¡Hola! ¡Feliz día del amor y la amistad! y toda esa mariconera. Jajajaja, Espero que estén más felices que yo, yo en lo personal odio este día y más hoy que me ando pudriendo en fiebre y no podré ver a mi pololo ¬-¬' Sé que hoy en el fandom se publicaran mariconadas rosas con besos ya abrazos y como yo apesto en lo que romance respecta e.e les traje todo lo contrario a S.V. ¿Porqué? porque YOLO y porque si yo no soy feliz ustedes tampoco WUAJAJAJA okno! xD espero que les guste y disfruten :333

Además esto está inspirado en el video de DrossRotzank: Dross cuenta 3 historias de terror XXXIV.

Copyright: South Park no es mío, pertenece a sus respectivos dueños, Trey Parker y Matt Stone. Todo esto es hecho sin fines de lucro.


Acto 0. No podía hablar.

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Lo siguiente que vas a leer es una historia real, sucedió en verdad; Tal vez incluso más veces de las que nosotros podemos imaginar, pero al menos una vez pasó. En realidad, el truco está en la manera en la que se narré la historia como tal, el lector, tú, debes tener viva la perspectiva, que sí, sucedió, en alguna parte del mundo. Ya teniendo eso aclarado, te contaré dicha historia, o al menos una de las tantas…

Stanley Randall Marsh, era un hombre que amaba mucho a su esposo, lo adoraba, lo quería tanto, ¡tanto! Que nada podía significar más para el que su amado, Oh, no, no, no, señor. Kyle Broflovski, su marido, era para él su sol, ¡su luz! Él era su pasión, él era su todo. Y aun con tres años de casados, nuestro azabache de ojos azules nunca, nunca había sido más feliz.

Kyle era simplemente perfecto, con una sonrisa tan jubilosa, adorable, con una esmeralda mirada repleta de inocencia, felicidad, ternura, con sus mejillas salpicadas en pecas claras, una sedosa piel nívea y esos rizos pelirrojos con los que nunca se cansaba de jugar. Lo amaba. Simplemente lo amaba.

¿Ustedes nunca han estado tan enojados… Tan, tan enojados que ven puntos negros? O peor aún, ¿ven en rojo? Eso, eso es muy poco si comparamos lo que sintió él… Cuando su esposo murió. Y cuando su amado esposo murió.

Tanta fue la rabia acumulada en su pecho, que con una pistola en mano, fue a buscar al bastardo que lo asesino.

Cuando lo encontró, aquel hombre azabache, cegado por la rabia le apuntó al hombre responsable de la muerte de su esposo. Y aquel hombre que había matado a su amado esposo lloraba, y lloraba, y lloraba, mirándolo con sus intensos ojos verdes, como suplicándole, sin poder emitir ni una sola palabra. Pero dicha mirada ni lo consoló, ni lo ablandó, solo hizo que la ira hirviera más fuerte al recordar que la sangre de su difunto esposo corría por las manos de dicho hombre.

Y sin compasión Stanley apretó el gatillo, no una, sino varias veces… Es una pena, quizás sí, aquel hombre azabache de ojos verdes hubiese podido hablar, hubiese logrado meter algo de razón en la atormentada cabeza y el oscurecido corazón desaforado de Stan, pero después de todo, ¿Cómo podía hacerlo?

Había acabado de nacer hacía tan solo un par de horas.