*o*O*o*
Te amo tanto que deseo tu felicidad antes que la mía.
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Tenía el corazón roto desde hace mucho tiempo, desde el mismo momento en que supo que Harry estaba verdaderamente enamorado de otra chica. Hasta ese día había guardado ciertas esperanzas de lograr ocupar un lugar especial en su corazón y en su vida.
Era posible que también la quisiera a ella, pero era un cariño muy distinto al que deseaba y había anhelado en esos últimos años. La quería, sí, pero era ese tipo de afectos fraternales, lo mismo que se siente por tu compañera de armas o tu hermana de batalla.
Sí, la quería. Incluso tenia claro que en cualquier circunstancia ofrecería su propia vida para salvar la de ella y sin embargo, nunca tendría ese tipo de amor que pudiera calentar su corazón, que la haría sentir libre y completa.
. . .
La vida no era justa. Con todo lo que vivieron durante la guerra esperaba haber ganado el derecho de ser feliz, sin embargo, creía que nunca podría serlo verdaderamente sin el amor que tanto anhelaba.
A pesar de todo, aun con los fragmentos rotos en su interior, le quería lo suficiente para deseas su felicidad antes que la suya, por eso se vio obligada a mentir, manteniendo una sonrisa ante sus confesiones de amor hacia otra.
Sabia, que en los momentos mas críticos de la guerra, fue su recuerdo lo que lo mantuvo en pie y aunque le doliera aceptarlo, le agradecía a todos los dioses, que ese amor tan fuerte le hiciera luchar con mas brío para sobrevivir.
Aun las llamas ardían en algunos lugares del colegio, cuando los vio fundirse en un beso que le helo el corazón. Las lagrimas fluyeron de sus ojos amargas, sonrió con tristeza por su amor imposible, por una felicidad que jamás tendría y por la ironía que suponía que dos de las personas mas importantes en su vida, la estuvieran destrozando de esa manera, sin siquiera saberlo. Todos pensaron que lloraba de alivio, los dejo que creyeran eso, asi era mejor, pensó para si misma.
Desde ese día, vivía el martirio de su cercanía, siendo testigo mudo del amor que se profesaban, aguantando estoica sus muestras de cariño, esos besos que le dejaban una acides en la boca del estomago.
Cuando anunciaron su compromiso, se forzó a mantener la sonrisa, los abrazo con afecto verdadero deseándoles el mejor de los futuros juntos, amordazando sus propios sentimientos para mostrar una alegría que en verdad no sentía. Después de todo eran sus amigos y los quería. Ya tendría toda la noche para llorar a solas por sus desgracias.
Trato de alejarse, de poner tierra de por medio. Y ante su determinación de marcharse nadie pudo hacer nada, solo le pidió un ultimo favor, que pospusiera su viaje hasta su boda. De nuevo acepto, tragándose las lágrimas y recibiendo un tibio beso en la mejilla.
Eso ya parecían tan lejano como si hubieran pasado varios siglos desde entonces y su pesares solo se hubieran incrementado para dejarle sobre la espalda un enorme peso.
De nuevo lloraba, pero por primera vez mostrando la verdadera amargura y una desesperación distinta por proteger a quien ama.
Se encuentra en uno de los pasillos de San Mungo abrazada a un hombre para impedir que rompa el corazón que ha intentado proteger con su silencio y su dolor.
-Te lo suplico Malfoy, no le digas nada.
-No habías dicho que era mejor decirle la verdad. Incluso te ofreciste a ser la portadora de tan buenas noticias. -Soltó con sarcasmo, conteniendo la furia que sentía desde que se enterara de que fue engañado.
Si se encontraba en aquel lugar, era solo con el fin de contarle la verdad. Para que el se sintiera de la misma manera en la que se sentía, por el engaño del que fue victima. Quería tener el placer de ser el quien rompiera su vida, deseando quizás que con ello, su orgullo herido tuviera al menos una satisfacción.
-Lo se. -Le dijo con voz quebrada, llorando. Aferrándose a su cuerpo para impedir que siguiera su camino. -Pero las circunstancias han cambiado.
-Para mi nada a cambiado, todo sigue siendo la misma mierda que era, el mismo engaño por parte de esa puta. -Siseo señalando con la cabeza en un amargo gesto hacia donde se encontraba Ginny pálida como el papel, rodeada por su familia, a varios metros de distancia de donde se encontraban.
-¡Por favor! -Suplico tratando de contenerlo. -Harry esta muriendo.
Solo entonces Malfoy bajo su rostro para centrar su mirada en la de Granger, deteniendo sus forcejeos.
-¿Muriendo?
-Una maldición lo golpeo en la última redada que hizo el ministerio para atrapar a los magos que se fugaron de la zona de contención, cuando estaban arraigados antes de ser juzgados. Esta muy grave, tanto que no sabes si lograra pasar la noche. Ya no tiene caso que le digas.
