Declaración: Nada de esto me pertenece, los personajes son de nuestra querida, adorada y modelo a seguir JK.

Aclaración: Fic totalmente UA, es típica la historia que manejo, pero trataré de ponerle mi propio toque, espero que les guste.

Disfruten la lectura.

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James Potter sonrió, había esperado más de media hora para poder ver, al menos de lejos (como siempre lo hacía) los negros cabellos alborotados y despeinados del joven e imposible adolescente, quien al contrario de él, se había sentado plácidamente en una gran roca. Lo observó con atención, deleitándose de sus rasgos tan Potter, de su sonrisa y su aparente vivacidad, de sus ojos que parecían tan antinaturales, de todo y de nada.

Entonces con cuidado, levantó su varita y murmuro un hechizó que lo camufló con el mismo ambiente y después se acercó un poco, lo suficiente como para notar el sutil sube y baja del pecho del muchacho, algo tan común como respirar parecía único y hermoso en el adolescente.

Lentamente se encontró perdido en sus recuerdos, todos ellos arrastrándolo a un pequeño bebé de ojos verdes y risa infantil, aquel que había sido su querido hijo, que aún era su hijo, pero que desgraciadamente había perdido.

Cerró los ojos, normalmente trataba de olvidar que su Harry ya no estaba a su lado, era doloroso el mero sentimiento que parecía engullir toda alegría de su alma dejándole sólo con una terrible añoranza del recuerdo, de los momentos donde él era otro James Potter, donde era joven y petulante y vivía en su propia burbuja de felicidad, donde creía que se podía comer el mundo, que él era el mundo.

Aquellos pensamientos ahora le hacían sonreír ¡Que infantil había sido en su juventud! Y que cruda y pesada había su realidad, su horrible realidad… aquella noche que al despertar sólo se encontró con la fría soledad de la verdad, con el fría y prematuro adiós de lo que más amo en su vida; había por fin aprendido que no importaba que tan grande te creyeras, la realidad era otra, la realidad se mofaba y burlaba de los sueños adolescentes.

Entonces sin poder evitarlo, de nuevo observó al muchacho que aun sentado en la piedra había sacado un pequeño libro que leía con verdadero interés, sonrió y se limpió con descuido la única y solitaria lagrima de su mejilla; sí Harry estuviese vivo, si Harry estuviese a su lado, si no hubiese muerto sería como aquel muchacho, la misma estatura, el mismo desordenado cabello, los mismo ojos, los mismos pómulos altos, la misma pequeña y chistosa nariz... por los hubiera no existían, eso era lo peor.

Encontrar a aquel muchacha había sido un una total jugarreta del destino, él no lo había buscado, (hace mucho que ignoraba aquel extraño sentimiento por querer encontrar a su Harry vivo, aun si lo tenía que buscar por debajo de las piedras) ni tampoco había hecho nada por remediarlo, se había quedado embobado observando la imagen del adolescente como si se tratase de una vieja película de su pasado y pudiese verse en sus años de juventud.

Todo había comenzado con una sencilla misión de reporte, había habido disturbios de algunos cuantos viejos magos borrachos en un pueblo muggle y James asignado a la misión, había viajado junto a un pequeña escolta; la misión, como no, no les llevo ni cinco minutos, unos cuantos arrestos y Obliviates y todo listo, habían acabado.

Después se vio arrastrado por sus compañeros a un restaurante local donde entre bromas y juegos terminó bebiendo un poco para después perderse observando por la ventana del pintoresco lugar… llegado a esta parte James sonrió, todo se volvía un poco borroso después, y no porque estuviese borracho (que no estaba) sino más bien, por las emociones que sintió en el momento en que sus ojos descubrieron por primera vez al joven adolescente que caminaba sonriendo por la calle.

