Disclaimer: Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer, sólo la trama es mía.


-Prólogo-

Nueva York, 1995

SangreSólo quería eso. Nada más ocupaba mi mente en aquellos momentos. Necesitaba sangre. La sangre de cualquier inocente, del primero que tuviera la desgracia de encontrarse conmigo a aquellas horas.

Sangre, sangre, sangre…caliente, espesa, roja…No podía más. Necesitaba saciar mi sed antes de que terminara descontrolándome por completo.

Caminé lentamente por aquellas calles oscuras, vacías y mojadas, sin rumbo alguno, olfateando el aire, deseando encontrar alguna débil presa.

Se me hacía la boca agua con el mero hecho de imaginar una gota de aquel líquido vital en contacto con mi lengua.

Agudicé el oído cuando escuché unos chapoteos en los charcos de agua que estaba dejando la tormenta, y me escondí en el primer callejón que vi. Fui capaz de oír los pasos acercándose más y más hasta el lugar en el que yo estaba, y sentí mis músculos contraerse y mis caninos prolongarse. Necesitaba sangre como jamás la había necesitado.

Me asomé sólo un poco y me di cuenta de que los chapoteos que había escuchado anteriormente habrían sido obra de aquella niña que daba saltitos al lado de su madre, dándole vueltas a su paraguas verde.

Me relamí cuando una ráfaga de aire me envió de golpe el aroma de su sangre y me escondí entre las sombras, a la espera de que aquellas dos presas estuviesen a mi alcance. Me preparé para atacar; el dolor de mis encías era ya casi insoportable porque mis colmillos estaban ansiosos por clavarse y desgarrar la piel de cualquier humano, y mi garganta quemaba como si tuviera dentro un hierro al rojo vivo.

Al parecer aquellas dos humanas se habían detenido, pues ya no escuchaba el ruido de sus pasos. Maldije en silencio. Si no avanzaban no me quedaría otra opción que abalanzarme sobre ellas en medio de la calle para acabar de una vez con aquella desesperación que me embargaba.

Escuché unos pequeños pasos alejarse rápidamente del lugar, y estuve a punto de salir de mi escondite para comenzar a perseguir a la persona que corría, cuando me percaté de que la mujer adulta que iba con la niña se había detenido justamente delante del callejón, buscando algo en su bolso. Sonreí maléficamente y los colmillos me rozaron el labio inferior, recordándome que habían aparecido por alguna razón, así que sin hacer el menor ruido, salí de mi escondite y rodeé violentamente a la mujer con un brazo, a la vez que le tapaba la boca con la otra mano. Intentó resistirse a mi ataque y comenzó a patalear, pero lo que ella no sabía era que de nada le serviría luchar. Ya estaba perdida.

La llevé hasta el final del callejón, y sin darle la menor opción de escapar, hundí mis colmillos en su piel, justo donde había empezado a latir su pulso desbocado. Solté con placer todo el aire que había retenido en mis pulmones al sentir su sangre entrar en contacto con mi lengua y bajar cálidamente por mi garganta, así que no me lo pensé dos veces cuando me atreví a clavar más los dientes en su piel, deseando saborear por completo toda su sangre. Reforcé el agarre de mi brazo en su cintura para mantenerla quieta y pegada a mi cuerpo, y aquello provocó el ruido de unos huesos romperse. Supuse que la había agarrado con demasiada fuerza, pero al fin y al cabo, ya daba igual. Estaba muerta.

-¿Mami? –escuché de pronto una voz infantil y aguda, y levanté la vista para encontrarme con un par de ojos grises y grandes observándome con pánico. – ¿Mamá? –repitió con los ojos llenos de lágrimas, aferrando con más fuerza su paraguas.

No comprendí lo que me ocurrió a continuación, pero en vez de saltar hacia delante y matar a la niña, solté el cuerpo inerte de la mujer y trepé por la pared, queriendo alejarme lo antes posible de aquella criatura.

Me detuve cuando llegué al tejado de uno de los bloques que había al lado del callejón, y por más que me ordené a mí mismo marcharme de allí sin más miramientos, me quedé estático en el lugar, observando la escena.

La niña estaba de rodillas al lado de su madre intentando despertarla. Había tirado su paraguas verde al suelo y su cabello estaba totalmente empapado por la lluvia, pero al parecer poco le importaba. Colocó sus pequeñas manos en las mejillas de su madre pero esta no reaccionó. La había dejado tirada en el suelo en una extraña postura, y no comprendía cómo era que la niña no salía corriendo despavorida ante la imagen de su madre muerta.

Fui capaz de distinguir las lágrimas de la chiquilla entre las gotas de la lluvia, y algo dentro de mí se rompió. Y yo que pensaba que no quedaba nada entero…

Continué observando con atención aquella macabra imagen, y me percaté de que el suelo estaba lleno de la sangre de la mujer, a pesar de que la había succionado casi toda, y en vez de sentir sed de nuevo, sentí asco. Asco por lo que acababa de hacer. Asco por lo que estaba viendo. Asco por lo que era y por lo que me había convertido en el último siglo.

Jamás en mi existencia me había afectado en absoluto la muerte de ningún humano, pero en aquel momento me aborrecí incluso más de lo que ya lo hacía normalmente.

No podía apartar la vista de aquella criatura que lloraba desconsolada sobre el cuerpo inerte de su madre, y clavé inconscientemente las uñas en el duro cemento del edificio. Gruñí cuando me percaté de que la niña había levantado la vista y me observaba con aquellos enormes ojos grises, pero sin ningún tipo de temor, sino con furia. Clavé mis ojos en ella durante una fracción de segundo, después me di la vuelta y comencé a saltar por los tejados de los edificios, sintiéndome sucio a pesar de que estaba empapado por la lluvia.

Jamás me había sentido culpable, y de lo único de lo que tenía ganas en aquel momento era de acabar de una vez conmigo.

Lo que yo no sabía era que aquello que acababa de hacer, cambiaría totalmente el rumbo de mi existencia.


¡Hola de nuevo!

Aquí me tenéis otra vez, ya véis que no he tardado nada en volver ;P

Creo que tengo que haceros algunas advertencias. Esta historia no es como las demás que he escrito. No es muy romantica, porque lo es muy poco xD Pero de todos modos hay amor. Sí, es algo raro, pero así es.

El rating del fic es M pero sólo por violencia. No es que sea algo macabro, pero hay escenas algo...retorcidas, aunque no creo que llegue al punto de resultar traumático.

Y me parece que ya está. De todos modos, a medida que avance la historia (si os gusta y creéis que debo continuar subiendo capítulos) ya iréis entendiendo lo que ocurre.

Así que nada más por mi parte^^ Espero que os haya gustado el prólogo (sí, lo sé, es muy poco alentador) y que me lo digáis con un review :)

Vosotras decidís si quéréis que suba el siguiente capítulo ;)

XOXO