Advertencia: Ninguno de los personajes me pertenece. Todos los personajes son propiedad de sus creadores. Lo único mío es la historia. ¿Vale? Bienvenidos. ¡Y muchas gracias por leerme!
Korra estaba corriendo por las calles de Ciudad República a toda velocidad. En su mano derecha llevaba sacudiendo por el ritmo acelerado que tomó; una bolsa transparente con una caja de almuerzo, y adentro traía dos onigiris. Que son para Asami. Como se le hizo tarde temía no llegar a la hora de su descanso. Su respiración sonaba agitada, pero le faltaba poco para llegar al edificio Sato.
Enseguida, como en lo único que la Avatar pensaba era en llegar a tiempo. No se percató de lo siguiente. Dos gritos unísonos se escucharon. El cartero con su moto le había salido de quién sabe dónde y por poco termina impactando su motocicleta contra ella.
— ¡Oiga! ¡Qué le pasa!—gritó molesta.
Incluso sus manos levantadas le ayudaron a expresar sus ademanes, porque estaba enojada.
El viejo de las cartas arrepentido de su acto tan imprudente. Le pidió disculpas.
— Discúlpeme, Avatar… Pero yo no quería provocar ningún accidente.
Sacó de su maleta una carta con el sello de la Tribu Agua del Norte, y se la puso en las manos.
La chica de veinti tantos años dio un salto a la sorpresa. Miró al viejo cartero, esperando algo más.
— En cuanto nos llegó éste sobre a las oficinas, me pidieron con urgencia buscarla, para que se la entregara.—dijo el anciano.
Él también estaba curioso por saber el contenido.
Korra decidió dejar de mirarlo asombrada, y rompió el sobre para sacar la carta y leer ahí mismo lo que decía.
"Estamos en problemas. Se requiere con apremio tu ayuda, Avatar"
Jefes. Desna y Eska.
El contenido no era mucho. Pero lo que decía le pareció algo alarmante.
Lo que fuera. El Norte está en problemas. Su sentido de Avatar le dice que debe ir inmediatamente o algo muy malo ocurrirá.
El anciano le acercó un sello.
— Disculpe, puede firmar aquí, es para que mis superiores sepan de que si hice la entrega.
— No hay tiempo para eso.—cortó, Korra, con semblante preocupado.
Después miró el almuerzo de su novia, que con tanto esfuerzo logró preparar. Ni modo. Nada se podía hacer. Su responsabilidad es ir.
Ella dejó en las manos del viejo de las cartas, el almuerzo de su novia.
- Llévaselo un Asami Sato.
Después de dárselo. Se echó a correr en dirección contraria.
— ¡Por favor!
Fue lo último que el viejo cartero alcanzó a escuchar.
Korra movía sus brazos y piernas con denotada fuerza. De milagro pudo llegar al Puerto de República Unida. Se detuvo un poco para recuperar el aliento. En eso un pescador pasó muy cerca. No se paró a pensar; solo le pidió un bote de motor.
— ¡Señor! Ne-necesito un bote. Es urgente.
El marinero le miró con ojos abiertos, pero como era el Avatar la que se lo pedía. No puso ningún pero.
El pescador fue a desatar el bote y a revisar que todo en él funcione bien. Korra en ese mínimo tiempo compró comida y agua para su viaje.
La joven de los 4 elementos subió sus provisiones al vehículo de agua. Se ató el cinturón de seguridad. Y con mucha energía arrancó el motor. Decidida. Se dirigió a toda potencia en dirección al Norte.
Para Korra no fue suficiente la fuerza del motor de su vehículo acuático. Por lo que; usando sus poderes de maestra agua, aumentó la velocidad. Mantuvo siempre su izquierda sumergida en el mar. El poder la ayudó a crear un segundo motor de agua. Mientras conducí pensando en que; sus primos no requieren su presencia en cualquier situación. Debe tratarse de algo terrible.
La expresión de su mirada llena de coraje no cambió para nada. La presión de sus errores pasados no la dejan, cometer otro error sería su perdición. A pesar de que no se lleva bien con sus familiares. No dejará a la Tribu del Norte sola. Después de todo es el lugar de nacimiento de su padre. Además es su responsabilidad como Avatar.
Cuando llegó al comienzo del agua ártica. Decidió idear otro plan. Había icebergs por todas partes. Si juntaba unos cuantos podría cruzar deslizándose. Así es. Se puso de pie sobre el bote andante. Juntó sus manos para atraer los témpanos de hielo cercanos. Y formó frente a ella; un largo camino de hielo blanco. Se agachó a apagar el motor. Y poniéndose de pie nuevamente. Usó sus poderes de nieve control, para ir por el camino más rápido. El bote se deslizaba con facilidad gracias al impulso de su poder.
El viento helado golpeaba más fuerte contra su cara. Pero eso no la detuvo. Siguió andando, incluso con más energía que antes. Fue ahí que su cuerpo comenzó a vibrar para mantenerse caliente. Por falta de tiempo no trajo ropas cubridoras. Que no le importó, pues pensó al llegar pedirle algunas a sus primos.
La expresión de la morena, cambió al momento que sus ojos se encontraron con la imagen del humo negro; saliendo de las casas que se quemaban a lo lejos.
Lo que la impulsó a llegar más pronto. Entró en estado Avatar. Las plantas de sus pies le sirvieron como propulsor al usar el aire control. Voló por los cielos helados, pasando por sobre los glaciares del Polo Norte. El frío se sentía más intenso en su cuerpo. Pero nada de nada va a detenerla. Porque ella es más fuerte.
Después de unos minutos llegó con la hipotermia en su cuerpo. Aguantó caminar unos pasos antes, de caer desmayada. Y estampar su cabeza contra el piso cubierto de nieve. Tenía hasta el alma congelada. Incluso el Avatar no podría sobrevivir al intenso frío, si permanecía sin abrigo.
Afortunadamente o no tan afortunadamente, unos guardias del Palacio la encontraron. Pero, ¿Seguía viva?
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