Entonces él se había levantado y sin decir nada a sus compañeros había salido del lugar, al principio había pensado que se trataba de una ilusión, poco después, de algún extraño delirio, justo después, de una extraña coincidencia, al final había dejado de comparar o buscar un razón lógica por tamaña anomalía y lo había seguido sin saber qué hace o qué decir, después lo había observado cual depredador a su presa, era imposible, pensaba, aquel muchacho era imposible: su físico, su andar despreocupado… era imposible.

Pero la realidad estaba ante sus ojos, un adolescente idéntico a él pero con ojos de ella, de su Lily, casi como si fuese el mismito Harry… llegando a este punto, James no pudo hacer gran cosa, el simple hecho de que su mente tejiera por fin los hilos de todo aquel embrollo y llegara a la conclusión de que aquel adolescente tenía que ser Harry lo había vuelto totalmente loco.

Simplemente se había acercado al muchacho y zarandeándolo por los hombros había comenzado a murmurar el nombre de su difunto hijo sin cesar, los: ¡Harry! ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Eres tú? ¡Merlín! Habían ocupado todo su hablar y cuando por fin se había recompuesto, el adolescente ya lo observaba como si estuviese loco y con fuerza trataba de separarse de su lado, James a quien la locura ya le había abandonado no hizo caso, solo lo observó así de cerca, así de suyo y se permitió sonreír y soñar con que todo eso era real y Harry por alguna razón milagrosa había sobrevivido al ataque y estaba frente a él, existente y tangible, entonces había comenzado a soñar y a suponer e imaginar lo que haría con su nueva feliz realidad, lo que haría con los sentimientos, lo que haría con…

Hasta que un golpe certero en la mejilla lo había vuelto a la realidad y regresado un poco de cordura, había soltado al adolescente en el acto y trastabillando se había alejado unos pasos de él.

"Yo no soy Harry". Había dicho el muchacho, alejándose también unos pasos "no los conozco de nada, no sé quién es. No entiendo de lo que habla así que aléjese y déjeme en paz porque entonces lo volveré a golpear" la sutil amenaza cayó como balde de agua fría sobre James y terminó por hacerlo entrar a la realidad, su mente se había aclarado y de nuevo se encontró observando el rostro iracundo del muchacho.

La realidad, esa que por fin había decidido llegar, le decía que era imposible, que su Harry estaba muerto y que los largos y horribles años de búsqueda y dolor que había sufrido tratando de encontrar al menos una pequeña esperanza estaban en su contra, pero su corazón, aquel que aún se aferraba a los sueños ilusos y a los recuerdos arraigados, le gritaba tamborileando en su pecho, que todo podría ser verdad, que alguien tan parecido a él pero con los ojos de ella no era ninguna coincidencia.

"Mire" dijo de nuevo, incapaz de soportar más la inspección del hombre, "yo no conozco a ningún Harry, mi nombre es William Johnson" la realidad de nuevo se hacía presente mientras James observaba al adolescente darse la vuelta y dejarlo solo y confundido.

Después de eso, James Potter solo se dedicó a suponer y a soñar con aquel muchacho, estaba claro que él no era su Harry, o al menos eso era lo que sabía, que era otro y que investigar más sobre él o siquiera, decirle a alguien más sobre su descubrimiento implicaba abrir viejas y dolorosas heridas que no valían la pena, al fin de cuentas, no era el único que había sufrido, estaba también Lily, cuya depresión había durado años y que aún no se curaba del todo, estaban los gemelos, sus hijos, que a veces parecían cansados de cargar con el peso del hermano muerto que nunca habían conocido, estaba Sirius, su padrino, quien después de la muerte de su bebé había madurado de golpe y estaba Remus, quien había no sólo cargado con sus penas, sino también con las de sus amigos, que parecían incapaces de valerse por ellos mismos.

No, decirle a alguien que había encontrado a un adolescente misteriosamente parecido a sí mismo, sería traer a colocación ilusiones que podrían terminar por romperse cuando la realidad les dejara en claro que Harry Potter ya estaba bien muerto y nadie, ni siquiera aquel azabache tan parecido a él, ocuparía su lugar.