-Claro que tiene caso desenmascarar a esa zorra.
-No le amargues lo que pueden ser sus últimos momentos.
-Pero entonces esperas que deje a esa maldita se salga con la suya.
-Se que lo que te hizo Ginny no tiene nombre ¿Pero que culpa tiene Harry?
-Quiero que sienta lo que yo siento ahora, que la odie tanto como yo.
-¿Qué lograras con eso?
-¡Vengarme! -Dijo intentando esquivar a la castaña, pero esta se abrazo a su cuerpo con mas fuerza aun convulsionándose por el llanto y sintiéndose débil recargo su rostro contra el pecho del rubio.
-¡Te lo suplico! -murmuro con el corazón adolorido y angustiado. No podía permitir que los que podían ser sus últimos momentos se llenaran de amargura y tristeza.
Draco la sintió estremecerse y temblar, pronto su camisa estaba empapada por sus lagrimas, por un momento logro descolocarlo, al punto de no saber que hacer y casi por inercia la estrecho como si intentara consolarla.
Muchas cosas pasaron en unos segundos. Mientras abrazada a Granger alzo la mirada y vio los ojos de Ginny chispeantes, invadidos por los celos y entonces supo cual seria la forma justa de vengarse.
-¿Qué estas dispuesta a darme por mi silencio? -Pregunto con una fría calma, mientras su mente ya trabajaba en los detalles de un nuevo plan que les cambiaria la vida por completo.
-Lo que me pidas. -Contesto, sin siquiera pensarlo. Para Hermione era mas importante la tranquilidad y felicidad de Harry que cualquier otra cosa.
-¿Estas segura Granger? -Hermione no podía ver la sonrisa maliciosa que se formo en los labios de Malfoy, mucho menos que Ginny estaba cada vez mas tensa al verlos abrazados.
-Te daré lo que quieras. -Aseguro con total convicción. En ese momento era capaz de cualquier cosa por proteger a quien mas amaba en el mundo.
-Te quiero a ti. -Contesto al fin, haciendo que Hermione levantara el rostro para mirarle confundida y desconcertada.
-¿Que? -Atino a preguntar. Siendo consciente por primera vez de la cercanía que mantenían.
Era una escena demasiada intima, para dos personas que en su infancia se detestaban a morir. Hermione estaba envuelta en los brazos de Draco, con el rostro húmedo por las lágrimas, pero tan cerca del suyo que podía percibir su aroma y la calidez de su cuerpo.
-Lo único que puedo aceptar por mi silencio es lo que perdí. Después de todo, tengo todo listo para casarme en un mes y prefiero casarme con una impura que con una zorra.
Hermione se había quedado helada, sin poder siquiera hablar ante tal ofrecimiento. No se sentía capaz de cumplir con una condición como esa. Estaba a punto de negarse cuando escucho a sus espaldas una voz conocida que la hizo temblar.
-¿Qué hace Malfoy aquí? -Pregunto Ron con el rostro encendido por el enojo. Al ver a quien había sido su novia y mejor amiga en brazos del detestable hombre que les amargo la existencia en sus años de escuela.
-Yo te lo puedo explicar. -Dijo el rubio sin vacilar.
Malfoy estaba dispuesto a llegar hasta las ultimas consecuencias si con ello tenia una satisfacción proporcional a la ofensa que le hicieron. Si algo le distinguía era su mente fría para tomar decisiones importantes y el destino le estaba poniendo en charola de plata los medios para cerrar lo que prometía ser un buen negocio.
Hermione sintió el pánico lambiéndole la espalda, debía tomar una decisión. Aprovechando que estaba de espaldas a Ron, los cortos segundos que le llevo recomponerse y decidir que hacer pasó desapercibidos para su amigo.
-Draco esta aquí por mi. -Se apresuro a contestar lo mas segura que pudo, dadas las circunstancias.
Se giro lo suficiente para encarar a su amigo, se limpio las lagrimas que le quedaban en el rostro con el dorso de la mano y suspiro largamente, aguantando y tragando de nuevo toda esa marea de sentimientos que la estaban ahogando, para ser lo suficientemente fuerte para enfrentar ese nuevo desafío.
-¿Por ti?
-Sí, Ron se que no es el lugar, ni el momento para dar una noticia como esta pero Draco y yo estamos juntos.
Al tiempo en que ella le explicaba a su amigo de toda la vida que se había liado con quien fuera su nemesis, Malfoy la tomo con familiaridad, pasándole su brazo por los hombros, haciéndola temblar.
-¿Juntos? -Pregunto desconcertado, abriendo los ojos desmesuradamente por la sorpresa, incluso el color de su rostro se volvió pálido.
-Creo que estas mas lento que de costumbre. -Ataco el rubio, con una sonrisa ladina al ver la reacción que provocaba no solo en Ron, sino es la menor de los Weasley que ya se acercaba también.
