me siento confundida.

- Estamos enfermas. – Me suelta de repente, y creo que mi princesa de hielo perdió la cabeza.

- No, mi amor... ¿En qué momento? – Creo que no sé a que se refiere ¿De qué me perdí?

- Te digo que estamos enfermas. – Me dice fuerte mientras se acerca y se pone sobre mí. No sé si sonrojarme, sorprenderme, reírme o hacer todo junto.

- Vale… - No termino de hablar cuando sus labios se posan sobre los míos en un beso tan intenso como el anterior y comprendo de qué estamos enfermas y cual es el tratamiento a seguir.


Espero muchos, muchos comentarios.

Capítulo siguiente para mañana!