No paso mucho, antes de que el mismo James Potter se diera por vencido y terminara regresando al pueblo para hacer una pequeña y escondida investigación que diera con los datos del adolescente, no paso mucho más antes de que se encontrara espiándolo, de lejos, camuflado o simplemente escondido tras los arbustos; observándole, alimentado sus propias rotas ilusiones, suponiendo mundos y realidades que no existían, guardando para sí el secreto.

Las risas femeninas lo sacaron de su ensoñación y negando observó a William quien ahora reía acaloradamente con una bonita pelirroja. James sonrió, descubrir que el muchacho estaba con una chica pelirroja no había sido ninguna sorpresa, era gratificante observarlo tan feliz y contento, sin embargo, sí había sido una tremenda sorpresa darse cuenta que ambos vivían juntos, cuando parecían apenas mayores de edad.

No sabía mucho de la vida William, no había querido indagar, pero inevitablemente se había enterado de algunas cosas: de su trabajo en un pequeño taller mecánico, de que tenía un hermano un año más grande que él que parecía hacerse cargo de todo y una hermana aún más chica que vivía en el casa que él compartía con la pelirroja… de que él solía sentarse en aquella roca y esperar a la llegada de la muchacha cada día.

—¿Tienes frio Lizzy?—aquella pregunta hizo que James observara el cielo que ahora estaba levemente oscuro, vio que la muchacha negaba y que se levantaba y sin ningún cuidado se sacudía el pantalón de mezclilla.

—Creo que lo mejor será que nos vayamos, Aura estará ansiosa—dijo, Will también se levantó, James en cambio los observó tomarse de la mano y después de eso, desapareció.

Apareció sobre el descuidado jardín de su pequeña casa e hizo una nota mental para recordarse que debía cortarlo, entonces suspiró y sintiéndose de nuevo feliz, caminó por el caminito de piedras hasta llegar frente a la puerta de su casa, ni siquiera tuvo que tocar, la puerta se abrió en el acto.

—Hola James—saludo descuidadamente Sirius, quien con los brazos cruzados le observaba enarcando una ceja.

—¿Qué haces aquí?

—Sólo vine a visitar a la familia, en especial a los chicos, apenas salieron ayer de clases pero ya estaba recibiendo varias amenazas de tu esposa por venir a pasar un momento en familia—descuidadamente sonrió—. ¿Y qué crees? Que llegó y Lily me dice que no sabe dónde estás, que hace cuestión de semanas simplemente desapareces sin dar explicaciones, ella cree que se trata de una misión, pero yo… ¿no tendrás una amante por allí? Porque si es así, Lily jamás te lo perdonara, ni yo tampoco, que quede claro—a pesar de que el comentario se había dicho con tal despreocupación y diversión, James pudo notar la sutil amenaza y seriedad en el mensaje de su amigo, se obligó a reír.

— Merlín, ¿Cómo crees? La única mujer que existe en mi vida es Lily, moriré, viviré y…

—Renaceré con ella—completó la frase Remus, quien se había asomado por sobre el hombro de Sirius y le sonreía con ánimos a James—tus promesas de amor no han cambiado nada desde que saliste de Hogwarts.

—Yo diría que siguen siendo igual de empalagosas—completo sarcásticamente Sirius.

—A mí me parecen lindas—dijo una tercera voz que no se dejó ver, pero que claramente estaba de tras de Remus—ahora ¿podrían quitarse y dejar pasar a mi marido? Merlín Sirius, no sé de qué me preocupó, contigo James tiene suficiente de esposa celosa—los aludidos se hicieron a un lado y James por fin observó a su esposa, está le sonrió.

—Yo sólo me preocupo por ti, Lily querida—añadió jocosamente Sirius, James le dio unas palmadas amigables a su hombro, antes de pasar y acercarse a su esposa, ambos se abrazaron. Cuando se soltaron ella se dio la vuelta.

—La comida estará lista en unos minutos, los niños están arriba, James.

—¿Y… dónde estabas?—cuestionó de nuevo Sirius, retomando el interrogatorio al que había sometido a su amigo, este se alzó de hombros.