-¡Draco por favor! -Lo reprendió Hermione. -Ron, se que esto es muy repentino, esperaba darles la noticia después de la boda de Harry y Ginny para evitar cualquier exabrupto, dado el pasado que nos une a todos, pero en este momento es lo menos importante.
-No puedo creer que este con Malfoy. -paso con desesperación las manos por sus cabellos, incapaz de aceptar esa noticia descabellada. -Esto no puede estar pasando.
-Se que mi presencia no es grata Weasley, pero estoy aquí para apoyar a Hermione. Y aunque Potter no es mi persona favorita, como se que no soy el de ustedes, comprendo que mi prometida quiera estar al pendiente de la salud de uno de sus mejores amigos.
Ahí estaba de nuevo el mismo hábil Slytherin, soltando mentiras con tal fluidez que quien no lo conociera realmente le creería. Ron lo observo con escepticismo y hubiera seguido discutiendo de no ser por que su hermana lo interrumpió con su llegada.
-¿Tu prometida? -Pregunto acercándose Ginny, pero su voz salió mas como un reclamo que como una pregunta normal.
-Sí, mi prometida. Tenemos todo listo para casarnos en un mes, justo una semana después de que Potter y tu se casen.
La pelirroja pretendía contestar a Malfoy, pero Hermione la silencio con una mirada fría.
-Se que es repentino, que les estoy toma por sorpresa y que posiblemente no lo aprueben, pero es lo que quiero. Además les repito que no es el momento para discutir sobre mi vida sentimental, estamos aquí para saber de Harry.
-Esta bien, por ahora lo dejare pasar, pero tienes mucho que explicar mas tarde Hermione.
-Explicare lo que quieras, pero por ahora hay que centrarnos en lo importante, Ron. Es mejor que nos calmemos un poco y esperemos noticias.
Draco tomo a la castaña de la mano y la guio hasta la sala de espera donde los aguardaban el resto de los Weasley, además de sus amigos más cercanos.
No paso desapercibida esa acción, mas nadie dijo nada. Además de Ron, solo Ginny parecía demasiado molesta para disimular su descontento, aunque la mayoría lo achacaban a la aversión que podría sentir por su pasado, lejos estaban de imaginar que su actitud se debía a los celos.
Las horas pasaron lentas y angustiantes. Ya estaba amaneciendo cuando un medimago entro a la pequeña sala que seguía abarrotada.
-¿Cómo esta? -Se apresuro a preguntar la matriarca de los Weasley.
-Sigue demasiado delicado, a logrado pasar la noche pero no muestra gran mejoría. Puede ser que despierte en algunos días o que la maldición avance por su organismo hasta matarlo, hasta no descubrir exactamente el tipo de maldición que usaron en su contra no podemos hacer nada, mas que luchar contra los efectos que esta cause.
Todos parecían abatidos. Hermione estuvo a punto de desmayarse, solo los fuertes brazos de Malfoy la mantuvieron estable.
Cuando el medico abandono la sala, el rubio se hizo escuchar.
-Hermione se encuentra demasiado débil, esta sumamente afectada y agotada, pues a pasado demasiadas horas sin descansar o dormir lo suficiente, por el largo viaje. Como sabrán había ido a ayudar a Ginny con su ajuar de bodas cuando les avisaron de lo sucedido y a penas llego a Nueva York tuvieron que regresar. Creo que será mejor que me la lleve a descansar.
-Estoy bien, me quiero quedar. -Protesto de inmediato la castaña.
-Malfoy tiene razón querida. -Esta vez era Molly quien intervenía. -Debes descansar, de seguir asi solo lograras enfermarte y eso no ayuda a nadie. No te preocupes, te prometo que estaremos al pendiente y te informaremos de cualquier cambio de inmediato.
No le quedo mas remedio que obedecer para no levantar sospechas. Cuando se encontraban ya fuera del hospital, fueron alcanzados por Ginny.
-¿Qué significa esto? -Exigió saber. -Ustedes no pueden casarse, ¡No pueden!
-Claro que podemos, esto significa que no voy a detener mis planes ni por ti, ni por nadie. Deberías de estar agradecida con Granger, se ha sacrificado para que su amado Potter y la puta de su mejor amiga, sigan pareciendo la pareja perfecta, al menos, el poco tiempo que le quede.
-Hermione, de verdad que no es necesario que te sacrifiques por mi.
-¡Ya basta! -Grito desesperada, con el rostro pálido por la pena y la angustia. -¿Cómo puedes ser tan egoísta? Adentro de ese hospital esta la persona que mas te ama agonizando y parece que te importa mas seguir discutiendo. Solo quieres mantener tus opciones abiertas ¿o me equivoco? Solo esperas que muera Harry para poder regresar con Malfoy. -Grito temblando de rabia.
