Una brisa fría, Es lo único que pasaba su abrigo de pelo gris. Él ya no sabe por cuánto tiempo ha estado aquí; Viendo al mar, intentando calmarse. Las lágrimas caían de su hocico, sus ojos cafés veían con ligereza a las estrellas; deseando que no hubiese sucedido. La persona a la que amaba; la persona con la que salía, se besaba con otro.

Las estrellas con su luz, intentaban rellenar ese vacío dejado en el. El mar moviendo sus aguas para reconfortarlo, chocaban contra las rocas con suavices. La marea y el viento se calmaron para darle su espacio.

Pero para él, todo esto no importaba. Su mundo se encontraba destrozado, su corazón; aniquilado. Como un juguete roto arrojado a la basura.

Caminando por la orilla, Él se acerco al mar. Ladeando la cabeza de un lado a otro por cada paso que daba, vio como las olas se encontraban cada vez mas cercas de él. Lo vio venir, como pasaba menos tiempo con él y más con Chase. Pensó que estaría bien, que seria feliz con quien escogiera. Pero de pensarlo a ver como hace esa elección, son mundos diferentes y él fue un tonto al pensar lo contrario.

El agua cada vez se encontraba mas cercas y sus pasos son más libidos. Como una bruma en su mente, dejo de pensar. Su dolor, su odio, su afición, su amor; desaparecieron para dar lugar a un abismo. Un vacio sin nada más que obscuridad.

Ya no importaban sus amigos o su dueño, el pueblo o el mundo. Ya todo le dio igual; Vida o muerte.

Podía oír el susurrar de la luna, ocultándose tras la tierra; para no ver lo que estaba a punto de hacer. El mundo se daba la vuelta, ignorándolo para poder dejarlo todo; que al igual en su primer día en el mundo, su ultimo estará solo.

El mar ya se encontraba sobre sus patas; la sensación del pacifico lo invadió, el fuerte olor salado le carcomió las narices. Sus pasos cada vez más profundos, los recuerdos regresaron; el abandono, el maltrato, su rescate, su nueva vida, su soledad, y su única cura. Ido, lo único que lo mantenía con vida se ha ido, muy pronto el también.

Él ya nadaba hacia las aguas profundas, Se ha rendido. Ya no le queda nada por que luchar; dejo de moverse para dormir. El cobijo del mar lo envolvió; cada vez más profundo, dejo salir su último respiro. Las burbujas fueron directo a la superficie, Él sin embargo se hundía como una roca.

Ya casi en la inconsciencia, sintió algo; una potente fuerza regresándolo a su vida sin sentido.

Alguien lo arrastraba por la arena, un perro lo vio en un último momento y sin siquiera pensarlo corrió, nadando tras de él. Se sumergió más profundo de lo que estado en toda su vida y con fuerzas que ni Él mismo conocía, golpeo el pecho del peli gris.

Despertó, desorientado escupió toda esa agua salada fuera de él. Intentado ver a su desafortunado salvador. Solo pudo ver la sombra de un gran Husky.

— ¡¿En qué pensabas?! —Grito el perro con su gruesa voz irritada— ¡No importa! ¡Seguro fue una tontería!

Al escucharlo, se molesto. Esto no era una tontería, el ya no quería vivir. Abrió la boca para responderle, pero solo le salió la tos incontrolable.

—No hables —Le volvió hablar; pero esta vez, sonaba angustiado—. Descansa por ahora —Los brazos del husky lo envolvieron; pecho sobre espalda, transmitiéndole tanto calor y calma; se sentía a salvo—. Después me dirás que paso —Él dejo a sus parpados caer, entrando al mundo de ensueños; esperando que este final no acabara—. Te llevare a mi casa —Casi se quedaba fuera cuando sintió ese cálido aliento sobre su oreja—. Estarás bien.

Tal vez, solo tal vez. Le quedaba aun algo por lo que luchar, por vivir otro día. Alguien por quien ser feliz. Otra confianza y una verdadera amistad. Tal vez no era su momento de morir.