—Una misión, nada de que preocupase, supongo.

—qué raro, hasta donde yo sé, tú no tienes ninguna misión desde que te encargaron aquello con los borrachos magos—aclaró Sirius, James frunció el ceño dispuesto a decirle de forma nada sutil que dejara de meterse en lo que no le incumbía, pero entonces resonaron pasos en las escaleras y pronto aparecieron sus dos hijos.

James sonrió de nuevo, ambos eran como dos gotas de agua, los mimos cabellos pelirrojos, los mismos ojos azules (que según Lily, era herencia de su padre) la misma respingona nariz, la misma estatura larguirucha… James no pudo evitar pensar en él, en aquel muchacho que parecía casi su clon, como si el único implicado para su creación hubiese sido él y no Lily, de quien solo tenía los bonitos ojos verdes que lo hacían todavía mucho más guapo; negó, los gemelos en cambio habían sacado más de ella, pero también los justo de él, es decir, eran la perfecta combinación de ambos padres.

—¡Papá!—gritó el primer gemelo quien descuidadamente se había quitado las gafas de montura cuadrada; James sonrió, la única manera de diferenciar físicamente a ambos gemelos era en eso, en los lentes, uno de ellos había heredado su horrible vista, el otro no.

—Hola chicos—dijo descuidadamente y de la misma manera, se acercó para besar la coronilla de primero, después se acercó al segundo pero este se apartó.

—¡Papá! Que ya tengo trece años, no puedes seguir dándome besos como si tuviera tres años—James rió, recordando su propia niñez con las mismas palabras dichas a su padre, sin embarco acarició el cabello del adolescente.

—Lo siento Zack, a veces olvido que ya has crecido.

—Pues deberías no hacerlo pa, el siguiente ciclo escolar seré capitán del equipo de Quidditch y debo ser tratado como…

—¡Oh por favor Zack! Yo pienso que Ron, tiene más posibilidades que tú, él lleva años en el equipo, tú, sólo uno—el gemelo arrugó el ceño.

—Pero soy el mejor…

—Y también el más petulante—aclaró el otro, James rió como hacía siempre que ambos gemelos comenzaban a pelear. Sirius se acercó al gemelo de gafas.

—Estoy de acuerdo contigo Tim, pero Zack es tu hermano, deberías tratar de llevarte mejor con él.

—¡A comer!—gritó Lily desde la concina, la pelea que ambos niños habían tenido se esfumó con rapidez y los cinco hombres corrieron hacia la pelirroja Potter.

La cena había sido tranquila, rodeada de risas y juegos entre ellos, incluso un poco de pelea de comidas cuando Sirius terminó por obtener puré de patatas en su cabello; cuando todos terminaron, se encaminaron a la sala, y como parte del ritual por años seguido, Lily sacó el postre y todos comenzaron a degustar de la tarta de melaza.

—¿Y a donde fuiste hoy papá?—cuestionó el gemelo de gafas, James lo observó de repente serio, todos guardaron silencio.

—¿A qué viene la pregunta? Todos parecen realmente curiosos por saberlo

—Ayer también te fuiste a la misma hora y sin decir nada, supongo que es simple curiosidad.

—Tengo asuntos pendientes, asuntos que definitivamente no incumben a ninguno de ustedes—aclaró divertido y sutilmente serio, lo del niño William, eso era sólo algo que él debía de saber, nadie más.

—A mí se me hace que lo que haces, es preparar una sorpresa a tu esposa ¿verdad?—cuestionó divertido Sirius, James sonrió.

—Esa sería una gran idea, pero mi Lily no necesita de sorpresas para saber que la amo, es más, cada día es una sorpresa a su lado—dijo y la pelirroja sonrió.

—Oh James—murmuró y acercándose a él, lo besó.

—¡Mamá!—vociferó Zack—eso es asqueroso.