Granger tuvo todo claro en su cabeza. No era difícil imaginar lo que Ginny tenia en mente, después de todo desde que descubriera que había seducido a Malfoy, siendo la prometida de Harry y manteniendo por varios meses esa relación a base de mentiras hasta el punto de que el rubio estaba haciendo ya los preparativos de su propia boda, no debía de tener escrúpulos para obtener lo que desea a costa de lo que sea.
Lejos de lamentar lo ocurrido a Harry parecía aliviada de librarse de su compromiso, para tener el camino libre con Malfoy.
-Mas te vale regresar al lado de su cama, aunque sea para seguir fingiendo que lo quieres. Sino yo mismo me encargare de cobrarte con creces lo que has hecho y te aclaro que mis planes son reales. Tenia todo preparado para casarnos y no hare el ridículo de echar todo por tierra por que mi prometida resultara una zorra.
-No puedes casarte con Hermione. Ella es… -Intento decirle, pero la voz llameante del rubio la silencio.
-Ella si es una mujer de verdad, aun siendo hija de muggles, tu nunca le llegaras ni a los talones.
Hermione no sabia si era el orgullo herido de Malfoy el que hablaba en ese momento solo para hacer rabiar aun mas a Ginny, pero sean cual fueran sus intenciones, el hecho de que la defendiera la sorprendió mucho.
Se vio a ella misma alargando su mano para tomarlo del brazo y desaparecer juntos, para dejar atrás a una colérica pelirroja que los maldijo en silencio.
Aparecieron dentro de un pequeño pero bien organizado departamento.
-Este es mi departamento, quizás no debe parecer mucho para lo que estas acostumbrado, pero es mi hogar. Preparare un poco de café, creo que necesitamos aclarar algunas cosas.
Draco la vio dirigirse a la cocina con paso cansado y regreso con dos tazas de café en las manos, ofreciéndole una.
-Todo es muy simple Granger. Mi silencio esta condicionado. -Dijo después de darle un sorbo a su café.
-Eso lo entendí claramente, lo que debe ser una muy mala broma es que quieras que me case contigo.
-No es ninguna broma, lo dije completamente en serio.
Con manos temblorosas Hermione dejo la tasa sobre la superficie de la pequeña mesa de centro.
-No creo que eso solucione nada, además creo que sobra decir que yo no soy lo que tu familia esperaría de tu futura esposa.
-En eso te equivocas, nuestro matrimonio solucionaría bastantes problemas. Después de todo eres "una heroína" y eso me viene bien.
-Yo no soy un objeto para ser utilizado. -Soltó con enfado.
-Lo se. Y a pesar de no serlo estas dispuesta a que te usen para que tu amado Potter no sufra. -Se burlo con saña.
-Me imagino que tu no entiendes de sentimientos. Si tuvieras un poco de corazón me entenderías.
-Los sentimientos son una estupidez.
-Supongo que por esa estupidez pretendías casarte con Ginny. -Contraataco la castaña.
-No me provoques Granger, créeme que no querrás enfadarme realmente. -Su mirada gris era glacial.
-Esta bien. -Suspiro abatida. -¿Qué es exactamente lo que quieres?
-Creo que he sido muy claro, quiero casarme contigo.
-Quieres casarte conmigo. -Repitió esas tres palabras tratando de digerirlas. -Como pretendes que hagamos tal cosa si ni siquiera soportamos estar por demasiado tiempo en una habitación sin intentar insultarnos. Seria un infierno.
-Podría ser así o tal vez no, todo depende de cómo te portes.
-Deja las bromas Malfoy.
-No es broma. Ya no somos unos niños Granger, somos adultos y podemos comportarnos como tales. -Sonrió con burla. -Así conseguirás proteger a Potter al menos el tiempo necesario para que intente librarse una vez mas de la muerte.
Hermione iba contestarle cuando escucho que tocaron la puerta.
-Sera mejor que esperes en la habitación para ver quien es. Prefiero que no te vean aquí y aun tenemos muchas cosas que hablar antes de que te vayas. La habitación en la puerta del fondo. -Le informo, señalando con la mano en la dirección correcta.
De mala gana obedeció.
Cuando abrió la puerta se encontró con quien menos esperaba.
-¿Qué haces aquí? Deberías estar con Harry.
-Ron insistió en quedarse para que también fuera a descansar un rato por el viaje que hicimos.
-Debiste irte para la madriguera.
-Se que ya no soy bienvenida en tu casa, pero creo que necesitamos hablar.
-Tu y yo, ya hablamos todo lo que teníamos que hablar.
-Por favor no seas tan dura Hermione. Se que cometí un error.
-¿Dura? ¿Un error? ¡Por todos los magos de la historia! ¿Qué esperabas? que te aplaudiera por mantener una relación con Malfoy por meses cuando estabas comprometida con Harry, hasta el punto que ya tenias planes de boda también con el. Eso no es un error, eso es imperdonable. Jugaste con la vida y los sentimientos de dos hombres.
-Yo no planee que las cosas se dieran así.
-Pues planeado o no, así sucedieron. ¿Qué pretendías? Casarte con Harry y fugarte en la luna de miel para casarte también con Malfoy.
-Se que me equivoque y por eso mismo no puedo permitir que te sacrifiques por mi. Tu no conoces a Malfoy como yo, el puede ser muy impulsivo y dominante, no puedes atarte a una persona con su temperamento, solo te hará sufrir y no quiero eso.
-Entonces quieres que todos sepan de tu relación con el, que Harry se entere que lo engañaste.
-No tienen por que enterarse, yo se que puedo convencerlo sin que sea necesario esa locura de casarse.
-Pues te equivocas Weasley. -Siseo Draco a sus espaldas. -No hay manera de que me convenzas de cambiar de opinión. Hermione acepto ser mi esposa.
Ginny parecía genuinamente sorprendida de que Draco se encontrara en el departamento. De nuevo los celos eran visibles en su rostro desencajado.
-¿Qué haces aquí?
-Eso no es de tu incumbencia, así que ya puedes largarte por donde viniste.
-Sera mejor que te vayas Ginny. -Le pidió la castaña con la poca paciencia que le quedaba.
-No voy a dejarlos solos.
-Puedes irte, te aseguro que no hare nada que no le agrade a Hermione.
-¡Basta Malfoy! -Grito desesperada y fulmino con la mirada a Ginny. -Vete ya, no empeores mas las cosas.
-No me voy a ir de aquí hasta que me prometas que no seguirás con esta locura.
Entre más escuchaba hablar a la pelirroja, mas se parecía a una completa desconocida que a su mejor amiga. Si algo le estaba dejando claro con esa actitud desafiante era que no estaba dispuesta a alejarse de Malfoy, aun cuando Harry lograra sobrevivir.
Hermione cruzo la estancia hasta estar de nuevo frente a frente con Malfoy.
-Si en verdad quieres casarte conmigo, lo acepto. Solo con una condición.
-¿Cual?
-Me juraras fidelidad. Lo que nuestro convenio matrimonial dure no podrás estar con nadie, especialmente con esta víbora.
-¿Cómo te atreves? -La pelirroja intento írsele encima, pero fue detenida por el rubio.
-Te lo prometo. -Sonrió desafiante, viendo con desdén Ginny que lo veía suplicante para que no siguiera con esos planes.
-Por favor no. Yo te quiero Draco. -Suplico intentando besarlo, pero el la alejo empujándola hacia el sillón cercano.
-Tu no sabes lo que es querer Ginny, tu solo estas encaprichada. -Le reto Hermione.
-Si te casa con el, nunca te lo perdonare. -Amenazo.
-No necesito el perdón de alguien que no valora a quienes la aman, ni respeta el afecto de los demás. -La castaña le dijo con firmeza. -Ya que tengo tu palabra Malfoy, nos casaremos en cuanto dispongas, siempre y cuando mantengas también el secreto de la relación que te unió a Ginny.
-Yo misma les diré. -Grito con lágrimas rabiosas resbalando por sus mejillas pecosas.
-Anda ve a contarles y entonces no solo te quedaras sin boda, sino hasta sin familia y amigos ¿Cómo crees que se tomaran el engaño y la traición? -Dijo Malfoy con seguridad.
-Diré que me obligaste, que me tenías hechizada y con tus antecedentes nadie dudaría en creerme.
El rubio furioso se intento acercar a Ginny amenazante, pero Hermione lo sostuvo por el brazo y hablo de nuevo con una determinación que lo sorprendió.
-Entonces seré yo quien diga la gran mentirosa y embustera que eres. Así que ya sabes tus opciones Ginny y por favor ya vete que no tolero ni siquiera verte.
La menor de los Weasley salió dando un portazo, prometiéndose internamente recuperar lo que había perdido.
Desde hacia muchos años la pelirroja había dejado de querer a Harry, si se mantuvo a su lado era por el estatus que le daba ser su futura esposa. A quien realidad quería era a Draco Malfoy, sus encuentros la enloquecían a tal punto que comenzaba a flaquear su convicción de quedarse con Potter. Pero sabiendo que la sociedad la repudiaría, no estaba dispuesta a romper sus planes por nadie, ni por el amor.
Ahora le tocaba pagar las consecuencias pues acababa de perder toda la estabilidad por la que había luchado todo ese tiempo. Su prometido "el salvador del mundo mágico" se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte y el que era el amor de su vida intentaba desposar a Granger solo por venganza.
Pero no estaba dispuesta a dejar las cosas así, ella se encargaría de reconquistar a Draco después de que muriera Harry, nada los podría separar, ni siquiera Hermione. Así que algo tenia que hacer para que esa boda no se llevara acabo.
. . . . .