—Merlín Zack, no uses ese vocabulario conmigo jovencito y menos ahora, que pronto llegaran tus calificaciones, lo menos que deberías hacerme es enojar—regañó, Zack perdió el color.

—Pero… no me fue mal—aclaró y entonces observó enojado a su hermano—el problema es que siempre me comparan con Timmy, que es un ratón de biblioteca con todas las letras, ¿saben que se hizo amigo de Granger? La niña pasa más tiempo pegada a un libro que respirando

—No seas grosero—intervino Lily.

—Pues a mí me parece muy bien que haga amistad con personas inteligentes y estudiosas—dijo Remus, saliendo a la defensa de su ahijado, quien parecía querer golpear a su hermano.

—¿Quién es esa tal Granger? ¿Alguna futura conquista?—cuestionó Sirius con un tono divertido, Timmy se puso rojo.

—Es sólo una amiga Sirius, se llama Hermione y está a punto de entrar a séptimo, tiene diecisiete—se apresuró a aclarar.

—¿Y qué importa que sea mayor? Yo una vez salí con una hermosa chica que me ganaba con ocho años, eso sí, muy desarrollada—Remus bufó y acercándose a su amigo, le golpeo ligeramente la coronilla.

—No deberías estar dándole ese tipo de consejos, no todas las mujeres que veas tienen que tener algo contigo, también pueden ser tus amigas.

—Claro Remus, por supuesto que pueden ser mis amigas… con derecho, eso está mejor—Zack que escuchaba divertido la pelea de sus tíos comenzó a reír descaradamente, Lily frunció el ceño, James simplemente sonrió.

—A veces me pregunto qué será de ti Sirius cuando estés tan viejo que ya ninguna chica te haga caso, te quedaras solo y entonces sí que sufrirás—dijo Lily, Sirius frunció el ceño.

—No, cuando yo sienta que este lo suficientemente viejo como para continuar con mi vida como hasta ahora, tomaré mi vieja escoba y me iré, tal vez a una playa exótica, tal vez al centro del Amazonas, no lo sé. Pero me iré a pasar mis años de vejez feliz conmigo mismo y mis fantasmas a los que por fin les haré frente.

—¡Eso se escucha genial! ¿Crees qué podría acompañarte?—cuestionó Timmy, a quien la naturaleza siempre le había gustado, Sirius sonrió.

—Con que seas tú y no tu gemelo, que tú eres más tranquilo.

— ¡Oye! Me están haciendo pensar que todos ustedes creen que yo soy un desastre—su gemelo alzó una ceja.

—¿Apenas te has dado cuenta Zacky?—cuestionó, él frunció el ceño.

—No es que seas un desastre amor, el problema es que te pareces demasiado a tu padre en su juventud…

—Quiero tomarme eso como un halago Lily, ¿puedo?—cuestionó James, ella asintió.

—Si eso te hace feliz amor—James sonrió y tomó la mano de su esposa.

Tal vez, en algún momento futuro cuando se sintiera lo suficientemente menos egoísta diría a alguien sobre el chico Johnson, ahora que observaba a su familia reír y divertirse entre ellos, no creía ser capaz de hacerlo, ¿para qué? La felicidad en su familia era casi perfecta, las viejas heridas ya habían cicatrizado.

El asunto era en realidad mucho más difícil, el cuarto de su pequeño bebé había ardido en llamas, dejando sólo el polvo de los recuerdos felices, ni un cuerpo que sepultar, nada. Ese el problema, que era imposible que siquiera hubiese sobrevivido, no habían posibilidades, ni una sola.

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William se dejó caer pesadamente sobre el viejo sillón que rechino con fuerza, Lizzy rió.

—Deberías tener más cuidado Will, alguno de estos días se saldrá un resorte y tú saldrás muy mal parado—el aludido sonrió y descuidadamente le quitó el control remoto a su hermana, quien sentada a su lado no se hacía por aludida e impaciente veía un programa de chismes.

—¡Oye!—vociferó la niña y sus rulos rubios bailaron sin discreción cuando el azabache apagó el aparatejo—estoy viendo la televisión.