Dos días antes.
Estaba exhausta, casi por inercia tomo un taxi a penas salir del aeropuerto. Tantas horas de vuelo la dejaron extenuada, con la sensación de tener el cerebro y el cuerpo convertido en algo similar al pudin de ciruela que solía hacer la tía Muriel.
Desde el principio se había negado hacer ese viaje, pero se lo pidió como un favor especial y a decir verdad, nunca podía negarse a nada que el me pidiera. Por eso se encontraba ahora en otro continente para cumplir con su misión aun cuando se le rompiera más el corazón a cada momento.
Suspiro abatida, mientras observaba por la ventana los enormes edificios que se alzaban por todos lados. Trataba de darse valor para enfrentar lo que tenia por delante, se repetía con vehemencia mentalmente -¡Todo estará bien!- una y otra vez, pero ni ella misma creía sus mentiras.
Esperaba al menos poder desempeñar su papel hasta el final, lograr contener las lagrimas que siempre amenazaban con salir de sus ojos, tragarse esas enormes ganas de gritar que se acumulaban en su pecho hasta robarle el aliento, hasta que todo terminara y entonces si marcharse para lamentarse de su propio dolor en soledad.
Un nuevo suspiro, tuvo que mirar hacia el techo del taxi en el que viajara para que las lágrimas no escaparan. Parpadeo varias veces hasta lograr su cometido.
Cuando llego a su destino se apresuro pagar el costo del viaje y el chofer le ayudo a sacar el equipaje del maletero. No es que llevara mucha ropa, solo algunos cambios y lo mas indispensable, no pensaba quedarse mas tiempo del necesario.
Saco de su cartera un sobre blanco del cual extrajo una llave que le enviaron con anticipación para que pudiera instalarse en cuanto llegara. Sabía bien que aun no la esperaban, después de todo adelanto las cosas en su trabajo la suficiente para que le concedieran una semana antes el permiso de ausencia que había solicitado. Deseaba acabar cuanto antes con ese tormento.
No estaba segura que hora era y estaba tan cansada que no se tomo la molestia de mirar siquiera el reloj, se aventuro a subir los pocos escalones que llegaban a la entrada de aquel edificio de apartamentos. De lo que si estaba segura que era demasiado tarde para irrumpir el sueño de cualquiera por lo que a pesar de su cansancio se tomo la molestia de no hacer demasiado ruido.
Después de verificar el número de apartamento introdujo la llave en la cerradura y abrió con sigilo. Todo estaba en penumbras como era lógico, pero pudo adentrarse un poco en la oscuridad gracias a la luz que se filtraba por un enorme ventanal.
Colgó su abrigo en el perchero de la entrada y puso su maleta donde no estorbara, ya se ocuparía después de acomodarlo en la habitación que le asignaran, por el momento solo quería tomar un poco de agua para calmar la resequedad de su boca y garganta, después se tumbaría a dormir en el sillón de la sala, quería ser cortes y no despertar a su anfitriona a esa horas tan inoportunas, se quito los zapatos para andar con mas sigilo.
Encontrar la cocina fue sencillo. No tenía apetito por lo que se limito a tomar un vaso de la alacena para servirse un poco de jugo. Había dejado la puerta abierta del frigorífico para iluminarse. Apenas se llevo el vaso a los labios y dio un largo trago cuando alguien la abrazo por la espalda.
-¿Por qué me dejaste solo en la cama? -Pregunto de manera seductora, casi ronroneándole al oído.
Con un brazo la sujeto contra si mismo, mientras que con su mano libre había tomado uno de sus pechos, acariciándolo por encima de la ropa. Pero algo estaba mal. Lo supo quizás un par de segundos después de tenerla entre sus brazos y la soltó lentamente sabiendo que podía ser una bomba de tiempo lo que le explotaría en las manos cuando la reconoció.
El vaso resbalo de su mano y termino hecho pedazos al impactarse contra el piso. Sin poder creer lo que pasaba se giro lentamente para enfrentar a quien la acababa de asaltar tan inesperadamente.
La voz era tan familiar que le causo un escalofrió y una sensación de vértigo que la hizo sostenerse de la encinera cercana para no caer.
-¿Tu? -Pregunto aturdida, con voz entrecortada.
Decir que la sangre huyo de su rostro era poco, estaba tan pálida como un fantasma, en tal estado de shock que se resistía a creer que fuera real. Incluso estiro su mano para tocarlo, pensando que era una alucinación inducida por el cansancio.
Pero no era asi. Le toco el rostro con su mano temblorosa y sus ojos se abrieron aun mas por la sorpresa al comprobar que era real, lo soltó de inmediato como si quemara.
-¿Tu? -Repitió con el labio inferior temblando al preguntar de nuevo y dio un paso atrás tan consternada que ni siquiera sintió el dolor al cortarse la planta de sus pies descalzos.
-Sí, soy yo. -Contesto por fin con una expresión neutra dando un paso atrás para concederle espacio suficiente para calmarse.
-¿Que haces aquí? -Cuestiono. Mientras su mente ya trabajaba en las respuestas probables. Ninguna de ellas lograba tranquilizarla en absoluto.
-Lo mismo podría preguntar yo. -El muchacho no apartaba sus ojos de la joven que tenia delante.
No esperaba que llegara tan pronto, después de todo esa misma tarde su prometida le había dicho que una amiga la visitaría pero que estaría arribando hasta la siguiente semana. Que para entonces debía regresar a su propio departamento.
-Debí de equivocarme de departamento. -Dijo mas para si misma, pero rectifico al instante. -No, no pude equivocarme. ¿Dónde esta ella? ¿Qué le has hecho?
Las palabras salían de su boca de manera tropellada. Temblorosa aun intentando conservar el equilibrio, tratando de recuperar las fuerzas y que su mente se aclarara lo suficiente para crear un plan de acción.
- Te aseguro que nada que no quisiera. -una sonrisa de medio lado se formo en sus labios.
Hermione entendió al instante el doble sentido de sus palabras y le cayó como agua helada el solo imaginar que fueran ciertas esas insinuaciones.
-No puede ser, ella no puede estar contigo. -Se resistía a creer que tal cosa fuera cierta.
Parecía a punto de derrumbarse, por alguna razón el peso sobre sus hombros se incremento y sus ojos se cristalizaron al deducir la dimensión de lo que estaban ocurriendo.
Su reacción tuvo serias repercusiones en el estado de animo de su acompañante, pues el sabia muy claramente que no aceptaría con agrado que su amiga y el tuvieran una relación, pero que le restregara en la cara lo mal que le sentaba lo ofendió y lo puso furioso.
-¿Por qué no? ¡Por que soy un ex mortifago! No seas estúpida Granger, eso quedo muy atrás, ya no soy la misma persona.
-Ella no puede estar contigo. -Repitió, ignorando por completo lo que decía el rubio.
-Pues te equivocas, ella no solo esta conmigo, es mi prometida, así que pronto será mi legitima esposa y te guste o no, tendrás que aceptarlo.
-No entiendes. -Acoso levantando la mirada y clavándola en sus ojos grises.
De repente sintió que las fuerzas le abandonaban y no pudo sostenerse por mas tiempo, todo a su alrededor se nublo y hasta ese momento un dolor punzante en su pie derecho se hizo presente extendiéndose por toda su pierna como un calambre. Se precipito contra el piso, vencida.
Malfoy la sujeto para estabilizarla. La cargo al verla tan débil y la llevo a la sala, para recostarla en uno de los sillones.
A esas alturas Hermione sentía que todo le daba vueltas, no podía abrir los ojos, mantenía los parpados firmemente cerrados intentando controlar su respiración y esas ganas crecientes de vomitar.
No podía ser cierto, debía ser una muy mala broma. Ginny jamás podría hacer algo como eso, simplemente no podía.
Lo que hizo que abriera los ojos fue sentir un repentino calor en la planta de sus pies. Malfoy acababa de curar sus pies lastimados con un hechizo. Sorprendida fijo la vista en su rostro serio.
-No soy la misma persona que conociste. Se muy bien que no puedo cambiar lo que hice, ni quien fui en el pasado. Supongo que tienes razón de resistirte a la idea de que estoy con Ginny, pero ella me importa demasiado, es mi prometida, en pocos meses vamos a casarnos, ya hemos iniciado los preparativos. Se muy bien que eres su mejor amiga y que espera seguirte teniendo en su vida.
Hermione se había quedado sin habla ante tales declaraciones.
-Ginny ha sido la única persona de mi pasado que me ha dado la oportunidad de demostrar que cambie y te pido que tu también me lo permitas. No aspiro a tu perdón porque se que no lo merezco, solo te pido que intentemos por ella llevarnos bien.
Al instante Granger supo que no mentía. Algo en su interior se removió con pesadez, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Es que no puedes casarte con ella. -Dijo entre lágrimas.
-¿Por qué soy un ex mortifago? -Pregunto extrañamente herido.
-No.
-¿Entonces porque?
-No me importa el pasado Malfoy, me interesa el presente. Yo no tendría ningún problema de aceptar que formes parte de su vida, si con ello no dañaran a personas que quiero y son importantes.
-Si te refieres a sus padres y hermanos. Tarde o temprano tendrán que darse cuenta que puedo hacerla muy feliz. Que mis intensiones son legítimas.
-No es su familia quien me preocupa.
-¿Entonces quien?
-Harry.
-¿Potter que tiene que ver en esto?
-Ginny se casara con Harry en tres semanas.
-¿Que? -Pregunto furioso Malfoy.
-¡Hermione cállate! -Alcanzo a gritar Ginny.