—Y yo acabo de llegar, pero parece que ni siquiera me has notado, Aura—ella sonrió.

—Tú no eres Bratt Pitt, hermano, lo siento—el bufó.

—Deberías dejar de hacer eso, te saldrán arrugas—cuando vio que su hermano estaba dispuesto a comenzar a reñirla, soltó una carcajada y se abalanzó sobre él, lo abrazó con fuerza—, lo siento, ¿vale? Pero es que es muy divertido tomarte el pelo—él besó sus enmarañados rulos.

—Si fueses cualquier otra persona jamás te lo perdonaría.

—Ya lo sé, pero dime ¿Qué tal te fue hoy?

—Bastante bien Aura, como siempre, ¿y a ti? ¿Sabes dónde se metió Matt? hace días que no lo veo.

—¡Hoy fue a comprar a la tienda!—vociferó Lizzy, su voz se dejó venir desde la cocina, Harry observó la ligera pared de papel que separaba la pequeña sala de la aún más pequeña cocina.

—¿Y qué te dijo?—Lizzy se dejó ver, sonrió.

—¿Aura, podrías venir a ayudarme?—la niña se levantó sonriendo, entonces la pelirroja observó a Harry, sus ojos castaños brillaron—no dijo gran cosa… ¿podrías ayudarme a pelar las patatas nena? Gracias… Como te decía, no me dijo nada, parece que tiene una nueva conquista, compró algo de comida chatarra y una caja de chocolates.

—No sé por qué no me extraña, ¿Quién crees que sea su presa está vez?—ella rodó los ojos.

—Alguna estúpida y rica hija de empresario, supongo, todas ellas son muy ingenuas—Will sonrió—sería bueno que tú también me ayudaras Will, puedes acomodar la mesa—su novio se levantó perezosamente.

—Lo que usted ordene mi señora—ella sonrió y volvió a entrar a la cocina.

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—A veces pienso que si tú no me hubieses conocido, serías igual que tu hermano—aclaró la pelirroja, el aludido enarco una ceja.

—¿Por qué?—ella se alzó de hombros, compartió una sonrisa con la rubia.

—Porque eres guapo y caballeroso, como un príncipe azul—dijo su hermana en cambio, el aludido se puso rojo.

—No deberías…—murmuró, Lizzy acaricio su mano.

—Ella sólo te está tomando el pelo, sabes cómo le gusta hacerlo, aunque estoy de acuerdo con ella, eres mi príncipe azul—Harry sonrió y se acercó lo suficiente como para besar el cuello de la pelirroja, la rubia hizo una mueca de asco.

—Si sólo soy el tuyo amor, no me importa—la rubia frunció el ceño cuando ambos comenzaron a besarse, dejo sus cubiertos en la mesa.

—¿Podrían dejar de hacer eso? estoy comiendo—ambos se separaron sonriendo, ella volvió a tomar su tenedor—pronto será mi cumpleaños—dijo bruscamente, William sonrió.

—Ya lo sé, ¿has pensado en lo que quieres?—ella se alzó de hombros.

—Ustedes estarán trabajando, tal vez podríamos pasar por Lizzy a su trabajo, después me gustaría ir a tomar un helado—William frunció el ceño.

—¿Sólo eso?—cuestionó, ella asintió.

—Sólo quiero estar con ustedes—él suspiró.

—Supongo que entonces debo buscar a Matt, tal vez quiera venir…

—Dile de mí parte que si quiere hacerlo, no traiga a ninguna de sus gatitas—Lizzy que en ese momento tomaba agua, se atraganto con brusquedad, el azabache le dio unos golpecitos en la espalda preocupado, ella se aclaró ruidosamente la garganta.

—¿Gatitas?—la rubia asintió.

—Ha tenido tantas y es tan difícil saberse el nombre de cada una de ellas… en fin, en un principio las llamábamos a todas Minerva, ¿verdad Will?—él asintió divertido.

—Lo que resulta irónico, tomando en cuenta que Minerva es la diosa de la sabiduría y… en fin, fue divertido—

—¿Y cómo es qué yo no me di cuenta?—cuestionó Lizzy.

—Supongo que estabas lo suficientemente embobada por William en ese momento como para notar cualquier otra cosa—la aludida se ruborizo, la rubia rodó los ojos—como iba diciendo, llamábamos a todas Minerva, pero algunas no reaccionaron muy bien y otras dejaron de hablarnos, no es que nos molestara, pero bueno, con el tiempo dejamos de involucrarnos con ellas y pasaron a ser Gatitas, sólo para nosotros.

—Concretamente, solo es para fastidiar a Matt—aclaró Will, Lizzy sonrió.

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Sirius observó con atención a James quien tomaba despreocupadamente. Era ya la media noche y ambos amigos se habían quedado solos, pero ninguno parecía querer dejar al otro.

—Escuché que te ofrecieron trabajo en Hogwarts—murmuró James, el aludido sonrió.

—Como maestro en DCAO, desde que Remus dejo el trabajo, ningún maestro ha sido lo suficientemente bueno y… tú sabes todo lo que se avecina James, Dumbledore quiere que los niños estén bien preparados—el aludido frunció el ceño.

—¿Aceptaras, entonces?

—Aun lo estoy pensando, es una apuesta arriesgada de todos modos, renunciar a mi papel en el ministerio puede restar puntos a la orden del Fenix—el azabache suspiró.

—A veces siento que jamás lograremos salir de toda está gran mierda—Sirius se alzó de hombros.

—Así son las cosas, o dime tú, ¿hubieses imaginado que él estuviese aún vivo?

—No está vivo—rugió James.

—pero tampoco está muerto, y nadie más que unas pocas personas lo sabemos, tenemos un gran deber encima—James tomó con fuerza de la copa.

—Lo mataré—Sirius cuadró los hombros.

—Sólo no te dejes llevar por tus impulsos, si un día nos encontramos con él, yo mismo te ayudare a matarlo, por ahora no hay mucho que hacer—él rugió.

—El problema es que ya me destruyo la vida una vez, no dejaré que lo haga de nuevo y si para eso tengo que morir, que así sea—Sirius lo observó con fuerza.

—Se avecina una guerra James, una guerra que nadie predice pero que sin embargo, está allí, formándose en las sombras, las nuevas generaciones no conocen los horrores que se vienen, pero de alguna u otra forma han sufrido las consecuencias, debemos mantener la cabeza fría si queremos servir en algo y no morir a la primera oportunidad—James sonrió.

—¿Desde cuándo te has vuelto tal maduro?

—No lo sé—contestó el otro, aunque la respuesta dio a entender todo lo contrario y James lo sintió; Sirius había madurado de golpe cuando se había hecho evidente que Harry jamás regresaría, y es que Black había visto en su hijo, también un hijo, un hijo que nunca tendría, y no, no le molestaba a James, más bien encontraba reconfortante saber que alguien daría su vida por su hijo si fuese necesario.

—Él cumpliría diecisiete años pronto—murmuró, Sirius se tensó, el día treinta y uno del julio su ahijado tendría la mayoría de edad, soltó un suspiró.

—¿Qué harás?

—No lo he hablado con Lily, supongo que nos quedaremos aquí, en casa—él se restregó con fuerza la cara con ambas manos— ¿y tú? ¿Volverás a irte en motocicleta y no te veré toda una semana?

—Tal vez, ¿Qué pasara con los niños?—cuestionó.

—No lo sé, supongo que volverán a irse con Remus—Sirius suspiro.

—Quisiera dejarlo ir—aclaró, James lo observó con atención—es lo mejor, pero no puedo y muy dentro de mí, tampoco quiero.

—Yo creí… pensé que después de todo este tiempo podría dolerme menos, pero es imposible, simplemente no puedo dejar de sentirme hundido y herido cada vez que se acerca el cumpleaños de Harry o el aniversario de su muerte.