La castaña movió de manera negativa la cabeza, aun lloraba.
-No voy a callarme.
-¡Por favor! -Suplico.
-¿Es cierto? -Draco, tenía los puños apretados conteniendo la furia que comenzaba a crecer en su interior.
Lo que siguió fue un torbellino de gritos e insultos por parte de Malfoy. Entre su discusión parecían ignorar por completo de su presencia, de esa manera pudo enterarse completamente de la historia que los unia.
Malfoy se estableció en New york desde que terminara el colegio y fueran eximidos de toda implicación en la guerra tanto su madre como el. Su padre no corrió con la misma suerte fue condenado a pasar 5 años en prisión para pagar sus culpas y 10 años mas en arraigo domiciliario sin derecho a ejercer la magia lo que le reste la vida. Tuvieron que pagar la mitad de su fortuna para que al final se cambiara la sentencia por 15 años de arraigo en su mansión, aunque la prohibición sobre la magia siguió en pie.
Tratándose de alejar de su pasado puso distancia de por medio y se alejo de todo lo que le recordara la guerra y las malas decisiones que tomo entonces. El único contacto que mantuvo desde entonces con su pasado era por su madre, con quien mantenía una correspondencia frecuente.
Estableció nuevos negocios y mantuvo en pie los pocos que le quedaron en el viejo continente. Tenía la habilidad y todo el coraje para sacar adelante a su pequeña familia. Pronto su fortuna comenzó a restaurarse gracias a sus esfuerzos. Fue cuando se encontraba en su mejor momento en los negocios que se encontró por casualidad con Ginny Weasley quien por ese entonces era jugadora de Quiddich en las arpías y se encontraban en concentración para sus entrenamientos en la cede de esa ciudad.
Como es bien sabido, Malfoy era fanático del quiddich y fue ese el vínculo que termino acercándolos y uniéndolos.
Ginny era verdaderamente hermosa y temeraria dentro y fuera de la cancha, su vitalidad y sensualidad terminaron conquistando el duro corazón de Draco. Pero sobre todas las cualidades que pudiera mostrar la pelirroja lo que mas valoraba era que no le juzgara por su pasado, que aceptara lo que había sido y aun así fuera capaz de amarle.
Después de algunos meses Ginny regreso al viejo continente, pero había conseguido algunos patrocinios gracias a que fue elegida como la imagen de una importante marca de artículos deportivos mágicos tenia que viajar constantemente a New York. Era el pretexto perfecto para seguir con su idilio.
Para Draco Malfoy, Ginny era la persona indicada para formalizar una relación y posteriormente casarse. Asi se lo hizo saber a ella y a penas acepto se lo comunico a su madre, aunque omitió el nombre y apellido de la pelirroja para evitar que su padre mostrara su descontento por su decisión con demasiada anticipación, dejaría que fuera una sorpresa hasta el final. Fue de esa manera en que los preparativos para su enlace comenzaron al tiempo que en Londres se realizaban de manera simultanea los preparativos para su boda con Potter.
Cuando fueron de nuevo consientes de que no se encontraban solos ya era tarde, sin querer habían hecho que Hermione fuera testigo de los detalles de su relación.
-Sera mejor que me vaya. -Aviso con la voz rota, calzándose de nuevo los zapatos. Tomo su maleta dirigiéndose a la puerta.
-Espera Hermione, déjame explicarte. -Se apresuro a tomarla del brazo para detenerla.
-¿Qué le vas a explicar? Que te obligue a estar conmigo, que soy un error en tu vida, una mancha en tu limpia imagen.
Hermione vio con tristeza a Malfoy. A pesar de que en el pasado lo hubiera detestado, nunca lo había visto tan humano como en ese momento, era fácil darse cuenta que en estaba enamorado de Ginny y que le dolía enterarse del engaño.
-Creo que todo esta claro Ginny, no necesitas darme explicaciones a mi, a los únicos que se las debes es a Malfoy y a Harry. Ahora mismo regresare a Londres y por el cariño que te tengo te daré la oportunidad de que seas tu quien le cuente todo, pero te advierto que si no lo haces, seré yo quien le diga que has estado engañándolo. Por mucho que te ame no voy a permitir que viva una mentira.
La pelirroja tenia deseos de contestar pero fue interrumpida por el sonido de un teléfono. Hermione se apresuro a sacar del bolso su teléfono celular. Tenia una llamada de su madre.
Apenas contesto se puso lívida, de nuevo sintió que el peso del mundo la aplastaba. Se dejo caer de rodillas sin fuerza, aun sostenía el teléfono contra su oído. De nuevo comenzó a llorar, esta vez de manera mas desesperada, con verdadero dolor.
-¿Qué pasa? -Se atrevió a preguntar la pelirroja al ver a Hermione tan descolocada.
-Harry se esta muriendo. Tenemos que regresar de inmediato.
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