—No busques explicaciones, no las hay, Harry era tu hijo, tu primogénito… y fue arrancado de nuestras vidas de la manera más cruel, no tuvo oportunidad de defenderse ni nosotros de protegerlo-

—Yo si la tuve—aclaró pesadamente James.

—No, no la tuviste, deja de culparte por eso.

James observó con atención a su amigo, sonrió a pesar de sentirse tan roto.

—A veces me siento realmente culpable, pero no por aquel día, sino por los errores antes de eso, ¿recuerdas que solía rogarte para que lo cuidaras y yo pudiera escaparme unas horas con Lily? Lo amaba, pero solo teníamos diecinueve años cuando él nació, éramos unos niños…

Sirius observó con atención la foto que descansaba sobre la chimenea, el marco desgatado por el uso había comenzado a oxidarse pero la fotografía donde un pequeño bebé reía a carcajadas se mantenía intacta, las palabras de su amigo sonaron en su mente como una vieja melodía.

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Lizzy se abrazó al pecho desnudo de William, este acarició con pereza su cabello, ella lanzó un suspiro.

—¿Qué tienes?.

—No hemos pagado el mes de renta…—el aludido besó su cabeza.

—Mañana me pagan, te daré el dinero y tú dispondrás de él como quieras—ella sonrió—no te preocupes por nimiedades amor, estamos bien.

—Es sólo que…—negó cansada—a veces pienso que la vida ha sido muy injusta con nosotros—el aludido frunció el ceño.

—¿Y qué si es así? Lizzy, la vida es así, es lo que nos tocó, debemos estar unidos.

—Ya lo sé—murmuró, entonces levantó un poco la cabeza y los ojos de ambos se conectaron—lo más importante es estar a tú lado—el asintió.

—¿Sabes lo que quiere Aura?—ella frunció el ceño por la pregunta dicha de repente, entonces pareció comprenderla y asintió.

—Sé que está muy emocionada por un libro que acaba de salir—él suspiró.

—Se lo compraremos, hablare con Matt, a estas alturas ya debe tener a la chica comiendo su mano—ella frunció el ceño.

— Me sorprende que te tomes tan bien el peculiar hobby de tu hermano.

—Uno termina acostumbrándose, Matt siempre ha tenido un don con las mujeres, aunque ninguna le llame realmente la atención—la pelirroja negó.

—supongo que ellas también tienen la culpa, cualquiera se daría cuenta que el chico nada más quiere divertirse con ellas y sacar algo de dinero— Harry asintió sonriendo.

A veces de verdad pensaba que Matt estaba mal, su peculiar forma de vida era sorprendente, trabajaba también en un taller mecánico, pero la mayoría del tiempo se dedicaba a conquistar a mujeres con dinero y bonitas, las mejores, según él, saben de lo qué hablan y a veces se vuelven extremadamente aburridas, pero cuidan mucho más de su cuerpo y siempre parecen muñecas de porcelana, le había dio una vez, cuando él le había cuestionado de su vida.

No, nunca le había realmente reprochado, Matt había sido, desde la muerte de su padre hace ya unos años, el que se había encargado de ambos, de Aura y de él mismo, y sabía que no había sido nada fácil, en especial tomando en cuenta su forma tan peculiar y libertina de vivir la vida.

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Aclaración: por si alguno no lo descubrió: Will=Harry y Lizzy=Ginny

En fin, apenas terminando en fic de "Una semana" y ya me embarco en una nueva aventura, quiero saber que les pareció. ¿Es buena, mala, súper mala o horripilante? Comentarios y consejos serán bien recibidos.

En resumen la historia se ira desenvolviendo poco a poco, ¿el cómo Harry sobrevivió? ¿Qué paso la noche que atacó Voldemort a los Potter? ¿Cómo es que Ginny está con él?, serán contestados con forme la historia vaya avanzando.

¿Qué más? Creo que ya es todo. Muchas gracias a todos los que llegaron hasta aquí dándole una oportunidad al fic, no se arrepentirán.